Porque hablar de sexualidad no es lo mismo que de sexo

Por Silvia Cintrano de la Torre

Hablar de educación está de moda, y no siempre es para algo positivo. En este momento, se pone de manifiesto la dificultad que existe para hablar de ciertos temas con los menores de edad, en particular sobre educación sexual. Pudiera parecer que hablar de sexualidad es lo mismo que hablar de sexo, y que esto último es una provocación para las y los adolescentes, incitándoles a llevar conductas sexuales prematuras o a llenarse la cabeza de pájaros que les hagan cambiar de orientación o de identidad sexual.

Y a esto es a lo que nos enfrentamos aquellas que nos dedicamos a realizar talleres en diferentes centros educativos. Aunque podemos alegrarnos de que la educación ha evolucionado mucho desde nuestras abuelas (hoy es menos tabú y se tiene acceso a la información de forma más sencilla), sigue habiendo un porcentaje de la población que, aún así, no ha sabido integrar la ingente cantidad de información que nos llega o no tiene acceso a una de calidad. O peor aún, la educación que han recibido en este sentido sigue los estereotipos más antiguos, en el que la sexualidad es para vivirla en pareja exclusivamente, y prácticamente en relaciones heterosexuales y coitocéntricas.

Incluso entre mujeres se siguen viendo muchas actitudes machistas, por herencia social o educación en la familia. Y me refiero no sólo a recibir críticas de otras adolescentes por hablar con naturalidad de la sexualidad, sino también ser señaladas por tener conocimientos sobre métodos de protección, usar una correcta nomenclatura sobre orientaciones sexuales, o incluso usar los nombres científicos cuando hablan de anatomía, porque “esas cosas son de chicos, que son los salidos”. Todo ello hace un flaco favor al desarrollo psicosexual de los jóvenes y en particular de las adolescentes, generando un rechazo a vivirla de forma clara, natural y sin los famosos roles de género.

Siendo la sexualidad algo que nos acompaña toda la vida, que forma parte de la naturaleza humana y la confirma muchos más aspectos que únicamente el sexo, ¿cómo es posible que siga existiendo tanta dificultad para hablar y formar sobre ella? Por eso surge la necesidad de crear un libro en el que se pueda hablar de ello de forma científica y de fácil acceso, en el que se recopilen muchas de las dudas que plantean las y los adolescentes durante los talleres, comunes a los que están en un momento similar de su desarrollo.

En In Fraganti. Hablemos de Educación Sexual, se busca ayudar a vivir la sexualidad de forma sana y responsable a través de una mirada diferente y no centrada únicamente en el tema biológico y reproductivo. Además, uno de los objetivos es romper con esa subcultura de género en la que los mensajes sobre la sexualidad son bien distintos si eres hombre o mujer, más radicales y afianzados incluso durante la adolescencia. Mensajes como, por ejemplo, dónde recae la responsabilidad de la intimidad y las prácticas que se realizan, siendo ellos los que deben tener los conocimientos y llevar la iniciativa; el peligro que conlleva para las adolescentes tener relaciones, ya que somos nosotras las que nos podemos quedar embarazadas; el significado social que tiene el que una mujer viva su sexualidad de forma más natural y amplia, definiéndola como una persona promiscua y poco seria; o el derecho a la masturbación, bien visto casi exclusivamente en chicos… conductas que son juzgadas por una sociedad en función de qué sexo lo realice.

Todos, todas, tenemos derecho a una educación sexual completa y de calidad, en la que se pongan de manifiesto valores como el respeto, la responsabilidad y la libertad, independientemente de si perteneces a una mitad de la población o a la otra. Por ello, a través de estas páginas se intenta fomentar un pensamiento crítico, cuestionar ciertos estándares impuestos socialmente y tener una mirada más amplia de la sexualidad.

Por eso, el libro In fraganti está dirigido tanto a adolescentes como a padres, madres, docentes o a aquellas personas que consideran que no han recibido una educación sexual completa. O simplemente es perfecto para quienes tengan ciertas dudas y quieran ampliar su conocimiento sobre la sexualidad. Porque nunca es tarde para seguir formándose en temas relacionados con vivir la sexualidad de forma plena, preguntas que todas las personas nos hemos hecho alguna vez y que a veces no nos hemos atrevido a pronunciar por pudor, vergüenza, presión social o, simplemente, porque sabíamos que no iban a tener respuesta por parte de nuestro entorno.

  es psicóloga especializada en terapia sexual y de pareja, directora de la Unidad de Sexología de Instituto Centta. Tiene experiencia clínica y es docente desde 2009.

 

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