El antiBisbal está a punto de destruir el universo en La Voz

Ay, que susto, que susto, por dios, casi me da un patatús de 10 en la escala del Richard.

Pensé que llegaba el día del juicio final, que se iban a oír las trompetas y que todo se iba a ir al carajo como el día en que alguien envió el primer SMS con una «q» en lugar de «que».

Pero no quiero adelantaros acontecimientos. Por varios motivos, además: porque no quiero asustaros, porque me gustan los resúmenes cronológicos y porque así os tragáis todo el blog hasta que llegue la parte en que cuento cómo estuvo a punto de acabarse el universo.

La cosa comenzó como siempre con Tania Llasera enseñándonos los entresijos del programa. El día menos pensado se desmarca y nos enseña los entresijos de un conejo atropellado en una comarcal.

Pero de momento nos mostró a un montón de mujeres concursantes que dijeron no haber podido dormir la noche anterior a cantar y que tenían la habitación como si hubieran entrado a robar seis demonios de Tasmania con sobredosis de cafeína.

También nos enseñaron los retretes portátiles donde hacen sus deposiciones los del público antes de entrar a plató. Estoy un poco decepcionado, porque esperaba que Tania comprobara el olor del interior en persona para transmitirnos sensaciones.

¡Vi a la de la laca! ¡La vi! Sí, pensaba que este año no habría gaseador/a pero sí, pudimos ver a alguien con un bote de laca rociando a una concursante como si fuera una cucaracha de sesenta kilos. ¿Os acordáis de la del año pasado?

Era memorable. Se le contraía el dedo sobre el dispensador y echaba laca como para congelar a Han Solo y dejarlo más tieso que con carbonita.

Tania Llasera entrevistó también al chaval que pasa la mopa al escenario, que está mazado como para hacer luego horas extras como guardia de seguridad. A ese no hay cojones de pisarle lo fregao. Te da una media guaya del revés que acabas fregando el escenario con los dientes.

Hay al menos dos cosas que tienes que tener para ser concursante de La Voz.

1.- Un drama: paro, familiares muertos, fealdad, rechazo social, decepciones, un grano en el culo de los que duelen… Tú llegas al casting de La Voz diciendo que tu familia es normal, que todos están vivos y que sois felices y te echan los de seguridad y luego te dan una paliza en el callejón de atrás.

2.- Un nombre raro / exotismo: Si eres de Valladolid y te llamas Antonio estás jodido. Por lo menos has de ser de una especie sin catalogar. O llevar rastas, o ser siamés y que tu hermano te haga los coros mientras usa tu hígado.

CONCURSANTES Y AUDICIONES

Las citadas son condiciones que cumplía la primera aspirante: Amynata.

¿Cómo queréis las tortitas? ¡Yo con sirope! ¡Yo con chocolate! ¡A mi nata! y así.

El caso es que todos se dieron la vuelta. ¡Y se quedó con Malú! La muchacha casi se hace pis encima de la emoción (Malú, digo). De hecho, creo que se lo hizo. ¡Que venga el maromo de la mopa! Pero claro, no se notó, porque como lleva ese poncho verde que cuando cae la noche le mete unas varillas y se hace un iglú isotérmico…

Por otro lado un tal Alberto dijo haber cantado en una orquesta que se llamaba ‘Ellas’ y «como la conocía todo el mundo no le iban a cambiar el nombre». Sí, vamos, la conocía todo cristo. A un chino le preguntas y te dice toda la discografía completa de ‘Ellas’.

Trinidad, más conocida como La Trini, dijo que trabaja limpiando pero que no es un trabajo que le motive ni le llene. Pues es raro, oye, porque lo de limpiar es como muy vocacional, muy de sentirse realizado. ¿No veis los banqueros con qué buen ánimo nos limpian de las impurezas del dinero? Pues eso.

A la hora de elegir la mujer dijo: «Rosario es gitana como yo y eso me gusta, pero Malú tú tienes a tu tío, que es el maestro de los maestros, tu padre canta muy bien y tú me encanta como cantas».

¿Os imagináis que dice «Rosario tú eres gitana como yo y eso no lo soporto«? El caso es que se quedó con la Calentita, más conocida como Rosario.

Mercedes es electricista y para dale la noticia de que entraba en el programa la llevaron engañada a una galería de arte donde supuestamente debía revisar un cuadro eléctrico que había dado un fallo. Es la primera electricista que conozco que se pone de punta en blanco para ir a ver un cuadro de luz. Iba con un vestido y cuatro destornilladores en un cinturón.

«Si les hago llorar, mejor», dijo la mujer. No sabemos si iba a cantar o a pellizcarles los pezones. Creo que a lo de los pezones, porque no la cogieron.

A una chica llamada Cristina Orozco le preguntó: «¿Cómo has venido al programa?». La chica, flipada, dijo «me han recogido en mi casa». «¿Seguro que no has venido en una nave espacial? ¡Porque tu voz es de otro planeta!», le replicó Orozco.

Este hombre se cree ingenioso. A ver, que yo le agradezco que intente variar un poquito, pero es que pasa al lado de los guionistas de Los Oscar y les mira por encima del hombro.

Hasta Bisbi, que no es que sea la alegría de la huerta, se burló de él y sus comentarios preguntándole cómo había venido él y reclamándole poemas con un concursante sí uno no.

Cassandra vino expresamente desde Italia para el programa. Dijo que veía La Voz de España en Italia y que su mayor ilusión es cantar en España. Lo mismo nadie le ha dicho como está el patio por aquí… El caso es que no les dijo nada a nadie de que iba a venir a concursar. Mira, como yo cuando me saqué el carnet de conducir.

En el set de familias Jesús Vázquez hizo las veces de familiar. Al llegar la muchacha (tras quedarse con Malú), la estaba esperando con la «mamma» al teléfono. Pero Cassandra habló con la «mamma» en inglés, porque debe ser la «mmother».

Malú apunta algo en su cuadernito tras cada actuación. Siempre apunta algo en el cuadernito. Yo creo que se aburre y aprovecha para escribir su diario o la lista de la compra. Dentro de muchos años alguien lo encontrará y editarán «El diario de Ana Malú», una desgarradora historia de concursantes que se iban con Bisbal y la dejaban a ella como a una abuela en una gasolinera.

Y entonces llegó el peligro:

Le tocaba a Luciano. ¡¡ERA UN ANTIBISBAL!! Era como Bisbi pero con los rizos negros y feo. O dios santo. ¡El bien contra el mal! Lucha en el plató. El Universo podría desaparecer o ser un lugar mejor… ¡El día de la bisbestia!

¡Verlos juntos era como ver a Superman luchando contra su versión borracha!

Bisbi notó las malas vibraciones enseguida y antes incluso de darse la vuelta negaba con la cabeza mientras le oía e intentó colocárselo a Orozco diciéndole «¡¡VAMOS, PUEDE SER TUYO!!».

Pero Malú hizo suyo lo de «a río revuelto ganancia de coachadores» y les hizo el lío y en el último segundo se dio la vuelta y se lo quedó. Todo para ella, oye.

«Es un bisbalillo, como yo», dijo Bisbi al verle. Porque al final el muchacho no era el antiBisbi ni nada, sólo una pobre víctima más de la permanente.

Por cierto, Bisbi, proveedor oficial de cera para los cirios en Lourdes.

– ¿Cómo te llamas?, le preguntó Rosario.

– Yo soy Luciano, respondió el chaval.

– ¿Murciano?, dijo Bisbal.

La madre que lo parió. A tomar por culo. Hala, a Gaes, pero ingresado.

Zipi y Zape, les bautizó Orozco. Casi se mea de la risa el cabrón.

«Del abrazo que me ha dado me ha colocado todas las vértebras», dijo Malú de Luciano, un hombre sosegado que tras cantar se fue a la sala de las familias y se echó al suelo a gritar como si le hubieran dicho que su casa había ardido con su perro dentro. Luego lloró. Luego le comió los morros a su novia. Este chaval es de traca.

Una anécdota divertidísima. Ojo no os caguéis encima de la risa: Rosario pierde pendiente. Bisbal se pone pendiente. Pendiente pincha a Bisbal. Bisbal lo devuelve. Y ya. Qué gracia, ¿eh? Pues la misma me hizo a mi.

Otra concursante fue Bárbara, que dijo que su físico le ha condicionado en el mundo de la música. ¿Y qué le pasa, que es Quasimodo? No, está más buena que el pan con nocilla. Pobrecilla. Que desgracias da la naturaleza. ¿Por qué es tan cruel la vida? Hay que jorobarse…

Al verla Orozco se puso en pie en el asiento e hizo el baile del gorila de espalda plateada en época de celo. Así como moviéndose amenazadoramente de un lado a otro y resoplando por la nariz.

Y se marcó otro de sus alegatos prefabricados: «Quería verte un poco más de cerca«, le dijo mientras se abrochaba el chaleco y se acercaba a la muchacha.

Y le recitó una frase de Coelho: «a veces te despiertas y te das cuenta de que no queda tiempo para hacer lo que soñabas». «Pues si lo soñabas este es tu momento«, añadió. Y claro, Orozco abandonó el escenario y las bragas de la muchacha y ella misma fueron tras de él y a su equipo.

Y las cosas quedaron así: Orozco ya tiene a 8 cantantes. Bisbal a 9. Malú a 8 también. Rosario a 7.

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