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¿Eres consciente del mal? Caperucita roja gore y dos pautas para que te pille preparada

Después de dos semanas especialmente intensas, ayer no podía más. Tenía ganas de salir de mi mundo, las páginas de un libro no me servían y me fui a Disney+. Sí Disney+, pero no vi precisamente Blancanieves, ni nada por el estilo. Pensaba ver algo cómico y relajante. O una comedia romántica. Topé con Fresh y incauta de mi, no hice caso a la reseña en Rotten Tomatoes,  de “para algunos espectadores puede ser difícil de tragar (···) pero si estás de humor para un gore creativo e inteligente, te va a satisfacer”. La palabra “gore” simplemente no se registró en mi cerebro.

La película empieza rollo encuentro chico-chica con mucha química sexual, hasta ahí todo normal. Atención spoiler (¡no sigas leyendo si quieres ver la peli!): Llega la primera escapada romántica de la pareja y antes de cenar, el chico la somete químicamente. Ella despierta atada a una cadena al lado de una cama. Entonces con una sonrisa encantadora, él le confiesa que no se preocupe que no va a violarla, sino que la irá cortando a pedacitos y se irá comiendo su deliciosa carne, y puede que también la venda (!).

A menudo en mi práctica de coaching llegan personas cuya conciencia de la existencia del mal es nula. Son personas – en su mayoría mujeres – con una gran dosis de ingenuidad. Están desconectadas de su lado oscuro, es decir de su capacidad de dañar a otras personas y al interpretar los motivos de otros, ni se les pasa por la cabeza que puedan tener mala intención. Las personas de su entorno tienden a aprovecharse de ellas y van por la vida con un deje de víctimas. Ir por la vida con tal dosis de ingenuidad es altamente peligroso. Es por ello que el trabajo que realizo con ellas es doble: por una parte, las invito a abrir los ojos a la maldad que existe en el mundo, y en segundo lugar, practicamos el ponerse en contacto con su propia capacidad de hacer daño, o lo que es lo mismo, de defenderse y protegerse.


Fresh no deja de ser una versión de Caperucita roja, pero en los tiempos corrientes de ligues virtuales, Instagram, sumisión química y maldad patológica amplificada por la red. La cultura, fiel a su función, nos actualiza sobre la forma en cómo muta el mal en nuestros días y así podamos identificar sus nuevas caras.

Aunque la película termina (atención, de nuevo spoiler) con un ajuste de cuentas supremo con todo lujo de detalles gore, of course, en la vida real, demasiadas veces no es así. Por eso es fundamental recordar que la mayor desprotección frente al mal es pensar que no existe, porque es entonces cuando éste campa a sus anchas. Para reconocer el mal, no tienes que creer en demonios, en el infierno, ni tan siquiera en Dios. Tan solo tienes que mirar dentro de ti y a tu alrededor para ver de qué forma se manifiesta en ti en ciertos momentos y posee a determinadas personas y organizaciones. Abrir los ojos al mal es la mejor vacuna frente al mismo. Espero que no tardes en ponértela.

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Sumisión química: la nueva cara de las violaciones. ¿Cómo protegerte (y proteger a las mujeres de tu entorno)?

“Soy una estudiante Erasmus en Vigo y el sábado fui con unos amigos a Ferré una discoteca cerca del Arenal. Recuerdo que estaba bailando con unas amigas y de repente no recuerdo nada. Hasta la mañana siguiente, cuando me desperté con un chico, pregunté al tío que estaba pasando, y él me dijo que tenía que tomar la píldora del día después porque el condón se rompió.” Ferré. Arenal – Vigo.

“Fui a un concierto de rock con muy poca gente. Fui con un colega, cenamos, bebí dos copas de vino y en la sala un camarero nos invitó a un chupito. Todo bien. Al ratito nos llamó para un segundo chupito. Bebí tan feliz, a los diez minutos si llega me fui al baño, no veía más allá de un metro, fatal…mi colega se dio cuenta y en la puerta del baño de chicas, dos maromos que no lo dejaban pasar, mi amigo es un pan pero intimida, los amenazó y lo dejaron sacarme de allí”. Razzmatazz- Barcelona

“ Llevo con este sentimiento y pensamientos desde la noche de Halloween. Sentimiento de culpabilidad, de quizás haber bebido de más, pero no es la primera vez que bebía, me tomé dos copas, a partir de las 3 de la mañana tengo una laguna de doce horas hasta las tres de la tarde. Ni un solo recuerdo, no me ha pasado nunca. Me despierto desnuda, sin constancia de absolutamente nada de lo que ha pasado, al menos estoy en mi casa pero tengo la sensación de que no he dormido sola y así es.” Malababa. Alpedrete – Madrid

Llego a estos testimonios reales después de topar con un alarmante dato del Instituto Nacional de Toxicología y Ciencias Forenses: de las 2.054 agresiones sexuales a mujeres registradas en España, más del 70% (1.520 casos) se cometieron con la víctima bajo sumisión química. Más de un 70%!!!! Al menos 7 de cada 10 mujeres agredidas sexualmente, lo ha sido bajo sumisión química.

Existen dos tipos de sumisión química la primera es cuando el agresor aprovecha que la víctima está bajo los efectos del alcohol o las drogas para agredirla sexualmente. La segunda es premeditada, agresor quien proporciona a la víctima sin su consentimiento alguna sustancia, normalmente en la bebida que esté tomando. Aunque no existen datos exactos de porcentajes de un tipo de agresión u otra, las agresiones por sumisión química premeditadas están en aumento.

Frente a esta dura realidad han nacido distintas iniciativas. Inspirada en el movimiento belga #balancetonbar ha nacido la inciativa #denunciatubar que recoge testimonios de mujeres que han sufrido este tipo de agresión y pretende denunciar, sensibilizar, prevenir que vuelvan a ocurrir.

(Hermes Rivera, UNSPLASH)

En Inglaterra, la iniciativa Ask for Angela ha creado un protocolo en bares según el cual las mujeres que se encuentran en una situación vulnerable con alguien en un bar o discoteca, pueden ir a la barra, preguntar por Ángela lo que activa un protocolo de ayuda para que pueda regresar a casa sin ser agredida. En Barcelona veinticinco discotecas han implementado los vasos con tapa para prevenir las agresiones por sumisión química y hay empresas que se dedican a fabricar estos tipos de vasos como My Secure Cup.

Todas estas iniciativas son necesarias. La sensibilización, endurecimiento de la ley y penas por este tipo de agresiones también lo son. Y al mismo tiempo tenemos que tomar consciencia de este riesgo y actuar AHORA. Por ello te propongo tres sencillos pasos a poner en práctica en tu entorno más inmediato:

  1. REFLEXIONA: deja que esta realidad impacte en tu interior. Date cuenta de la gravedad del riesgo para mujeres y jóvenes. ¿Qué personas de tu entorno cercano están en riesgo?
  2. HABLA DE ELLO: comparte tu visión con tu entorno sobre las agresiones por sumisión química. Háblalo con tu familia, amigos, compañeros de trabajo. Escucha lo que tienen que decir. Pregunta aquello que te genere curiosidad. Deja que tu visión se amplíe fruto de estas conversaciones.
  3. PASA A LA ACCIÓN: si eres mujer toma nota de los riesgos y considera tu exposición y cómo protegerte cada vez que salgas de noche. Si eres madre o padre de hijos adolescentes o jóvenes, asegúrate de tratar este tema en varias ocasiones y equiparlos para que puedan protegerse. En función de los grupos a los que pertenezcas, considerad juntos qué medidas colectivas se podrían tomar para minimizar estos riesgos.

Al comentar estos datos con una amiga que tiene una hija en plena adolescencia, me decía, “por favor, no me digas eso, no quiero ni pensarlo, justo ahora que Luisa descubre la noche”. Confrontar estos hechos es incómodo y nada apetecible. Sin embargo, no conozco otra forma para evitar que la maldad continúe germinando, a menos que sea identificándola y tomando cartas en el asunto.