Sobradamente conocida fue la actitud escéptica que mostró en numerosas ocasiones el rey Enrique VII respecto a las supersticiones medievales y, sobre todo, a las ‘predicciones’ que realizaba un prestigioso astrólogo de la época (finales del siglo XV y principios del XVI) que se vanagloriaba de ser muy certero en cuestiones de política real.
En cierta ocasión el rey mandó llamar al astrólogo y una vez en su presencia quiso ponerlo a prueba, haciéndole ver que él mismo sería capaz de realizar una predicción que el adivino no sería capaz de hacer.
Ante la pregunta del rey de si sabía dónde iba a pasar las próximas Navidades, el astrólogo permaneció callado sin saber qué contestar. Inmediatamente añadió Enrique VII que sin embargo él sí sabía donde las pasaría el que se las daba de experto pronosticador.
Ante la mirada atónita del astrólogo, el rey contesto con rotundidad:
«En la Torre de Londres»*
*Cabe señalar que durante el reinado de Enrique VII (fundador de la Dinastía Tudor) la Torre de Londres comenzó a utilizarse como prisión.
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