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El retrato de un hombre que no sabe cómo recuperar su identidad

'Benjaman Kyle' - Miguel Endara

‘Benjaman Kyle’ – Miguel Endara

El artista de Miami (Florida, EE UU) Miguel Endara es conocido por sus minuciosos dibujos hechos con puntos: hace un año, en un asombroso vídeo, mostraba cómo reproducía el rostro de su padre con unos 3.200.000, con sólo un rotulador de punta y fina y en 210 horas. La imagen no era el clásico retrato, parecía que el modelo había apretado la cara contra un escáner o una fotocopiadora y la reproducción de cada arruga y deformación natural es asombrosa.

Su nuevo trabajo se titula Benjaman Kyle. Tras el rostro afable del estadounidense con gorra de visera, pelo cano y ojos claros, hay una historia desesperada y única en la que Endara quiso implicarse.

En 2004, la empleada de una hamburguesería de Richmond Hill (Georgia, EE UU) encontró a Benjaman Kyle en un contenedor, desnudo y herido, sin documentación ni pertenencias. El hombre no recordaba absolutamente nada de su pasado ni sabía cómo había llegado allí. Lo llevaron al hospital, lo sometieron a pruebas y tuvo que ser operado de la vista, le diagnostricaron «amnesia retrógrada» (incapacidad de recordar los hechos anteriores a la lesión cerebral). Kyle incluso se sorprendió al verse en el espejo: «Parecía un hombre mayor y yo no me sentía así de viejo. No sentí que tuviera que ser tan mayor».

Miguel Endara y Benjaman Kyle sujetando su retrato

Miguel Endara y Benjaman Kyle sujetando su retrato

La policía no consiguió encontrar nada sobre su pasado. En 2007 el FBI se involucró en la investigación, pero tampoco dio con la identidad, ni siquiera con algún documento que ampliara información sobre quién había sido Kyle. Sin identidad, nombre ni apellidos (el nombre de Benjamin Kyle se lo puso él mismo, aunque está muy convencido de que su nombre de pila es el original) no tienen derecho a un número de la seguridad social, con lo que no puede ser contratado, ni tampoco darse de alta en un refugio para personas sin hogar. Su situación es única.

Con ayuda de iniciativas populares, ha intentado ampliar información de su pasado. Una página web que recopila toda la información que hay sobre él también aglutina los pocos recuerdos (imágenes, lugares, momentos) del Juan Nadie. Aunque no sabe quién es, sabe conducir, todo lo necesario para «trabajar en restaurantes y arreglar equipamiento para restaurantes» (ahora trabaja sin contrato como lavaplatos), reconoce lugares concretos de Indianápolis (la capital del estado de Indiana, lejos de donde lo encontraron) y sabe con seguridad su edad, 64 años: «Nací 10 años antes que Michael Jackson. De eso me acuerdo con claridad».

Miguel Endara quiere, con el retrato de 2,1 millones de puntos, aportar su grano de arena para llamar la atención sobre un caso olvidado por las autoridades, que han abandonado a su suerte al hombre sin identidad. Ha hecho una edición limitada de 200 impresiones que vende por 95 dólares (72,76 euros) sin enmarcar y 345 dólares (264 euros) enmarcado. La mitad de lo recaudado será para ayudar a Kyle «a encauzar su vida».

Helena Celdrán

Egon Schiele, el pintor sexual y descarnado

Autorretrato de Egon  Schiele de 1912

Autorretrato de Egon Schiele de 1912

En sólo 28 años de vida Egon Schiele (1890-1918) desarrolló un estilo que se despegó de la armonía de Gustav Klimt y evolucionó hacia y un estudio pionero del cuerpo humano entre lo sexual y lo descarnado.

El sexo era uno de los grandes temas de la sociedad vienesa de principios del siglo XX. Las teorías de Freud causaban furor y rechazo en las mentalidades burguesas decimonónicas, que dudaban entre la represión y la liberación a la hora de afrontar una nueva visión de la vida sexual.

Klimt (mentor de Schiele) comenzó a retar el oficialismo del arte austriaco con unos frescos que iniciaron su escalada hacia el erotismo y lo alejaron de las academias acusado de «pornografía» y «excesiva perversión». Egon Schiele continuó con la provocación, pero no por simple estrategia propagandística: el sexo era para el artista el modo de expresar un universo individual, desinhibido y feroz.

'Semidesnudo arrodillado' (1917)

‘Semidesnudo arrodillado’ (1917)

No contemplaba el pudor como posible freno para su arte ni aplicaba en el plano personal los códigos morales burgueses. Su corta biografía tiene claros y oscuros en la extraña relación que mantuvo con su hermana Gertrude (Gerti) —a la que retrató desnuda desde la preadolescencia—, en la ira de los habitantes de Krumao (en la Bohemia meridional, donde Schiele y su amante Wally intentaron huir del corsé ideológico de Viena y vivir juntos sin estar casados), en su detención y encarcelamiento tras ser acusado de abuso y rapto de menores tras retratar a niños desnudos en el pueblo austriaco de Neulengbach…

Dedicamos el Cotilleando a… de esta semana al pintor austriaco Egon Schiele con una selección de siete obras representativas que repasan la vida y la carrera del artista, que moldeó el carácter del arte expresionista que estaba por llegar tras la I Guerra Mundial.

'Retrato de Gerti Schiele' - 1909

‘Retrato de Gerti Schiele’ – 1909

1. Retrato de Gerti Schiele (1909)

Las formas se pierden en el contraste de superficies y discretos estampados y todavía no hay intención de mostrar el carácter psicológico de la modelo. De elegancia formal y líneas claras, creada en óleo y pintura metálica sobre lienzo, la obra temprana (influida por el movimiento vienés de secesión) es una muestra de la admiración profesional y personal que el autor sentía por Gustav Klimt.

Schiele tenía 17 años cuando conoció a Klimt, que pronto detectó el potencial de su joven fan, se convirtió en protector y avalador y lo puso en contacto con importantes mecenas y galeristas y comprándole obras. Retrato de Gerti Schiele fue expuesto en una de las primeras muestras promovidas por Klimt para dar a conocer el trabajo de Schiele.

La modelo es la hermana pequeña del pintor, a la que llevaba cuatro años. Desde niño, Schiele prefería la compañía de Gerti a la de los pocos amigos del colegio. Su profunda conexión daba pie a la ambigüedad y sigue llena de especulaciones: incluso el padre de los hermanos veía indicios de relaciones incestuosas entre ellos cuando en una ocasión echó abajo la puerta de una habitación cerrada en la que Schiele y su hermana estaban en la oscuridad revelando un carrete de fotos.

El artista pintó a Gerti desnuda desde la preadolescencia, estudiando su desarrollo físico. Cuando él tenía 16 años y su hermana 12, la llevó a Trieste (Italia) de viaje y la retrató en varias obras. Se hospedaron en una habitación doble, con el conocimiento de que en ese mismo hotel sus padres habían pasado la luna de miel. Nunca hubo pruebas de que su relación fuera más allá de los espiritual.

'Desnudo masculino sentado (Autorretrato)' - 1910

‘Desnudo masculino sentado (autorretrato)’ – 1910

2. Desnudo masculino sentado (autorretrato) (1910). Sólo un año después de sus trabajos influidos por Klimt, dio el salto hacia un estilo propio, con la decisión de abandonar para siempre la seguridad del secesionismo.

El cuerpo nervudo, amarillento y retorcido que representa al pintor es una manera novedosa y extrema de expresar la tensión. El cuadro es una de las primeras obras de las casi 100 en las que se autorretrató a lo largo de su vida.

Schiele utiliza expresiones faciales y posturas antinaturales, se distancia de la realidad visible para atacar al espectador con escenas perturbadoras que revelan la oscuridad del interior, los demonios personales. Su visión artística es el germen de los ejemplos más desgarradores y sinceros del posterior expresionismo.

La inestabilidad de una figura flotante y sin pies (el pintor deja claro con el trazo que no están por pintar, sino que sencillamente los ha eliminado) se junta a la inestabilidad sexual del pecho y los genitales, que no se muestran masculinos del todo.

'Vista en un sueño' (1911)

‘Vista en un sueño’ (1911)

3. Vista en un sueño (1911)

En 1911 se organizó la primera exposición de la obra de Schiele en solitario. A partir de ese año, el autor da rienda suelta a la sexualidad explícita. Además del desnudo femenino, ilustró en los siguientes años escenas de masturbación (considerada por la gran mayoría de la sociedad vienesa como una desviación, una especie de autoflagelación patológica que debía ser tratada) y lesbianismo, turbadoras para el espectador, que se enfrentaba a la violencia de aceptar las situaciones como posibles en la realidad.

Vista en un sueño (en alemán, Die Traum-Beschaute) es un título ambiguo: se puede referir a la visión voyeurista de una mujer soñando y actuando dormida de acuerdo a sus impulsos; también es posible que la figura sólo sea una visión onírica que ha experimentado el pintor. En todo caso, el espectador tiene la sensación de no haber sido invitado, de estar espiando un momento íntimo.

'Desnudo contrastado con telas de colores' (1911)

‘Desnudo contrastado con telas de colores’ (1911)

4. Desnudo contrastado con telas de colores (1911)

Uno de los tabúes que afrontó el artista fue el de los desnudos infantiles. En los pueblos de Krumao y Neulengbach, donde pretendió encontrar la libertad social que no tenía en Viena, retrató en su estudio a niños desnudos, algunos en posturas que destacaban la visión erótica de la preadolescencia.

Schiele vivía en Krumau con Wally Neuzil —su modelo y pareja—. Al rechazo de los habitantes de la aldea por aquella pareja que convivía sin estar casada, se unió el conocimiento de los lugareños de que en esa casa los niños (muchos de ellos delincuentes o de clase baja) pasaban demasiado tiempo. En el pueblo de Neulengbach al que se trasladaron pasó lo mismo, esta vez con demanda judicial de por medio.

Lo acusaron de abuso y rapto de menores y cuando la policía entró en el estudio confiscó más de cien dibujos que consideraron pornográficos. En el juicio se levantaron los cargos por abusos y rapto, pero el artista fue declarado culpable por exhibir dibujos eróticos en un lugar accesible a los niños. El juez en persona quemó con una vela una de las obras confiscadas. La pena fue mínima. Schiele pasó 21 días detenido antes del proceso y tres días más en la cárcel, pero el artista quedó traumatizado por la experiencia y creó 12 trágicas pinturas en aquellos días.

'La muerte y la doncella' (1915)

‘La muerte y la doncella’ (1915)

5. La muerte y la doncella (1915)

Schielle había conocido a Edith Harms, que vivía con su familia frente al estudio del pintor, en el suburbio austriaco de Hietzing. Había decidido casarse con ella y conservar algo más que una relación artística con Wally Neuzil, su fiel modelo. Ella rechazó la idea y nunca más volvió a ver al artista, que refleja el trauma de la separación en La muerte y la doncella.

La mujer parece ser Wally y la figura masculina, él, con expresión de terror, una personificación de la culpa y del dolor que ha sido capaz de provocar a alguien en quien confiaba. Neuzil murió en 1917 de escarlatina, una de esas enfermedades fácilmente tratables con antibioticos, pero que entonces causaban la muerte.

En el cuadro, son inevitables los ecos de Klimt (con una composición similar al famoso Beso) y a Transfiguración (1914), del también austriaco y coetáneo de Schiele Oskar Kokoshka.

'Abrazo (Amantes II)'

‘Abrazo (Amantes II)’

6. Abrazo (Amantes II) (1917)

Lo más notable de este óleo es el sentido de unión de las figuras. El artista siempre ilustró las figuras de amantes como desafiándose entre sí, creando una contradictoria tensión en el amor. Tal vez la estabilidad sentimental del matrimonio cambiara el punto de vista de Schiele.

La musculatura del hombre es casi canónica y deja de lado la fibrosidad rígida y enfermiza de las obras de anteriores. El pintor tampoco se recrea en la crudeza de los genitales ni en la sexualidad ambigua de los modelos: Abrazo representa la superación de la ansiedad sexual de Schiele.

'La familia' (1918)

‘La familia’ (1918)

7. La familia (1918)

La armonía emocional de los trabajos finales hace de La familia (el último gran cuadro de Schiele) una obra que imagina el futuro del matrimonio, a pesar de que el hombre sea el artista pero la mujer no se corresponda con Edith.

Salvo por detalles anatómicos inexactos y la ausencia de pies de la mujer, la obra es realista. A pesar del sentimentalismo autobiográfico (la mujer se Schiele esperaba un hijo) los personajes están aislados unos de otros, no interactúan y se mezclan con el confuso fondo que —se supone— representa la intimidad del hogar.

Era ya un autor de éxito. Klimt había muerto ese mismo año y Schiele se erigió como el gran artista austriaco del momento. Su participación en la I Guerra Mundial había sido burocrática y no lo habían enviado al frente. En los últimos días de la contienda, Edith Schiele (embarazada de seis meses) contrajo la Gripe Española, una de las mayores epidemias de la historia de la humanidad, que diezmó la población del planeta de 1918 a 1920. El virus (que había terminado con el ya debilitado cuerpo de Klimt) la mató y, tres días más tarde, también falleció Schiele. Sus últimas obras fueron dibujos de su mujer en el lecho de muerte.

Helena Celdrán

Las diez mejores exposiciones de 2012

Durante el año que está a punto de consumirse, en el canal Artrend, asociado a este blog en 20minutos.es, hemos publicado más o menos 620 noticias sobre arte, creatividad, iniciativas personales o colectivas que buscan trascender la normalidad, mensajes estéticos que merecen ser compartidos o, en suma, emisiones de inventiva e imaginación. También, claro, hemos reseñado un alto número de las exposiciones, antologías o muestras que se han celebrado en el mundo.

En un episodio más de la propensión, por lo demás nada perniciosa e incluso algo traviesa, de redactar listas de fin de año, vamos a elegir nuestro particular top de exposiciones de 2012. Estos fueron, según la opinión personal de quienes hacemos Trasdós, los mejores shows artísticos del año en el que, como nos temíamos, tampoco se acabó el mundo.

Acompañamos cada cuadro, dibujo o fotografía con el titular, el sumario y una cita de la pieza que escribimos en su momento. Hay también vínculos a las reseñas y a las fotogalerías que publicamos sobre cada exposición. En algunos casos, también posteamos entradas en este blog relacionadas con los eventos o al pairo de los mismos. Cuando así es, añadimos la dirección web de los posts.

Joel-Peter Witkin, "Poussin aux enfers",1999 © Joel-Peter Witkin © Courtesy baudoin lebon

Joel-Peter Witkin, «Poussin aux enfers»,1999 © Joel-Peter Witkin © Courtesy baudoin lebon

Joel-Peter Witkin. Enfer ou Ciel (Joel-Peter Witkin. Infierno o Cielo)
Joel-Peter Witkin, el fotógrafo de la deformidad, se enfrenta a los clásicos que lo inspiran

  • La Biblioteca Nacional de Francia expone ‘Infierno o Cielo’.
  • El fotógrafo estadounidense muestra sus obras mórbidas y crueles contraponiéndolas a grabados y dibujos clásicos del mismo tono.
  • El visitante puede contrastar a Witkin con originales de Beckmann, Campagnola, Carracci, Durero, Ensor, Goya, Picasso, Rembrandt…

Joel-Peter Witkin (Nueva York, 1939) suele justificar la morbidez y crueldad de sus fotos recordando el impacto imborrable del cadáver decapitado de una niña, víctima de un accidente automovilístico, que vió como involuntario testigo cuando tenía ocho años. También añade que no entiende a los humanos desde la racionalidad, sino desde la dictadura de los sentidos.

Fotogalería: Joel-Peter Witkin y sus maestros

Diseño de Ken Adams para el interior del volcán de "Sólo se vive dos veces" (© 1967 Danjaq, LLC & United Artists Corporation. All rights reserved.)

Diseño de Ken Adams para el interior del volcán de «Sólo se vive dos veces» (© 1967 Danjaq, LLC & United Artists Corporation. All rights reserved.)

Designing 007: Fifty Years of Bond Style (Diseñando a 007: cincuenta años del estilo Bond)
Muestran todos los secretos de 007 en una exposición sobre los cincuenta años de James Bond

  • Diseñando a 007: cincuenta años del estilo Bond recopila armamento, vestuario, storyboards y todos los gadgets del espía con licencia para matar.
  • La exposición, que celebra el medio siglo de Agente 007 contra el Dr. No, está organizada por el Barbican de Londres.
  • Es la primera vez que EON, la productora de las películas, cede la totalidad de sus archivos para mostrarlos en público.

El letal sombrero-guillotina de Oddjob, guardaespladas y matón de Auric Goldfinger; las mandíbulas no menos mortíferas de Tiburón; los gatos persa que acariciaba el perverso Ernst Stavro Blofeld, líder de Spectre; el primer traje con que 007 apareció en una pantalla de cine; las maquetas de su coche-anfibio; los storyboards de todas las películas que ha protagonizado; las muchas mujeres que le acosaron y fueron acosadas por él; el bikini blanco de Ursula Andress saliendo del mar como la primera —y posiblemente la más sensual— de las chicas Bond…

Fotogalería: Cincuenta años con 007
Entrada en Trasdós: Bodas de oro de cine para el espía sibarita y seductor 007

Silver prosthetic nose  Una nariz falsa de mediados del siglo XIX para cubrir la ausencia de nariz de una enferma de sífilis (Hunterian Museum at the Royal College of Surgeons)

Silver prosthetic nose – Una nariz falsa de mediados del siglo XIX para cubrir la ausencia de nariz de una enferma de sífilis (Hunterian Museum at the Royal College of Surgeons)

Superhuman (Superhumano)
Una colección de prótesis y artilugios para mejorar las ‘carencias’ del ser humano

  • Superhumano: exposición sobre formas de mejorar rendimiento o corregir anomalías.
  • La muestra incluye desde una nariz de plata diseñada para una mujer sifilítica que había perdido la suya hasta una colección de bebidas isotónicas.
  • Los organizadores exponen una ecléctica reunión de objetos diseñados bajo la premisa de que debemos ser «más grandes, mejores, más fuertes y más rápidos».

Coincidiendo con los Juegos Olímpicos de este verano, quizá el mayor campo de pruebas del constante intento de superar los límites humanos, la Wellcome expone un centenar de objetos —obras de arte, artefactos, vídeos, fotografías, cómics e instrumental médico— que documentan nuestro «ilimitado deseo de ser más de lo que somos». Los responsables de la exposición han reunido desde una prótesis del antiguo Egipto para sustituir un dedo del pie mutilado, hasta ejemplos de superhéroes de la ciencia ficción, pasando por las promesas de futuro de la nano y la biotecnología. Por eso el lema de la muestra es «explorando la mejora del cuerpo desde el año 600 antes de nuestra era hasta 2050».

Fotogalería: «Ser más de lo que somos«

"Conference at Night" ("Reunión nocturna",1949 (Edward Hopper - Wichita Art Museum, Roland P. Murdock Collection)

«Conference at Night» («Reunión nocturna»,1949 (Edward Hopper – Wichita Art Museum, Roland P. Murdock Collection)

Hopper
El Thyssen inaugura la mayor exposición de Edward Hopper organizada en Europa

  • El museo expone Hopper, con 73 obras que repasan la evolución del estilo, los temas y los motivos del pintor.
  • El artista estadounidense retrató con un realismo personal el modo de vida americano, con un gusto por la arquitectura, la soledad urbana y las escenas domésticas.
  • La muestra, con préstamos de grandes museos de EE UU, incluye también obras de autores que ejercieron una influencia decisiva en Hopper.

Edward Hopper (1882-1967) no vendió su primer cuadro —Sailing (1911)— hasta los 31 años. Ignorado por el público y los críticos, trabajó como ilustrador durante años. Solo a los 43 vio su obra expuesta por primera vez y pudo dedicarse a la pintura. En menos de una década el mundo había descubierto con asombro el secreto de esos cuadros de belleza melancólica, paisajes urbanos desiertos y habitaciones con personajes iluminados por una luz solar blanca y poética. Quien los mira una vez, no puede evitar volver a ellos.

Fotogalería: Edward Hopper en el Thyssen
Entrada en Trasdós: Hopper en todas partes

"Paddy Flannigan", 1908 - George Bellows

«Paddy Flannigan», 1908 – George Bellows

George Bellows
George Bellows, el primer pintor estadounidense que retrató el espíritu brusco del siglo XX

  • Una gran retrospectiva celebra la obra del pintor, que inició en los EE UU la transición del arte decimonónico a la era moderna.
  • Nacido el mismo año que Edward Hopper, pero fallecido en 1925, a los 42 años, creó un lenguaje visual cercano al cine que su coetáneo siguió desarrollando.
  • Los temas de sus obras abarcaron la injusticia social, el retrato, los deportes, los paisajes marítimos y urbanos, los sucesos de la I Guerra Mundial…

Su obra representa la transición del arte decimonónico a la era moderna de la cultura estadounidense. George Bellows (1882-1925) sintió pronto la necesidad de retratar el espíritu novedoso y brusco del siglo XX: desde la mirada desdeñosa de un niño pobre hasta la somnolencia de los trabajadores de un muelle a primera hora de la mañana. A su muerte prematura, con sólo 42 años, ya era un afamado artista que había iniciado el cambio a un idioma visual que Edward Hopper —nacido el mismo año— supo afianzar. Tal vez por su corta vida, la figura de Bellows pasa a veces desapercibida en el panorama pictórico del siglo XX frente a la de su gran coetáneo, que desarrolló en las siguientes décadas un lenguaje basado en la luz y en la soledad cinematográfica en los paisajes urbanos, desiertos a pesar de la presencia humana. Hacía 30 años que no se organizaba una exposición tan ambiciosa de la obra de Bellows como la que ha inaugurado esta semana la National Gallery of Art de Washington. Con 130 pinturas, dibujos y litografías, George Bellows ofrece un carrusel de imágenes urbanas, boxeadores, paisajes urbanos de Nueva York, escenas marítimas de Maine, deportes, temas de la I Guerra Mundial y retratos familiares con las que el artista abarcó los cambios sociales, políticos y religiosos de la época.

Fotogalería: La pintura de George Bellows

"Corner" (Vivian Maier - Courtesy of Steven Kasher Gallery, New York)

«Corner» (Vivian Maier – Courtesy of Steven Kasher Gallery, New York)

Vivian Maier: Unseen Images (Vivian Maier: Imágenes ocultas)
Exhiben 35 nuevas fotos del inmenso archivo inédito de la fotógrafa-niñera Vivian Maier

  • Cuidó niños toda su vida y nunca mostró en público las fotos que hacía en el tiempo libre. Murió en el anonimato, dejando 120.000 negativos y 2.000 películas sin revelar.
  • Las instantáneas que se muestran ahora  fueron tomadas entre los años sesenta y setenta en Chicago y Nueva York.
  • Hasta el 2007 no se tuvo conocimiento de la obra, abandonada en un guardamuebles, de la fotógrafa aficionada.

Oficialmente era sólo una niñera con una cámara Rolleiflex. Hasta el 2007 Vivian Maier fue el secreto mejor guardado de la fotografía de la segunda mitad del siglo XX. Pasó cuarenta años captando imágenes que no enseñaba a nadie y acumuló 120.000 negativos y 2.000 carretes que ni se molestó en revelar. Nacida en Nueva York, de madre francesa y padre centroeuropeo, se sabe que Maier cuidó con amor a los hijos de familias de clase media de Chicago y Nueva York. En los días libres pateaba las calles capturando detalles, gestos y escenarios sin otra intención que la de encontrar el momento ideal para apretar el disparador. Murió en 2009 a los 83 años, pobre y en el anonimato. Sus fotos permanecían almacenadas en los muebles de un trastero que dejó de pagar. En 2007 se subastó el contenido del guardamuebles abandonado y el tesoro salió a la luz.

Fotogalería: Vivian Maier, la niñera fotógrafa
Entrada en Trasdós: El tesoro oculto de la niñera Vivian Maier

Versace Dress, Back View, El Mirage, 1990 ((The J. Paul Getty Museum, Los Angeles, Gift of Herb Ritts Foundation © Herb Ritts Foundation)

Versace Dress, Back View, El Mirage, 1990 ((The J. Paul Getty Museum, Los Angeles, Gift of Herb Ritts Foundation © Herb Ritts Foundation)

Herb Ritts: L.A. Style (Herb Ritts: el estilo de L.A.)
Rinden homenaje a Herb Ritts, el único fotógrafo que miraba a las estrellas con antiglamour

  • Este año se cumplen diez de la muerte prematura del artista que revolucionó las fotos de moda, modernizó los desnudos y transformó a las ‘celebrities’ en iconos.
  • El Museo Getty de Los Ángeles repasa la obra de un creador que falleció a los 50 años por complicaciones derivadas del sida.
  • Hay retratos de Mel Gibson, Madonna, Michael Jackson, Britney Spears y Richard Gere, que fue amigo de Ritts y presenta la exposición.

Herb Ritts (1952-2002) era un maestro de las líneas definidas y las formas fuertes que destacó por revolucionar las fotos de moda, modernizar los desnudos y transformar a las estrellas pop en iconos mediante una mirada que gustaba definir como basada en el «antiglamour». Solía aprovechar el final de las sesiones comerciales que le encargaban las revistas o las firmas de moda para retratar el lado menos conocido de las celebrities y mostrarlas como seres humanos falibles y con derecho a la duda.

Fotogalería: Herb Ritts, fotógrafo legendario

"Alka Seltzer", 1966 (Roy Lichtenstein - © Estate of Roy Lichtenstein. Art Institute of Chicago, Margaret Fisher Endowment)

«Alka Seltzer», 1966 (Roy Lichtenstein – © Estate of Roy Lichtenstein. Art Institute of Chicago, Margaret Fisher Endowment)

Roy Lichtenstein: A Retrospective (Roy Lichtenstein: una retrospectiva)
Más de 160 obras en la mayor retrospectiva de Roy Lichtenstein

  • La ambiciosa muestra sobre uno de los padres del Pop Art recopila sus obras más famosas y otras nunca antes expuestas al público.
  • Sus famosas viñetas de cómic y los cuadros de objetos cotidianos, de apariencia sencilla y mecánica, esconden un esfuerzo artesanal.
  • La exposición, en Chicago, viajará de EE UU a Londres y París en 2013.

Un perrito caliente, la explosión onomatopéyica de un avión de cómic, una cara guapa con una reflexión banal en la cabeza… Antes de que Roy Lichtenstein (1923-1997) los hubiera pintado, nadie se podía imaginar que pudieran ser motivos de una obra de arte. Al contrario que Andy Warhol, el otro gran padre del Pop Art, no se convirtió en un icono del escándalo ni en una figura mediática que sobrepasara los límites del arte. Lichtenstein revolucionaba en silencio y con timidez la pintura moderna introduciendo el lenguaje del cómic, de la campaña publicitaria, de las páginas amarillas, de las revistas, con un estilo limpio cercano a la geometría, pero con el atractivo de un juguete.

Fotogalería: El arte de Roy Lichtenstein
Entrada en Trasdós: Roy Lichtenstein, el chico tímido del Pop Art

'Dressie and Casie, Twins, Western Transval, 1993'  (Courtesy of the artist and Hamilton’s Gallery, London)

‘Dressie and Casie, Twins, Western Transval, 1993’ (Courtesy of the artist and Hamilton’s Gallery, London)

Shadow Land (Tierra de sombras)
Roger Ballen trae a Europa su ‘Manicomio’ fotográfico

  • Presentan en Manchester una retrospectiva del polémico ‘poeta del lado oscuro’.
  • Se muestran por primera vez algunas de las fotos de su última serie, Asylum.
  • Las imágenes son, como es habitual en el artista establecido en Sudáfrica, sobrecogedoras, violentas y surrealistas.

Roger Ballen (Nueva York-EE UU, 1950) no se anda por las ramas cuando le toca reseñar el objetivo que persigue con sus fotos. «Mi propósito durante los últimos cuarenta años ha sido definirme. Hacer fotos es fundamentalmente un viaje psicológico y existencial. Si un artista es alguien que dedica su vida a intentar definir su ser, creo que se me puede llamar artista». La obra de este fotógrafo, siempre polémica y dura, nunca acomodaticia o consoladora, llega a Europa este mes con la retrospectiva pertinentemente titulada Shadow Land (Tierra de sombras), organizada por la Manchester Art Gallery. La exposición se inaugura el 30 de marzo y estará en cartel hasta el 13 de mayo. Es una de las muestras fotográficas más esperadas de la temporada dada la influencia de Ballen, a quien con frecuencia han calificado como el poeta del lado oscuro de la imagen contemporánea.

Fotogalería: Las fotos del poeta del lado oscuro

Kolobrzeg Poland (Courtesy the artist and Marian Goodman Gallery, New York & Paris - © Rineke Dijkstra)

Kolobrzeg Poland (Courtesy the artist and Marian Goodman Gallery, New York & Paris – © Rineke Dijkstra)

Rineke Dijkstra – A Retrospective (Rineke Dijkstra – Una retrospectiva)
Rineke Dijkstra fotografía la inseguridad de una madre, un soldado, un adolescente…

  • Una niña bosnia refugiada, un torero, una mujer unas horas después de dar a luz, un joven que se alista en la Legión Francesa…
  • Una amplia retrospectiva en el Museo de Arte Moderno de San Francisco repasa los retratos a individuos en proceso de cambio de la fotógrafa holandesa.
  • La artista retrata sin artificios y destacando la dignidad humana de sus modelos.

Siguió a Almerisa, una niña refugiada de Bosnia, desde su llegada a Holanda hasta que se convirtió en una joven segura de sí misma. Inmortalizó el proceso de evolución física y mental de Olivier, que ingresó en la Legión Francesa.  Hizo un estudio fotográfico de varias madres desde horas después de tener a su niño hasta pasadas unas semanas. En su afán por perseguir el cambio, en la última década la artista comenzó a grabar en vídeo sus estudios entre artísticos y sociológicos que buscan la empatía y la sensibilidad emocional del ser humano que está creciendo física y psicológicamente.

Fotogalería: Retratos con sensibilidad humana

Ánxel Grove

Edward Gorey, el amante de los gatos que pensaba en blanco y negro

Edward Gorey

Edward Gorey

«Pienso en mis libros como en novelas victorianas hechas un burruño«. Edward Gorey (1925-2000) escribía e ilustraba historias de presencias oscuras, niños que morían, mansiones decadentes y almas solitarias, pero de algún modo conseguía que hasta lo más tenebroso tuviera un lado entre surrealista y cómico que lo hacía tierno.

Clasificaba su trabajo como «literary nonsense» («Absurdo literario»), le molestaba socializarse, no le interesaban la promoción, la riqueza ni la fama. Disfrutaba del privilegio de tener la nariz metida en un libro todo el tiempo que fuera necesario.

Tal vez esa mezcla de circunstancias sea la razón de su estatus como autor de culto. Desde su debut en los años cincuenta, siempre fue conocido y admirado por unos pocos, nunca un superventas, pero es muy probable que cualquiera que lo descubra se quede boquiabierto no solo por la singularidad del universo afilado y elegante del autor: la obra de Gorey desenmascara también la supuesta originalidad de algunos héroes pop como Tim Burton.

'Donald imaginaba cosas'

‘Donald imaginaba cosas’

En breves narraciones ilustradas (a veces sólo una frase acompaña a cada dibujo), Gorey recrea la incomodidad que provoca un invitado convertido en intruso, se divierte con el sinsentido de un accidente doméstico, caricaturiza una despedida amarga. Los personajes, larguiruchos y pálidos, se someten a las historias con caras serias, como si tuvieran la certeza de que nada pueden hacer contra la locura de quien los maneja.

En la sección Cotilleando a… de esta semana repasamos la figura de Edward Gorey en una decena de puntos que descubren cómo lo inusual de su caracter se mezclaba con la capacidad creativa.

1. La infancia. Por su aficción al estilo victoriano y eduardiano, la aparente incoherencia de su humor y lo refinado del vocabulario, era frecuente la suposición de que Gorey era inglés.

En realidad había nacido en Chicago (EE UU) y, a pesar de las especulaciones de todo el que se acerca a su trabajo, no creció en un entorno difícil ni tuvo una infancia traumática. Creció en los suburbios de la ciudad, su padre era periodista y la familia se mudaba con frecuencia por razones que el artista nunca supo.

'The gashlycrumb tinies'

‘The gashlycrumb tinies’

Cuando tenía año y medio hizo el primer dibujo, los trenes que pasaban frente a la casa de sus abuelos. «Eran extrañas y pequeñas salchichas que pretendían ser vagones», recordó después en varias entrevistas. Aprendió a leer sin la ayuda de nadie a los tres años y medio. Era un niño brillante al que avanzaron de curso en dos ocasiones. Leer y jugar al Monopoly eran sus actividades preferidas.

La normalidad con la que habla de la niñez contrasta con la oscuridad de sus personajes infantiles, desdichados y maltratados, que protagonizan obras famosas de Gorey como The Gashlycrumb Tinies (1963) (gash significa corte, tajo y crumb, mequetrefe), un abecedario con nombres de niños que sufren accidentes o enfermedades: «A de Amy, que se cayó por las escaleras; B de Basil, atacado por los osos; C de Clara, que se consumió…». Cada ilustración en tinta sobre papel muestra sin miramientos el momento que rodea a la desgracia, en blanco y negro, como una pesadilla poética.

Una de las escenas de ballet de Gorey

Una de las escenas de ballet de Gorey

2. Ballet. No se perdía ni una representación del New York City Ballet. Tras servir en tareas administrativas al ejército de EE UU (sin salir del país) en la II Guerra Mundial y después licenciarse en Francés por la universidad de Harvard, Gorey se instaló en Nueva York en 1953.

Comenzó acudiendo de vez en cuando al ballet y tres años después era un adicto. Cautivado por el trabajo del célebre coreógrafo ruso George Balanchine (1904-1983), que dirigía a la compañía entonces, Gorey era capaz de distinguir los pequeños matices de una representación a otra, la evolución de las destrezas de los bailarines.

Muchos conocían al artista de haberlo visto en las representaciones y no por su obra, e incluso lo abordaban por la calle para preguntarle por uno u otro show. Cuando Balanchine murió en 1983, Gorey se mudó de la Gran Manzana a su residencia en Cape Cod (Massachusetts), en una casa atestada de libros en la que campaban a sus anchas cinco o seis gatos.

No se ponía elegante para el ballet, vestía como solía ir: con vaqueros y zapatillas deportivas, anillos dorados en casi todos los dedos de las manos y un abrigo de piel; un estilo que Stephen Schiff (periodista de la revista New Yorker que entrevistó a Gorey en 1992) describía como «una mezcla de beatnik aficionado a tocar los bongos y dandi de fin de siglo».

Demuestra la obsesión por el ballet en varios libros, en especial en The Lavender Leotard (La malla lavanda, 1973), una detallada caricatura del New York City Ballet en el que recrea la atmósfera, las grandes figuras de cada espectáculo, los acontecimientos y pequeños detalles cotidianos de un lugar que casi era una segunda casa.

Autorretrato de Gorey con sus amados gatos

Autorretrato de Gorey con sus amados gatos

3. Gatos. «Llevan esas vidas misteriosas, que sólo estan medio conectadas a la tuya. (…) Es interesante compartir la casa con un grupo de gente que obviamente ve, escucha y piensa de un modo infinitamente diferente a ti». Gorey asemejaba los movimientos felinos al ballet y siempre tuvo varios e intentó capturar su gracilidad sobre el papel: «Se mueven en el instante en que decido hacer un boceto, incluso cuando previamente han pasado horas en estado comatoso». El autor los consideraba «el amor de su vida». En el testamento, legó la gestión de su obra a una fundación dedicada a la defensa de los perros y los gatos.

Dancing Cats and Neglected Murderesses  (Gatos danzantes y asesinas olvidadas, 1980) es una muestra más de la devoción del autor por los felinos domésticos, de los que decía que eran el amor de su vida. La colección de ilustraciones individuales con texto muestra a gatos en actividades extravagantes que se entrelazan de modo sorprendente con oscuros retratos femeninos.

'Esperar la llegada del otoño'

‘Esperar la llegada del otoño’

4. Viajes. A pesar de la curiosidad innata con la que abordaba cualquier manifestación artística y literaria, recorrer mundo no le interesaba. Sólo salió una vez de Estados Unidos, para hacer un viaje a las islas Hébridas, en Escocia.

En una entrevista previa a esa única excursión habló de su aversión por los paisajes extraños: «No. Nunca he estado en Inglaterra. Nunca he salido del país. Todo viene de los libros. Leo sobre todo literatura inglesa. Siempre me gustaron las novelas victorianas. No me gusta viajar ¿Quién cuidaría de mis gatos? Seguramente les daría un ataque de nervios… Excepto en el caso de que ni se dieran cuenta de que me he ido. Soy una persona rutinaria. No quiero trastornos en la barriga, sonidos extraños en mis oídos, ni dormir en camas extrañas»

Dos ilustraciones de 'The dubious guest'

‘The doubtful guest’ (‘El invitado dudoso’)

5. Violencia. En los dibujos sugiere la amenaza en lugar de mostrarla. Gorey odiaba que le definieran como macabro, porque aborda el miedo con absoluta frialdad. Los personajes caen en desgracia y la vida continúa, el momento en que sucede el desastre casi nunca se ilustra, pero la frase que acompaña al dibujo no deja duda del cruel desenlace.

Las estrategias del autor para hacer sentir incómodo al lector no se reducen al miedo a la muerte. Gorey es capaz de crear situaciones aparentemente cómicas que resultan en amenazantes, como sucede en The Doubtful Guest  (El invitado dudoso, 1957), una narración ilustrada sobre un extraño ser —parecido a un pingüino— que se instala en la mansión victoriana de una familia adinerada. Sin intención de marcharse y perturbando el día a día de los distinguidos y algo decadentes seres humanos de la casa, la presencia pasa de ser curiosa a desasosegante y después desesperante para el lector, a pesar de la impavidez de los que sufren al invitado.

6. De la alta cultura a Las chicas de oro. La atemporalidad de los dibujos, las numerosas referencias literarias de sus obras y la precisión con que emplea las palabras son sólo una vaga muestra de la erudición del autor, recolector de influencias que van del surrealismo pionero de Lewis Carroll y la observación aguda de Jane Austen a «la captura del momento congelado» que admiraba en pintores como Piero della Francesca, Georges de la Tour, Vermeer y (por supuesto) Francis Bacon.

En su casa llena de libros y con sus inseparables gatos

En su casa llena de libros y con sus inseparables gatos

Tenía una pequeña colección de arte, reunía postales decimonónicas de bebés muertos («siempre me dicen que no lo mencione», apuntaba en una entrevista) y compraba libros de manera compulsiva. Aunque tuviera un volumen repetido cinco veces, no se podía desprender de ningun ejemplar. De Murasaki Shibiku (escritora japonesa del siglo X), al novelista victoriano Anthony Trollope, pasando por Borges, Gorey leía y releía incluso lo que detestaba (como era el caso de las novelas de Henry James).

Junto a esa vena erudita, convivía la atracción por los culebrones baratos y las series de televisión que nadie sospecharía que fueran de su gusto. Las chicas de Oro y Buffy Cazavampiros («la recomiendo sin ninguna reserva») fueron algunos de sus fetiches. Salvando las distancias, al final de su vida, quedó prendado de Expediente X. «Vivo para ver la última temporada», dijo en 1998.

Ilustraciones y texto para 'The curious sofa'

Dibujos y texto para ‘The curious sofa’

7. Asexual. Nunca se casó ni se le conocieron romances. Su apariencia extravagante se complementaba con una voz algo nasal y una expresión corporal amanerada; pero nunca afirmó ni desmintió su posible homosexualidad: «No soy ni una cosa ni la otra (…). Soy una persona antes que todo eso«. Algunos críticos detectan en el trabajo del artista una sexualidad reprimida. Él respondía con indiferencia a ese análisis: «No lo sé, yo no sé de lo que escribo. Nunca me he sentado a averiguarlo».

The Curious Sofa (El curioso sofá) es tal vez su obra más cercana al erotismo, clasificada por su autor como «pornográfica», el lenguaje rebuscado y las ilustraciones cuidadosamente planeadas evitan cualquier referencia al sexo mientras queda patente que no se habla precisamente de un sofá. Gorey recuerda con ironía haber recibido cartas de padres que destacaban lo mucho que sus hijos pequeños habían disfrutado con la historia.

Ilustración de 'Drácula'

Ilustración de ‘Drácula’

8. Dibujante aficionado. Sus estudios artísticos se reducían a un semestre en el Instituto de Arte de Chicago.  Se sentía inseguro en cuanto a la calidad de sus dibujos y le gustaba pensar en sí mismo como escritor («mis ideas tienden a ser primero literarias en lugar de visuales»).

Declaraba que nunca había hecho una ilustración que no fuera para un libro, que nunca sabía cómo iba a ser el dibujo hasta que no estaba hecho: «Cuando trato de visualizarlo antes( …) me paralizo y el resultado suele ser terrible«.

Muy de vez en cuando se atrevía a colorear con acuarelas el mundo en blanco y negro que albergaba casi siempre a sus personajes. Gorey estaba acostumbrado a que sus libros fueran publicados en editoriales modestas que no iban a permitirse el lujo de publicar nada a color. «He terminado pensando en blanco y negro«, sentenciaba.

Diseños para el vestuario de 'Mikado'

Diseños para el vestuario de ‘Mikado’

9. Teatro. «Pienso al estilo de las películas de cine mudo», decía cuando le preguntaban por la influencia cinematográfica en sus trabajos. La obra de Gorey es teatral, cada escena es un momento congelado que bien podría ser un fotograma. No es casualidad que se encargara del diseño en 1977 del vestuario y la escenografía de una adaptación del Drácula de Bram Stocker, primero representada en Nantucket (Massachusets) y luego en Broadway.

Los sets, en blanco y negro y en dos dimensiones, marcaron tanto la adaptación que pronto se terminó conociendo como «la versión de Drácula de Edward Gorey». Ganó el premio Tony al mejor vestuario y, por supuesto, no fue a recogerlo. En 2007 se editó un hermoso libro desplegable que recreaba los escenarios y los personajes de la novela de Stocker imaginados por Gorey.

The Mikado (1983) fue su otra gran aportación al teatro. La ópera cómica escrita por W.S.Gilbert (1836-1911) y Arthur Sullivan (1842-1900) satiriza en dos actos la Inglaterra del siglo XIX con la seguridad que proporcionaba entonces hablar de un país tan lejano como Japón. En un estilo luminoso y colorista, poco habitual en él, Gorey —gran admirador de la cultura japonesa— diseñó también la escenografía y el vestuario de la adaptación.

Ilustración de Gorey para 'The Disrespectful Summons' ('Las citaciones irrespetuosas')

Ilustración de Gorey para ‘The Disrespectful Summons’ (‘Las citaciones irrespetuosas’)

10. Asocial. A pesar de que a veces se le asocia por error con la literatura infantil, no tenía intención de acercarse a ese público. Su relación con los niños fue nula y declaraba no sentirse cómodo con ellos alrededor, pero tampoco los adultos eran fáciles.

«Eventos sociales… ¡Buf! Ya sabes». Gorey se recluía con agrado en su casa de Cape Cod, llena de pilas de papeles y libros, descuidada hasta el punto de que en una ocasión un trozo de techo se derrumbó.

Con frecuencia Gorey se escudaba en una sordera para justificar su vida monacal. «Soy ligeramente sordo… más que ligeramente. Durante años lo he pasado mal en los intermedios y en las reuniones. Estoy allí de pie, sonriendo dulcemente y preguntándome de qué habla todo el mundo porque no llego ni a oir una de cada diez palabras (…). Muchas ocasiones sociales me dejan menos que entusiasmado», decía en 1992.

Pasó los últimos años de su vida sin dejar de dibujar, pero en ese silencio social que no le molestaba en absoluto, en el micromundo de libros, pinturas y películas almacenados sobre los que dormían sus gatos. En abril del año 2000 murió de un ataque al corazón.

Helena Celdrán

La señora Topo contra el cáncer de mama, una historia de amor en 47 dibujos

La señora Topo mirando a la luna

La señora Topo mirando a la luna

Mrs. Mole (la señora Topo) sale al jardín con una bandeja con café y galletas, añade troncos a una generosa chimenea, mira el atardecer desde lo alto de su casa, riega las plantas ataviada con un sombrero de paja… Cada ilustración es un momento ideal, un instante en que todo es perfecto y cotidiano al mismo tiempo.

El ilustrador británico Ronald Searle (1920-2011) fue un prolífico caricaturista durante toda su vida. En los años cincuenta, sus tiras cómicas y sus dibujos satíricos eran frecuentes en las páginas de la revista Punch, en Life, en The New Yorker… Con dibujos nada abigarrados conseguía las expresiones y fisonomías de infinitos arquetipos, con un humor sobrio y afilado. Incluso John Lennon reconoció en una entrevista haber querido dibujar como Searle de niño.

En 1969 el artista había dejado Reino Unido y vivía en la Provenza francesa, cansado de la insularidad de sus compatriotas y enamorado de una mujer, Monica Koenig, su segunda esposa, parlanchina y risueña. El 31 de diciembre de 1968, el día en que el matrimonio iba a celebrar la Nochevieja, a ella le diagnosticaron un virulento cáncer de mama. Los médicos le daban seis meses de vida y la quimioterapia se perfilaba como un tratamiento experimental. «En un estado de perplejidad, cogimos un taxi a casa para inflar globos para la fiesta de fin de año que no pudimos cancelar», recordó Searle después.

Monica Koenig y Ronald SearleCon la desagradable sensación de no poder hacer más que estar al lado de su mujer, el ilustrador se entregó a su mayor destreza y comenzó a crear una colección de ilustraciones protagonizadas por la Señora Topo, un alter ego de Monica que vivía en una casa de campo de la Provenza, igual que ellos, que siempre sonreía y se afanaba con gusto en sus quehaceres diarios.

Fueron 47 dibujos, realizados por Searle para que cada vez que ella volviera de las duras sesiones de quimioterapia hubiera una nueva escena placentera esperándola: «Todo en ellos debía ser romántico y perfecto. En principio no los dibujé para nadie más que para Mo, para que pudiera verlos apoyados en la lámpara de la mesilla de noche y pensar, ‘Cuando me sienta mejor, todo será precioso’.

Mrs. Mole - Ronald Searle

Mrs. Mole - Ronald Searle

Contra todo pronóstico, sobrevivió. Las humildes obras se convirtieron en un testimonio de lucha conjunta que el autor recopiló y editó mucho más tarde, en octubre de 2011, en el libro Les Très Riches Heures de Mrs Mole (Las muy ricas horas de la Sra. Topo). Searle se inspiró en el título del libro de oraciones francés Les Très Riches Heures du Duc de Berry (Las muy ricas horas del Duque de Berry), una joya del siglo XV con exquisitas ilustraciones del gótico tardío referidas a la vida cotidiana y los trabajos del campo.

Monica disfrutó de 40 años más en los que el matrimonio vivió feliz en la casa de campo que ellos mismos habían rehabilitado, como buenos topos, y convertido en el hogar de sus sueños. Ella murió a los 85, en junio de 2011 y él, a los 91, en diciembre de ese mismo año. Seis meses después.

Helena Celdrán

Como dibujar con dos tocadiscos

«Las revoluciones del tocadiscos crean dibujos que sirven como indicadores de temporalidad«, dice el estadounidense Robert Howsare, inventor de Drawing Apparatus (Aparato de dibujo).

Es una máquina simple, pero de resultados complejos. Howsare añade un saliente a cada uno de los dos vinilos que giran en dos tocadiscos. El de la izquierda se mueve a 33 revoluciones por minuto; el de la derecha, a 45.

A esos dos salientes les adjunta un brazo de madera que sostiene un bolígrafo. El papel se llena de elipses -al principio caóticas- que comienzan pronto a organizarse en curvas matemáticas que forman figuras en tres dimensiones. El sonido del bolígrafo, guiado por el brazo de trayectoria cíclica, marca un ritmo monótono pero atractivo que el diseñador describe como «hipnótico y sensual».

Cuantas más veces gira el disco, mas intrincada se vuelve la ilustración. La técnica recuerda al viejo espirógrafo, a un patrón infinito de M.C. Escher, a una clase de geometría.

Howsare, estudiante de Bellas Artes en la Universidad de Ohio, no tenía más pretensión que jugar con elementos conocidos para explotar sus posibilidades creativas, buscar la belleza de la sencillez. bujInvirtió menos de 50 dólares (unos 37 euros) en su robot dibujante y los giradiscos son aparatos de los años setenta que rondaban por la casa familiar.

Helena Celdrán

Monstruos trajeados del siglo XIX

'Uncle Six Eyes' - Travis Louie

'Uncle Six Eyes' - Travis Louie

«Gordon Seis Ojos vivió en el sótano de sus padres hasta que sus seis ojos se pusieron muy de moda y su furia en el mundo exterior disminuyó hasta la indiferencia más extrema. Cuando ya era seguro para él emerger del sótano y experimentar el mundo exterior, sus hermanos y hermanas ya habían crecido y estaban casados. Tenía ya muchos sobrinos, que amaban a su tío Seis Ojos. Les maravillaba su habilidad para mover los seis ojos a la vez y en distintas direcciones. Deseaban tener seis ojos… en lugar del aburrido ojo que cada uno tenía en la cabeza, brillante y calva… como la de sus padres».

El neoyorquino Travis Louie produce criaturas inspiradas en retratos victorianos y eduardianos, al estilo de las fotografías del siglo XIX, amarronadas y solemnes.

Dibuja a lápiz y termina sus obras con pinturas acrílicas. Además de la influencia historicista, el ilustrador se nutre de las películas mudas, de los personajes del cine expresionista de Murnau y Fritz Lang, del cine negro, de las curiosidades  médicas, de los números de magia de vodevil, del circo…

'Oscar And The Truth Toad' - Travis Louie

'Oscar And The Truth Toad' - T. Louie

Los modelos de sus postalillas van trajeados o llevan elegantes vestidos, adoptan la pose rígida de los retratos de antaño y poseen un gesto entre cándido y serio que les otorga dignidad. Por la profesionalidad con que Louie aborda a cada personaje, incluso podrían haber existido.

La sorpresa está en el rostro y en las extremidades que asoman de esos atuendos: un festival de caras deformes, antenas alienígenas, rasgos monstruosos y elementos animales marcan las creaciones del ilustrador, que además construye una historia para los personajes que hace reflexionar sobre la vida que llevaron, su modo de ser o los sucesos que los llevaron a tener semejante apariencia.

El tío Seis Ojos es sólo uno de esos microcuentos. También está la historia de Eva la vampiresa, Richard el ogro bajito (que terminó haciéndose banquero), Oscar -de Devonshire- que se encontró un día con que un sapo gigante se había colado en su casa y le hablaba en un extraño idioma… Lo bautizó como Ted y el anfibio decidió subirse a la cabeza de su nuevo amo.

En la página web de Travis Louie hay narraciones que dejan un regusto de curiosidad infantil que solo se satisface leyendo la siguiente. Pero eso no ensombrece a los dibujos, que hablan por sí solos y se pueden permitir el lujo de prescindir de las palabras.

Helena Celdrán

Los personajes reales tras la ‘familia’ de Tintín

Personajes de los libros de Tintín

Personajes de los libros de Tintín

Si Georges Remi (al que todos conocemos por Hergé) no hubiese leído a Honoré de Balzac y quedado fascinado por La comedia humana, esa especie de crónica total de un tiempo -95 obras completadas y 48 inacabadas-, quizá el reportero Tintín se hubiese limitado a dar tumbos por el mundo junto a su fiel y testarudo fox terrier Milú. Es decir, se hubiese cruzado con personajes casuales y episódicos, pero sin establecer lazos, sin dejar rastro sentimental alguno.

Al entregarse a las aguas revueltas de Balzac, el más ambicioso de los novelistas, Hergé se propuso imitar al escritor francés en el uso dramático del ingenioso sistema de los personajes recurrentes -hoy canónico en toda series de televisión que valen la pena- y el cerebro-criminal que aporta sentido melodramático y unidad a las historias seriadas.

Tintín pasó así a ser parte de una familia inolvidable.

Pero Hergé (1907-1983) no era Balzac y la creación de personajes de ficción, a veces por la premura de los plazos de entrega y otras por la inseguridad creativa que le aquejó hasta la muerte, no le resultaba fácil. Para bosquejar a los personajes de Tintín, tanto a los principales como a los recurrentes, se fijó en lo que tenía cerca.

Aprovechando el renacimiento de la tintinofilia derivado del estreno de Las aventuras de Tintín: El secreto del Unicornio, del sagaz Steven Spielberg (que no ha descubierto nada: de Tintín se habían vendido 300 millones de libros en 70 idiomas antes de la película), dedicamos este Cotilleando a… a las personas reales en las que se basó Hergé y a las circunstancias en que fueron proyectadas desde la vida real a las viñetas del cómic más hermoso de todos los tiempos. Esta recopilación debe buena parte de los datos y fotografías a los magníficos libros de Michael Farr, Tintín y Cia. y Las aventuras de Hergé.

Tintín y sus precursores

Tintín y sus precursores

1. Tintín. Invencible, bondadoso, correcto, algo ingenuo, bien educado, de edad indeterminada (parece un adolescente pero se impone retos de adulto), experto en casi todo, capaz de conducir con destreza cualquier tipo de avión o vehículo, primera persona en poner un pié en la Luna (16 años antes que Neil Amstrong), incapaz de soportar la injusticia, de gran rectitud moral…, los lamas tenían razón cuando en Tintín en el Tíbet (1960) le rebautizan como Gran Corazón. Los tres personajes de la foto de la izquierda fueron utilizados por Hergé para componer el carácter del intrépido reportero. Primero, él mismo (a la derecha). «Tintín está en mí y en mi deseo de ser intrépido, valiente y honesto», dijo el dibujante en una carta a un amigo en 1948. Boy scout amante de la camaradería nocturna ante una fogata, Georges Remi era un tipo tímido, temeroso de padecer la misma enfermedad mental (paranoia y esquizofrenia) que llevaría a la muerte a su madre, muy inseguro de sus capacidades y falto de educación reglada -había dejado los estudios para trabajar en publicidad-, el héroe que dibujó era el envés de él mismo. Segundo, su hermano menor Paul (en el centro, arriba), con el que compartió una infancia de aventuras urbanas en los suburbios de Bruselas, de quien tomó el aspecto de Tintín: aniñado, rubio, de mirada sincera… Tercero, el reportero francés Albert Londres (en el centro, abajo), uno de los fundadores del periodismo de investigación. Londres (1884-1932) criticó los abusos del colonialismo, la trata de blancas y los sistemas de prisiones y murió en un incidente sin resolver. Sus informes despertaban la consternación masiva de Europa. Hergé, que admiraba al periodista (siempre quiso ser reportero) y deseaba tener su valentía, lo utilizó como referente para Tintín.

Milú y Milú

Milú y Milú

2. Milú. Algo más que una mascota: fiel compañero, provisto de recursos para hacer frente a todo peligro, amigo de los entuertos, el pollo y el whisky y temeroso hasta el pánico de las arañas, el fox terrier es el único personaje que aparece, con Tintín, en los 24 álbumes de la serie. Hergé nunca tuvo perro, pero el dueño del restaurante donde comían los empleados del diario Le Vingtième Siècle, en cuyo suplemento infantil debutó Tintín en enero de 1929, tenía un fox terrier al que se atribuye cierto ascendente en la génesis de Milú. Lo que sí está claro es que el nombre del perro es un homenaje a la primera novia de Hergé, Marie-Louise Van Custem -la foto, a la izquierda, es de 1919-. Milou es el diminutivo de Marie-Louise con el que llamaban a la muchacha. Dos años mayor que Hergé, era hija de un empleado del afamado arquitecto de art noveau belga Victor Horta que no veía con buenos ojos que su niña saliera con un dibujante sin posibles. Hergé nunca olvidó a su Milou.

Los dos Haddock

Los dos Haddock

3. El Capitán Haddock. Entró en las aventuras de Tintín como un alcohólico y fracasado capitán de la marina mercante (El cangrejo de las pinzas de oro, 1941) y se estableció para quedarse. Es tal su importancia que en las encuestas entre tintinófilos supera a Tintín en carisma. Gran amigo, valeroso, atolondrado, colérico, enganchado al whisky (Loch Lomond a ser posible), impredecible y, a su manera, romántico, es el opuesto complementario de Tintín. Tiene el elenco de insultos más variopinto de la historia de la literatura: 268 adjetivos imprecativos, cada uno de los cuales significa algo (no siempre con sentido) y no es una palabrota. Hergé los buscaba con detenimiento en un ejemplar del que nunca se separaba de la enciclopedia Larousse. Van, en la traducción castellana, de «ametrallador con babero», «Atila de guardarropía», «cow boy del volante» y «lobo come niños» a «Mussolini de carnaval», «residuo de ectoplasma» y «sietemesino con salsa tártara». Quizá por su importancia en la serie, Haddock es el único de los personajes fijos que no está directamente inspirado en una persona real, aunque tiene rasgos psicológicos de Hergé y de su íntimo colaborador, el gran dibujante Edgar P. Jacobs (1904-1987).  Haddock es un personaje tan potente que merece el mote que él mismo se atribuye tras una de las confusiones semánticasde la Castafiore: «Had rock and roll«. Hay un hermoso giro histórico que contribuye a su excepcionalidad. Tras publicar El secreto del Unicornio (1943), donde aparece un ancestro de Haddock del siglo XVII, Sir Francis Haddock, el dibujante se enteró de la existencia del almirante inglés Sir Richard Haddock (1629-1715).

Las tres divas

Las tres divas

4. Bianca Castafiore. La única mujer con rango de protagonista de Las aventuras de Tintín es Bianca Castafiore, una diva de la ópera de fama mundial en el universo de Hergé, a quien el bel canto aburría muchísimo o, para su vergüenza, le hacía reir a carcajadas porque le parecía agresivo y afectado. La Castafiore, el ruiseñor de Milán, es una mujer algo neurótica, altiva y vanidosa, pero valiente hasta el punto de proteger a Tintín y Haddock en El asunto Tornasol (1956) de la persecución del gobierno protonazi de la Borduria de «los bigotes de Plekszy-Gladz». Hergé, que deseaba ridiculizar el ambiente clasista de la ópera, se basó para componer la figura de la diva en Renata Tebaldi (1922-2004) y su gran rival Maria Callas (1923-1977). Ambas aparecen en la foto, a la izquierda y la derecha, respectívamente, del personaje. En el año en que fue publicado el libro Las joyas de la Castafiore (1963), el único de la serie de características policiacas, Callas grabó el Fausto de Gounod, cuya Aria de las Joyas es la pieza con que deleita/tortura el ruiseñor de Milán a sus espectadores.

Tornasoles

Tornasoles

5. Silvestre Tornasol. Absurdo, obstinado, sordo hasta la comicidad, con una capacidad intelectual endiablada y social nula, el profesor Tornasol (en francés, Tryphon Tournesol y en inglés, Cuthbert Calculus) tiene una mente prodigiosa -es el diseñador del proyecto espacial de los dos álbumes de 1954, Objetivo: la Luna y Aterrizaje en la Luna– pero un espíritu romántico que le lleva a dedicarse con intensidad a la horticultura y, quizá, profesar un amor oculto por Bianca Castafiore. El personaje es casi una copia de Auguste Picard (1884-1962), un científico suizo que daba clases de Física en la Universidad de Bruselas a quien Hergé conocía y al que le hacía mucha gracía la manera de ser de Tornasol. Picard (a la izquierda en la foto) y Tornasol eran idénticos: conservadores en el vestir, fascinados con los inventos y heterodoxos en sus prácticas científicas.

Dos pares de gemelos

Dos pares de gemelos

6. Hernández y Fernández. Aparecen en 20 de los 24 libros de Tintín. Son, tras el protagonista y Milú, la presencia más duradera (Haddock, con 16 capítulos, viene a continuación). Van de sobrados y no dejan de meter la pata en hilarantes intervenciones. Hergé rindió homenaje con este par de temerosos detectives a su padre Alexis Remi y el hermano gemelo de éste, Léon (ambos aparecen en la foto, en 1928), inseparables, siempre ataviados de punta en blanco y amigos de usar la coletilla «je dirais même plus», que heredaron Hernández y Fernández, traducida al castellano como «yo aún diría más». En la pareja de fracasados maestros del disfraz también hay ecos de Charlie Chaplin y Laurel y Hardy, estrellas del cine mudo a las que Hergé admiraba.

Unos cuantos generales

Unos cuantos generales

7. Alcázar (y Tapioca). El eterno revolucionario general Alcázar aparece por primera vez en La oreja rota (1935 en blanco y negro, 1943 a color), reaparece como lanzador de cuchillos de music-hall en Las siete bolas de cristal (1948) y tiene un papel destacado en Tintín y los Pícaros (1976), el último álbum publicado. Entre la abundante documentación dejada por Hergé aparecieron muchos recortes de prensa y fotos de dictadores sudamericanos tan personalistas, populistas y crueles como tendentes a la opereta, como Juan Domingo Perón (a la izquierda en la foto) y Alfredo Stroessner (a su lado). La mujer del primero, Evita Perón, fue el modelo para Peggy, la dominante esposa a la que Alcázar obedece como un corderito. Las luchas cíclicas por el poder en algunos países sudamericanos llevaron al dibujante a buscarle a Alcázar un rival: Tapioca.

Rastapopoulos y su inspiración

Rastapopoulos y su inspiración

8. Rastapopoulos. Basándose en un enfrentamiento nada difuso ni de alta complejidad entre el bien y el mal, el ciclo de Tintín abunda en villanos: el Dr. Müller de La Isla Negra (1937), libro basado en un plan nazi para desestabilizar Inglaterra desde Escocia, y Tintín en el país del oro negro (1950); el Müsstler (Hitler+Mussolini) de El Cetro de Ottokar (1938 en blanco y negro, 1947 en color)… Ninguno, sin embargo, iguala a Roberto Rastapopulos, que es a Tintín lo que Moriarty a Sherlock Holmes -personaje que adoraba Hergé-: el mal quintaesencial y supremo. Aparece por primera vez en Tintín en América (1931, redibujado en color en 1945), sentado al lado de Mary Pikefort, caricatura de Hergé de la actriz Mary Pickford; lo encontramos convertido en un pérfido productor de cine en Los cigarros del Faraón (1932, redibujado en 1955); en el jefe de una oscura secta que se nutre del tráfico de opio en El loto azul (1934); a bordo de un suntuoso yate -desde el que dirige una red de tráfico de esclavos- en Stock de Coque (1958)… Hergé se inspiró en el multimillonario griego Aristóteles Onassis, un personaje de la jet al que se relacionó más de una vez con asuntos turbios.

Chang y Hergé

Chang y Hergé, Tchang y Tintín

9. Tchang. El niño chino que aparece en dos libros de Tintín, El loto azul y Tintín en el Tíbet (1960), tuvo para Hergé una importancia capital. Está inspirado en Chang Chong-chen, un estudiante de arte al que conoció cuando ambos tenían 27 años. Chang, que estudiaba escultura en Bruselas, ayudó a Hergé con el background que necesitaba para El loto azul y entre ambos prendó una profunda amistad. De esa época es la foto de la izquierda. Chang volvió a China en 1935 y Hergé perdió su pista en el violento desarrollo de la Revolución Cultural maoísta. Llegó a pensar que había muerto. En 1960, tras una crisis sicológica grave que requirió de asistencia siquiátrica, el dibujante y guionista abordó la más ambiciosa de sus obras, Tintín en el Tíbet, quizá la mejor. En el libro, Tintín recuerda al niño Chang al que había salvado de morir ahogado en El loto azul y, por instinto, se decidé a subir al Himalaya para salvarlo de un accidente áreo en el que no parece haber supervivientes. La vida imitó al arte. En 1975 Hergé y Chang se encontraron por carta y en 1981 el amigo chino perdido pasó tres meses en Bélgica. Hergé ya padecía la leucemia a consecuencia de la cual murió en 1983.

Ánxel Grove

Un oso saliendo de las fauces de un oso

'Polar Bear' - Jessica Fortner

'Polar Bear' - Jessica Fortner

En muchas de sus obras, la canadiense Jessica Fortner parece dibujar con el único pretexto de crear cenefas infinitas que salen de sí mismas como en un cuadro de M.C. Escher.

Tuvo un pasado de escultora que la encorsetaba. Se sentía incómoda con la masa moldeable y le faltaba espacio en el diminuto apartamento que comparte con su novio en Toronto. Hace poco dejó de modelar y se rindió a la ilustración. «Me encanta la libertad de simplemente dibujar cualquier cosa que pueda imaginar», dice entusiasmada.

Esta semana traigo a la sección de Obsesiones el trabajo de Fortner, que causa una especie de hipnosis cuando se observa con detenimiento: las escamas de una serpiente enroscada, el pelaje y los dientes de unas criaturas diabólicas que se multiplican, los garabatos que sustituyen a las caras de una multitud pasiva, un oso saliendo de las fauces de un oso…

Sabe imaginar y lo mejor de todo es que no puede dejar de hacerlo. Confiesa que se obsesiona con rapidez cuando dibuja patrones complejos, que ama la simetría, la geometría y los reflejos. Cuando inicia uno de estos esquemas sin planearlos, los dibujos se complican más y más. Jessica Fortner sólo puede dejar el lápiz sobre la mesa cuando, exhausta, ha terminado.

Helena Celdrán

Confesiones de perros y gatos

'Sorprendentemente, no me divierte ser comparado con personajes de ciencia ficción'

'Sorprendentemente, no me divierte ser comparado con personajes de ciencia ficción'

Christopher Rozzi y su mujer adoptaron hace un año a Willie, un perro pequeño que abrió muchos interrogantes en la cabeza del artista y cómico de Nueva York. ¿Qué pensaba aquel perro? ¿Tendría sueños? ¿Secretos ocultos tal vez?

Tiny Confessions (Confesiones diminutas) es una serie de ilustraciones que en principio fueron un mero pasatiempo y que ahora se han convertido en una colección que el artista estadounidense no deja de ampliar y ha comenzado a vender por internet.

Cada dibujo asocia secretos imaginarios a perros y gatos. «A veces sueño que paseo a una versión reducida de ti«, dice un pug ladeando su cabeza arrugada. «Realmente creo que poseo todo sobre lo que hago pis«, confiesa un chihuahua avergonzado. «Soy consciente de lo inestable de mi comportamiento«, dice un gato de ojos verdes mirando hacia otro lado.

'Animo en secreto al equipo contrario'

'Animo en secreto al equipo contrario'

El primero de la colección fue un yorkshire terrier como el que tiene el artista, el clásico perro faldero que ladra con desmesura a los Rottweilers. Su confesión: «No tengo concepto de lo pequeño que soy«.

En sus ilustraciones Rozzi trata de mantener un tono entre naíf y positivo que descubra la candidez o la perversión de los posibles pensamientos de perros y gatos.

Al dibujante le fascina la idea de que todos, incluso los animales, tengamos pensamientos excéntricos y ve los secretos vergonzosos con cierto humor.

Helena Celdrán