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Seedfeeder, el anónimo y mítico ilustrador de la ‘guía sexual’ de la Wikipedia

Sentados - Seeedfeeder

Sentados – Seedfeeder

La casi infinita geografía de la Wikipedia —18.000 millones de palabras, 32 millones de artículos en 287 idiomas y, por cierto, para los descreídos, con un  índice de fiabilidad comparable al de la otrora reina del conocimiento, la Encyclopædia Britannicatiene dimensiones de planeta de ficción o pesadilla provocada por la fiebre. Imprimir por completo los contenidos de la enciclopedia en línea daría lugar a 17.119 volúmenes de 400 páginas cada uno.

En magnitudes de este calado hablar de la autoría de 48 ilustraciones parece un simple capricho y tal vez lo sea, pero el dibujante que reseño es uno de los grandes mitos de la enciclopedia online. Su apodo es Seedfeeder (nombre que en inglés se aplica a los comederos de pájaros: de seed, semilla, y feed, alimentar).

Haciendo clic en esta página podrán ver sus obras completas y quizá entender por qué es tan famoso. El anónimo Seedfeeder es el mejor dibujante sobre sexo de la Wikipedia.

El artista de lo carnal ha representado, con un estilo de línea clara que, según cuenta, está inspirado en los folletos de seguridad de las líneas aéreas —colores planos, figuras inequívocas, estilo vectorial old school y cierta esterilidad de folleto con información útil para alumnos de Secundaria—, 48 viñetas de actos sexuales: posturas para hacer el amor en pareja o grupo, estilos y formas de masturbación, juegos y perversiones —algunas cuando menos exóticas, como la japonesa del gokkun—. Abundan las posturas heterosexuales, pero también hay espacio para las homosexuales.

De pie - Seedfeeder

De pie – Seedfeeder

Los dibujos son exactos y cumplen su función didáctica con tanta precisión que han sido utilizados profusamente en la edición inglesa de la enciclopedia y en docenas de versiones más, entre ellas la española: el anexo de posturas sexuales reproduce unas cuantas.

Retirado en 2012 como usuario registrado, por sus declaraciones todavía alojadas en los archivos de la enciclopedia sabemos que Seedfeeder es hombre, heterosexual, tiene un trabajo técnico y ejecutó su contribución como ilustrador a la Wikipedia la sin intención de promocionarse o ganar dinero —los dibujos son de licencia libre—: sólo deseaba, insiste, colaborar como editor gráfico en la obra colectiva y añadir elementos «informativos» a un tema no siempre bien tratado a la hora de ser ilustrado.

Pese a los dos años de silencio desde la jubilación del artista, el interés por la obra de Seedfeeder sigue vivo: hace unos días la web Gawker titulaba Wikipedia’s Greatest Sex Illustrator Is an Anonymous Legend: Seedfeeder (El mejor ilustrador sexual de la Wikipedia es una leyenda anónima) y el Huffington Post seguía la estela con Wikipedia’s SeedFeeder Is The Weirdest Sex Illustrator You’ve Never Heard Of (Seedfeeder, el de la Wikipedia, el más extraño ilustrador de sexo del que hayas oído hablar), que añadía el toque morboso marca de la casa con el adjetivo extraño, a todas luces inapropiado, y la políticamente correcta pero cansina hasta la náusea NSFW (en inglés, no adecuado para ver en el trabajo).

¿Es necesario que las ilustraciones sean tan explícitas? «Mi filosofía es que cada artículo de la Wikipedia debería contar con todas las formas de medios asociados: imágenes, audio y vídeo. Todos los artículos, sin excepción. Cualquier argumento basado que ‘una imagen no es necesaria’ tiene valor cero para mí», ha explicado de modo razonable y claro el dibujante anónimo que se ha convertido en mito por dibujar de modo directo y sin artificio algunas de las muchas formas de hacer el amor.

Jose Ángel González

Steve Spazuk o el arte de pintar con fuego

Enciende una vela o una pequeña tea metálica y pasa la llama con suavidad sobre un cartón blanco que eleva sobre su cabeza. Los movimientos de Steve Spazuk parecen los de un pintor manejando el pincel mojado en pintura, pero el único pigmento es el hollín, que colorea caprichoso la superficie formando una mancha con sombras grisáceas y diferentes intensidades de negro.

Después del azar, llegan los retoques. Con herramientas que varían del alfiler al pincel construido con una pluma de ave, el artista canadiense da forma a la obra sin renunciar a detalles, construye visiones vaporosas y enroscadas de cuerpos humanos desnudos, rostros, pequeñas aves, vestidos con vuelo…

Steve Spazuk

Steve Spazuk

Utiliza y perfecciona desde hace ya 14 años el procedimiento del fumage (ahumado), que ya empleaban los artistas surrealistas, siempre ávidos de explotar el lado fantástico e irracional de la realidad. Lo ideó en 1937 el artista y teórico vienés Wolfgang Paalen (1905-1959), que entendió la trayectoria aleatoria del humo como una valiosa fuente de inspiración similar a la escritura automática. La técnica hizo las delicias de Salvador Dalí, que la llamaba sfumato y le sirvió como base de algunos de sus óleos.

Spazuk onfiesa en una entrevista que la mayoría de las veces no sabe lo que saldrá de las manchas de hollín, que no puede controlarlas, pero que la incertidumbre también resulta satisfactoria. El dibujo aparece frente a él a partir de esa superficie ennegrecida, al principio parece abstracto, pero pronto la forma se revela.

Cuenta que la inspiración le llegó en 2001 por un sueño. En él se veía a sí mismo en una galería de arte contemplando un paisaje en blanco y negro hecho con hollín. A la mañana siguiente estaba ansioso por comprobar si él era capaz de llevar el procedimiento a la realidad y quemó sus primeros intentos, hasta que se dio cuenta de que debía usar cartón. Aquellos días sellaron la relación del artista con el fuego y desde entonces no se ha separado de él.

Helena Celdrán

Steve Spazuk

Steve Spazuk

 

El bolígrafo de los 16 millones de colores

Scribble Pen

Scribble Pen

Capaz de capturar en su memoria el color de cualquier objeto o superficie, el Scribble (término de la lengua inglesa traducible por garabato o por garabatear) es un aparato entre ensoñador y útil, con el toque infantil y caprichoso que tienen esa clase de objetos tecnológicos llenos de promesas revolucionarias.

El lápiz electrónico, con punta disponible en varios grosores, graba en su memoria el color con sólo entrar en contacto físico con el elemento («una pared, una fruta, un libro o una revista, una pintura o incluso el juguete de un niño») y almacena la tonalidad exacta en forma de datos para que luego el usuario pueda pintar —con uno de los modelos, el que contiene cartuchos de tinta— sobre papel y con el otro modelo sobre una tableta electrónica. Una aplicación para smartphones y tabletas permite al usuario crear una «biblioteca» de colores para clasificarlos y utilizarlos de nuevo. La información se puede importar a los ordenadores y todo es compatible con programas de tratamiento de imagen como el Photoshop o el Corel.

'Scribble Ink'

Los inventores —Mark Barker y Robert Hoffman, de Scribble Technology, una pequeña empresa emergente de las miles que inundan la californiana ciudad de San Francisco— aseguran que el ingenio puede captar hasta 16 millones de colores, que el bolígrafo mágico equivale a tener de manera virtual «una gigantesca caja de rotuladores». Predicen que el bolígrafo despertará el interés de cualquiera que necesite un «amplio acceso» al color y mencionan a artistas, diseñadores gráficos, decoradores interiores, diseñadores de moda, educadores y padres que desean que sus hijos «piensen más allá de la caja de ceras»…

Desde el 11 de agosto, fecha de lanzamiento de la campaña de microfinanciación en la plataforma Kickstarter para hacer el proyecto realidad, el Scribble ha recaudado 366.566 dólares (273.559 euros) cuando sus creadores sólo pedían 100.000 (74.627 euros). La inesperada avalancha hizo que Scribble Technology tuviera que cancelar temporalmente el 15 de agosto la recepción de dinero por petición de Kickstarter, que le ha pedido a la empresa un vídeo más informativo sobre el producto.

Helena Celdrán

Scribble

Scribble Stylus

Scribble Ink

Scribble Stylus

El ‘alfabeto arqueológico’ de Antonio Basoli

Antonio Basoli, "Autoritratto", 1821-22

Antonio Basoli, «Autoritratto», 1821-22

Cuando Antonio Basoli decidió dibujar su autorretrato ya era casi un cincuentón y uno de los artistas más estimados de su tiempo en Italia. Que haya elegido el aire de un boceto inacabado para presentarse dice bastante de su humildad. Que los rasgos aparezcan apenas sugeridos y, al contrario, quede bien claro que estamos ante un artista —la pluma, el caballete, los dibujos sobre la mesa desordenada…— añade el sesgo de una tranquilidad interior basada en la armonía y la prudencia.

Basoli (1774-1848) pudo hacer fortuna y recibir altos honores. Era pintor, diseñador de interiores, decorador teatral, grafista, grabador y, quizá la faceta que más le satisfacía, profesor. Recibió encargos de nobles e instituciones e incluso el zar de Rusia le ofreció un cheque en blanco para que viajase a hacerse cargo de la decoración de los palacios reales de verano, a los que quería añadir un aire italianizante. Basoli dijo a todo que no.

Apegado a su tierra por un sacramento que tenía el tono de un vínculo sagrado, el artista apenas abandonó Bolonia en media docena de ocasiones y siempre para desplazamientos cortos y de matiz empírico: ir a Milán para tomar nota de la decoración de algún montaje operístico en La Scala, acercarse a Roma para consultar alguna obra de su admirado Piranesi, pionero de la modernidad y, como Basoli, refractario a la soberbia que oscurece a algunos artistas…

Como tantos de sus contemporáneos, sentía la llamada del exotismo y tenía una visión romántica que plagaba el globo terrestre de interrogantes, pero jamás sintió la necesidad de ver con sus ojos los paisajes que podía soñar desde Bolonia porque sabía que cada mundo probable está en cualquier lugar del mundo.

Pintó e hizo grabados sobre muchas maravillas —los jardines colgantes e inexplicables de Babilonia, la magna estatua ecuestre romana de Domiciano, los templos egipcios de Isis y Osiris, las pagodas chinas de Fo donde la niebla intervenía como material constructivo…— pero sin moverse de su estudio, inspirado por las descripciones de otros y llenando los vacíos con las imágenes que emergían de sus lápices y acuarelas. No tenemos derecho a desmentir que las visiones imaginarias fuesen menos veraces que las reales.

De Basoli han sobrevivido pocas obras. La más admirable es L’Alfabeto Pittorico (El alfabeto pictórico, 1839) —un facsímil de la obra completa y escaneada a buena resolución puede verse en esta web del Museo Virtualle della Certosa de Bolonia—.

Se trata de un alfabeto arqueológico en 26 viñetas —las inserto abajo, citando ahora, para evitar el embrollo de 26 pies de imagen idénticos, que el crédito es en todos los casos: © Accademia di Belle Arti di Bologna, el centro donde Basoli impartió clases—. y el artista concibe otros tantos universos a través de la excusa de idear una fuente tipográfica.

Cada letra capitular y cada detalle de los 26 mundos quimérticos de los que forman parte son como grietas de la mente en ebullición de un hombre que no deseaba salir de Bolonia y, pese a ello, se trasladó tan lejos como el más voluntarioso de los viajeros.

Ánxel Grove

La película que Giger nunca pudo hacer

Necronomicon IV © HR Giger

Necronomicon IV, 1977  © HR Giger

Un torso humano que combina las condiciones de cartilaginoso y metálico. Un ser que se nos asemeja y, al tiempo, nos niega.

El turbio y genial H.R. Giger, muerto hace unos meses a  los 74 años tras un accidente doméstico tan absurdo como los seres que pobablan sus pesadillas y ahora pueblan las nuestras, cambió para siempre la idea del monstruo al inventar a los biomechanoids (biomecanoides), el inevitable encuentro de la carne y la tecnología, del ADN biológico y el frío de la máquina.

Toda monstruosidad anterior a Giger es azucarada. Nada tienen que hacer Chthulhu y sus vástagos —hediondos e inconcebibles, es decir, imposibles— ante la desarmante sospecha de realidad de los apéndices humanoides creados por el artista y diseñador suizo que siempre vestía de negro como señal de respeto hacia los seres aún más obscuros que llevaba dentro.

"The Beggar" - H.R. Giger, 1963

«The Beggar» – H.R. Giger, 1963

Un brazo que es una pierna que es un brazo… La escultura El mendigo fue una de las primeras criaturas extrahumanas de Giger, que la creó en 1963, cuando tenía 23 años, estudiaba diseño industrial en Hamburgo y sufría de pavorosas pesadillas nocturnas que intentaba mitigar llevándolas a dibujo o figuras en tres dimensiones una vez que reinaba el día.

En 1979 Giger se convirtió en una estrella planetaria al crear a la gran bestia contemporánea, Alien, un depredador indestructible que combinaba la idea arcana del vampiro espacial con la amenaza letal de la máquinaria tecnobélica inteligente. En una poética paradoja, el primer alien fue interpretado en la película de Ridley Scott por un negro nigeriano, un alien del mundo real a quien la historia jamás recordará.

Obseso como todo genio, desde entonces Giger intentó sin descanso pero en vano buscar dinero para producir una película basada en la escultura del brazo-pierna. La deseaba titular The Mystery of San Gottardo (El misterio de San Gotardo), abocetó a todos los personajes y escenarios, dibujó secuencias y planeó decorados.

Dibujos de Giger para "El misterio de San Gotardo" © HR Giger

Dibujos de Giger para «El misterio de San Gotardo» © HR Giger

Según un especial de la revista Cinefantastique dedicado a Giger [PDF] la película contaría el amor de un humano por un freak, Armbeinda, un biomecanoide con inteligencia y sensibilidad que combina un brazo y una pierna y había escapado del poder de una organización que fabricaba en serie y para uso militar a los bichos.

La suerte no acompañó al artista suizo y nunca encontró financiación para el film, que deseaba realizar él mismo. La duda es si la película le hubiera permitido salir de la pobreza límite en la que murió, arruinado por la dilapìdación irracional y caprichosa de la fortuna que amasó con el cine y los derechos de autor de sus muy cotizados (y pirateados) dibujos e ilustraciones.

Tras la muerte de Giger, el hombre de negro, todos los obituarios hablaron de la pérdida de un contribuyente decisivo al dibujo de la pesadilla contemporánea, pero casi ninguno —una excepción: The Daily Telegraph— mencionó las millonarias deudas que arrastraba y que le obligaban a vivir como un paria. Seguía sufriendo de inmutables pesadillas cada noche.

Ánxel Grove

Reeditan el ‘Codex Seraphinianus’, «el libro más raro del mundo»

'Codex Seraphinianus'Lo llaman «el libro más raro del mundo». El Codex Seraphinianus probablemente ha hecho las delicias de multitud de amantes de las teorías conspiratorias y de los extraterrestres desde su publicación en 1981. El lenguaje de los textos no corresponde a ninguno conocido y las ilustraciones abren la ventana a un universo de fuerte influencia surrealista y de fantasía infantil, pero desde un punto de vista enciclopédico que lo reviste todo de credibilidad.

Su autor, el italiano Luigi Serafini (Roma, 1949) —artista, arquitecto y diseñador— hasta hace poco apenas había soltado prenda sobre los motivos que lo llevaron a invertir 30 meses de su vida en ilustrar y escribir un volumen de 360 páginas que no significan nada, que no se corresponden a la realidad y parecen más producto de un viaje espacial que de un arranque de inspiración.

El libro tiene 11 capítulos que configuran dos secciones. Los cuatro primeros ilustan una flora entre la que hay árboles que se desprenden de la tierra y se lanzan a un lago a nadar, raíces de las que parecen salir escaleras, plantas bulbosas y hojas con filigranas. La fauna no se queda atrás: hay cérvidos que se reproducen en macetas, peces que (medio sumergidos en el agua) parecen ojos con cejas arqueadas… Tras describir las plantas, los animales y los fenómenos físicos del extravagante mundo; Serafini comienza a describir la vida de una civilización parecida a la humana y detalla aspectos de su vestimenta, costumbres, viviendas, tecnología…

Codex Seraphinianus - 7Publicada siempre en pequeñas tiradas de 5.000 ejemplares (en los años 1981, 1983 y 1993) la obra volvió a salir en 2006 con nuevas ilustraciones y una pequeña introducción del autor. Ahora, la editorial Rizzoli anuncia para este mes de octubre la reedición del Codex Seraphinianus con más dibujos añadidos y más declaraciones de Serafini.

Aunque escasa, el italiano ha ido desvelando alguna información sobre el porqué del estrambótico proyecto. En una charla que dio en la Sociedad de Bibliófilos de la Universidad de Oxford en 2009, aseguró que no había nada de misterioso tras los garabatos del idioma que inventó para la obra y que perseguía el objetivo de que el lector recreara ante el libro la sensación que le produce a un niño enfrentarse a páginas llenas de letras que aún no puede entender, sabiendo que tienen un significado para los adultos.

Por otro lado, en la nueva edición, Rizzoli anuncia que el artista sigue jugando a la fantasía. En la introducción del tomo Serafini declara que un gato callejero blanco que conoció en los años setenta fue el verdadero autor del tomo y que él sólo se dejó guiar por las indicaciones telepáticas del felino. Tal vez los garabatos que simulan la escritura manuscrita de las páginas no sean más que representaciones de rabos de ratón enredados.

Para quien tenga la urgencia de consultar el libro completo, este vínculo [PDF de 53,5 megas] contiene una edicion antigua completa.

Helena Celdrán

Codex Seraphinianus - 5

Codex Seraphinianus - 3

Codex Seraphinianus

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Arte callejero que denuncia el acoso verbal a las mujeres

'My name is not baby' - Tatyana Fazlalizadeh

‘Mi nombre no es ‘baby’

«Las mujeres no buscan tu validación», «Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento», «Mi atuendo NO es una invitación», «Mi nombre no es baby«. «Las mujeres no te deben su tiempo ni su conversación». Las leyendas ocupan carteles en blanco y negro, ilustrados con los retratos a lápiz de chicas mirando de frente.

Stop Telling Women to Smile (Deja de decirles a las mujeres que sonrían) es el primer proyecto de arte callejero de la artista Tatyana Fazlalizadeh, nacida en Oklahoma (EE UU) y residente en el barrio neoyorquino de Brooklyn.

La iniciativa está dirigida al acoso verbal en la vía pública y tiene como fin hacer visibles opiniones y sentimientos de mujeres que se sienten intimidadas por hombres que se dirigen a ellas con la idea premeditada de producir incomodidad.

Consciente de la polémica que genera la serie de carteles, que se pueden interpretar como una amenaza sin sentido a cualquiera que pretenda acercarse a una chica en la calle, Fazlalizadeh se apresura a aclarar el matiz en una declaración de intenciones: «Este proyecto no está pidiendo la interacción cero entre hombres y mujeres en los espacios públicos, está pidiendo que esta interacción sea respetuosa y segura. Este proyecto no es para persuadir a las mujeres de que se sientan ofendidas, es para quienes se sienten ofendidas por un tratamiento agresivo y fuera de lugar».

'Mi atuendo NO es una invitación'

‘Mi atuendo NO es una invitación’

La autora quiere dar visibilidad a este acoso, silencioso y efímero, con carteles que reafirmen la postura de quienes se han sentido humilladas por este trato y que también hagan reflexionar a quienes suelen dirigirse con tono burlón y altivo a  las desconocidas. «Las mujeres no tendrían por qué cruzar la calle para evitar a los hombres que ya desde lejos las han estado mirando mientras se acercaban. (…) No está bien hacer sentir a una mujer como un objeto, sexualizada simplemente porque es mujer».

Aunque de intención noble, es cierto que algunos mensajes de la colección de pósters pueden malinterpretarse como un exceso de susceptibilidad. La frase que da nombre al proyecto (Deja de decirles a las mujeres que sonrían) es ambigua y hostil y han sido muchos los que han escrito sobre los carteles mensajes que expresan esta idea («Un hombre que te pide sonreir sólo quiere contemplar la belleza que hay en ti», «¡Relájate!», dicen algunos de los comentaristas espontáneos) y otras más insultantes, claro está, tratándose de una plataforma anónima en la vía pública.

'Las mujeres no te deben su tiempo o su conversación'

‘Las mujeres no te deben su tiempo o su conversación’

Además, Fazlalizadeh ha puesto en marcha una campaña en Kickstarter para recaudar fondos con el fin de recorrer varias ciudades en las que retratará a mujeres y les preguntará por tratamientos intimidatorios que hayan sufrido en la calle. Con los dibujos y las declaraciones planea hacer carteles diferentes y difundir así el mensaje que ya ha iniciado en Nueva York. Ha superado con creces los 15.000 dólares que pedía y ya ha reunido 26,612.

La elección de las ciudades es, sin embargo, decepcionante. La artista no planea salir de los EE UU y plantea un recorrido por Baltimore, Boston, Atlanta, San Francisco, Miami, Kansas City, Los Ángeles y Chicago.

Es probable que en estas metrópolis muchas mujeres se hayan sentido como mercancía u objetos sexuales por la ligereza verbal de supuestos machos, pero ¿no tendría más sentido propagar el mensaje (tan valiente en Nueva York) en países en los que la mujer no tiene ni el derecho a denunciar una agresión verbal o física, vive oprimida por ley y se le niegan los derechos más básicos para un ser humano?

Helena Celdrán

'Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento'

‘Las mujeres no están en la calle para tu entretenimiento’

'Las críticas a mi cuerpo no son bienvenidas'

‘Las críticas a mi cuerpo no son bienvenidas’

'Deja de decirles a las mujeres que sonrían'

‘Deja de decirles a las mujeres que sonrían’

¿Dejarías que un desconocido manipulara tu foto de perfil de Facebook?

Cuatro fotos de perfil 'versionadas' en 'Selfless Portraits'

«Únete a extraños de todo el mundo dibujándose unos a otros las fotos de perfil de Facebook». Selfless Portraits (Retratos desinteresados) es un proyecto en el que cualquiera que tenga cuenta en la red social puede participar.

La foto enviada será recibida por otro usuario para que la versione como desee: con una pintura, una versión libre, un retoque fotográfico, la imagen de un dibujo animado que se parezca al modelo original… Para completar el proceso, el emisor de la foto recibirá otra imagen y deberá hacer lo mismo.

Sus creadores —los artistas y publicistas estadounidenses Ivan Cash y Jeff Greenspan— definen la iniciativa como «un proyecto de colaboración artística» para «crear un puente de unión que cubra el hueco entre la tecnología y la humanidad«. Todos los usuarios se ven las caras con detenimiento, estudian a la persona, la asocian a un nombre y dedican tiempo a interpretarla en un pequeño testimonio gráfico. El proceso, según Cash y Greenspan «fomenta gestos pequeños y creativos entre extraños de todo el planeta».

Amarildo de Sao Paulo (Brasil) convertido en el tatuaje de Joey de California (EEUU)

Amarildo de Sao Paulo (Brasil) convertido en el tatuaje de Joey de California (EEUU)

La galería de la página da la posibilidad de ver las aportaciones filtradas para primar las más recientes y las más populares. Además, el buscador permite clasificar las parejas de imágenes según la procedencia del modelo y del artista. El vistazo se convierte rápidamente en adictivo al contemplar versiones espontáneas e inesperadas: hay caricaturas rápidas, obras abstractas, imágenes saturadas de luz o con filtros de Photoshop, garabatos inseguros pero bien intencionados.

Entre las versiones más sorprendentes hay una que destaca por su excentricidad. Se trata del retrato de Amarildo de Sao Paulo (Brasil), con gafas de sol y un cigarrillo en la boca mirando a la cámara de brazos cruzados. Ni en sus sueños más locos imaginó que su rostro terminaría tatuado en la nalga izquierda del californiano Joey Jordan.

Sucedió el 28 de agosto. Jordan decidió que la foto que recibiera sería la que se tatuaría. Confesó su intención a Ivan Cash, que documentó en este vídeo el proceso en San Francisco (California- EE UU). «Me llamo Joey Jordan, tengo 24 años. Hoy me tatuaré en el culo a un desconocido seleccionado al azar», declaró el protagonista. «Creo que Amarildo realmente se asombrará. Pienso que él no tenía ni idea de que esto fuera tan siquiera una opción».

Helena Celdrán

Fabian (Baden-Württenbeg, Alemania) retratado por 'Chapusón' (Galicia)

Fabian (Baden-Württenbeg, Alemania) retratado por ‘Chapusón’ (Galicia)

Giselle de Pernambuco (Brasil) retratada por Tamara de California (EE UU)

Giselle de Pernambuco (Brasil) retratada por Tamara de California (EE UU)

Luna (Viena, Austria) retratada por Viv (Victoria, Austalia)

Luna (Viena, Austria) retratada por Viv (Victoria, Austalia)

Ian de Escocia y el dibujo animado que escogió para él Minas, de Gerais (Brasil)

Ian de Escocia y el dibujo animado que escogió para él Minas, de Gerais (Brasil)

Aayusha (Maharashtra, India) y una amiga retratadas por Armada (Lisboa, Portugal)

Aayusha (Maharashtra, India) y una amiga retratadas por Armada (Lisboa, Portugal)

Ikerne del País Vasco retratada por Mickelle de Míchigan (EE UU)

Ikerne del País Vasco retratada por Mickelle de Míchigan (EE UU)

Kim de Singapur retratada por Shaun de California (EEUU)

Kim de Singapur retratada por Shaun de California (EEUU)

Danilo (Sao Paulo, Brasil) retratado por Paula (Nueva Jersey, EE UU)

Danilo (Sao Paulo, Brasil) retratado por Paula (Nueva Jersey, EE UU)

Harry Holland, desnudos que desafían la gravedad

'Well' - Harry Holland

‘Well’ – Harry Holland

El pintor escocés Harry Holland (Glasgow, 1941) es un ejemplo de que la pintura figurativa se puede introducir en los recovecos emocionales del espectador con naturalidad y sensualidad, que no son un mero recordatorio de las destrezas técnicas del pasado.

En la amplia colección de obras que exhibe en su página web hay sugerentes escenas narrativas, figuras de mujeres, retratos familiares y naturalezas muertas. A pesar de que Holland es un sibarita del detalle, ninguno de sus trabajos se reduce a la simple reproducción de la realidad. Cada uno desprende el elegante misterio de quien guarda un secreto o susurra los sentimientos más profundos en lugar de atestar las redes sociales con ellos.

Entre las secciones en las que divide su producción, llama la atención Caprice (Capricho): 12 escenas de cuerpos desnudos, en grupo y en un entorno natural, sin referencias temporales ni sociales, que a veces desafían la gravedad sin que podamos saber si se elevan o caen.

Holland (uno de los pintores británicos actuales que, a pesar de su estilo figurativo, es de los más apreciados en los circuitos del arte) pinta del natural en su estudio del sur de Gales. Estos días confiesa en su blog personal que odia las vacaciones e intenta sacar provecho de la incómoda imposición haciéndo bocetos de los bañistas en la playa.

En un vídeo grabado por amigos, que lo muestra trabajando e incluye una breve entrevista, el autor dice algo que (aunque referido a los estudios preliminares y no a las obras) tal vez sea la clave para entender la pintura figurativa como una expresión artística y no como un número de circo ante el que sólo cabe exclamar «¡parece una foto!»: «No se trata de ser fotográfico, sino de ser informativo».

Helena Celdrán

'Skyfly' - Harry Holland

'Boat 2' - Harry Holland

'Boat fourteen' - Harry Holland

'Falling' - Harry Holland

'Raft Three'  - Harry Holland

'Beach' - Harry Holland

Diseños infantiles de sillas hechos realidad

Dibujo infantil y mueble creado por Beveridge y Lake

Desproporción, líneas torcidas, colores chillones, excéntricos apéndices que precisan de una explicación… Las sillas que Jack Beveridge y Joshua Lake —estudiantes de diseño en la Universidad de Kingston (en el suroeste de Londres)— pidieron dibujar a niños de 7 y 8 años resultaron, como era de prever, en un estallido de inesperadas propuestas.

En la línea de iniciativas anteriores —como la de Wendy Tsao, que transforma en peluches las figuras humanas y los animales de los dibujos infantiles— los diseñadores hicieron el experimento con la intención de después elegir dos de los muebles para hacerlos realidad.

En un colegio local, durante la clase, sólo pidieron a los niños que dibujaran una silla. «Una hora después teníamos una preciosa selección de diseños que ni tan siquiera podríamos haber estado cerca de imaginar», dice Lake. En la galería de propuestas hubo asientos divididos por alturas, en forma de cangrejo y de oso, sillas altas de bar con un toque minimalista, sillones con ventanas…

Beveridge y Lake escogieron un modelo de patas verdes con ruedas y asiento rojo que exhibe en el respaldo un retrato de Daniel el travieso (el británico, no el estadounidense). El otro modelo es una mecedora amarilla con un cojín rojo y una particularidad en el lateral izquierdo: un pequeño acuario.

Helena Celdrán