Foé, con su selección poco antes de morir (WIKIPEDIA).
Hace unos días recordábamos a Miklós Fehér, el delantero húngaro del Benfica que murió en un partido. El caso fue muy famoso, pero es que seis meses antes se produjo uno muy similar, que también conmocionó al mundo del fútbol. Fue la muerte de Marc-Vivien Foé.
Marc-Vivien Foé nació el 1 de mayo de 1975 en Yaoundé, capital de Camerún. Con 19 años se incorporó al club más importante de su país, el Canon, y formó parte de la selección camerunesa que participó en el Mundial de Estados Unidos. Pese a que la actuación del equipo fue bastante pobre, a nivel individual Foé, que jugaba de centrocampista, destacó y eso le sirvió para dar el salto a Europa, en concreto al Lens francés.
Estuvo cinco temporadas en este equipo, proclamándose campeón de Francia en 1998. Estuvo muy cerca de firmar por el Manchester United, pero una lesión frustró el pase y, además, le impidió estar en el Mundial de aquel año.
Tras recuperarse firmó por el West Ham londinense, donde estuvo una temporada a muy bien nivel. Eso le valió para firmar por uno de los grandes de Francia, el Olympique de Lyon, en 2000. En su primer año apenas jugó debido a que contrajo la malaria, pero luego cogió más regularidad, lo que le permitió acudir al Mundial de 2002 con los ‘Leones Indomables’.
Ese verano, el Lyon lo cedió al Manchester City, donde cuajó un buen año y se hizo con un puesto fijo en el once titular. En junio de 2003, se embarcó con su selección en la Copa Confederaciones que se disputaba en Francia. El equipo africano alcanzó las semifinales, donde se enfrentaría a Colombia. Lo hacía, además, en el Gerland de Lyon, el estadio del club de Foé. Avanzado el segundo tiempo, el seleccionador camerunés, Winfried Schäfer, notó que el jugador estaba fatigado y quiso sustuirle, pero Foé hizo señas de que quería continuar. En el minuto 72, Foé se desplomó en el círculo central.
Los servicios médicos de la selección africana salieron rápidamente a atender a Foé, que yacía en el suelo boca arriba, con los ojos abiertos y con la respiración entrecortada. Rápidamente entró un sustituto por él y Foé fue llevado en camilla a la banda para ser atendido. Estaba en parada cardiaca y se le intentó reanimar con el boca a boca y con masaje cardiaco, pero murió poco después de llegar la enfermería del Gerland. Tenía 28 años.
Su muerte causó un gran shock en la selección, que por cierto había ganado 1-0 la semifinal y se enfrentaría a la anfitriona Francia en la final, así como en el Lyon y el City. Tres días después, sus compañeros de selección salieron a disputar la final con camisetas dedicadas a Foé. Francia ganó gracias a un gol de oro de Henry. La medalla de subcampeón de Foé fue recogida por sus compañeros y puesta sobre una gran foto del jugador, y cuando el capitán francés Marcel Desailly fue a recoger el trofeo de campeón, invitó a su homólogo camerunés, Rigobert Song, para que recogiera junto a él el trofeo como homenaje a Foé.
En Maine Road, antiguo estadio del City, se erigió una placa en su honor, y el Manchester City retiró el dorsal 23 en su honor. El Lens retiró el 17, el dorsal que llevó el jugador durante su etapa en el equipo ‘sangre y oro’, y hay una avenida junto al estadio Félix Bollaert de esta ciudad que lleva el nombre de Marc-Vivien Foé. El Lyon también retiró el dorsal 17, hasta que en 2008 fichó al camerunés Makoun, que pidió llevarlo en homenaje a su compatriota. Desde la marcha de Makoun, solo lo ha vuelto a llevar Lacazette. Foé fue enterrado en Camerún, donde se celebró un funeral de Estado. Unos años después, en 2009, antes de la final de la Confederaciones entre Estados Unidos y Brasil, el hijo de Foé, de 14 años, dio un discurso en memoria de su padre.
Espero que os haya interesado el artículo. Regresamos el jueves.
Alguna vez me habíais pedido a este futbolista, toda una leyenda del fútbol africano. Tengo un clarísimo recuerdo de él, porque se habló mucho de él en el Mundial de Italia 90, que como he dicho alguna vez, fue el primero del que tuve una conciencia clara. Todo un ejemplo de longevidad y profesionalidad, es todo un símbolo en su país, y no es para menos. Es Roger Milla.
Ayer os hablé, en este vuestro blog, de Tommy N’Kono y creo que lo más apropiado es continuar con su sucesor, que además también lo tuvimos en España. Estoy casi seguro de que cuando leísteis el post de N’Kono, muchos os acordásteis de este jugador, simpático y popular, que además, se ha identificado con nuestro país. Continuador de la tradición de porteros africanos en nuestro país, llegó algo veterano pero eso no impidió que se convirtiera en uno de los metas de moda en sus años en nuestro campeonato nacional de Liga. En efecto, los más listos lo habéis adivinado. Es Jacques Songo’o.
Estoy seguro de que el protagonista de hoy os va a gustar. Es fácilmente localizable, lo reconozco, no he tenido mucho trabajo. Pero creo que es un futbolista carismático de una época carismática que merece su sitio en el blog. Así que no me lo pienso. Este es uno de los primeros porteros que recuerdo de mi niñez, en primer lugar porque era poco habitual ver a jugadores negros en la portería y porque llevaba el pantalón largo siempre. El protagonista de hoy, que marcó una época en su principal equipo en España, fue además toda una figura internacional con su selección, la de Camerún. Hoy os voy a hablar, amigos, del simpático Tommy N’Kono.
Volvemos al mundo del tenis, que como sabéis es uno de mis deportes favoritos. Lo hacemos de la mano de uno de los jugadores más mediáticos de los 80, por su aspecto físico y por su simpatía. Además, era un excelente jugador. Así que allá vamos. Es el francés Yannick Noah.
