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Adolescencia libre de móviles

¿Aportan algo bueno los móviles y las pantallas a la educación y al aprendizaje de los niños? ¿Qué riesgos tiene darle a un niño un móvil? ¿A partir de qué edad son seguros los móviles? ¿Qué ocurre con el desarrollo cognitivo de un niño que usa el móvil? ¿Cómo se desarrolla el cerebro con la presencia de pantallas? ¿Cómo afectan el uso de los móviles en el desarrollo de las relaciones entre adolescentes? ¿Cuál es el impacto en el vínculo familiar del uso del móvil? ¿Cómo afecta el uso de móviles al desarrollo de una autoimagen sana? ¿Qué tipo de sexualidad se aprende a través de los móviles? ¿Qué valores adoptan los niños a través del móvil? ¿Qué tipos de personas buscan relacionarse con niños a través de móviles y con qué intenciones? ¿Cómo impacta el uso del móvil en el desarrollo físico de un niño? ¿Qué trastornos mentales puede generar o agudizar el uso del móvil? ¿Qué prácticas destructivas (trastornos alimentarios, autolesiones, suicidio…) pueden introducirse en la mente de los niños a través de los móviles?

(Ron Lach, PEXELS)

Hace siete u ocho años, comentaba ayer el psicólogo clínico Francisco Villar en una conferencia en el Centre de Lectura de Reus, no nos habíamos planteado estas preguntas. El ambiente era tan favorable a la digitalización de la sociedad que la gran mayoría abrazamos la nueva tecnología pensando que sería netamente positiva. Hoy en cambio, existen estudios, como los que cita Villar en su libro Cómo las pantallas devoran a nuestros hijos, que demuestran los demoledores riesgos y graves interferencias en el desarrollo humano de niños y adolescentes que llevan consigo las pantallas.

El movimiento Adolescencia libre de móviles, fenómeno viral a nivel de todo el estado que defiende retrasar el uso del móvil de los doce años a los dieciséis, indica que ha llegado el momento de afrontar estas cuestiones con rotundidad, apoyándonos los unos a los otros, madres, padres, familiares y educadores. Tenemos las respuestas y la solución está en nuestras manos.

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Sumisión química: la nueva cara de las violaciones. ¿Cómo protegerte (y proteger a las mujeres de tu entorno)?

“Soy una estudiante Erasmus en Vigo y el sábado fui con unos amigos a Ferré una discoteca cerca del Arenal. Recuerdo que estaba bailando con unas amigas y de repente no recuerdo nada. Hasta la mañana siguiente, cuando me desperté con un chico, pregunté al tío que estaba pasando, y él me dijo que tenía que tomar la píldora del día después porque el condón se rompió.” Ferré. Arenal – Vigo.

“Fui a un concierto de rock con muy poca gente. Fui con un colega, cenamos, bebí dos copas de vino y en la sala un camarero nos invitó a un chupito. Todo bien. Al ratito nos llamó para un segundo chupito. Bebí tan feliz, a los diez minutos si llega me fui al baño, no veía más allá de un metro, fatal…mi colega se dio cuenta y en la puerta del baño de chicas, dos maromos que no lo dejaban pasar, mi amigo es un pan pero intimida, los amenazó y lo dejaron sacarme de allí”. Razzmatazz- Barcelona

“ Llevo con este sentimiento y pensamientos desde la noche de Halloween. Sentimiento de culpabilidad, de quizás haber bebido de más, pero no es la primera vez que bebía, me tomé dos copas, a partir de las 3 de la mañana tengo una laguna de doce horas hasta las tres de la tarde. Ni un solo recuerdo, no me ha pasado nunca. Me despierto desnuda, sin constancia de absolutamente nada de lo que ha pasado, al menos estoy en mi casa pero tengo la sensación de que no he dormido sola y así es.” Malababa. Alpedrete – Madrid

Llego a estos testimonios reales después de topar con un alarmante dato del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses: de las 2.054 agresiones sexuales a mujeres registradas en España, más del 70% (1.520 casos) se cometieron con la víctima bajo sumisión química. Más de un 70%!!!! Al menos 7 de cada 10 mujeres agredidas sexualmente, lo ha sido bajo sumisión química.

Existen dos tipos de sumisión química la primera es cuando el agresor aprovecha que la víctima está bajo los efectos del alcohol o las drogas para agredirla sexualmente. La segunda es premeditada, agresor quien proporciona a la víctima sin su consentimiento alguna sustancia, normalmente en la bebida que esté tomando. Aunque no existen datos exactos de porcentajes de un tipo de agresión u otra, las agresiones por sumisión química premeditadas están en aumento.

Frente a esta dura realidad han nacido distintas iniciativas. Inspirada en el movimiento belga #balancetonbar ha nacido la inciativa #denunciatubar que recoge testimonios de mujeres que han sufrido este tipo de agresión y pretende denunciar, sensibilizar, prevenir que vuelvan a ocurrir.

(Hermes Rivera, UNSPLASH)

En Inglaterra, la iniciativa Ask for Angela ha creado un protocolo en bares según el cual las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable con alguien en un bar o discoteca, pueden ir a la barra, preguntar por Ángela lo que activa un protocolo de ayuda para que pueda regresar a casa sin ser agredida. En Barcelona veinticinco discotecas han implementado los vasos con tapa para prevenir las agresiones por sumisión química y hay empresas que se dedican a fabricar estos tipos de vasos como My Secure Cup.

Todas estas iniciativas son necesarias. La sensibilización, endurecimiento de la ley y penas por este tipo de agresiones también lo son. Y al mismo tiempo tenemos que tomar consciencia de este riesgo y actuar AHORA. Por ello te propongo tres sencillos pasos a poner en práctica en tu entorno más inmediato:

  1. REFLEXIONA: deja que esta realidad impacte en tu interior. Date cuenta de la gravedad del riesgo para mujeres y jóvenes. ¿Qué personas de tu entorno cercano están en riesgo?
  2. HABLA DE ELLO: comparte tu visión con tu entorno sobre las agresiones por sumisión química. Háblalo con tu familia, amigos, compañeros de trabajo. Escucha lo que tienen que decir. Pregunta aquello que te genere curiosidad. Deja que tu visión se amplíe fruto de estas conversaciones.
  3. PASA A LA ACCIÓN: si eres mujer toma nota de los riesgos y considera tu exposición y cómo protegerte cada vez que salgas de noche. Si eres madre o padre de hijos adolescentes o jóvenes, asegúrate de tratar este tema en varias ocasiones y equiparlos para que puedan protegerse. En función de los grupos a los que pertenezcas, considerad juntos qué medidas colectivas se podrían tomar para minimizar estos riesgos.

Al comentar estos datos con una amiga que tiene una hija en plena adolescencia, me decía, “por favor, no me digas eso, no quiero ni pensarlo, justo ahora que Luisa descubre la noche”. Confrontar estos hechos es incómodo y nada apetecible. Sin embargo, no conozco otra forma para evitar que la maldad continúe germinando, a menos que sea identificándola y tomando cartas en el asunto.