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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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2018: El año en que la publicidad se la juega (II)

¿Cambiamos audiencias por personas?

Haciendo de la necesidad virtud decimos que ahora la publicidad ya no es intrusiva y que conseguimos impactar sólo a personas interesadas en un determinado producto y en el momento en que están interesadas. Pero seguimos recibiendo publicidad del hotel de una localidad que buscamos hace tiempo en Google y a la que no pensamos ir nunca.

Hablamos de que sustituimos audiencias (como si eso hubiera estado mal) por personas. Pero esas personas somos datos de unas bases que muchas veces no están actualizadas. No creo que cambien mucho las cosas este año con la puesta en marcha del GDPR (Reglamento General de Protección de Datos). Será mayor el control sobre la privacidad y el uso de los datos pero no es muy probable que eso influya en el uso que hagamos las agencias.

Estamos en una encrucijada, un momento clave: no hemos conseguido eliminar de la televisión los bloques interminables pero, salvo en el caso de las grandes compañías que manejan bases de datos propias de comportamiento de los usuarios (Amazon, Facebook, Google,…) no siempre somos capaces de cumplir la promesa de enviar sólo publicidad relevante. Ni siquiera está claro que esas grandes compañías lo consigan siempre.

Mientras tanto el camino se va llenando de cadáveres de medios. La noticia del cierre de dos revistas tan emblemáticas como Tiempo e Interviú me sorprende escribiendo este artículo. El papel vive una situación muy complicada y no todos los medios han encontrado el modelo de negocio para su transformación digital.

Pago por contenidos

La llegada de Donald Trump al poder, sus ataques a los medios, el auge de la posverdad (la manipulación basada en bulos) produjo un fuerte crecimiento en el número de abonados a la prensa seria; el New York Times fue uno de los grandes beneficiados.

En España, que parecía el paraíso de la piratería, donde nadie iba a pagar nunca por contenidos accesibles en Internet, ya tenemos algún ejemplo de diarios que viven de las aportaciones de sus socios, lectores prioritarios a los que se les ofrecen versiones ¡sin publicidad! La llegada de opciones como Netflix y las ofertas combinadas de las compañías de telecomunicaciones han hecho que el pago por ver contenidos audiovisuales viva su mejor momento histórico…y creciendo. Nuevamente en muchos casos con versiones sin publicidad.

Importancia de la medición

En 2017 la inversión publicitaria creció menos de lo que preveíamos a comienzos de año y, lo que es mucho más grave, todo parece indicar que se quedó muy lejos del crecimiento del PIB. Aquí podemos echarle parte de la culpa a Cataluña; la publicidad, como la economía en general, huye de incertidumbres y de conflictos. Pero creo que estamos ante un tema más grave: algunos grandes anunciantes han perdido su fe en la publicidad y su capacidad de hacer crecer a las marcas y sus ventas y han cambiado el foco de sus inversiones. Por otro lado algunos tipos de comunicación no se miden, o se miden mal, por parte de las fuentes de datos lo que podría darnos una imagen distorsionada de la realidad.

Patricia Sánchez de Infoadex presentando el estudio de inversión publicitaria de 2016. FOTO: E.Madinaveitia

Necesitaríamos una mejor medición de toda la actividad de comunicación de las empresas. Las fuentes de datos (Infoadex e i2p fundamentalmente) lo tienen cada vez más complicado para desentrañar la magnitud de esas inversiones sin la colaboración de los propios actores del mercado. Y esos actores no siempre están dispuestos a prestar su colaboración. El estudio de inversiones digitales que realiza IAB es un buen ejemplo de esa dificultad.

Ahí, en la medición, está otro de los muchos aspectos en los que la publicidad se la juega este año.

Tras siete años de contar con ComScore como medidor recomendado, vamos a vivir en los primeros meses de 2018 un nuevo concurso. Con sus luces y sus sombras el actual medidor recomendado ha hecho un trabajo muy complicado: el móvil (con sus dificultades añadidas de medición) ganó peso a una velocidad no prevista en el anterior concurso; no es sencillo conseguir muestras representativas en digital; las actualizaciones de software llevan casi siempre aparejada la caída del sistema de medición y la consiguiente reducción de la muestra…y la propia realidad medida es compleja (dominios, propiedades, grupos, navegación en apps,…) sobre todo si parece que sólo se presta atención a un concepto  como el de los usuarios únicos que es cada vez más irrelevante salvo para la construcción de rankings para engordar egos.

Me gustaría que cada vez tuviera más peso el tiempo de consumo y su cuota; pero creo que aún estamos lejos de eso.

La publicidad se la juega este año en muchos terrenos; en uno de ellos compite con las grandes consultoras que han puesto sus ojos en este negocio y que tienen liquidez suficiente para comprarse cualquiera de los grandes grupos publicitarios…si les interesara.

 

(*) Esta entrada es la segunda parte de un artículo que se ha publicado también en la edición en papel de la revista IPMark del mes de enero de 2018.

¿Vuelve a ser posible cobrar por contenidos en internet?

LLevo un tiempo queriendo volver a tocar este tema y acumulando referencias, pero nunca encontraba el momento.

Pero la semana pasada se presentó un nuevo producto, Orbyt, que pretende ser una edición de pago de El Mundo, eso sí, siguiendo una estrategia algo diferente de la de sus predecesores: utiliza una nueva marca.Habrá que ver cómo evoluciona esta iniciativa que, a primera vista, parece cara y poco realista.

Tendrá que definir muy bien qué tipo de contenidos crearán la diferencia que anime a los usuarios a pagar cuando a un solo clic tienen toneladas de información gratuita. Además El Mundo siempre presumió de haber aprovechdo el cierre de los contenidos de El País para sacarle una ventaja que nunca se pudo recuperar.

No hace mucho tiempo dos de las mayores figuras mundiales de los medios y la publicidad, Rupert Murdoch, de News International y Martin Sorrell, del grupo publicitario WPP, opinaron sobre este tema.

Martin Sorrell recomendaba a los diarios cobrar por contenidos y a los pocos días pedía al Gobierno británico que subvencionara a la Prensa. ¡Uno de los paladines del ultraliberalismo internacional!

Casi por las mismas fechas, una encuesta realizada en Estados Unidos nos informaba de que el 77% de los internautas no pagarían por contenidos en internet. Claro que aquí la noticia se podría enfocar de manera complementaria: un 23% estarían dispuestos a pagar. Eso sería suficiente para montar un negocio interesante. De hecho nunca ha habido en España un 23% de personas dispuestas a pagar por periódicos en papel y hasta hace poco tiempo fueron negocios saneados.

The Guardian también preguntó a sus lectores si estarían dispuestos a pagar por contenidos en internet, aunque no he visto la noticia con los resultados de la encuesta.

En Francia se propuso cobrar un impuesto especial a la publicidad on line con el fin de frenar la caída de los medios tradicionales.

Las primeras reacciones hablaban de que esa tasa adicional podría frenar la innovación.

En España la AEDE, que agrupa a los editores de Diarios, está analizando los posibles modelos de negocio para sus asociados. Las medidas, muy variadas van desde la desaparición del descuento a las agencias de publicidad, a la defensa de la propiedad intelectual (en contra de las sociedades de gestión, como la SGAE) y un intento de cobrar a los buscadores por utilizar sus contenidos.

Desde Europa nos vienen propuestas de coordinar una política común sobre la prensa.

Los modelos de negocio no deberían descartar opciones absolutamente diferentes, como sugiere Jeff Jarvis.

También cabe la posibilidad de que la solución a todos estos problemas venga por el lado de la tecnología.

Muchos de los editores han puesto sus esperanzas en el nuevo IPad.

¿Es posible cobrar por contenidos en internet?

Cada cierto tiempo se reproduce la polémica.

Muy pocas empresas en internet son rentables.

La publicidad, que ha hecho de algunos buscadores un gran negocio, tiene problemas para ser admitida en otro tipo de sites.

En el caso de las versiones on line de medios tradicionales, el dinero que son capaces de atraer es siempre mucho menos que el que se escapa de estos a medida que van perdiendo audiencia.

En parte puede deberse a los formatos: ¿podemos comparar un botón o un banner con una página a color de un diario o, aún más lejos, de una revista?

Claramente no. Pero ahora ya hay otros formatos más atractivos, más competitivos.

Ni aún así los ingresos de internet compensan la caída de ingresos del papel.

Y aquí es donde reaparece la idea:

Rupert Murdoch, el gran magnate de los medios anglosajones, se plantea empezar a cobrar por contenidos.

El New York Times va a cerrar gran parte de sus contenidos y se plantea cobrar por los más interesantes.

Google aporta una solución a su conflicto con los generadores de contenidos con una propuesta de compartir los ingresos generados por estos.

Estos días se ha publicado que ABC ha abierto al público su hemeroteca, una gran noticia desde el punto de vista histórico. Paralelamente se nos anuncia que alguna parte de esos contenidos, de gran valor, podría ser de pago.

Estamos ante un nuevo intento de introducir los pagos en internet.

No sé si este es el momento.

No sé si alguna vez llegará el momento.

Pero hay que conseguir una internet sostenible. No lo será si no admitimos el pago por contenidos y tampoco queremos publicidad.

¿Por qué estamos dispuestos a pagar por los contenidos que recibimos a través del móvil y no por lo que nos llega por internet?

Claro que durante muchos años hemos tenido fútbol gratis en televisión (pagado por la publicidad) y parece que eso es una especie en vías de extinción.

El negocio de los medios está en permanente proceso de transformación.

¿LLegarán a tiempo los grandes medios de cobrar por sus contenidos en internet?

¿Podrá evitarlo la publicidad? O sea, ¿será la publicidad capaz de pagar esos contenidos y gracias a ello ser aceptada por el público?

Me temo que esa batalla está ya perdida.