Quién fue… Hans-Gunnar Liljenwall: el primer positivo olímpico por dopaje ¡por beberse dos cervezas!

Hans-Gunnar Liljenvall, posando para el Comité Olímpico Sueco (WIKIPEDIA).

Este domingo os traigo una historia muy curiosa, la del primer deportista olímpico al que se le quitó una medalla olímpica por dar positivo en un control antidoping. Eso sí, en unas circunstancias muy particulares. Es Hans-Gunnar Liljenwall.

Los Juegos Olímpicos de México 1968 fueron los primeros en los que se introdujeron los controles antidoping. Uno de los motivos fue la muerte de un ciclista danés en la cita anterior, en Roma, al parecer por una mezcla fatal de drogas y calor sofocante.

A los Juegos de México llegó Hans-Gunnar Liljenwall (nacido el 9 de julio de 1941 en Jönköping, Suecia) para competir en la prueba de pentatlón moderno, un peculiar deporte que combina esgrima, natación, saltos hípicos, tiro con pistola y carrera campo a través. Llegaba como subcampeón del mundo por equipos, el año anterior.

En la competición, el equipo sueco quedó tercero y se llevó el bronce, por detrás de Hungría y la Unión Soviética. Pero en el control antidoping posterior, Liljenwall dio positivo… por alcohol.

Se hallaron 0,81 gramos por mil de alcohol en la sangre de Liljenwall. El equipo sueco fue descalificado y Francia obtuvo el bronce. Liljenwall admitió que antes de competir se había tomado dos cervezas para calmar los nervios antes de la prueba de tiro con pistola. No obstante, el dato de alcoholemia del sueco apunta a que o las cervezas eran enormes, o se bebió más de dos.

Sea como fuere, Liljenwall, que posteriormente no lograría ningún hito deportivo de relevancia, pasó a la historia como el primer deportista olímpico despojado de una medalla por dopaje.

Hasta el miércoles.

5 comentarios

  1. Dice ser acerswap

    Tanto si se consideraba dopaje como si no, yo no me habria limitado a descalificarlo por ir a hacer tiro con pistola «con unas cervezas de mas».

    08 octubre 2017 | 12:35

  2. Dice ser Casandra

    Ícaro, el documental sobre el escándalo de dopaje ruso que debes ver
    Por Pedro Moya

    Ícaro – o Icarus, como se llama internacionalmente – es el documental que desde el pasado 4 de agosto está disponible en Netflix y nos mete de lleno en la trama de dopaje patrocinada por el Estado que salpicó a Rusia el pasado año.

    ¿Cómo pudo Lance Armstrong pasar cientos y cientos de controles antidopaje durante toda su carrera sin dar positivo?, ¿es culpa del propio sistema?, ¿cómo mejora realmente el rendimiento de una persona al doparse?… Estas y otras preguntas fueron las que hicieron que Bryan Fogel se lanzase a rodar un documental llamado Ícaro (Icarus).

    Este cineasta y director del documental también es aficionado al ciclismo, así que su propuesta era someterse a todo un programa de dopaje para experimentar en su propio cuerpo el resultado, ver si realmente afectaba a su rendimiento, y además, comprobar si podría engañar al sistema, pasar las pruebas antidopaje que pasan los atletas, ciclistas y demás deportistas. No pinta mal, ¿verdad? Pues la cosa se pone más que interesante, con un giro de los acontecimientos que acaba cambiando por completo el rumbo del documental. Aquí va el tráiler:

    Un programa de dopaje patrocinado por el Estado ruso

    Para llevar a cabo todo ese programa de doping, le ponen en contacto con Grigory Rodchenkov, un tipo que quizá os suene, porque era el mismísimo director del laboratorio del Centro Antidopaje de Moscú. Recordemos que esto se está grabando entre 2014 y 2015, cuando el escándalo de Rusia todavía no había explotado.

    Pues bien, Fogel tiene el asesoramiento la total confianza de Rodchenkov, y lo más loco de todo es la actitud del ruso, ya que sorprende la soltura con la que le da recomendaciones y pautas durante el proceso de dopaje y cómo podrá pasar los controles… ¡cuando él mismo es el responsable de esas tareas en Moscú!

    Bryan Fogel comienza con el programa de inyecciones de testosterona y hormona del crecimiento, entre otras sustancias, y a medida que la confianza con Grigory aumenta, este le va contando más y más secretos sobre los procesos de dopaje que se han llevado a cabo en Rusia, todo con total conocimiento del Estado. En ese tiempo, la cadena alemana ARD publica un documental en el que destapa el escándalo en Rusia y la WADA (o AMA, Agencia Mundial Antidopaje) anuncia una investigación para aclararlo todo.

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    Ícaro, el escándalo del dopaje ruso desde dentro

    Al estallar este bombazo obviamente todas las miradas apuntan a Grigory Rodchenkov, el director del los laboratorios antidopaje en Moscú. Sí, el mismo que estaba ayudando al protagonista del documental. Esto cambia por completo el rumbo de la historia, los creadores del documental pasan a estar al instante en mitad del mayor escándalo de dopaje que se recuerda y, obviamente, replantean la historia principal de Ícaro.

    El panorama es tal que Grigory pide ayuda por Skype a Bryan, necesita salir de Rusia porque literalmente teme por su vida. El director del laboratorio abandona su país y llega a Estados Unidos, donde cuenta absolutamente todos los detalles del programa de dopaje que ha estado patrocinado por el gobierno ruso durante los últimos años (sobre todo de cara a los Juegos Olímpicos de Invierno de Sochi 2014, donde Rusia se llevó 33 medallas, 13 de oro).

    icarus-netflix

    Allí, escondido, se convierte en una de las principales fuentes para la elaboración del Informe McLaren, es decir, la investigación final que lleva a cabo la WADA y que acaba por destapar toda la trama de dopaje de Estado en Rusia, señalando al Ministerio de Deportes, a la RUSADA (la agencia antidopaje rusa), al propio Vladimir Putin e incluso se detalla cómo la FSB (antigua KGB) se encargaba de destruir y dar el cambiazo a las muestras cuando llegaban a los laboratorios.

    Es a-co-jo-nan-te. Os recomiendo fervientemente que lo veáis. El documental Ícaro está disponible en Netflix.

    08 octubre 2017 | 18:41

  3. Dice ser ruomalg

    Joé, espero que Casandra cobre comisión por el artículo de Pedro Moya, porque es bien larga la parrafada 😛 . Ahora en serio, no sé a quién dar un tirón de orejas. A los que decidieron calificar el alcohol como sustancia dopante, o a quien le dio por remojarse el gaznate antes de una prueba deportiva. A los primeros por motivos obvios; si las cervezas mejorasen el rendimiento deportivo serían necesarios los controles antidoping en los partidos de Solteros-Casados. Al segundo, por beber en mitad de competición (mala imagen) y antes de coger una pistola (si esto hubiese ocurrido en los USA habrían manifestaciones pidiendo una mayor restricción en cuanto a la adquisición de armas de fuego). Y sobre la tasa registrada en el alcoolímetro… Igual si lo que hubiese bebido en vaso de cerveza fueran dos tequilas me lo creería.

    18 octubre 2017 | 22:17

  4. Dice ser ruomalg

    Con todo, lo que si se merecía el protagonista de este post, más que la retirada de una medalla era una fuerte multa por todo lo expuesto.

    18 octubre 2017 | 22:19

  5. Dice ser PEDRALBES

    Y ojo, que ahora cuando un deportista tiene que pasar control antidoping y «no le sale», precisamente se toma una cerveza (o dos), por su efecto diurético.

    19 octubre 2017 | 09:07

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