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¿Qué tienen en común una epidemia y una invasión biológica?

Por Montserrat Vilà (CSIC)* y Mar Gulis 

La pandemia ocasionada por un virus como el SARS-CoV-2 nos hace pensar en situaciones como el confinamiento, la saturación en los hospitales o el proceso de vacunación. Pero, ¿qué ha ocurrido en el entorno natural? Los ecosistemas y la biodiversidad han experimentado un cambio desde que se originó la pandemia. Ese parón (o stand by) ha permitido que multitud de especies transiten más por zonas naturales y urbanas en las que habitualmente no pueden hacerlo debido a nuestra presencia. Y no solo eso, la pandemia guarda una relación muy estrecha con los ecosistemas por un proceso que tiene lugar en algunos de ellos: las invasiones biológicas.

Los seres humanos contribuimos cada vez más a la dispersión de determinados animales, plantas o microorganismos desde sus regiones naturales de origen a otros lugares del mundo. Es lo que se conoce como invasión biológica. Este es un fenómeno que provoca diferentes impactos medioambientales y socioeconómicos, y comparte con las epidemias muchas de sus causas, así como otras características similares.

Algunas especies invasoras contribuyen a la aparición y transmisión de patógenos. / Freepik

Entre ambos fenómenos hay múltiples paralelismos porque los dos están impulsados por la globalización y porque las especies que intervienen en ellos –un virus infeccioso o una planta invasora, por ejemplo– se caracterizan por su alta capacidad de reproducción y dispersión, proliferan en condiciones de degradación ambiental y tienen mayor impacto en comunidades con las que nunca antes estuvieron en contacto y que, por tanto, carecen de mecanismos de defensa.

En un mundo globalizado, la aparición y propagación de muchos patógenos infecciosos humanos responden a eventos de invasión biológica. Es el caso de virus como el del Ébola, la gripe, el VIH o el SARS-CoV-2. Por su parte, algunas especies invasoras contribuyen a la aparición y transmisión de patógenos. Ejemplo de ello son los mosquitos invasores, como el mosquito tigre, que transmiten enfermedades como el dengue o la provocada por el virus del Zika; e, incluso, vertebrados que introducimos como mascotas (por ejemplo, el galápago de Florida o la mangosta pequeña asiática), que pueden transmitir salmonelosis, herpes, la rabia o dermatitis. Otras especies, como las plantas acuáticas invasoras, proporcionan hábitat y recursos al vector o reservorio de patógenos.

Estos patógenos pueden transmitirse entre especies invasoras y entre especies nativas, y a su vez entre ambos grupos de especies, en un proceso que se ha visto impulsado por la urbanización de zonas naturales. La proliferación acelerada de infraestructuras y el aumento de población humana en hábitats naturales ha ocasionado que las especies estén en contacto estrecho con las personas, y esto supone una oportunidad para que los patógenos cambien su hospedador original por el ser humano, un fenómeno que se conoce como zoonosis. A la vez, ofrece a las especies invasoras que se han introducido en áreas antropizadas, es decir, aquellas que han sido transformadas por el ser humano, la posibilidad de colonizar los hábitats naturales próximos a las áreas urbanas.

Invasiones y epidemias: un mismo proceso en disciplinas diferentes

El proceso de transporte, entrada y establecimiento de una invasión es el mismo que el de una epidemia. En ambas, se produce un transporte y una infección que se transmite y genera una epidemia. Aunque todos estos procesos comparten la biología de telón de fondo, la diferencia reside en el uso de la tecnología y la terminología, propia de cada disciplina: la biomedicina y la ecología. Tienen en común conceptos fundamentales que guían la investigación y, en concreto, las etapas y dinámicas que se desarrollan, aunque siempre serán más rápidas en una epidemia que en una invasión.

Infografía de la publicación ‘Viewing Emerging Human Infectious Epidemics through the Lens of Invasion Biology’, M. Vilà et al.

Las invasiones biológicas comienzan con el transporte de una especie de un lugar a otro, después se introduce en el ecosistema y se produce la dispersión por el territorio. Por su parte, las epidemias sanitarias se inician con la ‘exposición’ o entrada en contacto entre un patógeno y un ser humano. A continuación, se produce la infección en el cuerpo y, posteriormente, la transmisión o contagio a más personas hasta llegar a la fase de expansión epidémica que, si es global, se denomina pandemia.

La colaboración entre biomedicina y ecología es vital para la solución de los impactos causados por estos micro y macroorganismos que afectan tanto a la salud y la economía como al medio ambiente. Comprender los factores que les permiten saltar cada una de las etapas supondría una mejora de las posibles estrategias de predicción, prevención, tratamiento y mitigación de las especies invasoras y los brotes de enfermedades infecciosas, incluidas las pandemias.

Para ello, es esencial un acercamiento entre disciplinas, que tenga en cuenta la interrelación existente entre la salud de los seres humanos, los animales, las plantas y la del medio ambiente en su conjunto. También requiere apostar por la bioseguridad, tanto a nivel académico como de gobernanza, y por políticas que velen por el bienestar de nuestro planeta.

*Montserrat Vilà es investigadora y coordinadora del Grupo de Invasiones Biológicas en la Estación Biológica de Doñana (EBD) del CSIC.

Estas vacaciones llévate la ciencia en el móvil con las apps del CSIC

Por Mar Gulis (CSIC)

Reconocer árboles que encuentres en la naturaleza, poner a prueba tus conocimientos científicos en un juego de preguntas y respuestas o participar en la lucha contra mosquitos que transmiten enfermedades. Las apps del CSIC te proponen diferentes formas de acercarte a la ciencia, aprender e incluso colaborar con proyectos de investigación a través de tu móvil o tablet. Estos días de descanso, tiempo libre y paseos por la naturaleza ofrecen una excelente oportunidad para descubrirlas. Aquí te presentamos cinco de ellas:

ArbolappArbolapp CanariasArbolapp Canarias. El verano es una época muy propicia para visitar espacios naturales. Si en tus excursiones no logras identificar los árboles que encuentras a tu paso, estas dos aplicaciones, que en conjunto suman ya cerca de 750.000 usuarios y usuarias, te serán de gran ayuda. Con Arbolapp podrás reconocer los árboles silvestres –es decir, los que crecen de forma natural– de la península ibérica y las Islas Baleares; y con Arbolapp Canarias, los del archipiélago canario. Para ello, tienes a tu disposición dos sistemas de búsqueda (guiada y abierta) y fichas de todas las especies autóctonas y las no autóctonas que se asilvestran con más frecuencia en cada territorio. Arbolapp y Arbolapp Canarias cuentan además con numerosas fotografías e ilustraciones que facilitan su uso y, una vez descargadas, no necesitan conexión a internet, por lo que podrás utilizarlas en lugares a los que no llegan los datos a través de la red móvil.

Hi Score SciemceHi Score Science. ¿Cómo hacer más entretenidos los largos viajes o las horas de la siesta, cuando el calor no deja más opción que refugiarse a la sombra? Con esta aplicación puedes alternar las lecturas veraniegas, los crucigramas o los juegos de cartas poniendo a prueba tus conocimientos científicos. “¿Cómo se llama el cambio de estado sólido a líquido? ¿Cuál es el metal más ligero de la tabla periódica? ¿Cuál es el pH normal de la sangre?” Hi Score Science es un juego de preguntas y respuestas sobre química y materiales elaboradas por personal investigador del CSIC al que puedes jugar por tu cuenta o en compañía. Si además estudias ESO o Bachillerato, podrás participar en concursos proponiendo nuevas preguntas para que se incluyan en la aplicación.

polinizappPolinizapp. En los tiempos muertos veraniegos también puedes ponerte en la piel de insectos polinizadores como la abeja, el abejorro o la mosca, y aprender de paso sobre la polinización, un proceso vital para la biodiversidad vegetal de nuestro planeta y para nuestra propia supervivencia. En este juego de simulación tendrás que obtener polen y néctar de las flores para conseguir alimento y generar semillas en distintos escenarios (montaña, ciudad, cultivos, etc.). Además, deberás hacer frente a amenazas varias, como especies invasoras, predadores y pesticidas, que podrán debilitarte o incluso causar tu muerte.

Mosquito alert

Mosquito Alert. Este proyecto de ciencia ciudadana conecta a ciudadanía, comunidad científica y personal gestor en salud pública y medio ambiente para luchar contra la expansión del mosquito tigre y el mosquito de la fiebre amarilla, dos especies invasoras que son vectores de enfermedades como zika, dengue o chikungunya. Con la aplicación de Mosquito Alert podrás avisar y enviar fotos si en alguno de tus paseos veraniegos encuentras alguna de estas especies o sus lugares de cría, y también validar fotos de otros participantes o ponerte en contacto con los responsables del proyecto. Gracias a esta iniciativa, ya se han registrado más de 10.000 observaciones de mosquito tigre en España y se ha detectado por primera vez la presencia en España de un nuevo mosquito invasor de origen asiático.

NatusferaNatusfera. La ciencia ciudadana también inspira este proyecto, que invita a cualquier persona con un móvil a tomar fotografías, recoger datos y geolocalizar los seres vivos que encuentre a su paso. Los datos son compartidos en la web de Natusfera, validados por los responsables y colaboradores de la iniciativa y posteriormente serán incluidos en la base de datos GBIF, la Infraestructura Mundial de Información en Biodiversidad, para que estén a disposición de toda la comunidad científica. En este proceso, si has subido una foto y no tienes claro de qué especie se trata, recibirás los comentarios y ayudas de otros participantes. Si te gusta observar y hacer fotos de otros seres vivos, no lo dudes: a partir de este verano puedes compartir tus imágenes con todo el mundo a través de Natusfera.

Todas estas aplicaciones, que pueden descargarse de forma completamente gratuita en Google Play y Apple Store, aúnan el rigor científico con un lenguaje sencillo y directo y son el fruto de la colaboración de centros del CSIC con otras entidades. En concreto, las cuatro primeras han recibido fondos de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología, adscrita el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades.

Mosquitos tigre, eucaliptos, mejillones cebra… ¿Las especies exóticas son siempre perjudiciales?

jorge-casinelloPor Jorge Cassinello (CSIC)*

Periquitos y cotorras argentinas sobrevolando la Casa de Campo de Madrid, mosquitos tigre que se convierten en un problema de salud pública en la costa mediterránea, bosques plagados de eucaliptos… Estos son algunos ejemplos de especies exóticas presentes en España. Una especie exótica o alóctona es aquella que llega a determinado territorio o ecosistema sin utilizar sus propios medios ni la intervención de procesos naturales. Se introduce por acción del ser humano, ya sea de forma intencionada o accidental. Ahora bien, ¿cuándo una especie exótica es invasora?

Hasta hace pocos años el concepto ‘invasor’ se aplicaba a las especies exóticas establecidas y en proceso de expansión; sin embargo, recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estableció que una especie exótica invasora es aquella que causa daños y perjuicios en el ecosistema huésped. Esta es la definición aceptada en la actualidad, y por ello podemos equiparar el término ‘invasor’ con ‘perjudicial’ o ‘dañino’.

Desde un punto de vista evolutivo y ecológico, la presencia de una especie foránea en un ecosistema puede ocasionar importantes alteraciones. Esto se debe a que la especie exótica llega a una cadena trófica establecida evolutivamente y -sea como depredadora, competidora o como nueva fuente de alimento- puede originar cambios en la abundancia, distribución o supervivencia de las especies nativas.

Mosquito tigre capturado en el interior de un vehículo. Foto: app Tigatrapp

Mosquito tigre capturado en el interior de un vehículo. / App Tigatrapp.

¿Son todas las especies de origen exótico invasoras? Evidentemente no. La gran mayoría de las especies introducidas por el ser humano no tienen efectos negativos reconocidos sobre los ecosistemas. Este sería el caso de una buena parte de las plantas ornamentales o de los cultivos de plantas originarias de América que hoy se encuentran muy extendidos en todos los continentes, como el maíz, la patata o el tomate. Sólo unas pocas de las especies exóticas introducidas (en EEUU se estima que entre un 4-19%) han demostrado ser perjudiciales, al desplazar o incluso llevar a la extinción a especies autóctonas. Contamos con ejemplos muy conocidos, como el mejillón cebra y el mosquito tigre, pero también con la caña común o cañabrava, la carpa, el cangrejo americano, entre otros, así como las cabras y gatos domésticos introducidos en islas.

Aunque en muchos casos faltan estudios concluyentes, podemos establecer una serie de criterios para considerar el potencial invasor de una especie exótica.

Pensemos en una especie exótica imaginaria, la cual llega a nuestros lares por acción humana. ¿Qué ha de suceder para que sea considerada invasora? En primer lugar, es esencial que las condiciones climáticas, geográficas y ambientales sean adecuadas para el establecimiento, reproducción y desarrollo de dicha especie. A continuación es muy importante observar el grado de similitud evolutiva entre la especie introducida y las nativas. Si difieren sustancialmente a nivel evolutivo, la especie exótica asentada tiene muchas probabilidades de volverse invasora. Ejemplos paradigmáticos serían las introducciones de depredadores en islas o mamíferos placentados invasores en Australia, como el conejo, el dingo, el búfalo de agua o el dromedario.

Sin embargo, si la especie exótica y las nativas son semejantes evolutivamente existen muchas probabilidades de que la recién llegada ocupe un nicho ecológico acorde con las cadenas tróficas existentes, y en este caso su impacto dependerá de la presencia de la especie nativa. Así, si la especie nativa está presente podría darse competencia por los recursos y por tanto la especie exótica podría ser considerada invasora, como la ardilla gris de las Carolinas desplazando a la ardilla roja o el visón americano haciendo lo propio con el europeo. Pero si la especie nativa está extinta o no presente la exótica podría ocupar su nicho y cubrir un vacío útil para el ecosistema huésped. Un ejemplo sería el caso de las tortugas gigantes de las Seychelles introducidas en la Isla de Mauricio, en donde hace mucho tiempo se extinguieron las tortugas gigantes autóctonas.

ejemplar de arrui

Ejemplar de arrui. / Wikimedia.

Por último, si la especie exótica se establece en un medio alterado por el ser humano puede tener efectos positivos o negativos, en función del papel que juegue en la cadena trófica. Estos casos deben ser estudiados cuidadosamente, pues es probable que haya efectos inesperados en el contexto del cambio climático. Un ejemplo es el del arrui, un ungulado norteafricano emparentado con cabras y ovejas presente en el sureste español desde hace más de 40 años. El arrui se ha adaptado a las condiciones semiáridas de sierras murcianas y andaluzas y, paradójicamente, podría ayudar a mantener la diversidad de pastos silvestres en un escenario de calentamiento global y avance de la desertificación.

Es fundamental establecer con criterios científicos qué especies exóticas son invasoras y cuáles no, porque de lo contrario podemos dedicar ímprobos esfuerzos a erradicar una especie que en realidad no está perjudicando al medio natural.

Si nos atenemos a la definición de especie exótica invasora no podemos negar una realidad: la especie invasora más abundante y que ha colonizado prácticamente todos los rincones del planeta es el Homo sapiens. Así puede considerarse desde que tuvo la capacidad de desplazarse grandes distancias gracias a la creación de medios de transporte, y de establecerse y crecer alterando el medio y generando sus propias fuentes de subsistencia. Sin mediar ya ninguna relación coevolutiva con la mayoría de los ecosistemas huésped, es nuestro deber moral preservarlos y paliar al máximo los efectos negativos que les hemos ocasionado.

 

* Jorge Cassinello Roldán es investigador del CSIC en la Estación Experimental de Zonas Áridas y miembro de la Comisión por la Supervivencia de las Especies de la UICN.

Atrapa al mosquito tigre con tu móvil

Aitana 70Aitana Oltra (CSIC)*

Cierra los ojos, estás de vacaciones y es verano. Trasládate a un remoto lugar del sudeste asiático. Un mercado, por ejemplo. Te enamoras de un jarrón y a tu vuelta lo pones en tu jardín. Llueve. El jarrón se llena de agua y unas diminutas larvas juguetonas empiezan a nadar en su interior. En unos días, estar en tu jardín se convierte en un suplicio: ¡por culpa del mosquito tigre! Esos diminutos insectos negros con manchas blancas, invasores, originarios del sudeste asiático, que pican durante el día sin cesar… ¿No llegarían en forma de huevos dentro del jarrón?

Mosquito tigre

Foto de un mosquito tigre enviada por un participante de AtrapaelTigre.com con la app Tigatrapp

Abre los ojos, esto era solo un cuento. Pero de cuentos, a millares. Y reales, ya que cualquier pequeño recipiente con agua estancada se puede convertir en un lugar de cría para el mosquito tigre, y si se da el caso, en una excusa para dispersarse sin darse cuenta por otros territorios. Incluso se dice que se dispersan subidos a nuestros coches como si hicieran autoestop. De hecho, y en parte por su gran facilidad para invadir nuevas zonas, esta especie ha sido incluida en el listado de las 100 peores especies invasoras del mundo. Su inclusión también se debe a sus efectos sobre los humanos, ya que su presencia no solo puede ser muy molesta, sino que además puede transmitir enfermedades como el dengue o la chikungunya.

Es conocido que podemos contagiarnos de gripe si una persona infectada nos tose encima. Con el dengue y la chikungunya esto no sucede exactamente así. Se necesita un vector que no sea el aire: un mosquito tigre ya infectado que nos pique. Pero que esto ocurra en España es improbable, ya que estas enfermedades no son nada comunes en este país y, por lo tanto, es también improbable que haya mosquitos infectados. Por todo ello, es necesario vigilar este vector y controlar sus poblaciones para evitar sus molestas picaduras y disminuir el riesgo de transmisión de enfermedades. Pero, ¿cómo vamos a encontrar una aguja en un pajar?

Lugar de cría mosquito

Agua estancada, lugar de cría de larvas y/o pupas de mosquito

Un día gris de invierno (sí, en invierno los mosquitos tigre nos dan una tregua) tuvimos una idea: combinar el conocimiento científico disponible con información directa de los ciudadanos y ciudadanas, que al fin y al cabo son quienes saben qué pasa en sus barrios. Esto tiene un nombre: ciencia ciudadana. Se trata de investigación científica llevada a cabo en parte o totalmente con la participación de la sociedad. Y la idea, aunque un poco loca, fue puesta en práctica con el nacimiento de AtrapaelTigre.com y de la app Tigatrapp.

Así que, y esto también va para ti, no dudes en atrapar al tigre. Si encuentras al pequeño mosquito o a uno de sus focos de cría en la vía pública, comparte tu descubrimiento con esta aplicación de teléfono móvil. El adulto de mosquito tigre se reconoce por su comportamiento (vuela bajo y pica sobre todo de día) y porque es pequeño y negro, con rayas blancas y tiene una sola raya blanca en la cabeza y el tórax. Es importante que añadas alguna foto informativa, para lo que hemos recopilado un montón de trucos a tu disposición. En tiempo real, una vez enviado, tu descubrimiento se registrará de manera virtual en el CSIC y tu localización se añadirá al mapa web del mosquito tigre. Después, tu foto será analizada por expertos y expertas en entomología y en pocos días el resultado de su validación se añadirá a tu informe en el mapa web. AtrapaelTigre App

Esta información individual, que sola seguramente de poco serviría, pasará a formar parte de una base con miles de datos más y cobrará sentido. Quizás tu descubrimiento se convierta en una buena pista para orientar los muestreos regulares de esta especie; quizás sirva para descubrir al mosquito tigre en una nueva zona y activar protocolos de acción o para que especialistas en el control de la especie inspeccionen ese lugar y, si procede, apliquen medidas de corrección. Y también, a largo plazo, junto a otros miles de datos ciudadanos y a otros procedentes de los expertos entomólogos, puede que tu hallazgo sirva para desarrollar modelos de presencia y dispersión de la especie.

Y finalmente, tu descubrimiento servirá para concienciar: para concienciarte a ti, que quizás, si no lo hacías ya, empezarás a quitar el agua acumulada de tus pequeños recipientes; y para concienciarme a mí, y a nuestros vecinos, familiares y amistades, y al conjunto de la sociedad, porque, al fin y al cabo, ciudadanos y ciudadanas somos todos.

*Aitana Oltra es coordinadora de AtrapaelTigre.com, un proyecto del CSIC con apoyo de la FECYT, y ambientóloga del grupo de investigación ICREA Movement Ecology Lab, del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC y de CREAF.

Apps científicas que no te puedes perder

Por Mar Gulis

Identificar árboles y setas en tus paseos por el campo, colaborar con proyectos científicos recogiendo datos o visitar virtualmente centros de investigación emblemáticos… Estas son solo algunas de las posibilidades que te ofrecen las apps desarrolladas por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Te las presentamos a continuación, para que sepas cómo acercarte a la ciencia desde tu móvil o tablet.

Si te gusta la naturaleza no te puedes perder dos apps imprescindibles para ir de excursión: Arbolapp, que te permitirá reconocer árboles silvestres de un modo sencillo e intuitivo; y FungiNote, que te ayudará a identificar hongos y compartir tus fotos y hallazgos con otros usuarios y usuarias.

Tigatrapp y Arbolapp

Tigatrapp y Arbolapp son dos de las aplicaciones móviles del CSIC más populares.

Los contenidos de ambas han sido desarrollados por el Real Jardín Botánico del CSIC pensando en todo tipo de públicos. Arbolapp contiene fotografías, mapas de distribución y descripciones de 118 de especies de árboles silvestres de la Península Ibérica y las Islas Baleares. En sus fichas podrás encontrar diversas curiosidades, como que La Gioconda está pintada sobre una tabla de álamo o que en el Antiguo Egipto se usaban los frutos del almendro para ajusticiar a los criminales.

¿Qué hongo es ese? ¿Es venenoso? ¿En qué otros lugares crece? Preguntas como esta son las que trata de responder FungiNote, una guía de campo que incluye información e imágenes sobre 150 especies. Todas ellas están ilustradas con fotografías que, en muchos casos, se complementan con dibujos botánicos de finales del siglo XVIII, el siglo XIX y principios del XX.

Otras apps del CSIC invitan a la ciudadanía a involucrarse directamente en proyectos de investigación. Es el caso de Tigatrapp, una aplicación que permite participar en el estudio y seguimiento del mosquito tigre, especie invasora que está considerada potencial transmisor de enfermedades víricas tropicales, como el dengue y la chikungunya.

Desarrollada por el Laboratorio de Ecología del Movimiento del Centro de Estudios Avanzados de Blanes del CSIC, esta app te enseña a reconocer al mosquito tigre y te permite compartir fotografías y datos de localización de los ejemplares y lugares de cría que vayas localizando. También puedes participar en misiones puntuales propuestas por el equipo científico.

De ciencia ciudadana también se ocupa SeabirdsTagram. Si te dedicas a la pesca por profesión u afición y quieres colaborar en el estudio de las aves marinas del Mediterráneo, puedes utilizar esta app para enviar fotografías cada vez que encuentres un ejemplar accidentado en tus redes. Tus datos serán de enorme utilidad para que los científicos del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados (CSIC-UIB) puedan estimar la tasa de mortalidad de aves amenazadas y evaluar el impacto de las capturas accidentales.

Otra opción es participar con tu móvil en el estudio del impacto del cambio climático en los encinares mediterráneos. A través de la app GeoODK, puedes evaluar el estado de los bosques de encinas que encuentres y enviar tu información a los investigadores del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Pero la cosa no queda aquí: si lo que quieres es hacer una visita virtual a los centros del CSIC con más historia y conocer los tesoros científicos que albergan en su interior, tienes a tu disposición las apps del Museo Nacional de Ciencias Naturales y del Real Jardín Botánico. Y si estás pensando visitar el Valle de Arán, no dudes en consultar Eth Holet, una aplicación en la que un duende mitológico te guiará por espacios naturales descritos por investigadores del CSIC. Por último, si lo tuyo es bucear en los restos del pasado, descárgate Arqueológicas, la versión para móviles del libro Arqueológicas: la razón perdida (Bellaterra, 2012), del investigador del CSIC Felipe Criado-Boado.