¿Fue realmente el ‘cinturón de castidad’ un invento medieval para evitar infidelidades de las esposas?

Estamos acostumbrados a ver en películas, series de televisión y numerosísimas novelas históricas escenas en las que, durante la Edad Media, cada vez que un hombre poderoso de la época salía de viaje para participar en una guerra, con el fin de asegurarse la castidad de su esposa y evitar que ésta pudiera cometer algún acto de infidelidad, mandaba colocarle un artilugio metálico en forma de braga de seguridad que aseguraba la total imposibilidad de la mujer a ser penetrada sexualmente.

¿Fue realmente el ‘cinturón de castidad’ un invento medieval para evitar infidelidades de las esposas?

También hay quien indica que dicho cinturón no solo servía para salvaguardar la honorabilidad del marido que mandaba colocarla, sino que también se utilizaba como forma de imposibilitar una violación sexual en caso de ser atacadas durante la ausencia del marido e incluso padre, ya que hay algunas versiones que señalan que esas bragas de hierro también eran colocadas a las hijas con el fin de que se mantuvieran vírgenes hasta llegar al momento de contraer matrimonio.

Pero en realidad, el concepto de cinturón de castidad tal y como nos ha llegado a través de los libros, el cine y la televisión, es totalmente falso (o mejor dicho, inexacto) y está más cerca de ser una leyenda urbana que un hecho histórico real.

Según múltiples investigaciones y estudios realizados por historiadores y expertos en el medievo, no existen apenas referencias fiables y reales escritas en la época para asegurar de que realmente los celosos maridos o temerosos padres obligaran a las féminas de su familia a colocárselos cuando éstos salían de viaje.

En las investigaciones, en las que también han participado científicos, se ha podido demostrar que una persona no podría haber llevado una de esas bragas de hierro mucho más allá de dos días seguidos sin que esta le produjese abrasiones, rozaduras, múltiples daños e incluso infecciones. Lo cual hubiese provocado infinidad de enfermedades y, a consecuencia de ello, fallecimientos, algo de lo que no hay constancia. También debemos tener en cuenta la larga duración de las batallas que tenían lugar en aquella época, en la que los militares que participaban en ellas podían tirarse varios meses sin regresar a sus hogares.

Sí que existía durante la Edad Media una especia de braga metálica pero que era colocada como instrumento de tortura cuando a un preso o presa se le quería castigar por un delito, debido a que esos artilugios comprimían y provocaban terribles dolores.

El mito del cinturón de hierro como método de castidad surgió varios siglos después de la Edad Media, en el periodo conocido como el de la Ilustración (también llamado Siglo de las Luces), en el que a partir de 1700 surgieron varias corrientes intelectuales que quisieron emborronar muchas de las cosas que habían tenido lugar durante el Medievo creando alrededor de esa época infinidad de leyendas urbanas que intentaban demostrar lo nefastos y oscuros tiempos que se habían vivido.

Muchas de las ilustraciones, tratados y referencias que actualmente tenemos sobre los cinturones de castidad están datados a partir del siglo XVIII, así como la inmensa mayoría de esos artilugios que se exhiben en algunas exposiciones y museos.

Debo indicar que algunos sí que son verdaderos, pero no son los referidos a temas de castidad sino no como instrumento de tortura.

También cabe destacar que en la actualidad se utilizan unas versiones modernas de los cinturones de castidad que son utilizadas durante las prácticas sadomasoquistas.

 

Te puede interesar leer: ¿De dónde surge el término ‘sadomasoquismo’?

 

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Fuente de la imagen: oddsock (Flickr)
Fuentes de consulta: historiasdelahistoria/ strambotic/ abc / Le Vase de Soissons n’existe pas & autres vérités cruelles sur l’histoire de France de Christophe Granger y Victoria Vanneau

3 comentarios

  1. Dice ser Sentido común

    Un poquito de sentido común…¿como cagas y meas con eso puesto?
    Obviamente es una chorrada.

    21 marzo 2018 | 17:40

  2. Dice ser El Campesino

    En realidad, pocos saben que el dichoso «cinturón» era en realidad un artilugio de «compost» de detritos para mejorar el crecimiento de las flores de los jardines de las damiselas en ausencia de sus caballeros. Era de común saber que entre ellas se organizaban esplendorosos concursos para probar cuál de ellas tenía su «jardín» mejor cuidado. El olor y el color, por supuesto, eran elementos muy a tener en cuenta en tales lides y se producían encendidos encuentros por llevarse el premio a los mejores «capullos». Hasta nuestros días, ha llegado la fama de «Capullito de alelí» una desconocida dama cuyos esmeros por la botánica ha dejado impresa la expresión en nuestra lengua para denotar la fragilidad y dulzura de alguien. Si bien, la más conocida expresión ¡Capullo! en tono insultante se refiere a las muchas intensas refriegas que en aquella lejana época se departían entre las señoras y señoritas de la alcurnia medieval. ¡Gracias por su atención!

    21 marzo 2018 | 17:48

  3. Dice ser Solomom

    Grandes personajes de la Historia coinciden en que La soberbia es el espejo de la ignorancia

    21 marzo 2018 | 17:57

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