Ahí tenemos a Bisbi saludando a un niño rubio como de photoshop.
Y claro, para Bisbi es un papelón, porque acaban de echar a su padre y tiene que ir a saludar al hijo. «Yo sufro doble, porque no solo estoy en el papel de coach, sino que tengo la experiencia de concursante», dice Bisbi.
«Ha sido un detalle», dice el concursante. A ver, ¿qué iba a decir Bisbi? «Pues ahora no me sale de los huevos ir». No hombre noooooooooo…
Le toca a Silverio, que también tiene drama familiar. Se crió con su abuela y siete tías. Silverio y las siete tiítas.
Silverio se viene arriba poseído por el espíritu de la copla. Malú se da la vuelta. Y lo de Silverio es ya la locura. Ahora le ha poseído el alma de Raphael y se pone a bailar además. ¿Qué? Ah, que Raphael no ha palmado aún. Bueno y qué, Raphael posee a quien le sale de la campanilla.
El siguiente es un tal David, que dice que es un gladiador, aunque tiene más forma física de Phosquito relleno. Se pone a cantar una de Queen en lugar de hacerse una de los Miserables, que es donde curra. Por lo menos lo hace bien.
Se dan la vuelta los cuatro. Pero me reitero (que es la forma cursi de decir «me repito como el ajo») es imposible oír nada con la gente chillando y aplaudiendo como si les fueran a dar un bocadillo más grande por eso.
«Cantar es una cosa y lo tuyo es otra completamente diferente», le dice Orozco. Y que todo es una cuestión de tiempo y que él le va a poder dedicar más tiempo porque «me peino más deprisa que esos tres». «Yo ni me peino», le dice Bisbal. «¿Quién te ha dicho que no llevo peluca?», replica Malú.
Pero no vale para nada, porque el chaval, que lleva un chaleco que no le cierra por delante de la barriga ni de coña, se va con David.
Le toca a Patricia, que a sus 61 años quiere ser una «artista masiva». Las amigas que han ido con ella tienen más moral que el Alcoyano. Porque Patricia ha elegido una canción de ir de guay y eso no mola. Muchos amagos en el jurado que le doy que no, pero la canción se va acabando.
Y se acaba. Y no la coge ni el taxi a la salida. En la sala de familias sus amigas chillan como histéricas, pero no sirve de nada. «Tienes una voz de negra…», le dice Malú, que le dice que se le ha ido la afinación.
A veces pienso (bueno, lo pienso constantemente y no sólo por La Voz) que la gente es tonta. ¿Por qué no elegir una canción lucida con subidón?
En fin. Turno de Mari Carmen, a la que cantar le daba vergüenza, «como si cantar fuer malo». Para mi que cuando cantaba acaba en el suelo de la ducha bajo al agua hirviendo.
El caso es que a los coches les está molando lo mismo que una inspección de Hacienda. En el último momento Rosario se la queda.
La siguiente es Olga. Dice que es como el Dir. Jekyl y Mr Hide y que tiene la carrera de Estadística y un master y que ha sido investigadora. Fiel reflejo de la realidad española: su salida laboral parece ser La Voz.
Me saca de quicio. Es de esas personas que hablan como bajito, arrastrando las eses y las palabras como con mucha trascendencia. De esas que te dicen «me voy a cagar que tengo el ave asomando por el túnel» y lo dicen como si estuvieran diciendo «la felicidad reside en el corazón de la vida».
Así están los investigadores preparados en España: no les contratan ni para La Voz. No se da la vuelta ni la minipimer de la cocinera. Lo de siempre, que ha faltado poco, que canta muy bien, que siga luchando…
Bisbi hace gorgoritos y canturrea en falsete las canciones que le gustan.
Le toca a Nacho, que dice que intenta día a día «no hacerle daño a nadie ni hacerse daño a sí mismo», que es lo mismo que decía Freddie Krueger las primeras veces al ir a mear. Con dos ovarios, se arranca con una de Adele. Bien, bien elegida. ¿Veis? Un ejemplo de canción que sí llega y emociona y con la que te puedes lucir.
Orozco se gira. Enterito para él.
Le toca a Raúl. Es de Madrid, pero tiene pinta de poder hacer de malo en Pasión de Gavilanes. Y se pone a cantar con voz de Bertín Osborne seduciendo viejas. No se gira nadie.
Lo de siempre, es que se repiten más que el episodio de Física y química en que se quemaban por dentro. Que les ha faltado un poco, que es por gusto personal, que tiene mucha voz…
Ojo y cuidado, que le toca a Jorge, que iba para Guardia Civil pero se ha metido a cantante. Le dijeron que estaba en la voz con un coro dentro de un autobús. Sus colegas metieron la pata, claro, porque empezaron a animarle antes de que el chaval supiera que la cosa iba con él.
Este te para para ponerte una receta y te la canta. Precausióooooooon amigo condustoooooooó, le quito cuatro puuuuuuntooooooooo. Y así.
Rosario se queda con el chaval. «Jorge Moreno ya ere miooooo», dice Rosario, que piensa que se los puede llevar a casa.
CAMBIO DE POST
CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO CAMBIOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO