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Desarrollar el observador, una condición necesaria para crecer (lecciones de Barbie II)

En el artículo anterior hablaba de las expectativas frustradas y cómo convertirlas en una oportunidad de crecimiento, tomando de ejemplo la película Barbie. En ella, la protagonista se da cuenta de lo que realmente le importa: convertirse en creadora – en lugar de ser el objeto creado. Este proceso implica una expansión de la propia consciencia creando una posibilidad, antes inimaginable.

Cuando momentos como estos se producen en mis programas de coaching, se da un cambio energético en la persona. Pienso en Lucía cuando se da cuenta de que ha vivido como si el mundo estuviese en su contra. Pienso en Jorge cuando toma consciencia del aterrador miedo que le domina en el espacio público. Pienso en Edith cuando se da cuenta de que es ella y nadie más, quien ha cedido el poder a su insoportable jefa.

En todos los casos, la persona desarrolla lo que se denomina el «observador» o «testigo», es decir la capacidad de verse a uno mismo desde un punto de vista aventajado. Antes de desarrollar el testigo, uno está preso de lo que le ocurre, al igual que los peces no ven el agua en el que nadan. Una vez desarrollamos «el testigo» empezamos a ver con claridad lo que sucede y nuestro rol en ello, lo que activa la evolución.

Te comparto tres prácticas clave para desarrollar el «testigo», de nuevo con ejemplos de la trama de Barbie:

1. PRACTICAR LA AUTOOBSERVACIÓN

Alguien dijo que podríamos pasarnos el resto de la vida sacando lecciones de lo que ocurre en un solo día. La autoobservación tiene que ver con reflexionar sobre lo sucedido, evitando proyectar viejas interpretaciones en ello. Consiste en cultivar la calma mental y dedicar tiempo a reflexionar. Al observarse a sí misma, Barbie se da cuenta de que algo no le cuadra, lo que dispara una alarma.

2.EXPONERSE A PERSONAS DIFERENTES

Cuando alguien viene a mi práctica de coaching ya suele haber hablado con muchas personas de su entorno sin éxito. Esto es así porque lo común es que las personas que nos rodean vean las cosas como las vemos nosotros. En cambio, personas distintas facilitan nuevas perspectivas, invitándonos a imaginar la vida sin nuestros filtros de percepción. Barbie comparte lo ocurrido con las otras Barbies pero no logra esclarecer mucho, hasta que habla con Barbie Rara. La consciencia de Barbie tampoco se podría expandir sin exponerse a la mujer que jugaba con ella, a su hija y por supuesto a su creadora.

Ryan Gosling y Margot Robbie en ‘Barbie’ / Cinemanía

3.EXPONERSE A NUEVAS EXPERIENCIAS

Para desarrollar el testigo además de practicar la autoobservación y exponerse a personas distintas es neceario hacer cosas distintas. Leer sobre experiencias nuevas no basta. Tampoco que te las expliquen o imaginarlas. Sí, es aquello tan manido de salir de tu zona de confort. Experimentar tiene que ver con asumir el riesgo de lastimarse, perderse, morir, hacer el ridículo. Hacer algo que no hemos hecho nunca siempre nos brinda aprendizaje y cuanto más te imponga hacerlo, mayor será tu cosecha. La clave está en descolocar al ego en su eterna búsqueda de confort y control. Si siempre has estado con gente, pues toca exponerse a la soledad. Si estás todo el día distraído con dispositivos digitales, ponerse en ayuno digital es una buena idea. Si siempre has vivido en un mundo guay como Barbie, salir al mundo real es justo lo que necesitas…

De alguna forma, todos vivimos en burbujas existenciales como Barbie. Desarrollar el «testigo» es anticiparse a pinchar la burbuja antes de que la vida, en su salvaje invitación a evolucionar, lo haga por nosotros.

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¿Cómo lidiar con la tiranía de las expectativas? Lecciones de Barbie

Tengo un problema con las expectativas, me dice Lola a quien acompaño en un programa de coaching. Ya me he dado cuenta, le digo. Me esfuerzo en hacer las cosas lo mejor posible, pero a la hora de la verdad siempre me llega una bolsa de caquita que lo ensucia todo, me comparte.

Ya, es que la vida está llena de caca. Uno de mis maestros decía que todo es abono para crecer, le respondo. ¿Tomemos la película Barbie, la has visto? Le pregunto.

Y tú, ¿la has visto? Si no la has visto, te la recomiendo. La película Barbie, dirigida por Greta Gerwig regala una mirada de una profundidad inversamente proporcional a la superficialidad del mundo que la muñeca representa. Gerwig hilvana una creativa trama, especiándola estratégicamente de secuencias tan hilarantes como reveladoras.

El personaje de Barbie, interpretado exquisitamente por Margot Robbie, tiene varios problemas – atención: spoiler. Uno de ellos son sus expectativas. A su llegada al mundo real, el contraste le resulta abrasivo. Barbie esperaba un mundo como el suyo, en el que las mujeres reinaban, los hombres eran meros complementos y todo era chupiguay a todas horas. En cambio encuentra algo distinto. De la diferencia entre sus expectativas y lo real nace frustración, al igual que para Lola.

Margot Robbie en Barbie / Warner

Cuando la realidad no responde a nuestras expectativas es común escudarse en lo que es justo y lo que no lo es. Hacerlo es una práctica extendida, cuyo efecto es convencernos de que la culpa de lo que sucede está ahí fuera y que nosotros somos víctimas de ello. Pero la vida no es justa y cuanto antes lo aceptes más fácil te será tomar responsabilidad sobre lo que te ocurre.

Una forma de tomar responsabilidad es examinar nuestras expectativas haciéndonos conscientes de lo que están hechas: experiencias pasadas, creencias, estado de humor, valores, nuestra personalidad…Al hacerlo revelamos nuestros puntos ciegos, con lo que nace un nuevo marco para interpretar y afrontar lo que nos ocurre.

Barbie creía que sus problemas eran la celulitis, sus pensamientos sobre la muerte o el neopatriarcado de Ken. Sin embargo, el punto de inflexión llega al darse cuenta de que su problema existencial es verse a sí misma como objeto. Barbie desarticula su mayor filtro perceptivo y es esa consciencia – al igual que en la vida real – la que le permite evolucionar.

No obstante, para conseguirlo ha contado con una práctica esencial. Te la cuento en mi próximo post.

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