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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Una semana de locos

Últimamente no escribo mucho por aquí.

Y es que no paro. Entre otras cosas de escribir; en otros sitios.

La semana empezó el sábado 22 con la comida de ex colegiales del Aquinas, el colegio mayor en el que viví durante gran parte de mi carrera. Hace unos años se nos ocurrió ampliar hacia otros grupos que hubieran vivido allí por la misma época la reunión que ya hacíamos el grupo de amigos más cercanos. Este año entre la comida y las copas posteriores nos hemos reunido sesenta personas. No es excesivamente complicado, pero la coordinación de toda esa gente, que hago junto con Emilio, otro amigo del grupo más próximo, se lleva su tiempo.

Me había comprometido con Juanjo Ibáñez a enviarle dos artículos (uno largo sobre la evolución de la publicidad y otro corto sobre la aportación de Zenith en investigación) para la revista Investigación y Marketing, que va a publicar el número conmemorativo de sus primeros 35 años. Tenían que estar para el día 25. El corto pude enviarlo a tiempo. Con el largo me cogió el toro y acabé enviándolo el viernes por la noche, con tres días de retraso.

Cuando acometía la redacción de la última parte del artículo largo me entró un mensaje de Pedro Urquidi recordándome mi columna mensual en IPMark; tenía que enviársela ese día, así que me puse con ella y la envié. Una columna es corta y no me llevó demasiado tiempo.

Pero lo mejor de la semana fueron los eventos del miércoles.

Por la mañana teníamos lo que yo llamaba homenaje a los panelistas de Atalaya (los estudios Vigía y Zenthinela con los que hago previsiones de inversión publicitaria desde hace catorce años) y que acabamos denominando El arte de fallar en las previsiones. Tras una introducción de Candi Rodríguez, mi jefa, hablaba yo (conté cómo surgió el proyecto y cómo se ha convertido en una referencia en el mercado. Es un caso de generación colaborativa de conocimiento). El resto del acto miraba hacia el futuro: una impresionante Antonella Broglia expuso como un verdadero tsunami las novedades en tecnología; Nacho Villoch nos contó los obstáculos que se encuentra quien quiere innovar y cómo debemos actuar para sobrevivir a ellos y Pablo Foncillas las propiedades formativas del fracaso, cómo no hay que tenerle miedo: fracasar es la demostración de haberlo intentado. Resultó un acto tremendamente interesante; al menos eso me han dicho muchas de las 160 personas que me arroparon ese día.

Mi intervención era breve y sobre un tema que conozco bien, pero aun así había que prepararla y ensayarla.

Ese mismo día por la tarde mi hija Usúe presentaba un nuevo e.book colaborativo: #papiconcilia en el Centro de Innovación del BBVA. Ahí yo sólo participaba como público orgulloso.

Y este fin de semana, además de terminar y enviar los artículos que ya he mencionado, tenía que escribir el informe sobre el estudio Vigía de noviembre y el resumen que elaboro para la prensa. Al menos esta vez los resultados son buenos y he podido escribir textos optimistas algo que, cuando se escribe sobre la realidad, siempre es más agradable. Esta mañana ya he podido terminarlos.

Para completar la semana de eventos ayer tuvimos la comida de los Herrera, los hermanos de mi mujer y algunos sobrinos, en total diecisiete, nos reunimos para pasar nuestro agradable rato anual prenavideño.

Y, claro, todo eso sin dejar el trabajo normal de cada día.

¿Ha sido o no una semana de locos?

Tres intensos días en Palma

Ayer volví de Mallorca, agotado por el cansancio y, sobre todo, por las emociones.

Hemos estado allí tres días, tres intensos días participando en Talent_ya, un evento difícil de describir. Su halo de misterio forma parte de su encanto.

Todo empezó para mí hace dos o tres semanas con una llamada de Roberto Carreras:

puedo invitar a algunas personas a Palma a un evento; tienes que pagarte el viaje y no puedo decirte mucho más, pero te aseguro que merece la pena. Si vienes no te arrepentirás.

Conozco a Roberto hace unos años, pero no es un amigo íntimo. Admiro las cosas que hace, tenemos amigos comunes pero…el caso es que confié en su recomendación y saqué los billetes (se podía ir acompañado).

Pasaban los días y no sabía nada nuevo hasta que recibí un e.mail de la organización, Fraile y Blanco, una factoría de contenido audiovisual con sedes en Palma, Santander y Madrid que hasta ese momento no conocía. Necesitaban conocer los números de los vuelos de llegada y salida para reservar el hotel. También recibí un primer esbozo de programa. La cosa se iba calentando y tenía buena pinta: creatividad, innovación y emprendimiento por las mañanas; arte, enología, música, gastronomía…por las noches.

El martes por la tarde, después de trabajar, volamos hacia Mallorca. Las maletas tardaron mucho en aparecer, así que llegamos con el acto ya comenzado y casi pasamos directamente a la cena.

La primera sorpresa fue el marco: Can Martí Feliú, una casa que está a punto de cumplir ochocientos años, en una calle peatonal muy estrecha en la parte antigua de Palma. Sencillamente impresionante. Las reuniones se celebraban a la altura de la calle,bajo una bóveda de piedra; algunos actos y la foto de cada día en el patio central, al aire libre; la cena del primer día y los desayunos en la primera planta, desde la que te podías asomar a través de unos arcos estilizados. Me gustaría saber algo más de arte para describirlos mejor.

Éramos poco más de treinta personas, lo que nos hacía sentirnos importantes. Yo conocía en persona a muy pocos: el propio Roberto, que me había invitado, Pablo Herreros, Nacho Villoch, Jorge Cubain (al que hacía años que no veía)…también había visto en alguna ocasión a Carlos Jean, ponente/actuante de la primera noche, y a los ponentes de los dos días siguientes: Mago More y Juan Luis Polo. A algunos más les conocía por internet y seguía en Twitter a otros.

Todas las cenas fueron buffets, en muchos casos con productos mallorquines. Todas excelentes.

La primera noche pudimos probar tres vinos de una bodega local, Mesquida Mora, un blanco, un rosado y un tinto muy especiales que merece la pena probar. Luego vino la actuación de Carlos Jean, acompañando a Lucía, una cantante joven, que reprodujo algunas de las canciones que Carlos compuso hace años para conocidos intérpretes (Alaska, Bebe,…) junto a nuevas composiciones para la nueva artista.

Al día siguiente pudimos visitar la Fundación Pilar y Joan Miró, junto con el taller del artista que se conserva como si Joan Miró lo siguiera utilizando, con sus esbozos en las paredes, sus pinceles y sus lienzos. En la Fundación, un edificio discutido de Moneo, se conserva  una gran representación de la obra del artista: pinturas, esculturas, grabados, tapices, esbozos…En la cena pudimos degustar cuatro vinos de las bodegas Matarromera, todos del valle del Duero, pero de denominaciones diferentes: un blanco de Rueda y tintos de Cigales, Toro y Ribera de Duero.

El jueves la sorpresa de la noche fue la visita al Pueblo Español, guiados por su actual propietario Matthias Kühn. Creo que casi todos los que íbamos conocíamos la existencia del Pueblo Español, pero nos imaginábamos un pueblo de maquetas. Al encontrar edificios reales, casi del tamaño de las obras originales y en muchos casos habitados (con alquileres de renta antigua, como se quejaba el propietario) muchos nos quedamos boquiabiertos. Tomar la copa de bienvenida en un jadin de la Alhambra, asomarse al escenario del teatro romano de Mérida, ver la Ermita del Santo con sus pinturas o incluso (sorpresa máxima para un vitoriano) sacarse una foto ante El Portalón es algo difícil de imaginar.

Y como esto está rebasando los límites lógicos para un post dejaré para mañana mis comentarios sobre las sesiones de Talent_ya.

¡Ah! en las tarjetas de identificación a los asistentes nos llamaban pensadores.