Mosquitos tigre, eucaliptos, mejillones cebra… ¿Las especies exóticas son siempre perjudiciales?

jorge-casinelloPor Jorge Cassinello (CSIC)*

Periquitos y cotorras argentinas sobrevolando la Casa de Campo de Madrid, mosquitos tigre que se convierten en un problema de salud pública en la costa mediterránea, bosques plagados de eucaliptos… Estos son algunos ejemplos de especies exóticas presentes en España. Una especie exótica o alóctona es aquella que llega a determinado territorio o ecosistema sin utilizar sus propios medios ni la intervención de procesos naturales. Se introduce por acción del ser humano, ya sea de forma intencionada o accidental. Ahora bien, ¿cuándo una especie exótica es invasora?

Hasta hace pocos años el concepto ‘invasor’ se aplicaba a las especies exóticas establecidas y en proceso de expansión; sin embargo, recientemente la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza estableció que una especie exótica invasora es aquella que causa daños y perjuicios en el ecosistema huésped. Esta es la definición aceptada en la actualidad, y por ello podemos equiparar el término ‘invasor’ con ‘perjudicial’ o ‘dañino’.

Desde un punto de vista evolutivo y ecológico, la presencia de una especie foránea en un ecosistema puede ocasionar importantes alteraciones. Esto se debe a que la especie exótica llega a una cadena trófica establecida evolutivamente y -sea como depredadora, competidora o como nueva fuente de alimento- puede originar cambios en la abundancia, distribución o supervivencia de las especies nativas.

Mosquito tigre capturado en el interior de un vehículo. Foto: app Tigatrapp

Mosquito tigre capturado en el interior de un vehículo. / App Tigatrapp.

¿Son todas las especies de origen exótico invasoras? Evidentemente no. La gran mayoría de las especies introducidas por el ser humano no tienen efectos negativos reconocidos sobre los ecosistemas. Este sería el caso de una buena parte de las plantas ornamentales o de los cultivos de plantas originarias de América que hoy se encuentran muy extendidos en todos los continentes, como el maíz, la patata o el tomate. Sólo unas pocas de las especies exóticas introducidas (en EEUU se estima que entre un 4-19%) han demostrado ser perjudiciales, al desplazar o incluso llevar a la extinción a especies autóctonas. Contamos con ejemplos muy conocidos, como el mejillón cebra y el mosquito tigre, pero también con la caña común o cañabrava, la carpa, el cangrejo americano, entre otros, así como las cabras y gatos domésticos introducidos en islas.

Aunque en muchos casos faltan estudios concluyentes, podemos establecer una serie de criterios para considerar el potencial invasor de una especie exótica.

Pensemos en una especie exótica imaginaria, la cual llega a nuestros lares por acción humana. ¿Qué ha de suceder para que sea considerada invasora? En primer lugar, es esencial que las condiciones climáticas, geográficas y ambientales sean adecuadas para el establecimiento, reproducción y desarrollo de dicha especie. A continuación es muy importante observar el grado de similitud evolutiva entre la especie introducida y las nativas. Si difieren sustancialmente a nivel evolutivo, la especie exótica asentada tiene muchas probabilidades de volverse invasora. Ejemplos paradigmáticos serían las introducciones de depredadores en islas o mamíferos placentados invasores en Australia, como el conejo, el dingo, el búfalo de agua o el dromedario.

Sin embargo, si la especie exótica y las nativas son semejantes evolutivamente existen muchas probabilidades de que la recién llegada ocupe un nicho ecológico acorde con las cadenas tróficas existentes, y en este caso su impacto dependerá de la presencia de la especie nativa. Así, si la especie nativa está presente podría darse competencia por los recursos y por tanto la especie exótica podría ser considerada invasora, como la ardilla gris de las Carolinas desplazando a la ardilla roja o el visón americano haciendo lo propio con el europeo. Pero si la especie nativa está extinta o no presente la exótica podría ocupar su nicho y cubrir un vacío útil para el ecosistema huésped. Un ejemplo sería el caso de las tortugas gigantes de las Seychelles introducidas en la Isla de Mauricio, en donde hace mucho tiempo se extinguieron las tortugas gigantes autóctonas.

ejemplar de arrui

Ejemplar de arrui. / Wikimedia.

Por último, si la especie exótica se establece en un medio alterado por el ser humano puede tener efectos positivos o negativos, en función del papel que juegue en la cadena trófica. Estos casos deben ser estudiados cuidadosamente, pues es probable que haya efectos inesperados en el contexto del cambio climático. Un ejemplo es el del arrui, un ungulado norteafricano emparentado con cabras y ovejas presente en el sureste español desde hace más de 40 años. El arrui se ha adaptado a las condiciones semiáridas de sierras murcianas y andaluzas y, paradójicamente, podría ayudar a mantener la diversidad de pastos silvestres en un escenario de calentamiento global y avance de la desertificación.

Es fundamental establecer con criterios científicos qué especies exóticas son invasoras y cuáles no, porque de lo contrario podemos dedicar ímprobos esfuerzos a erradicar una especie que en realidad no está perjudicando al medio natural.

Si nos atenemos a la definición de especie exótica invasora no podemos negar una realidad: la especie invasora más abundante y que ha colonizado prácticamente todos los rincones del planeta es el Homo sapiens. Así puede considerarse desde que tuvo la capacidad de desplazarse grandes distancias gracias a la creación de medios de transporte, y de establecerse y crecer alterando el medio y generando sus propias fuentes de subsistencia. Sin mediar ya ninguna relación coevolutiva con la mayoría de los ecosistemas huésped, es nuestro deber moral preservarlos y paliar al máximo los efectos negativos que les hemos ocasionado.

 

* Jorge Cassinello Roldán es investigador del CSIC en la Estación Experimental de Zonas Áridas y miembro de la Comisión por la Supervivencia de las Especies de la UICN.

5 comentarios

  1. Dice ser Pere ferrer

    Lo que más me preocupa a mi es saber si las soluciones a cualquier epidemia son solucionables o, como siempre, luego del problema viene la solución. Prevención

    29 enero 2016 | 11:02

  2. Dice ser Pepe

    Hola, ya está bien que rectifique Sr Cassinello, aunque el daño que hizo al arrui es ya irreparable. Los criterios científicos son los que han de imponerse, pero por desgracia se impone la corrupción en todas sus versiones.
    Aceptando esos criterios científicos, sabrian decir si los resultados obtenidos durante siglos en el manejo de los herbívoros en el arco mediterráneo, los podemos considerar como resultados científicos??? en cuyo caso el hombre supo por la experiencia y sin otra herramienta, lo que tenía que hacer para mantener unos buenos pastos para sus rebaños y unas especies vigorosas y fuertes. Excepción claro está de las necesidades imperiosas que le obligaron a modificar las costumbres. Le felicito por su cambio de opinión con respecto al arrui en el levante español, aunque me perdonará pero cuando opinaba lo contrario, creo sinceramente que Ud conocía ya que no era del todo cierto. Sabio es rectificar.
    Ahora falta reparar el daño causado y levantar la voz ante lo que está pasando con este inocente animal. No me extiendo, de sobra saben que la especie va en retroceso, las hembras y machos que logran reproducirse son las peores–defectuosas, débiles .. por tanto la especie está siendo perjudicada en favor exclusivamente de los vallados.

    10 febrero 2016 | 22:09

  3. Estimado Pepe,
    No creo que nos conozcamos personalmente, aunque parece evidente que Vd. ha leido algunos de mis trabajos sobre el arrui. En consecuencia su juicio de valor sobre mi supuesta rectificación en relación al papel que parece jugar este ungulado en nuestros ecosistemas se queda en eso, un juicio de valor. Llevo estudiando el comportamiento del arrui desde hace 26 años, y basándome en los conocimientos que hemos ido adquiriendo, en particular sobre su selección de hábitat y alimentación, hemos podido afinar las hipótesis sobre sus efectos ecológicos como especie exótica. Por entrar en detalles sobre la evolución de la percepción del arrui en base al progresivo conocimiento de su comportamiento le puedo indicar que, a priori, su estrecha relación taxonómica con la cabra montés le convertía en un potencial competidor por el nicho y el alimento. Nuestros estudios de adecuación de hábitat indicaban una adaptación importante al sureste peninsular, y planteaban potenciales escenarios de competencia con la cabra montés (cuyas poblaciones, en los 90 y comienzos de 2000, aún estaban en un proceso de recuperación). Es importante resaltar, como explico en este escrito, que por aquel entonces su adjetivo de invasor hacía referencia exclusivamente a su demostrada capacidad colonizadora, no necesariamente a un carácter dañino, el cual por activa y por pasiva siempre he defendido que había que demostrar. Sin embargo el principio de precaución aconsejaba un control de sus poblaciones. Nos encontrábamos además con un riesgo potencial hacia la flora autóctona. Han sido muy relevantes los recientes estudios sobre alimentación que nos indican un caracter generalista pero marcadamente pastador, con lo que las hipótesis sobre competencia alimenticia con la cabra montés empiezan a descartarse en gran medida. Por otro lado, un inesperado y necesario papel en la gestión natural de pastos le van convirtiendo, paradójicamente, en candidato óptimo para el mantemiento y regeneración de los mismos en zonas semiáridas peninsulares… La ciencia ecológica no es exacta, avanza con el conocimiento, y es cierto que en ocasiones rectificamos o redireccionamos el planteamiento hacia hipótesis más parsimoniosas o realistas… en todo caso, creo que mi trayectoria argumental respecto a esta especie ha sido coherente, fundamentada en los conocimientos que hemos ido adquiriendo, y no creo haber rectificado al menos del modo que Vd. indica. Digamos que si hace unos años dimos un toque de atención y planteamos su gestión controlada, actualmente no descartamos la conveniencia de mantener poblaciones debidamente gestionadas (como la de cualquier ungulado, a falta de suficientes depredadores naturales) de cara al mantenimiento de la diversidad de herbáceas. Y más allá de las hipótesis científicas, las cuales lamentablemente en muchas ocasiones no están aún comprobadas empíricamente de forma fehaciente, la realidad es que en el sureste nos encontramos ya con unas poblaciones muy recuperdas de cabras monteses que no se están viendo frenadas por la presencia de poblaciones del caprino africano, luego la comptencia no parece ser tal, y bien son capaces de convivir o el arrui tendrá que ir dejando paso libre a la cabra autóctona.
    Gracias por su interés en todo caso por mis estudios y sobre todo por la problemática del arrui.
    Un cordial saludo

    22 febrero 2016 | 11:27

  4. Respecto a algunos de sus comentarios:

    PREGUNTA: Aceptando esos criterios científicos, sabrian decir si los resultados obtenidos durante siglos en el manejo de los herbívoros en el arco mediterráneo, los podemos considerar como resultados científicos??? en cuyo caso el hombre supo por la experiencia y sin otra herramienta, lo que tenía que hacer para mantener unos buenos pastos para sus rebaños y unas especies vigorosas y fuertes.

    Creo que por lo general se utiliza con demasiada ligereza el término «científico», pues este solo ha de referirse a afirmaciones que estén apoyadas por estudios que apliquen el método científico. El comportamiento ganadero por parte del hombre desde el comienzo del Neolítico hasta nuestros días se ha fundamentado en la experiencia y las pruebas de «ensayo y error». Algunas cosas se han hecho bien, respetándose el orden natural, y otras francamente mal. Tradicionalmente, los pueblos que han vivido estrechamente con la naturaleza han comprendido su funcionamiento y en muchas ocasiones han intentado replicar o favorecer su sostenibilidad. Le sugiero que lea mi artículo sobre ungulados herbívoros ancestrales y la sostenibilidad espontánea del hombre del Neolítico (http://goo.gl/M6wlDs).

    AFIRMACIÓN: (…) de sobra saben que la especie va en retroceso, las hembras y machos que logran reproducirse son las peores–defectuosas, débiles .. por tanto la especie está siendo perjudicada en favor exclusivamente de los vallados.

    El arrui va en retroceso sencillamente porque se le está cazando activamente, no porque tenga algún problema en su adaptación al sureste y el levante peninsular. Se trata de decisiones políticas fundamentadas exclusivamente en el carácter exótico de la especie (y/o en otras cuestiones en las que no voy a entrar). Desde luego, a los científicos no se nos ha consultado sobre el particular, y yo creo que se pueden hacer las cosas de otro modo, pues como ya he explicado, los conocimientos actuales nos presentan un escenario en donde ua especie silvestre pastadora puede resultar muy útil para el mantenimiento del paisaje en mosaico (pastos y arbustos), con las ventajas que ello conlleva. También le aconsejo que lea mi artículo en la revista Lychnos (http://goo.gl/iKXZLL). Y desde luego, su afirmación sobre que «las hembras y machos que logran reproducirse son las peores-defectuosas, débiles» sí que no tiene ningún fundamento científico… particularmente porque la forma en la que el hombre caza al arrui para intentar erradicarlo, masivamente, eliminando grupos enteros, no tiene ningún efecto directo hacia una selección de peores individuos… quizás, bien al contrario, estén sobreviviendo los animales más esquivos y más hábiles a la hora de escapar del peligro. Y ya para finalizar… no entiendo la referencia a los vallados.
    Un saludo

    22 febrero 2016 | 11:49

  5. Y en relación a algún otro comentario suyo:

    PREGUNTA: (…) sabrian decir si los resultados obtenidos durante siglos en el manejo de los herbívoros en el arco mediterráneo, los podemos considerar como resultados científicos??? en cuyo caso el hombre supo por la experiencia y sin otra herramienta, lo que tenía que hacer para mantener unos buenos pastos para sus rebaños y unas especies vigorosas y fuertes.

    En general, se utiliza con demasiada ligereza el término «científico», cuando este solo ha de referirse a afirmaciones fundamentadas en estudios que siguen el método científico, en donde se parte de unas hipótesis que luego han de ser comprobadas por medio de estrictos y rigurosos criterios de diseño y análisis de datos. En lo que se refiere a su pregunta, la ganadería tradicional ha aprovechado desde tiempos del Neolítico el recurso ofrecido por una serie de ungulados criados por el hombre, los cuales experimentaron un proceso de domesticación, tales como vacas, caballos, ovejas y cabras. Por medio de pruebas de “ensayo y error” y en base a un conocimiento arraigado del funcionamiento de la naturaleza, se consiguió gestionar las especies ganaderas de una forma bastante sostenible. No se utilizaron criterios científicos, pero sí tradicionales y, salvo excepciones, en general respetuosos con las leyes naturales.

    AFIRMACIÓN: (…) de sobra saben que la especie va en retroceso, las hembras y machos que logran reproducirse son las peores–defectuosas, débiles .. por tanto la especie está siendo perjudicada en favor exclusivamente de los vallados.

    El arrui está en retroceso en el sureste y levante peninsular porque se le está cazando intensamente en los últimos años, no porque no esté adaptado al medio. Pero esta caza en donde se busca la erradicación de las poblaciones, por lo general dirigida a grupos enteros, incluidos machos, hembras y crías, no sigue ningún patrón que pueda influir en la calidad o las características de los animales que sobreviven. La afirmación que hace Vd. no se fundamenta en ningún criterio objetivo, y mucho menos científico. Más bien al contrario, se podría argumentar que los individuos supervivientes son aquellos con mayor capacidad de huida y más habilidad para protegerse o encontrar refugio. Dicho esto, no se nos ha consultado a los científicos este tipo de decisiones que buscan la erradicación de la especie; y si me pidieran mi opinión defendería otro tipo de estrategias que pasarían por gestionar adecuadamente algunas de estas poblaciones, de cara al mantenimiento de pastos y paisajes en mosaico. Finalmente, no entiendo la referencia que hace Vd. a los vallados.

    Un saludo

    22 febrero 2016 | 19:54

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