Se nos ve el plumero Se nos ve el plumero

"La libertad produce monstruos, pero la falta de libertad produce infinitamente más monstruos"

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Crece el ICA (Indice de Corrupción Ambiental) en las portadas
La Justicia, en manos del azar

El Supremo “interviene” las “herriko tabernas”, en El País, y el mismo Supremo “pone en marcha la liquidación del patrimonio de Batasuna”, en El Mundo. Ambos diarios mandan con este asunto en su primera de hoy y con foto. El País incluye también este titular en recuadro (que no aparece por El Mundo):

La Comisión Europea apoyará mañana el proceso de paz en el Parlamento de Estrasburgo

La corrupción urbanística es el segundo tema en importancia para El País, que lo da a tres columnas:

La fiscalía reclama medios para atajar la corrupción urbanística

Y con este sumario:

El PSOE expulsará a los cargos implicados en escándalos

El Mundo lo da a una columna:

El PSOE promete no incluir en sus listas electorales a los sospechosos de corrupción

El informe pericial que intenta vincular a ETA con el 11-M va a dos columnas en El Mundo:

La juez imputa al “número 2” de la Policía Científica que ordenó alterar el informe ETA/11-M

El País no lleva nada de esto en su primera. Lo lleva a una columna (abajo) en página interior:

La juez cita a otro mando de la Policía Científica por el ácido bórico

En cambio, El Mundo le dedica a su segundo tema de portada cuatro columnas (arriba) en página impar, con este titular:

La juez Gallego interroga hoy como imputado al «número dos» de la Policía Científica

Para El País, la juez (Gallego) no tiene nombre, ni el mando policial tiene cargo («Número 2»), ni dice en calidad de qué ha sido citado. El Mundo deja claro que va como imputado.

La historia se repite. La juez Gallego suele ir a cuatro columnas en El Mundo y a una columna en El País. El Juez Garzón suele salir al revés.

Por el mismo caso, Gallego imputa a unos y Garzón imputa a otros. El Mundo aplaude sin disimulo a la primera y El País lo hace igual pero con el segundo.

A este paso, habrá que pensar en crear un nuevo blog en el que poder comparar «sentencias» con «no sentencias«, «testigos» con «imputados«, «jueces conservadores» con «jueces progresistas» para poder entender un poco mejor el embrollo actual en el que se encuentran tanto la Justicia como el pobre y desprestigiado gobierno de los jueces (el CGPJ).

A este paso, nos podremos jugar las sentencias a cara o cruz, según sea el resultado del sorteo para el reaprto de los casos por los distintos juzgados. O sea, la Justicia, otra vez, en manos del azar… y de los intereses políticos.

Tengas pleitos…

A Artur Mas se le ve una patita nacional-fascista…
Ramirez «reconoce», pero la jueza «impide»…

Al candidato nacionalista, Artur Mas, me parece que se le fue la mano contra los inmigrantes.

Con su propuesta de carnet por puntos para los buenos y los malos catalanes, quizás sin querer, dio un paso muy arriesgado, que -en el caso de ganar- puede hacer peligrar el futuro en paz de Cataluña. Le recomiendo que mire hacia la vecina Francia y se trague rápidamente su terrorífica propuesta, por muchos votos que pretenda obtener excitando las bajas pasiones de los más fanáticos nacionalistas.

La verdad es que me costaba creerlo, ya que nunca pensé que Artur Mas llegaría a dar estos patinazos tan vergonzosos, propios de otros nacionalistas más fanáticos que él.

¿Fue un desliz preelectoral o la expresión de su pensamiento más profundo (por escondido) sobre la presunta superioridad del catalán frente a otros seres humanos?

¿Acaso se cree Artur Mas mejor catalán que yo o que mis parientes que emigraron de Almería en la postguerra y ayudaron a construir la Cataluña que él disfruta hoy, quizás, por lo que veo, sin merecerlo?

Nacer en un sitio o en otro, señor Mas, no tiene ningún mérito. Es unicamente fruto del azar.

Creo que Mas metió la pata y que, por eso, se le vió la patita nacional-fascista, que suele dormir en las entrañas de cualquier nacionalismo. Naturalmente, los demás candidatos se le tiraron al cuello. Y Mas intentó suavizar sin éxito su «sistema» para marcar y separar a los catalanes de primera de los catalanes de segunda. La cosa tiene difícil arreglo. Ya sabemos que la mierda, cuanto más se mueve, más huele.

Me enfadó tanto la imbécil propuesta de Mas -tan indigna de él, tal como yo lo conocía y apreciaba- que no quise escribir ayer ni una palabra en el blog hasta que se me pasara el cabreo. Ahora acabo de leer dos veces esta carta que adjunto de Josep María Deop Murillo, publicada en Cartas al Director de El País, que me reconcilia con mi amor a Cataluña y a tantos maravillosos catalanes que merecen líderes mejores que Artur Mas. Gracias Josep Maria por su carta. Después de leerla, ya me siento mucho mejor. ¡Visca Catalunya! Pero la Cataluña universal que me recibió, hace años, como estudiante y emigrante, con los brazos abiertos y que siempre amaré.

Por favor, no me suspenda, señor Mas.

El Mundo sigue hoy en portada con su filón de «no noticias» sobre la presunta «no relación» de ETA con el 11-M, esa cruzada en la que está empeñado Pedro Jota para salvar la cara al trío Pinocho (Aznar-Acebes-Zaplana).

El País siguen mandando en primera con la corrupción urbanística y reserva el asunto de las chapuzas burocráticas y el control de calidad policial en torno al ácido bórico para página interior y con un sesgo muy distinto al de El Mundo.

«Reconoce» e «impide», qué verbos tan expresivos:

El Mundo:

Ramírez reconoce que firmó como autor unos análsis que nunca hizo

El País:

La juez del ácido bórico impide actuar a la Abogacía del Estado

¿Por qué han de ser los jueces más neutrales, independientes, objetivos, justos, etc., que, por ejemplo, los periodistas o los dentistas?

¡Qué gran debate televisivo podríamos ver entre la jueza Gallego (tan querida hoy por El Mundo) y el juez Garzón (tan querido ahora por El País)!

¿Zapatero inexperto o Bono convertible?

Algunos comentaristas han tenido la impresión de que ayer aposté por Bono en este blog como alcalde de Madrid. Me dicen que se me ve mucho el plumero. Y se me verá, desde luego, por muchas otras causas, ya que no trato de ocultarlo. Más bien, como sujeto que soy, presumo de mis convicciones subjetivas y las aireo todo lo que puedo, como si fuera libre.

Pero en el caso de Bono (¿convertible?) creo que se equivocan al acusar al mensajero. Me llaman «listillo» por el patinazo de El País frente a El Mundo (y del propio Zapatero por airear innecesariamente un fracaso).

¿Acaso Bono se ha «maragallizado«?

A menudo doy mi opinión sobre las noticias. Faltaría más. Pero otras veces sólo comento la forma que cada diario tiene de presentarlas, y lo que dicha forma puede afectar al fondo. Sólo trato de encender las señales de alerta para que no me den gato por liebre. Eso hice ayer. En esta ocasión, no dije ni pío. Al César lo que es del César.

Ayer sólo reproduje los titulares de ambos diarios sobre Bono. Estoy dispuesto a cargar con mis errores y patinazos -que ya son muchos- pero no con los de otros, que también confunden deseos con realidad.

Copio y pego lo que puse ayer:

« Por la libertad: Una de las páginas más bellas de la Historia | Inicio

11 Octubre 2006

Bono: «le agrada» en El País, pero lo «rechaza» en El Mundo

Casi siempre hay pequeñas diferencias de matices entre los titulares de la misma noticia en ambos diarios. En ocasiones, hay un abismo como de la noche al día. Tal es el caso de hoy con la eventual candidatura de Bono a la alcaldía de Madrid.

En El Mundo:

Bono se inclina a rechazar…

En El País:

Bono afirma que le agrada…»

FIN.

Eso fue todo lo que escribí ayer. Ni quito ni pongo rey. Y, aunque no oculto mis preferencias por El País, como mejor periódico para mi gusto que El Mundo, ayer mis viejos colegas confundieron deseos con realidad o fueron confundidos (intencionadamente o no, no lo sé) por las palabras ambigüas de Bono.

Lo que resulta penoso es la falta de profesionalidad

demostrada por Zapatero y por Bono al querer vender la piel del oso antes de haberlo cazado.

La bisoñez tiene la ventaja de que, como la adolescencia, suele curarse con el tiempo.

–Si ayer llevaban a Bono al titular de arriba, a dos y a una columna en El Mundo y en El País, respectivamente, hoy van al revés. El País lo lleva a cuatro columnas y El Mundo, a una.

Difieren en el tamaño y forma, no tanto en el fondo.

El Mundo:

Frustración en el PSOE por la negativa de Bono a competir por la alcaldía de Madrid

El País:

El plante de Bono a Zapatero irrita y desconciera a la cúpula del PSOE

Con el juez Garzón ocurre todo lo contrario que con Bono. Si ayer iba arriba, a cuatro columnas, en El País, y abajo en El Mundo, hoy va arriba, a cuatro columnas, en El Mundo y nada de nada en El País.

El Mundo, a cuatro:

«Garzón gritaba fuera de sus casillas… Su obsesión era la palabra ETA»

Menos mal que el titular va entre comillas, como algo dicho por el dudoso perito Escribano, que metió la cuchara en el informe al escribir la palabra ETA con el fin («espurio», dijo Garzón) de relacionar a la banda terrorista con el «ácido bórico» (matacucarachas)y el 11-M.

Resulta agotador, cuando no es patético. Los estertores de la gran mentira del trío Pinocho (Aznar, Acebes, Zaplana) pueden durar hasta las próximas elecciones generales. Y el PP puede volver a perderlas si se empeña precisamente en recordarnos las mentiras que le llevaron a perder las del 14-M de 2004. Están tropezando dos veces en la misma piedra.

Claro que por mucho que Rajoy quisiera olvidar las mentiras tan miserables de su protector Aznar sobre ETA en el 11-M, y de sus dos ayundantes (¿vigilantes?) Acebes y Zaplana, ahí está Pedro Jota para mantener viva la llama de aquella mentira masiva, la madre de todas las mentiras.

Para sus fieles creyentes no hay problema: dan por ciertas las informaciones falsas, si concuerdan con la teoría conspirativa, y rechazan las informaciones ciertas, que están contrastadas por policías y jueces, si no cuadran con la conspiranoia.

¡Qué cruz!

El Mundo informa también de la presencia de un concejal socialista en la protesta contra Acebes y Piqué en Cataluña, lo que ha provocado la expulsión fulminante, por parte de Montilla, del líder de las Juventudes Socialistas de Martorell. El País no lo lleva en su primera.

En cambio, El País publica, a una columna, arriba, los más de 600.000 muertos que, según un estudio de la revista científica Lancet, van ya desde la invasión ilegal de Irak por el trío de Las Azores (Bush, Blair y Aznar).

El Mundo no da ni una línea de esta mantanza masiva de irakíes en su portada.

¿Por qué será?

Y por último, aunque no es lo menos importante, El País (¡gracias!) dedica tres columnas de su portada al artículo póstumo de nuestra colega rusa Anna Politkovskaya, asesinada por su defensa de la libertad de expresión, a través de sus investigaciones y críticas a los poderosos en la Rusia precapitalista de Putin.

Lo copio y pego aquí, para mi archivo. Este ha sido un crimen que nos conviene no olvidar jamás. Por la cuenta que nos trae.

Torturas en la comisaría del distrito de Groznenski

«La mayoría de los jóvenes chechenos han sido condenados por terrorismo en causas amañadas o sin pruebas»

Anna Politkóvskaya.

(Foto CARLES RIBAS)

«¿Combatimos la ilegalidad con la ley? ¿o golpeamos con nuestra ilegalidad la de ellos?»

«Honestamente, temo su odio. Temo, porque rebasará los márgenes. Tarde o temprano»

Cada día tengo ante mí decenas de carpetas. Son las copias de los expedientes de las causas penales de personas encarceladas o que se encuentran bajo investigación por «terrorismo». ¿Por qué la palabra «terrorismo» entre comillas? Porque la mayoría de esas personas han sido designadas terroristas. Y esta práctica de «designar terroristas» no sólo desplazó en 2006 la verdadera lucha antiterrorista, sino que comenzó a multiplicar a los deseosos de venganza, a potenciales terroristas. Cuando la fiscalía y los tribunales trabajan no en aras de la ley ni para castigar a los culpables, sino por encargo político y para rendir cuenta antiterrorista al Kremlin, las causas penales se fabrican como tortillas.

La cadena de montaje para «conseguir confesiones» garantiza de manera magnífica buenos indicadores de «lucha contra el terrorismo» en el Cáucaso del Norte. He aquí lo que me escribieron las madres de un grupo de jóvenes chechenos condenados: «Las prisiones reformatorias se han convertido en campos de concentración para los jóvenes chechenos que han sido condenados. Son discriminados por motivos étnicos».

«No les permiten salir de las celdas ni de los calabozos de castigo. La mayoría o casi todos los jóvenes han sido condenados en causas amañadas, sin pruebas. En condiciones de extrema crueldad, sometidos a humillaciones de su dignidad humana, ellos comienzan a odiar. Y es todo un ejército de hombres que volverán adonde nosotros con sus vidas y sus mentes destrozadas…».

Honestamente, temo su odio. Temo, porque rebasará los márgenes. Tarde o temprano. Y no serán los investigadores que los torturaron quienes pagarán los platos rotos. Las causas de los «terroristas designados» es el campo en el que chocan frontalmente dos posturas ideológicas sobre lo que ocurre en la zona de la «operación antiterrorista en el Cáucaso Norte»: ¿combatimos la ilegalidad con la ley? ¿o golpeamos con nuestra ilegalidad la de ellos? Estos dos enfoques chocan y sacan chispas hoy y también lo harán en el futuro. Como resultado de la «designación de terroristas» aumenta el número de aquellos que no quieren conformarse con ello.

Hace poco, Ucrania extraditó a petición rusa a Beslán Gadáyev, detenido a comienzos de agosto durante una verificación de documentos en Crimea, donde vivía en condición de desplazado forzoso. He aquí unas líneas de una carta suya fechada el 29 de agosto: «… Después de que me extraditaron de Ucrania a Grozni me llevaron a un despacho y me preguntaron inmediatamente si yo había matado a la gente de la familia Salíjov, a Anzor y a su amigo, un camionero ruso. Juré que no había matado a nadie y que no había derramado la sangre de nadie, ni del checheno ni del ruso. Me dijeron: ‘No, tú los mataste’. Volví a negarlo. Después de que por segunda vez dije que no había matado a nadie comenzaron a golpearme. Primero, me dieron dos puñetazos en la zona del ojo derecho. Cuando recuperé el sentido después de esos golpes me torcieron los brazos y me esposaron con las manos por delante, y entre las piernas, por el costado, introdujeron un tubo para que yo no pudiera mover los brazos aunque ya estaba esposado. Luego me cogieron, mejor dicho cogieron el tubo por el extremo al que yo estaba enganchado y me colgaron entre dos cajoneras, a una altura de cerca de un metro.

«Inmediatamente después de que me colgaron me fijaron unos cables en los meñiques de las manos. Un par de segundos después comenzaron a darme golpes de corriente eléctrica y a golpearme con porras de goma por todas partes. Sin poder soportar el dolor, empecé a gritar y a invocar el nombre del Todopoderoso. Como respuesta, para no oír mis gritos me pusieron una bolsa negra en la cabeza. No recuerdo cuánto tiempo duró aquello, empecé a perder el conocimiento del dolor. Al ver que perdía el sentido me quitaron la bolsa de la cabeza y me preguntaron si iba a hablar. Les dije que sí, aunque no sabía de qué iba a hablar. Les contesté así para librarme del suplicio aunque sea por un momento».

«Me descolgaron y me arrojaron al piso. Me dijeron: ‘Habla’. Les respondí que no tenía nada que decir. En respuesta a mis palabras me golpearon con el tubo en el que me habían colgado también en la zona del ojo derecho. A causa de los golpes caí sobre un costado y, ya casi inconsciente, sentí cómo seguían dándome golpes por doquier… Otra vez me colgaron y todo volvió a repetirse. No recuerdo cuanto se prolongó. Me arrojaron agua varias veces»

«Al día siguiente me bañaron, me embadurnaron la cara y el cuerpo con algo. A la hora de almuerzo vino a verme un policía de civil y me dijo que habían venido unos periodistas y que yo tenía asumir la autoría de tres asesinatos y un asalto. En caso de que no lo hiciera me amenazó con que abusarían sexualmente de mí. Acepté. Después de la entrevista con los periodistas, me obligaron a firmar una declaración en que se decía que todos los golpes los había recibido durante un intento de fuga…»

El abogado Zaúr Zakríyev, que defendió a Beslán Gadáyev, declaró a los colaboradores de (la organización de derechos humanos) Memorial que en la comisaría del distrito de Groznenski su defendido fue sometido a abusos físicos y psicológicos. Como se desprende de la declaración del letrado, su defendido se declaró culpable de un asalto en 2004 contra efectivos policiales. Sin embargo, los agentes del Departamento Distrital del Ministerio de Interior decidieron que se declarara culpable de una serie de delitos en la aldea Stárie Ataguí (distrito de Groznenski) que él no había cometido.

Según el abogado, el cuerpo de su defendido presenta lesiones causadas por los crueles malos tratos a los que fue sometido. En la enfermería del centro de detención preventiva Nº1 de Grozni, donde actualmente se encuentra Gadáyev (acusado de bandidismo, artículo 209 del Código Penal de Rusia), se levantó un acta médica en la que se dejó constancia de múltiples lesiones, cicatrices, magulladuras, hematomas, costillas rotas y vísceras comprometidas.

Por todas estas violaciones flagrantes el abogado Z. Zakriev presentó una queja ante la Fiscalía de la republica de Chechenia…

FIN

PS. Aquí termina el artículo de Politkóvskaya. Quedó inconcluso. La Redacción de Nóvaya Gazata intenta esclarecer qué episodios quedaron fuera del texto.

Nota de la Redacción de ‘Nóvaya Gazata’

Todos nos preguntan si el asesinato de Anna Politkóvskaya está relacionado con la preparación de su artículo sobre las torturas, que anunció durante su entrevista a radio Libertad el 5 de octubre, un día antes de su muerte. Hoy en esta página publicamos fragmentos del material que nuestra comentarista dejó inconcluso. Se trata del testimonio directo del uso de las torturas, confirmado por los exámenes médicos. Además, Politkóvskaya recibió un vídeo en el que se ve a supuestos miembros de los servicios secretos chechenos torturando a dos jóvenes. Del cuello de uno sobresale un cuchillo y sangra abundantemente; el otro yace en el suelo malherido. Pedimos a la persona que le envió el vídeo que contacte con nosotros. La filmación la hicieron los mismos verdugos.»

Bono: «le agrada» en El País, pero lo «rechaza» en El Mundo

Casi siempre hay pequeñas diferenias de matices entre los titulares de la misma noticia en ambos diarios. En ocasiones, hay un abismo como de la noche al día. Tal es el caso de hoy con la eventual candidatura de Bono a la alcaldía de Madrid.

En El Mundo:

Bono se inclina a rechazar…

En El País:

Bono afirma que le agrada…

Ambos ilustran su primera con foto del acto de Acebes y Piqué en Cataluña: uno muestra primer plano de bandera y cazo metálico y el otro, plano general de manifestantes.

El verbo («zarandeados» o «rescatados de una agresión») va con la foto.

El Mundo:

Acebes y Piqué rescatados de una agresión independentista

EL País:

Acebes y Piqué, zarandeados en un acto del PP en Cataluña

La causa de la anulación de la cumbre de la UE sobre vivienda también admite matices:

Mundo:

«Por miedo a los antisistema»

País:

Por temor a una protesta «okupa»

Donde se nota más que cada diario echa toda su carne en el asador es en el caso del juez Garzón y los peritos que metieron la cuchara (o el calzador) en un informe sobre ETA, el 11-M y el «ácido bórico», muy del agrado del trío Pinocho (Aznar, Acebes, Zaplana).

Mundo, a tres columnas, abajo:

El CGPJ vuelve a negar el amparo a Garzón por su incompetencia

Garzón se ensaña con los peritos tras verse obligado a inhibirse

País, a cuatro columnas, arriba:

Garzón concluye que el informe del ácido bórico fue un montaje «delirante»

Sumarios:

El juez acusa al principal perito de «prefabricar» el nexo entre ETA y el 11-M para lograr un «efecto espurio»

El Poder Judicial rechaza amparar al magistrado

Esta es la información en página interior de El País:

Garzón acusa al perito Escribano de fabricar la relación entre ETA y el 11-M

El magistrado archiva el ‘caso del ácido bórico’ sin ampliar la imputación de El Haski

JOSÉ YOLDI

EL PAÍS

El juez Baltasar Garzón archivó ayer el denominado caso del ácido bórico sin ampliar la imputación del islamista Hassan el Haski, por no tratarse de una sustancia explosiva. Al mismo tiempo, el juez, en un auto de 15 folios, revela que, de las investigaciones que ha hecho, se ha «demostrado, sin duda racional alguna», que el perito Manuel Escribano realizó la «prefabricación intencionada» de la supuesta vinculación entre ETA y los presuntos autores de los atentados terroristas del 11 de marzo, en este caso el islamista Hassan el Haski, «para que produjera un efecto espurio a la propia pericia».

Garzón concluye que Escribano fabricó un nuevo documento, que no era oficial, y que lo entregó a El Mundo con la finalidad de imputar una falsedad a sus superiores, que cumplieron las normas legales y de calidad de la policía al rechazar el borrador que el perito les presentó en marzo de 2005.

En el auto dictado ayer, Garzón señala que el hecho de que el ácido bórico hubiera servido para fabricar explosivos hubiera tenido gran incidencia en la causa, ya que al islamista Hassan el Haski se le persigue por su intervención en los atentados de Casablanca y en los del 11-M. Pero el auto añade que «esto no ha sido así al haberse demostrado -sin duda racional alguna- la prefabricación intencionada de tales observaciones para que produjeran un efecto espurio a la propia pericia, en concreto la supuesta vinculación entre ETA y los presuntos autores de los atentados terroristas del 11 de marzo, en este caso Hassan el Haski».

El magistrado precisa que «ello se ha realizado, sin la más mínima base científica sustentándolas en simples elucubraciones y omitiendo datos relevantes cuya presencia habría supuesto la inocuidad de aquellas observaciones, y dentro de ellas, la del ácido bórico como sustancia explosiva».

Desacreditar la investigación

Por el contrario, añade el auto, «esa omisión suponía dar pábulo a la incidencia extrapericial de las mismas, acorde con cierto debate social construido en torno a aquel caso [el 11-M] para desacreditar la investigación e instrucción sumarial». Garzón agrega que el informe-borrador de 21 de marzo de 2005, en el que se incluía la vinculación de ETA con el 11-M a través del ácido bórico, «en ningún caso (…) buscó una realidad científicamente constatada», con observaciones, «tan genéricas como perversas e impropias de un informe pericial».

El magistrado establece que no consta ningún dato, informe, documento, estudio o similar que permita afirmar que el ácido bórico haya tenido algún uso como elemento de sustancia explosiva hasta la fecha en España. Agrega que «revisados todos los manuales de explosivos intervenidos a terroristas de ETA y los encontrados, en memorias externas, en el piso de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés, en ninguno de ellos se hace mención al ácido bórico como componente o material utilizado para la fabricación de explosivos».

El auto incide en que tras la desarticulación del comando Buruhauste de ETA, que tramitó el Juzgado Central de Instrucción número 4, por delito de terrorismo, se halló ácido bórico en un piso franco de Salamanca como consta en el informe número 868-Q1-01 de 5 de diciembre de 2001. No obstante, en el informe que se remitió al juzgado «no consta siquiera referenciada la mención del ácido bórico ante la ausencia de conexión con el objeto investigado, ya que está acreditado que era para utilizarlo como producto de higiene personal».

El hecho de que el perito Manuel Escribano, autor del informe-borrador, no quisiera profundizar sobre la naturaleza del ácido bórico, sino «resaltar la hipotética y artificial conexión» entre los islamistas y ETA; y el que los expertos en explosivos prescindieran de mencionar al juez el hallazgo del ácido bórico en el piso franco de ETA en Salamanca, por ser inocuo, lleva a Garzón a afirmar que habría que reflexionar sobre las intenciones de Escribano. La inclusión de las observaciones, sobre la posible relación de los islamistas con ETA, «se desvela no sólo artificial sino intencionadamente traída para ofrecer un resultado irreal, contrario a la línea de investigación policial y judicial, y con el fin de cuestionarla».

La parte de la observación de los peritos que concluye que por tener ácido bórico los etarras, El Haski y un militante antisistema estén relacionados entre sí, hayan tenido un mismo tipo de formación o sean los mismos autores, para Garzón «es simplemente delirante, ya que no tiene -ni siquiera como posibilidad- el más mínimo rigor científico o real, según los datos del informe, que lleve a mantener esta afirmación».

El juez se pregunta por la finalidad perseguida al vincular a la organización terrorista ETA con los islamistas y señala que esa finalidad se comprueba con los acontecimientos posteriores: «Reconstrucción del informe-borrador pericial no oficial, firma posterior (11.07.06) simulando el documento para darle alcance oficial presentándolo a los superiores, entregándolo a un medio de comunicación y presentándolo, tanto éste como los peritos (la n° 11) en sede judicial (Juzgados Centrales 6 y 5 respectivamente), para imputar una falsedad a los superiores que cumplieron con las normas legales y de control de calidad al rechazar ese informe». FIN

Y estos son los editoriales de El Mundo y El País sobre la actuación de Poder Judicial, de mayoría conservadora. Los títulares -¡válgame dios!- hablan por sí solos.

Este es el análisis que hace Ekaizer en El País (y ojalá acabemos ya con este asunto de los Pinochos, que me tiene hasta la coronilla):

ANÁLISIS

Crónica de una conspiración para deslegitimar el juicio del 11-M

ERNESTO EKAIZER

Los 15 folios dictados ayer por el juez Baltasar Garzón constituyen la radiografía de una conspiración. Los organizadores de la prueba falsa del ácido bórico pretendían, según el juez, «desacreditar la investigación instrucción sumarial» del caso del 11-M.

¿Cómo avanzar en esa campaña de deslegitimación anticipada del juicio del 11-M? He aquí la respuesta: «La prefabricación intencionada de tales observaciones [relación ETA-islamistas] para que produjeran un efecto espúreo a la propia pericia, en concreto, la vinculación entre ETA y los presuntos autores de los atentados del 11 de marzo, sin la más mínima base científica sustentándolas en simples elucubraciones y omitiendo datos relevantes cuya presencia habría supuesto la inocuidad de aquellas observaciones, y dentro de ellas, la del ácido bórico como sustancia explosiva».

El juez analiza paso a paso los movimientos de los conspiradores. El objetivo fijado de antemano: crear la apariencia de una relación ETA-islamistas. Este objetivo está determinado por el debate político en España durante las fechas en que los tres peritos realizan la pericia, esto es, marzo de 2005.

En aquellos momentos, la comisión de investigación parlamentaria del 11-M es la caja de resonancia. La coalición de conspiradores ya citada fracasa tras denodados intentos de colar la teoría de los supuestos vínculos ETA-islamistas.

Los peritos, dirigidos por Manuel Escribano, también fracasan. Sus superiores, al leer sus observaciones, estiman que se trata de una elucubración carente de base científica. Y su informe sobre el ácido bórico es rechazado. Se elabora, por tanto, un informe diferente.

El mérito de la radiografía del juez es éste: los peritos, sobre todo Escribano, saben que están fabricando una prueba a sabiendas. Los otros dos le acompañan. ¿Cómo lo sabe el juez? Porque ha podido verificar que los peritos, al plasmar sus observaciones, han omitido conclusiones que ellos mismos habían vertido en informes anteriores sobre el ácido bórico.

El juez señala: «No es una omisión casual por parte de quien hizo el informe [Escribano] y que los otros dos firmaron sin leer o cuestionar, sino perfectamente meditada, para aquél, porque de su presencia o no dependía poder mantener o no la posibilidad a la que se refiere la observación tercera (conexión entre ETA y organizaciones terroristas islamistas o yihadistas)».

La operación se consuma en julio pasado. El Mundo y el PP necesitan más madera para alimentar la caldera de la conspiración. ¡Escribano fabrica, pues, el documento de marzo de 2005 con fecha 11 de julio de 2006! El 21 de septiembre está en la portada del periódico con el mismo error del disquete de Escribano. Es decir: Juzgado Ventral en lugar de Juzgado Central… La V por la C.»

FIN

Garzón «denuncia» en El País y «fracasa» en El Mundo

Gracias, colegas.

Cuando anoche me avisó Manuel Saco, pensé que mi/nuestro blog había muerto.

Luego recibí varios mensajes de La Coctelera, y a través de Google, de comentaristas que sí habían visto el blog por el ciberespacio.

Pero yo seguía sin verlo en 20minutos.es. Ricardo Villa, subdirector de nuestro diario on line, me dice que lo están arreglando y que pronto resucitará. Veo el nuevo blog de nuestro Director Adjunto, Joan Francesc Domene, repetido en 20minutos.es (¡y con dos fotos!) pero tampoco puedo acceder a él. ¡¡¡Feeedeee!!! ¡Sálvanos!

Mi primera reacción (un ataque de vanidad conspitrativa, sin duda) fue atribuir a los troles esta súbita desaparición del blog. Ahora compruebo que ni yo soy tan importante ni ellos tienen la técnica para hacerlo desaparecer por arte de magia.

Lo más interesante es que esta mañana me tomé el café en casa sin poder leer los comentarios nocturnos de nuestros contertulios y, de verdad, los eché de menos (incluidos los troles). Esto empieza a ser una droga…

En cuanto resucite el blog, volveré a comparar titulares. Paciencia. Y gracias por los avisos.

Saludos

JAMS

lo dijo JAMS · 10 Octubre 2006 | 10:24 AM «

Como ven, mi llamada de socorro a Fede -el responsable técnico de 20minutos.es– ha dado resultado y el blog ha resucitado.

Y aquí están las dos portadas de costumbre:

Se ve que El Mundo no tenía noticias de primera (¿Se olvidó de la bomba atómica norcoreana?) y ha metido la probable gestión del obispo Uriarte para acabar con la huelga de hambre del etarra De Juana a toda página (el no va más).

Es el viejo truco de poner lo más grande posible una pequeña noticia para hacer creer al lector poco avisado que se trata de una gran noticia, al menos tipográficamente.

El País lleva la misma noticia pero a una columna, con este titulo:

El fiscal propondrá una notable rebaja en la petición de penas al etarra De Juana Chaos

El Páis, y la práctica totalidad de los diarios nacionales de todo el mundo (salvo el que lleva este nombre) con la prueba nuclear de la infame dictadura norcoreana.

Del intento de acabar con el refugio de las cigüeñas de Las Navas del Marqués no hay ni una sola línea en la portada de El Mundo (sólo una columnita en su interior, y de salida en página par; o sea,lo mínimo minimorum. El País, en cambio, se regodea, en lo que puede considerarse como una exclusiva suya, con este titular a dos columnas en primera:

Cómo arrasar un pinar con los infomres en contra

Pero lo que más contrasta hoy de ambas portadas es el distinto tratamiento que recibe el juez Garzón, que denuncia en El País:

Garzón denuncia que sufre un «brutal ataque» por «pretensiones políticas»

Sin embargo, en El Mundo el juez «fracasa»:

Fracasa el último intento de Garzón de mantener abierta una causa penal separada contra los peritos

El País le dedica al asunto este comentario editorial:

EDITORIAL

Ante el amparo

La Comisión Permanente del Consejo del Poder Judicial, constituida por cuatro vocales y el presidente de la institución, Francisco José Hernando, deberá hoy por tercera vez decidir si ampara o no al juez Garzón, acusado públicamente de fabricar las diligencias sobre el informe del ácido bórico y de imputar prevaricadoramente por falsedad a sus autores. En esta ocasión, la mayoría de esta Comisión -los dos vocales propuestos en su día por el PP y el presidente del Consejo, habitualmente alineado con los vocales conservadores- ya no puede poner como pretexto para eludir un pronunciamiento que el juez afectado no ha solicitado el amparo.

Garzón lo ha solicitado formalmente y, por si había alguna duda sobre sus pretensiones, las reiteró ayer en un nuevo escrito al Consejo. Ese amparo lo plantea de manera expresa frente a las imputaciones que le han hecho tres medios de comunicación, que forman bloque a favor de la teoría de la conspiración sobre el 11-M; el diputado del PP Jaime Ignacio del Burgo, propagador entusiasta de la misma teoría; y el vocal del Consejo José Luis Requero, que en una iniciativa insólita y filibustera denunció por su propia cuenta a Garzón, saltándose a la torera la independencia y la imparcialidad a la que le obliga su condición de vocal de la institución.

La iniciativa de Garzón hace todavía más inanes las disquisiciones que han hecho Hernando y algunos vocales sobre si se siente el juez intimidado u ofendido en su honor. Lo que se ha dicho de este juez es algo más grave que un atentado al honor, pues afecta objetivamente a la función jurisdiccional que ejerce. ¿O no afecta a la función, además de insultar al juez, tildarle como han hecho sus acusadores «de torturador nazi», como antes hicieron con Del Olmo al que llamaron «guiñapo humano», «despojo» e «inútil»?

El Consejo debe decidir si señalar públicamente que en la Audiencia Nacional existe un juez prevaricador afecta o no a la jurisdicción como tal -a su credibilidad y a su prestigio- y supone una gravísima perturbación de su independencia en el ejercicio de sus funciones. Dar por buenas las imputaciones delictivas proferidas contra Garzón obligaría, en buena lógica, a que el Consejo las investigara con las naturales consecuencias, bien para el juez, bien para sus calumniadores. El Consejo está obligado, por tanto, a pronunciarse y a responder claramente a lo que le demanda Garzón: si se ha perturbado su independencia y se ha interferido gravemente en su actividad jurisdiccional tanto en el caso del ácido bórico como en el sumario sobre el atentado de Casablanca.

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Esta es la viñeta que publica El Periódico de Cataluña sobre el asesinato de nuestra colega rusa. (Me la envía Imagina. Gracias)

Y ahí va también una carta de un lector de El País sobre el mismo caso.

Los amores y odios de Pedro Jota con el juez Garzón

No lo he podido remediar. Me salto la comparación habitual de los dos primeros diarios de pago de España e incluyo, por primera vez un artículo del diario ABC que no tiene desperdicio ni comparación. Como no se si el acceso es para suscriptores de pago o gratis, pongo el enlace y, además, lo pego por si acaso.

Del halago al vilipendio

TEXTO: PABLO MINGOTE

FOTO: IGNACIO GIL. MADRID.

No siempre fue así. Antes, Pedro José Ramírez quería a Baltasar Garzón, le apreciaba y, a tenor de lo escrito en sus libros, le consideraba incluso un amigo. De la mano caminaron en el caso de los GAL, cuando el periodista se lanzó en su particular cruzada contra el ex presidente del Gobierno Felipe González y la cúpula del Ministerio del Interior. Una lucha en la que los caminos del diario «El mundo» y del juez de la Audiencia Nacional iban parejos.

No es de extrañar, por tanto, que a muchos les hayan sorprendido las virulentas críticas que desde «El mundo» se han dedicado a Garzón después de que el magistrado imputase una presunta falsedad documental a tres peritos policiales. Esta circunstancia afectaba de manera directa al diario de Pedro José Ramírez y a la campaña en la que éste se embarcó ya el 11 de marzo de 2004. Una campaña orquestada en el empeño de demostrar la implicación de ETA en los atentados de los trenes. La presión al magistrado ha sido tal que se ha visto obligado a pedir el amparo del Consejo del Poder Judicial por las palabras con las que «El mundo» y el locutor Jiménez desde la Cope se han desquitado en los últimos días. El «caso del bórico» ha desatado las iras de Ramírez, que no está dispuesto a que su otrora amigo y aliado desmonte los argumentos de los que se sirve su periódico cada día para continuar exprimiendo hasta la saciedad el 11-M.

Sin embargo, si miramos hacia atrás, en su temprana autobiografía publicada en 1991 -con tan sólo 39 años- y con la colaboración de la periodista Marta Robles, Pedro José Ramírez recordaba los halagos que ya había dedicado a Garzón en su libro La rosa y el capullo en el que decía de él: «Puestos a hablar del elenco, estaba claro que la ciudadanía podía enorgullecerse de haber encontrado en Baltasar Garzón un juez tan honrado y pertinaz -si bien mucho más joven- como el legendario John Sirica». Toda una declaración de intenciones.

La cosa no quedó ahí, y a lo largo de los años el idilio entre ambos continuó auspiciado por los grandes procesos judiciales en los que Pedro José Ramírez daba su apoyo incondicional a Garzón. Tanto es así que mantuvieron varios encuentros y conversaciones. En una de ellas, por teléfono, el periodista insufla ánimos al magistrado para que no se venga abajo ante las fuertes críticas y los duros ataques de los que es objeto con frases como «quiero decirte que lo que estás haciendo tiene un gran valor para muchas personas». Este extracto pertenece al libro Amarga victoria, en el que Ramírez narra las presiones, insultos y vejaciones a los que tuvo que hacer frente Garzón durante el caso de los GAL, y en el que lo defiende de las acusaciones que se realizaron para dejar de manifiesto la estrecha relación que los unía en el pasado. Una clara defensa ante la «cacería» de Baltasar Garzón.

No es la primera vez que «El mundo» arremete contra el juez de la Audiencia Nacional. La relación entre el magistrado y el periodista tuvo que salvar un escollo bastante importante cuando Garzón aceptó ir de número dos en la lista del PSOE en Madrid. Esta incursión en la política fue el acicate que hizo que Ramírez se lanzase a la crítica del que había sido su admiradísimo Garzón, compañero de venturas y desventuras en la trama de los GAL, que hizo que el periódico de Pedro José Ramírez hiciera sus aspavientos. Lo consideró poco menos que una traición, y fue de especial dureza en el editorial «Garzón tenía un precio». Sin embargo, cuando el juez de la Audiencia Nacional decidió abandonar su brevísimo escarceo con la política, Ramírez volvió a la línea elogiosa que le había dado tan buen resultado en anteriores ocasiones, hasta el punto de escribir la que quizá sea una de las mayores alabanzas que ha recibido un juez: «Baltasar Garzón ha guiado con destreza la relampagueante trayectoria del arma justiciera, dibujando en la pizarra de la historia uno de los más memorables guiones torcidos de Dios».

Numerosas han sido las ocasiones en las que Pedro José Ramírez ha admirado la pericia y resolución de Garzón. Así, en Mis cien mejores cartas del director, se desprende el halago en el artículo «Lo que está en juego en el «caso Amedo»», cuando Ramírez se pregunta sobre si la actuación del Gobierno de Felipe González en el caso de los GAL es complicidad o negligencia. Escribe: «La misma disyuntiva planteada con aséptica crudeza en el auto del juez Garzón…», una innegable aprobación a la contundencia del juez.

En el mismo libro, el director de «El mundo» destaca la profesionalidad del magistrado. En «González se escribe con X» dice: «Es cierto que en aras de guardar las apariencias de vez en cuando es necesario hacer concesiones a la galería y que algunos de estos temerarios subalternos terminen empitonados por jueces independientes como Garzón o Márquez».

El artículo «La España del general Galindo» le sirve a Pedro José Ramírez para ensalzar la firmeza de su de momento amigo a la hora de tomar decisiones. «En ese tesón de Belloch y su equipo por destripar el GAL de la Guardia Civil -sólo equiparable con el exhibido por Garzón respecto al de la Policía- va a estar una de las claves de las impredecibles semanas venideras», escribiría el director de «El mundo», que añadiría que «Garzón no se ha andado con chiquitas», en el libro Amarga Victoria.

El periodista comenzará a llamar a Garzón «El Príncipe de la Magistratura», tomando las palabras de otro en consideración al gran poder que el juez ha ido acumulando a lo largo de su carrera, sobre todo desde su llegada a la Audiencia Nacional. El calificativo, lejos de usarlo de un modo despectivo, hay que considerarlo como signo de admiración y respeto.

La ruptura

En cuanto a las pesquisas de los atentados del 11-M, hay que decir que no siempre fueron motivo de discordia entre ambos. En la carta «Algo huele a podrido en Dinamarca», Pedro José se ocupa del estado de las investigación seis meses después de la matanza y se queja de la actuación del juez Juan Del Olmo, extremo que no deja pasar para elogiar una vez más a Garzón cuando escribe: «Conclusión provisional: ya sabemos que -para bien, pero sobre todo para mal- Del Olmo no tiene ni la ambición ni la vista de águila de Garzón». El idilio todavía sobrevivía al difícil paso de los años.

En El desquite, un libro que denosta a Felipe González y critica a Aznar, Pedro José Ramírez acaba de entronizar a Garzón al afirmar que que «desde la Audiencia Nacional había aceptado el envite de coger los toros más peligrosos por los cuernos». Un juez en la cumbre, un «juez estrella», como se decía entonces, que además de honrado, independiente y firme era, a ojos del periodista, representante de la modernidad: «Encendía las expectativas sobre la globalización de la Justicia acorde con la nueva realidad mundial».

Pero de nuevo las páginas del diario sueltan sapos y culebras contra Garzón en los últimos tiempos. Las cañas se convierten en lanzas. El juez ha cometido el pecado -¿imperdonable a ojos de Ramírez?- de poner en duda la veracidad y la honradez de los peritos del caso del 11-M, tema éste que ha sustentado el presunto periodismo de investigación de «El mundo», que algunos señalan de forma pública como el periodismo de talonario.

«El mundo» se despachó a gusto con Garzón con una retahíla de graves insultos y acusaciones: «Montaje de Garzón para criminalizar a los peritos que denunciaron la falsificación»; «Linchamiento de tres inocentes víctimas de Garzón»; « Es obvio que el juez vulneró sus garantías procesales, en una conducta rayana en la prevaricación»; «Todo esto ha sido perpetrado… por un juez que actúa sin competencias, por la noche y en secreto, con evidente mala fe, y habrá que comprobar también si con afán coactivo y de manera ilícita».

La relación, el idilio, se ha roto, y esta vez parece que de forma definitiva.

FIN

Como al ABC le de ahora por despertar de su largo sueño, y ponga en marcha toda su maquinaria, nos vamos a enterar. No hay que olvidar que pertenece al grupo Vocento, el primer grupo de prensa de España (¿o acaso es el segundo?)

Los peritos «dicen» o «confiesan»…
El Gobierno «pretende», Interior «expulsa»

En El Mundo, “los peritos dicen…”. En El País, “los peritos confiesan…”.

En el periodismo declarativo, tan en boga, apenas hay diferencia entre “decir” y “confesar”. Cuestión de matices. Sin embargo, lo que dicen o confiesan los citados peritos en cada periódico se parece como la noche y el día. Desde luego, el distinto tratamiento que ambos diarios han dado a “la trama del ácido bórico” es digno de una tesis doctoral o de una antología del disparate.

Si uno lee sólo El País no entiende por qué tales peritos relacionaron el ácido bórico con ETA, ya que ahora confiesan “que el vínculo con ETA carece de base”.

Si uno se atreve a leer sólo El Mundo –algo muy poco recomendable para quienes sean proclives a usar más la razón que la fe- comprobará la enorme relevancia que tiene para los mismos peritos incluir a ETA en su informe sobre el ácido bórico y el 11-M. Vienen a decir que sus jefes policiales no respetaron su informe pericial porque habían incluido a ETA con relación al 11-M.

¿Por qué incluyeron la relación de ETA con el 11-M en su informe (no respetado por sus jefes) si ese vínculo “carece de base”, según “confiesan” ahora?

¿A quién quería servir o confundir el perito Manuel Escribano al vincular a ETA con el 11-M en base al “matacucarachas” que abunda, por lo visto, en tantos hogares?

¿Lo hizo el perito por su cuenta y riesgo o se lo pidió alguien?

Parece un cuento de héroes y villanos, según el diario con que se mire.

En El País, el juez Baltasar Garzón va de Caperucita Roja, mientras la jueza Gemma Gallego –“de la conservadora Asociación Profesional de la Magistratura”- va de loba feroz.

En El Mundo, sin matices, se han cambiado los papeles: Garzón es el lobo feroz y la Gallego es Caperucita.

A cuatro columnas, El Mundo titula con un dudoso verbo cargado de intención (“pretende”) adjudicado al Gobierno. El titular supone que el “El Gobierno pretende…” algo. Acompaña la información libremercadista con un editorial antiproteccionista del mismo sesgo y con este titular:

El PSOE recompensará al cine español a costa del mercado

Curiosamente, la derecha nacionalista española, habitualmente proteccionista en la reciente historia de España, se ha hecho de pronto librecambista o neoliberal de la mano de Pedro Jota Ramírez.

El País no da en su portada ni una línea de este asunto del cine español que parece ser tan vital para El Mundo como para darle las cuatro columnas de primera.

En su lugar, manda a cuatro columnas con un piropo indisimulado al Ministerio del Interior:

Interior expulsa en sólo dos semanas a más de 2.000 “sin papeles” senegaleses

Obsérvese la escasa neutralidad de la valiente expresión “…en sólo dos…a más de…”

Creo que deberían reservar el “sólo” para ocasiones menos sospechosas de querer echar una mano al Gobierno. O más relevantes para justificar su uso o abuso.

No hay palabras inocuas ni gratis. Todas tienen un precio.

Garzón: cuatro columnas en El Mundo, una en El País

El Mundo, que tanta tinta gastó en adular al juez Garzón, ahora abomina de él. Lleva varios días con Garzón en grandes titulares, sobre nimiedades pueriles, que sustituyen a los tradicionales, y no menos pueriles y casi enfermizos, de ETA y el 11-M.

El País trata el asunto de Garzón y los peritos que quisieron hacer méritos con el ácido bórico a una columna.

En páginas interiores, ambos diarios informan y opinan sobre la actuación de Garzón y la del Poder Judicial.

José Luis Requero, el inquisidor más carca que ha pasado por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), y su todavía presidente, Francisco José Hernando, han hecho el ridículo más espantoso que pudiera imaginarse. Al atacar al juez Garzón, el primero, y al no darle amparo, el segundo, creo que han cubierto de vergüenza al Gobierno de los Jueces. ¡A éstos sí que se les ha visto el plumero!

¡Qué escándalo! Ni siquiera disimulan publicamente sus deudas al partido que les nombró. Me estremece comprobar que la postura de quienes gobiernan a los jueces sea tan barriobajera, previsible y partidista.

He visto y oído a Hernando decir, más o menos despectivamente, que Garzón no necesita ningún amparo porque es fuerte y aguanta lo que le echen. Ha dicho textualmente que «Garzón tiene entidad suficiente para no dejarse intimidar». En la tele se podía leer muy bien su sonrisa cínica, mientras le brillaba un diente retorcido.

El juez Garzón, que -nunca lo olvidaré- mandó detener al sanguinario dictador Pinochet, entre otros servicios prestados a la causa de la Justicia, merece algo más de respeto por quienes encarnan las más altas responsabilidades en el Poder Judicial.

La inseguridad jurídica que produce la escandalosa politización de algunos jueces y policías genera, a mi juicio, bastante alarma social. Si la injusticia produce violencia, ¿qué podemos decir cuando la injusticia procede de quienes tienen el deber de luchar contra ella?.

«Estamos inermes», como dice Sol Gallego en el artículo de El País que pego aquí a continuación y cuya lectura recomiendo vivamente:

SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ

El peligro de las personas normales

EL PAÍS – España – 06-10-2006

En la novela Les bienveillantes, de Jonathan Littell, probablemente la obra literaria que mayor interés y debate está despertando estos días en Francia y Alemania, se lee una frase que está referida a la Europa de los años 40, pero que tiene seguramente una clara vocación universal: las calles, escribe Littell, están llenas de psicópatas y de sádicos, pero son inofensivos. El verdadero peligro está en las personas normales. Y ciertamente son personas normales las que hoy día están promoviendo una brutal regresión en derechos individuales penosamente adquiridos y somos personas normales las que estamos aceptando cosas asombrosas en nuestros respectivos ámbitos.

Por ejemplo, en España las personas normales estamos aceptando que el peor atentado de nuestra historia, el ataque que nos conmocionó y nos conmovió, las horas que nos dejaron sin aliento hace menos de tres años, se conviertan hoy, simplemente, en un elemento más de la lucha política y de la estrategia de grupos mediáticos para asentar su influencia. Y son personas normales las que están utilizando el atentado del 11-M en su propio interés, con total banalidad, como si fuera algo trivial y normal. No lo es. No es banal lo que sucedió aquel día ni es banal utilizarlo, en ningún sentido. Es una vergüenza. Discutan y peléense en otras cosas, que las hay. Pero el 11-M no es un estercolero en el que revolcarse.

Lo que necesitamos los ciudadanos es que se llegue en cuanto sea posible al juicio oral, se establezcan judicialmente los hechos, con claridad, y se fije en una sentencia la responsabilidad y el castigo de los culpables. Y no será banal, ni aceptable, ni soportable que en ese mismo momento se empiece, otra vez, una operación destinada a poner en duda la sentencia, tal y como se está intentando poner en duda la instrucción.

Es asombroso y está mal que personas normales en este país estén promoviendo un retraso en el juicio del 11-M, simplemente por cuestiones de interés electoral. Esta mal, (incluso a algunos nos puede parecer asqueroso), en el caso del PP y de los medios de comunicación que lo están haciendo, con todo descaro, pero, al menos, en estos dos capítulos los ciudadanos pueden, finalmente, valorar lo que dicen unos y otros y decidir, en consecuencia, lo que más se ajuste a su propio criterio. En el caso del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) los ciudadanos estamos inermes.

Contra lo que algunos creen, el CGPJ es una de las instituciones encargadas en este país de hacer política. Pero de hacer política judicial. Ese es su único encargo constitucional. No están autorizados a participar en la lucha electoral ni en la lucha política de los partidos. Lamentablemente, hay poca evidencia de ese funcionamiento autónomo de sus vocales. A lo largo de los años se han cruzado bastantes líneas rojas: pero nada de lo ocurrido hasta ahora sería comparable al daño que puede provocar el que los ciudadanos percibamos escasa independencia del gobierno de los jueces nada menos que en lo relacionado con el atentado del 11-M.

El sector conservador del Consejo no puede cruzar, con normalidad, otra línea «anormal». El gobierno de los jueces no puede sumarse impunemente a una operación para fomentar la imprudente desconfianza de los ciudadanos en la instrucción judicial de este caso. Por supuesto que se puede criticar determinadas actuaciones de los jueces, incluido del juez Baltasar Garzón. Por supuesto que se les puede censurar, incluso de manera desmesurada. Pero el colmo del disparate sería que fuera el propio CGPJ el que alentara esa desmesura o las acusaciones sin base contra sus propios miembros, como ha hecho el vocal José Luis Requero. El colmo del disparate de esta historia sería que el CGPJ, o una parte del mismo, se alíe con quienes quieren instalar en la mente de los ciudadanos la insidia sobre el trabajo de los jueces y con quienes quieren retrasar el juicio del 11-M por motivos de interés electoral. El colmo es que todo esto lo están haciendo personas perfectamente normales.»

solg@elpais.es

No se pierdan esta carta de un lector sobre el ácido bórico:

CARTAS AL DIRECTOR

El ácido bórico y el tocino

Emilio Iglesias Delgado – Sevilla

EL PAÍS – Opinión – 06-10-2006

«El ácido bórico si penetra en el cuerpo provoca náuseas, pero si penetra en la vida política provoca, al parecer, alucinaciones. Si dentro de 20 años a alguien le da por mirar las hemerotecas y lee lo que en este país se ha dicho y escrito sobre el ácido bórico de marras es posible que no sienta más que vergüenza ajena; yo ya la siento hoy. El ácido bórico es un ácido débil pero, por lo que se ve, es capaz de corroer los cimientos de la credibilidad de la prensa, políticos y hasta del Estado. Garzón, actuando de neutralizador de ese ácido se ha visto salpicado por otros líquidos corrosivos: el odio y la envidia. El dichoso ácido se vende libremente en las farmacias, sirve desde para las vaginitis hasta para controlar la velocidad de fusión del uranio en las centrales nucleares; su fórmula es H3BO3: si lo tiene usted en su casa ándese con ojo; deshágase de los discos de la Orquesta Mondragón; tire el pacharán; cambie de furgoneta y sobre todo, cambie de país. Vuelva dentro de 20 años; es posible que la vida inteligente se haya asentado sobre lo que quede de España.»

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Fiscales y peritos, cada uno en su trinchera

EDITORIAL

Como Pilatos

EL PAÍS – Opinión – 04-10-2006

«Nunca a un juez se le ha acusado públicamente de manera tan clara y rotunda de prevaricar como se ha hecho con Garzón, a raíz de su decisión de aceptar inicialmente la competencia en el caso del informe sobre el uso de ácido bórico como sustancia explosiva y de imputar a sus autores por falsedad en documento oficial. Al juez Del Olmo, instructor del sumario sobre el 11-M, también se le tachó, entre otras descalificaciones, desde el PP y su entorno mediático, de ser un pelele en manos de la policía, lo que en román paladino quiere decir prevaricar, pero con Garzón se ha elevado el listón al acusarle nada menos que de fabricar artificiosamente el proceso para criminalizar a unos inocentes y satisfacer los intereses del Gobierno.

La virulencia y gravedad de tales imputaciones sólo se explican por la decepción que ha debido causar a sus acusadores que Garzón desbaratara sus planes, primero haciéndose judicialmente con el asunto, y después descubriendo el pastel que pretendían vender a la opinión pública presentando como víctimas de la falsificación a sus presuntos autores. Pero lo más escandaloso es la actitud de los vocales del Consejo General del Poder Judicial afines al PP que, en lugar de dar amparo y salir institucionalmente en defensa de un juez acusado pública y explícitamente de prevaricar, como querían el resto de los vocales, han optado por mirar hacia otro lado, limitándose a una piadosa llamada a «la prudencia» en la crítica de las resoluciones judiciales. No es lo mismo imputar un delito a un juez -fabricar un proceso al servicio del Gobierno- que hacerle una crítica, por acerba que sea.

Tampoco se tiene en pie el pretexto alegado por los vocales afines al PP para eludir su amparo a Garzón: la investigación sobre el trato dado por el juez a los peritos imputados por falsedad, que fue solicitada por su compañero José Luis Requero, bien conocido por su extremismo ideólogico y reputado por su comparación del matrimonio homosexual con «la unión entre un hombre y un animal». Más bien suena a excusa. La obligación del CGPJ es amparar, como ha hecho en otros casos, la independencia de los jueces. Y si alguien cree que ha vulnerado la ley en su actuación, tiene los caminos adecuados para denunciarlo, sin que la mera petición de investigación pueda convertirse en la acción que paraliza al CGPJ, y con mayor razón todavía cuando el denunciante es a la vez juez y parte en el órgano que debe resolverla en última instancia.

Están claros los propósitos obstruccionistas de José Luis Requero, que deja a la institución bloqueada desde su interior, con el natural regocijo de quienes han perpetrado el ataque al juez. Aunque lo que en realidad han pretendido los vocales afines al PP es obedecer las órdenes impartidas por los acusadores de Garzón por miedo a provocar su ira, y lo que es más grave, por compartir sus delirios conspirativos sobre el 11-M en detrimento de la instrucción judicial.»

FIN

Un sujeto digno de El Mundo, en El País

No me ha gustado nada el sujeto que utiliza hoy martes el El País. Se parece demasiado a los que nos ofrece con demasiada frecuencia El Mundo cuando trata de desprestigiar o devaluar la acción del sujeto.

El País, cuatro columnas:

Un juez afín al PP denuncia a Garzón tras desvelarse la trama del ácido bórico

Sumario:

La maniobra del vocal del Poder Judicial bloquea un texto de apoyo al magistrado

Lo de «afín al PP» me sobra del titular por el sesgo excesivo que le imprime. Sin embargo, aportaría una nota de análisis informativo dentro del texto.

Tampoco me parece digno de un titular de El País el sujeto utilizado en el sumario: «La maniobra de…»

La construcción del gran titular de El Mundo (sujeto, verbo y predicado) me parece más correcta. Lo malo es que su contenido es tan pueril como sus anteriores informaciones sobre la fantasía paranoide que trata de ligar como sea el 11-M y ETA para lavar la cara al trío Pinocho (Aznar, Acebes y Zaplana).

Interesante artículo de Miguel Angel Aguilar, enla pagina 26 de El País, que nos puede ayudar a entender el comportamiento de los periodistas a la hora de titular al gusto de la cultura corporativa del medio en el qeu trabajan.

El deber de molestar

MIGUEL ÁNGEL AGUILAR

EL PAÍS – España – 03-10-2006

«¿Qué tienen que hacer los periodistas?», parece que se preguntó Juan Luis Cebrián en voz alta en un momento del coloquio que siguió su conferencia ante la 62ª asamblea general de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), celebrada este fin de semana en México. Y, según cuenta la crónica publicada ayer en estas páginas, enseguida Cebrián se respondió: «Hacer periodismo, aunque molesten a políticos, a sus jefes y empresarios». Para el primer director de EL PAÍS «hay que contar la verdad y lo que interesa a los lectores». Es como si al atardecer de la vida los periodistas fueran a ser examinados sobre el cumplimiento de sus deberes periodísticos respecto a la verdad y al interés de los lectores y su capacidad de observarlos aunque molesten al poder político pero también al de los partidos, al de las Comunidades Autónomas, al de los empresarios, al de los sindicatos, al de las confesiones religiosas, al de los clubes o federaciones deportivas, al de las ONG o al de las organizaciones filatélicas, por citar sólo algunos ejemplos.

Aclaremos que, como cada día se comprueba, causar molestias también puede ser un deporte bien retribuido, que ayude al molesto a prosperar económica y jerárquicamente en el medio al que pertenece o en el que incluye sus colaboraciones. Eso sí, siempre que en la elección de sus blancos acierte a coincidir con los objetivos a batir designados bajo parámetros de razón o de arbitrariedad por el mando correspondiente. De forma que las molestias infligidas a según quiénes pueden ser méritos computables para escalar posiciones. Pero la coincidencia requiere algún arte propio del oficio porque ahora las consignas han dejado de formularse con la zafiedad de antes y ya no figuran escritas en la pizarra de la sala de redacción o del estudio de grabación de la emisora. Por eso, cada profesional aprende nada más incorporarse a sus tareas a distinguir con claridad en el cargado ambiente electromagnético del periodismo cómo agradar a sus jefes y empresarios, cómo cultivar sus más bajos instintos, cómo jalear sus vilezas más descaradas y en suma cómo labrarse un porvenir.

Porque, por lo general, el mando gusta sobremanera de ser obedecido, estima en sumo grado la docilidad y más aún la sumisión, y premia el sentido de la anticipación del súbdito cuando hace innecesario que se le den órdenes expresas. Según las alternativas que se han sucedido en el poder en nuestro país, algunos han postulado que la independencia de un periodista se medía por su grado de hostilidad al Gobierno o a la oposición. Pero la piedra de toque de la independencia de un profesional es su capacidad de mantener con cierta autonomía sus propios criterios sin sumarse a los entusiasmos o críticas del medio de comunicación donde trabaja o colabora, sin incurrir en la adhesión inquebrantable al jefe cualquiera que sean sus sectarismos o desvaríos. Este camino de la distancia, que en ocasiones se plasma en disidencia, es menos grato. Si se extrema puede tener efectos centrifugadores que den con el interesado en el dignísimo paro, de ahí que se recomiende recorrerlo de manera dosificada.

Dice la Constitución en su artículo 20, donde se reconocen y protegen los derechos a la libertad de expresión y a comunicar y recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión, que «la ley regulará el derecho a la cláusula de conciencia y al secreto profesional en el ejercicio de estas libertades». Luego vino esa prometida Ley reguladora a disposición de los periodistas. Pero sucede que en casi 30 años sólo se sabe de dos profesionales que la hayan invocado para defender su independencia. Parece pues que se acabaron los gitanos que iban por el monte solos. Claro que ahí está la norma legal vigente pese a quien hoy posa de cruzado paladín de las libertades y entonces proponía que, si era el periodista quien alteraba sus convicciones respecto a las que sostenía en el momento de su contratación, la empresa editora debería tener derecho a despedirlo sin indemnización alguna.

Mientras, recomendamos al público la lectura del Manual de autoprotección contra la manipulación comunicativa, y a los colegas, atenerse al deber de hacer periodismo aunque moleste y que recuerden el viejo dicho, recuperado por Alan Furst en su novela El corresponsal (Seix Barral, Barcelona, 2006), según el cual «nada como que le disparen a uno si fallan».

FIN