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Quién fue… Mohammed Salim, el futbolista descalzo que enamoró al Celtic de Glasgow

Cuando encontré esta historia, no dudé ni un segundo en que debía traerla al blog. Me pareció interesantísima. Es breve, no habla de heroicidades, pero me parece una de esas historias curiosas que, como yo os digo, merece la pena sacar en una conversación entre amigos.

Calcuta, Raj Británico, 1936. Casi desde principios de siglo, la población autóctona de la India había aprendido a jugar al fútbol, herencia de sus colonizadores y vehículo, junto al cricket, para disputarles a los ingleses su supuesta superioridad y por qué no, vencerles. Pero claro, los indios no eran profesionales y ni siquiera contaban con la equipación necesaria.

Uno de los principales equipos de fútbol de la India es el Mohammedan Sporting Club. En él se desempeñaba con bastante éxito un joven llamado Mohammed Abdul Salim Bachi Khan, más conocido como Mohammed Salim. Fue una pieza clave en las cinco ligas consecutivas que el equipo logró en esos años. En el citado año 36, la selección olímpica de China estaba realizando una gira por la India y concertó un par de amistosos con el Mohammedan SC. El primero de esos encuentros lo presenció un tal Hasheem. Este Hasheem era un hindú residente en Inglaterra que visitaba Calcuta y aprovechó para ver en directo un partido de su primo, Mohammed Salim.

Hasheem quedó impresionado por las habilidades de su primo y en cuanto acabó el encuentro, se acercó a él y le dijo que no debía desaprovechar la oportunidad y que se fuera con él a Europa. El primo Hasheem fue tan insistente que Mohammed no llegó a jugar el segundo amistoso contra China y viajaron hasta El Cairo, donde se embarcaron con  destino al Reino Unido.

Tras unos días en Londres, Hasheem se llevó a su primo a Glasgow. Su objetivo era que el Celtic le hiciera una prueba. Y allí se presentaron ambos. Mohammed estaba impresionado y quedó perplejo cuando se enteró de que todos los futbolistas del Celtic eran profesionales, a pesar de lo cual se mostró deseoso de jugar con ellos. El primo Hasheem se dirigió al entonces entrenador del Celtic, Willie Maley (en la foto, abajo) y ni corto ni perezoso le dijo: «Acaba de venir en barco un gran jugador de la India. ¿Le haría usted una prueba?» Pero además, el insistente pariente advirtió a Maley: «Sólo hay un pequeño problema: juega descalzo«.

Como os podréis imaginar, Maley rompió en carcajadas cuando oyó la historia. Pero Hasheem rara vez se daba por vencido y tanto le dio la murga al entrenador que al final este aceptó, quizá con más curiosidad que convencimiento. Así, Mohammed quedó emplazado a una prueba ante un millar de socios y tres de los entrenadores del club.maley

Nuestro héroe se presentó en la prueba descalzo, sin botas, con los pies vendados a excepción de los dedos desnudos (en la foto, si así se puede llamar, que os he puesto en el post se aprecia más o menos). Y los dejó a todos boquiabiertos con sus habilidades. Tal es así que Maley decidió que Mohammed iba a jugar con el primer equipo. Se convertía así en el primer hindú en jugar en un equipo europeo.

Como comprenderéis, más que nada por el tema de jugar descalzo, Mohammed jugó amistosos. En concreto dos. Uno en el que el Celtic ganó por 5-1 al Hamilton Academical y un segundo en el que los católicos de Glasgow derrotaron por 7-1 al Galston, con gol de Mohammed incluido. La prensa local no tardó en hacerse eco del hallazgo. Así, el Scottish Daily Express titulaba el 29 de agosto de 1936: «El malabarista indio. Nuevo estilo«. En páginas interiores, el diario relataba que «los centelleantes diez dedos de los pies de Salim, el jugador hindú del Celtic, hipnotizaron anoche a la muchedumbre en Parkhead. Equilibra la pelota con el dedo gordo, la deja caer en escalera hasta el dedo meñique, la gira y salta con un pie sobre el defensor». Había nacido un mito.

Pero la morriña, la añoranza, pudo con él. A los pocos meses después de haber llegado a Escocia empezó a entrarle añoranza de su país. Decidió regresar. En el Celtic intentaron convencerle para que se quedara. Como último recurso, decidieron organizar un partido amistoso y darle a Mohammed Salim el 5% de la recaudación por entradas. Mohammed no se movió de su idea, aunque aceptó que se disputara el partido, a condición de que ese 5% fuera destinado a un orfanato. El partido se jugó, y ese 5% resultó ser un montante de 1.800 libras esterlinas de la época, un dineral. Salim se sorprendió pero cumplió su palabra. Y regresó para seguir jugando en el Mohammedan SC, en el más completo anonimato.

Muchos, muchos años después, Mohammed Salim enfermó. Su hijo Rashid escribió una carta al Celtic de Glasgow, casi como medida desesperada, pidiéndoles ayuda, pues su padre no podía pagarse el tratamiento que necesitaba. Rashid se llevó una sorpresa mayúscula cuando semanas después recibió una carta procedente del Celtic. En su interior había un cheque por valor de 100 libras. El joven afirmó que «me quedé encantado, no por el dinero, sino porque mi padre todavía formaba parte del orgullo del Celtic». Tal es así que Rashid nunca cobró el cheque (cosas raras) y se lo quedó de recuerdo junto a una camiseta del equipo escocés.

Mohammed Salim falleció en Calcuta el 5 de noviembre de 1980, con 76 años de edad. Pero aunque su historia es algo desconocida, tuvo su momento de gloria cuando hipnotizó a Parkhead con sus diez dedos de los pies.

Que paséis un buen fin de semana.