Reflexiones de una librera Reflexiones de una librera

Reflexiones de una librera
actualizada y decidida a interactuar
con el prójimo a librazos,
ya sea entre anaqueles o travestida
en iRegina, su réplica digital

“Busco un libro sobre un marrano, los nazis y un club de libros”

Teníais que haberme visto echando el cierre en la librería. La bibliofilia me rezumaba por los poros, mi pelucón irradiaba destellos dorados y caminaba entre vaporosa y ausente con esa sonrisilla pícara y radiante que me daba la vuelta a la cara y que delata que algo muy bueno me acababa de pasar.

(Lana Turner / MGM)

(Lana Turner / MGM)

Y es que si no es suficiente regalazo del destino esta forma de vida tan de libro que llevo hay momentos en que la Providencia Librera decide compensarme por vete tú a saber qué, y me da la oportunidad de desempolvar algún título de esos que adoro pero que nunca fueron un bestseller y a los que me aferro reservándoles un hueco en reginaexlibrislandia aún a costa de mi cuenta de resultados.

El caso es que estaba yo moviendo cajas y preparando devoluciones totalmente sobrecafeinada cuando un reginaexlibrislandiano no asiduo se materializó ante mí. Era un tipo enorme, que vestía todo de verde salvo por una gorra amarilla, y que iba tan cargado de bolsas que respiraba con dificultad.

Mientras yo miraba tranquilamente a este simpático árbol de navidad que acababa de germinar de forma espontánea en el parquet de reginaexlibrislandia en pleno julio, él recuperaba el resuello e iba soltando una a una y con delicadeza sus bolsas por mi mostrador. Cuando acabó me miró, carraspeó y dijo:

Cliente: Buenos días. Perdona que te haya invadido la mesa, pero necesitaba descargar un momento.

Regina ExLibris: Tranquilo, caballero, está usted en su casa.

Cliente: Llevo toda la santa mañana de compras y recaditos, y por suerte esta es la última etapa de mi tour.

Regina ExLIbris: ah, ¿y le puedo ayudar en algo?

Cliente: Sí, en dos cosas. La primera es… bueno, por favor tutéame.

Regina ExLIbris: ¡Ja, ja, ja! Lo intentaré. ¿Y la segunda es..?

Cliente: Me da un poco de apuro. Quiero una novela de la que le hablaron a mi mujer, que está enferma y no se puede mover. Lo está pasando mal y sé que… bueno, da igual. Que busco un libro sobre un marrano, los nazis y un club de libros.

Regina ExLibris:  ¿Cómo? ¿Perdona?

Cliente: Lo que oyes. Necesito encontrar un libro que va de un marrano, un club de libros y con nazis. NO te puedo decir más.

Regina ExLibris:  Mmmm

Cliente: Sé que es poca información, pero…

Aquí dejé de escuchar lo que el buen hombre me decía. Yo ya tenía la mirada vuelta hacia mi bibliofilia, el ceño fruncido y me repetía entre susurros y como conjurando un viejo hechizo “Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros”.  Mientras él seguía hablando…

Cliente: … es la cuarta librería a la que voy y nadie pudo ayudarme. Yo entiendo que son pocas pistas, y bastante rarito suena lo que digo, pero es todo lo que…

“Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros; Marrano, Nazis, Club-de-libros…. ¡LO TENGO! ¡ CLARO QUE SÍ, ES GUERNSEY!”

Cliente: ¿Qué dices?

Regina ExLibris: Ya sé qué libro buscas. Es La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey. Es de Mary Ann Shaffer -aunque lo terminó su sobrina Annie Barrows caundo la tía enfermó-, y lo edita RBA.

Cliente: ¡No me jodas! PERDÓN. ¿En serio? ¿Es ese? ¿Segura? Menudo título, ¿no?

Regina ExLibris:  Sí, y no sé cómo no he podido caer antes porque es uno de mis libros favoritos. Y, efectivamente, aparece todo lo que decías. Imagínate el Londres tras la IIGM. Allí vivía una escritora que buscaba como loca material para una nueva novela porque estaba en

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey

blanco. De pronto recibe una carta remitida desde la isla de Guernsey en la que un desconocido le dice que ha caído en sus manos un ejemplar de un libro que le perteneció a ella antes de la guerra. Como en su pueblo hay escasez de todo, le pide que le busque unos libros y se los envíe. Así arranca una correspondencia a la que se suman después otros vecinos y le cuentan cómo, entre otras cosas, un cerdo y un pastel de piel de patata les sirvieron de tapadera para dar esquinazo a los nazis en plena ocupación y poder saltarse el toque de queda para reunirse y leer y comentar novelas. Ella se decide a conocer a esa gente tan extravagante y bibliófila y lo que parecía un simple y anecdótico viaje a una Isla próxima a las costas de Normandía termina por cambiarle la vida. Es una auténtica delicia: es divertida, es entrañable, esta cargada de referencias a libros y de amor por la literatura, se lee muy rápido y es un canto a la vida y a la ficción. Acabas con una enorme sonrisa en la cara, de verdad. Pero, ojo, es de todo menos ñoño.

Cliente: Tal y como lo cuentas me dan ganas de leerlo hasta a mi. ¡Dime que lo tienes!

Regina ExLibris:  Sí, espera, ahora te lo traigo. No es muy fácil de encontrar y cíclicamente se acaban los ejemplares en circulación. Pero es de esos que me empeño en tener…

Cliente: ¡Gracias! Ojalá pudiera teletransportarme a casa para poder dárselo ya. ¡No lo va a creer! ¡Y ella se lo merece TODO!

Y se fue con sus bolsas y un paquetito más. Uno que contiene una pequeña gran novela epistolar absolutamente mágica. Uno de esos libros sobre libros que lo tiene todo: unos personajes entrañables, algo excéntricos, muy divertidos y apasionados por la lectura; una historia tan sencilla como cautivadora, de esas que sabes que tiene más de realidad que de ficción y que te sugieren otras lecturas para engrosar tu mapa de constelaciones literarias. Y una lección vital con mayúsculas. Si no os lo habéis leído dejar lo que estéis leyendo y corred a por un ejemplar.

Tanto para quienes hayáis leído La sociedad literaria y el pastel de piel de patata de Guernsey como para los que aún no, os comento que tiene muchas semejanzas con otra delicia bibliófila: la mítica 84 Charing Cross Road, de Helene Hanff, y de la que os hablé hace muucho. Palabra de Regina ExLibris.

1 comentario

  1. Dice ser Lammermoor

    hola de nuevo.

    Siempre me había dado un poco de pereza leer este libro, pero tras leer tu post me he animado este fin de semana. Me ha encantado así que gracias.

    07 agosto 2017 | 12:46

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