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¿Cuál es el origen del término ‘epitafio’?

Se conoce como ‘epitafio’ a la inscripción que suele figurar en la lápida de una tumba o nicho y que suele ser una frase descriptiva sobre la vida u obra de la persona cuyos restos reposan allí.

¿Cuál es el origen del término ‘epitafio?

Normalmente el epitafio suele ser dictado por el finado antes de fallecer, como una de sus últimas voluntades y no solo aparece en inscrito en la losa fúnebre sino también publicada en la esquela del periódico.

Pero, originalmente, en las civilizaciones antiguas lo que se consideraba como epitafio era en realidad una inscripción en la que figuraba una oración dedicada alguna deidad (cada cultura tenía la suya) con el fin de que protegiera al fallecido en el otro mundo.

Con el paso del tiempo y la extensión del catolicismo y otras religiones, ese epitafio era mucho más concreto, siendo destinado a un Dios concreto.

El origen de los epitafios, tal y como los que hoy en día los conocemos (frases alusivas a la personalidad del fallecido), debemos encontrarlo a partir de la Era de la Ilustración (siglo XVIII) en el que una nueva corriente de pensamiento más intelectual y menos religiosa cambió el sentido, convirtiéndolos en epigramas (frase breve e ingeniosa, frecuentemente satírica) como los utilizados durante las antiguas Grecia y Roma.

Etimológicamente el término epitafio proviene del latín tardío ‘epitaphĭum’ (oración fúnebre) y éste del griego ‘epitáphios’ (sobre una tumba).

 

 

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«Disculpe que no me levante» La leyenda urbana sobre el epitafio de Groucho Marx

«Disculpe que no me levante» La leyenda urbana sobre el epitafio de Groucho Marx

Durante muchísimos años se dio como cierto que el epitafio de la tumba del genial Groucho Marx era «Disculpe que no me levante».

En realidad en la tumba del más famoso de los Hermanos Marx solo figura su nombre y apellido, la fecha de nacimiento y muerte y una Estrella de David.

Esta ha sido otra de las muchísimas leyendas urbanas que suelen corretear de boca en boca.

Realmente Groucho Marx dijo esa frase, pero fue en cierta ocasión durante una entrevista que concedió, donde afirmó que ese era el epitafio que querría tener en su tumba. También añadió que desearía ser enterrado sobre el féretro de Marilyn Monroe… Pero ninguna de estas dos voluntades le fue concedida.

Groucho Marx falleció el 19 de agosto de 1977 a causa de una neumonía y, tras ser incinerado, sus cenizas fueron depositadas en el Eden Memorial Park del cementerio de Mission Hills (Los Angeles).

Cinco años más tarde, en mayo de 1982, sus cenizas fueron robadas. Aparecieron poco después a las puertas de Mount Sinai Memorial Park en Los Ángeles. Jamás se supo quién las había sustraído y el porqué.

Desde entonces, las cenizas de Groucho Marx se encuentran escondidas en algún lugar remoto del Eden Memorial Park.

 

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