Archivo de la categoría ‘Relaciones de pareja’

La víctima número 54

Por Charo Mármol

‘Recuerdo que andaba liada con el almuerzo, me es imposible olvidar ese día, cuando recibí una llamada de teléfono de Alicia donde me anunciaba que dejaba a Fran y se venía a casa con el niño.  Al fin se decidía. Se suponía que en un par de horas a lo sumo se reuniría conmigo, pero tardaba. Intenté localizarla a través del móvil, imposible, no contestaba, imaginé que podría estar conduciendo. Esperaría un poco más. Fue tomar aquella decisión y sonar el teléfono de casa. Jamás pude imaginar lo que habría de escuchar. Mi hija estaba ingresada en el hospital, presuntamente, como oficialmente había que denominarlo, por agresiones físicas de su marido. Creí que el mundo se hundía a mis pies’.

Esto que acaban de leer forma parte de uno de los relatos que hemos recibido en la convocatoria del I Concurso de Relatos Cortos sobre Violencia de Género que hemos convocado en la Fundación Luz Casanova.

Entonces me di cuenta de que podría haber sido la víctima número 54. Imagen de TrasTAndo

Entonces me di cuenta de que podría haber sido la víctima número 54. Imagen de TrasTAndo

A los dos meses de mi embarazo empezaron los golpes y las palizas. He denunciado tres veces, pero las  dos primeras  volví a tomar contacto con él y me volví a creer las mentiras que me decía y las promesas que me hacía. La tercera denuncia fue porque él me dio una gran paliza;  me tuvieron que ingresar en el hospital y operarme, me rompió la mandíbula.

Entonces me di cuenta de que yo podía haber sido la víctima número 54. Nunca  olvidaré este número, ni el día en que mis amigas me  preguntaron dónde tendrían que llevarme la próxima vez las flores, si al hospital o al cementerio. Entonces me di cuenta que mi carrera era hacia el cementerio, que no iba a ninguna otra parte’.

Esto corresponde a una historia real. Es la historia de Maribel (por supuesto es un nombre ficticio). He quedado con ella en una soleada mañana del mes de mayo. Tiene 31 años y tres hijos. Hace cuatro meses que está en el Centro de emergencia  Luz Casanova. La veo tranquila, contenta, con ganas de hablar, aunque durante nuestra conversación, en un par de ocasiones, su voz se entrecorta y los ojos se le llenan de lágrimas al rememorar lo vivido.

Es ella la que ha pedido hablar conmigo. Muchas mujeres no quieren hablar, quieren olvidar el calvario por el que han pasado. Maribel quiere hablar porque quiere decir algo a las mujeres que viven una situación como la que ella ha vivido: ‘Yo quiero contar mi historia para decirles a las mujeres que viven una situación como la mía que hay salida y que hay mucha ayuda. No estamos solas. Porque eso es lo que piensas cuando está viviendo el infierno de los malos tratos, ¿adónde voy con mis hijos tan pequeños?. Hay salida y hay mucha gente que está dispuesta a ayudarte. Simplemente hay que descolgar un teléfono y llamar. No hay que llegar al extremo de verte en un hospital. El no va a cambiar, no cambian porque yo le he dado mil oportunidades y a él nunca le he importando, porque si le hubiera importado algo no me habría hecho lo que me ha hecho. El amor no golpea, y esa es la única forma de querer de “ellos”, los golpes  y los celos  es la gran enfermedad que tienen’

En nuestra conversación le pregunto cómo se encuentra ahora después de este tiempo en la Casa. ‘Cuando denuncio y llego a la casa no podía hablar mucho. No sabía si lo que estaba haciendo estaba bien o mal. Estaba muy confundida.. No podía hablar no sólo porque no tenía apenas habla sino porque no sabía bien lo que estaba haciendo, si estaba bien o mal. Me sentía culpable porque él estaba en prisión preventiva. Yo me preguntaba ¿qué he hecho? El está en la cárcel por mi culpa. En ese momento me sentía culpable, pero yo no lo he metido en la cárcel, el sólo lo ha hecho: duerme y despierta en una celda porque él lo ha querido’  Continúa ‘He llegado a este punto con mucha ayuda de las profesionales de aquí, me he dado cuenta de que yo no había hecho nada. Aquí me han ayudado a verbalizar y poner nombre a lo que vivía: yo era una mujer maltratada aunque cuando  lo estaba viviendo y oía hablar de los malos tratos,  pensaba: yo no estoy viviendo nada de esto, él no es tan malo…. No quería poner nombre a lo que estaba viviendo….’

Seguimos hablando y me habla de sus hijos y de la fuerza que recibe de ellos para emprender esta nueva etapa de su vida. ‘Si miro al futuro quiero vivir y quiero ser feliz. Doy gracias a Dios porque tengo otra oportunidad para estar con mis hijos, doy gracias a Dios por mi familia y por mis hijos, sobre todo por mis hijos que ahora cuando les miro pienso que podría haber dejado a tres niños pequeños sin madre, esto para mi es muy importante, el estar viviendo con ellos esto es lo que me da la fuerza, todo la fuerza que me faltaba me la han dado mis hijos’

Mi conversación con Maribel acaba y ahora leo los relatos enviados al Concurso. Muchos son terribles, pero como tantas veces la realidad supera a la ficción. Cuando escribo estas líneas 28 mujeres han sido asesinadas en España sólo por el hecho de ser mujeres. Muchas otras viven en silencio y en soledad un verdadero calvario.

Hay salida. Solo hay que descolgar el teléfono y marcar: 016

Video de la casa de acogida Luz Casanova:

Charo MármolCharo Mármol es comunicadora, feminista, militante de causas perdidas y autora del blog La mecedora violeta.

 

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Alevosía

Por Flor de Torres

Como jurista, pero también como ciudadana, percibo con frecuencia que hay respuestas jurídicas a hechos delictivos que son difícilmente entendibles por la sociedad. El derecho es sobre todo y ante todo sentido común. Si el sentido común no está presente, la distancia entre la Justicia y la sociedad aumenta, se hace difusa y nuestro trabajo como mínimo puede ser calificado de incomprensible.

Alevosía. Imagen de TrasTando.

Alevosía. Imagen de TrasTando.

En este sentido, recuerdo siempre la historia de María Antonia. Su vida se refleja en una sentencia de la Sala Segunda del Tribunal Supremo de fecha 17/11/2009. María Antonia sufrió un hecho que aún me estremece al recordarlo. Pero también sufre el perjuicio añadido de no encontrar el sentido común necesario en la respuesta que el Alto Tribunal valoró sobre el repertorio de conductas de su maltratador, que era su esposo y a quienes se identifica por las iniciales J.L.

Como jurista, acato y respeto una resolución con numerosos matices técnicos, pero entiendo que muchas personas reclamen insistentemente que la violencia de género vaya unida a la perspectiva de género. Su ausencia produce  desconcierto y más sufrimiento para las víctimas. Éste es un resumen de los hechos que recoge la sentencia:

El día 28 de junio de 2006, incumpliendo una medida de alejamiento, el agresor , J.L. se presentó en el domicilio de María Antonia a las cuatro de la mañana para realizar un ataque sorpresivo y certero. Utilizó las llaves que usaba cuando estaban casados para abrir la puerta y una radiografía para alterar el pestillo de seguridad con el que María Antonia se consideraba a salvo.

Garantizó su acto al proveerse de un cuchillo de la cocina con el que en vez de apuñalarla intentó asfixiarla para que ella sintiera la certeza de su muerte. La tiró al suelo delante de sus hijos y, tras reanimarla para que sintiera su agonía, le retorció el cuello y se lo partió. La abandonó cuando creyó que ya había muerto.

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Alimentar, educar, sobrevivir, cambiar

Por Dori Fernández

Al principio, ellos salían a cazar, mientras ellas y la prole dedicaban su tiempo a recoger bayas, granos y frutos silvestres que constituían la base de la alimentación del grupo. La caza de animales se volvía muy difícil sin más armas que lanzas y piedras talladas, con lo que ingerir proteína animal se convertía en una celebración esporádica. (Recomiendo leer Las mujeres en la prehistoria, editado en el 2008 por el Museu de Prehistòria de València).

Imagen del documental 'Cartografía de la Soledad', de Nocem Collado.

Imagen del documental ‘Cartografía de la Soledad’, de Nocem Collado.

Ni ellas ni ellos reconocían la causa-efecto de la copulación, con lo que los hijos e hijas que alumbraban eran entendidos como un bien común que había que cuidar porque aseguraba la pervivencia de la tribu. Sin saberlo, tenían claro que «para educar a un niño hace falta la tribu entera», que dirá con acierto Jose Antonio Marina.

Más tarde, aprendieron a domesticar animales y a cultivar la tierra con su ayuda. Y también a ver las consecuencias de la copulación entre un hombre y una mujer. Ya nada era cosa de la tribu entera, sino de dos, de ellas y ellos, aunque seguían siendo los varones quienes salían fuera de su jurisdicción para intercambiar productos, semillas o ganado con sus otros iguales. Los constantes embarazos y el cuidado de la prole ataban a las mujeres al ámbito del ahora hogar-huerto.

Y con la agricultura aparecieron los excedentes y la propiedad privada. La tierra producía más de lo que una pareja y su prole eran capaces de consumir. Se hizo necesario mercadear con lo sobrante, cambiándolo bien por bienes de consumo, bien por bienes de acumulación (propiedades, ganado y otros bienes patrimoniales). La tribu había desaparecido para dar paso a la familia, la unidad básica de consumo, o “el medio de reproducción de la fuerza de trabajo” como la definiría Marx.

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La estadística invertida

Por Maribel MasMaribel Maseda 2eda 

Después de muchos años de trabajo en relación con la violencia de género, a finales del año pasado me decidí a presentar lo que he denominado «Estadística Invertida¨, mi perspectiva sobre la agresión del hombre violento hacia la mujer.

Estadística invertida. Imagen de TrasTando.

Estadística invertida. Imagen de TrasTando.

‘Estadística Invertida’ define la percepción errónea y generalizada que se tiene de la violencia que ejerce el violento sobre la mujer, como resultado de una igualmente confusa identificación de víctimas y verdugos. La estadística invertida se ha generado por la aceptación de premisas erróneas como éstas:

  •  Que se identifique la violencia que ejerce el violento sobre la mujer con el número de mujeres agredidas y no con el número de hombres que agreden.
  •  Que se haya trasladado el foco de atención y así el foco de crítica sobre la actitud de la víctima y no sobre la personalidad agresiva y reiterada del violento.
  • Que se designe un perfil para la mujer maltratada de manera que esta pueda ser reconocible,  en  lugar  de designar al hombre violento un perfil y pueda así ser reconocido por la sociedad en general. Por otra parte, estos perfiles se dan a confusión por que se presenta el perfil de la mujer susceptible de ser maltratada, cuando en realidad se está describiendo el que queda dibujado tras sufrir su síndrome de mujer maltratada.
  • Que refiriéndose siempre a la mujer, la gran mayoría se pregunten ¿porqué no se va?, ¿porqué permanece allí?  ¿porqué no acude a terapia? En lugar de dirigir las preguntas al agresor que es quien debe responderlas.

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Celos y violencia: en la frontera del Derecho

Por Flor de Torres flor de torres nueva recortada

Que una mujer ponga fin a una relación sentimental de forma unilateral nunca debe servir para justificar conductas violentas por parte de su pareja. Los celos envuelven esas reacciones tras las rupturas. Pero son solo eso: su envoltorio. No la causa ni el fin de las mismas. Su origen es la posesión y su consecuencia es la violencia de género. Por tanto nunca servirán para atenuar una conducta ilegal como es la violencia de género basándose en un estado pasional. Esta afirmación categórica encuentra su eje en la igualdad de hombres y mujeres, en el Artículo 14 de nuestra Constitución y desde luego en el sentido común. Y aparece refrendada doctrinalmente por el Tribunal Supremo: En una muy reciente sentencia donde se concluye que ninguna conducta de violencia hacia las mujeres puede tener su atenuación basada en un ‘estado pasional‘ o en el difuso concepto de ‘celos’ (salvo casos excepcionales y contrastados pericialmente con oscurecimiento grave de sus facultades psíquicas y disminución de la inteligencia y voluntad, excediendo del leve aturdimiento que suele acompañar a los delitos de violencia de género, y basados en causas de enfermedades previas).

El celoso extremeño

Ilustración de ‘El celoso extremeño’ de Miguel de Cervantes. Imagen: Editorial Kapelusz.

Porque en palabras del Alto Tribunal ‘las personas deben comprender que la libre determinación sentimental de aquellas otras con las que se relacionan no puede entrañar el ejercicio de violencia alguna en materia de género… La actuación se ha de producir dentro de un cierto sentido ético ya que su conducta y sus estímulos, no puede ser amparada por el Derecho cuando se apoyan en una actitud antisocial reprobada por la conciencia social imperante… Los celos no constituyen justificación del arrebato u obcecación (STS 904/2007, de 8 de noviembre). El desafecto o el deseo de poner fin a una relación conyugal o de pareja no puede considerarse como un estímulo poderoso para la parte contraria y no tiene eficacia para sustentar una posible atenuante de arrebato u obcecación (SSTS 1424/2004, de 1 de diciembre y 201/2007, de 16 de marzo)’.

Afirmaciones como esta sientan doctrina. Reajustan y deconstruyen los falsos mitos del ‘amor romántico‘ unido al difuso concepto de ‘celos‘ o  ‘estado pasional‘ para justificar conductas que hoy son delitos de violencia a la mujer amparadas en el arrebato y la obcecación que produce el abandono. Porque toda relación debe desenvolverse en un plano de igualdad. Como la única que debe prevalecer.

Esos falsos mitos sobre la violencia de género están basados en creencias estereotípicas. Son falsedades se sostienen amplia y persistentemente, y sirven para minimizar, negar o justificar este tipo concreto de violencia. Y lo que es peor: para darle carta de naturaleza o atenuar conductas que denigran y devalúan la igualdad de las mujeres.

Tengamos argumentos para rebatirlos, los ojos, los oídos, los sentidos bien abiertos pues parecen surgir nuevos modelos que desarrollan un discurso a menudo paternalista y falsamente instalado en la igualdad que nunca han creído. Y es necesario tener el refuerzo legal de Resoluciones tan claras y ejemplares como estas del Tribunal Supremo.

No se pueden legitimar los discursos disfrazados de igualdad pero que mantienen ejes de control a la mujer basados en el modelo que precisamente critican, cuestionando, negando y poniendo en duda tanto las situaciones de discriminación que padecen las mujeres como las medidas para corregir estas desigualdades.

Pero: ¿por qué ignoran realidades contrastadas empírica y judicialmente? ¿Cómo combatirlas? ¿Cómo desnudar el disfraz de los salvadores, los protectores que no creen en la igualdad como antídoto de la violencia de género? ¿Qué lenguaje? ¿Qué construcción hemos de utilizar para que se instalen en el discurso de la igualdad y no vuelvan con por el mismo camino que renuncian para cuestionarla?

Tal vez ignoren -o no les importe- que la ONU manifieste constantemente que ‘la forma más común de violencia experimentada por las mujeres en todo el mundo es la violencia dentro de la pareja’. Cabría comenzar por destruir definitivamente el sistema patriarcal tan pegado a la propiedad y a la posesión, donde se legitiman conductas basadas en los celos y que derivan en la violencia de género.

Por ello los celos no tienen el acogimiento social ni mucho menos el legal en la violencia a la mujer. Los celos son un pariente muy lejano del amor, una falsa sensación del querer. Encierran el miedo a la pérdida y una profunda inseguridad. Y es que los celos se adentran en la propiedad y en la cosificación. Son expresiones de posesión y como tales, antídotos de libertad. Están del lado de la cobardía. Son la antesala de la violencia de género.

Y por ello los celos no tienen ningún encaje legal ni social. Resoluciones como esta del Tribunal Supremo sirven para indicar el camino de la igualdad porque nos ayudan a deconstruir la desigualdad tan profundamente enredada en la violencia a las mujeres. Y lo estamos haciendo paso a paso edificando el sólido edificio de la igualdad desde sus cimientos.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Un lugar seguro: la historia de dos matrimonios forzosos

Por Flor de Torres 11745440_501780593319126_8306042186364881214_n

 Hace días que recuerdo el testimonio de Salma Altaf Hussein, una mujer pakistaní que contaba su historia personal de matrimonio forzoso:

 ‘Me casé muy joven. Era solo una niña y no sabía nada acerca del matrimonio.  Yo quería jugar e ir a la escuela pero no tuve la oportunidad. Ahora nosotras hemos aprendido sobre los peligros del matrimonio infantil. Quiero que mis hijos vayan a la escuela y puedan ser alguien antes de casarse.’

Mujeres y niñas de Pakistán comprometidas en la defensa de sus derechos. Imagen de Irina Werning / Oxfam

Mujeres y niñas de Pakistán comprometidas en la defensa de sus derechos. Imagen de Irina Werning / Oxfam

Hoy Salma dirige un espacio Protective Learning and Community Emergency Services (PLACES) donde se brinda a los niños protección, educación y la posibilidades de jugar, bajo el auspicio de Unicef. Un lugar donde pueden ser niños, en un país donde  una de cada 4 niñas contraen matrimonio antes de los 18 años.

Salma es del mismo país de donde nos llegó Aisha: Pakistán. El de Aisha es un nombre figurado que nos permite contar aquí la historia real, ya juzgada y y con sentencia en el Tribunal Supremo, de una joven de origen pakistaní que vivía en una ciudad española. En el año 2005 la familia de Aisha se concertó con la familia de su primo para que ambos contrajeran matrimonio en Pakistán, y desde el año 2007 residen juntos en España.  En la  sentencia se recoge el escalofriante relato que muestra cómo se transita del matrimonio forzoso a la violencia de género y a la detención ilegal. La sentencia presenta entre los hechos probados algunos que muestran la dureza de las acciones del marido de Aisha:

‘Desde su inicio reprochaba a su esposa su forma de vestir, que trabajara fuera de casa, sin que nada de lo que hiciera le pareciera bien, criticándola constantemente.  Ella le pidió el divorcio negándose tanto éste como sus padres y hermanos a que se separaran, manifestándole su marido que tenía que estar a su lado, que no le iba a dar el divorcio y que si se iba de su lado la iba a matar, recibiendo insultos de tipo zorra puta, tanto de su marido como de sus padres hermanos, y cuñada  al enterarse de la decisión de  divorciarse…

Durante el tiempo en el que estaba controlada y vigilada toda la familia cerró las ventanas, y bajó las persianas, controlando en todo momento a Aisha que era acompañada al baño por alguna de las mujeres, y siempre era vigilada por al menos dos miembros de la familia, no dejándola salir de casa, y a todo (sic)  mundo que le llamaba por teléfono le decían que estaba en Pakistán.

Finalmente el día 16 de diciembre de 2010, aprovechando un descuido de su familia, Aisha escribió tres notas de ayuda, lanzándolas por la ventana cayendo una en el balcón de su vecina y las otras dos a la calle. En la nota que cayó en el balcón de la vecina decía «por favor llame a la policía, mi padre me ha pegado y los de mi casa me tienen encerrada por favor ayudarme me van a matar porfa llamar a la policía, ayudarme, ayudarme, llame a la policía rápido, Gracias«.

La policía local de la ciudad española donde vivía liberó a Aisha gracias a esa nota. Hoy sus captores, su propia familia, han sido condenados y cumplen condena. En su historia confluía la imposibilidad de divorciarse con la dura vigilancia, control, maltrato e insultos por parte de su marido y su entorno.  Se  le atribuyó la carga moral de no  avergonzar a la familia. Obligada a dejar su trabajo, fue sometida  por sus padres, hermanos, marido, cuñada y tía por turnos  a vigilancia férrea  e impedida de  salir de casa. Permaneció  vigilada por turnos de dos miembros de su familia, sin dejarle acceder al teléfono fijo ni al ordenador.  Era amenazada de muerte reiteradamente por su padre y su marido que le decían ‘que si salía de casa la mataban, y que de casa no iba a salir viva’.

Ante esta situación, desesperada, Aisha intentó acabar con su propia vida: bebió lejía y  se lesionó con los cristales del espejo del baño en dos breves descuidos de sus familiares. Ambos intentos fueron frustrados por la vigilancia férrea a la que fue sometida. En represalia recibió golpes y no asistencia médica.

El Tribunal Supremo, al resolver y condenar a los autores de estos hechos, nos habla también de Aisha y de los derechos que le fueron mutilados, arrebatados, secuestrados, cercenados por el hecho de ser mujer:

‘Las convicciones culturales y sociológicas de otros pueblos no pueden ser tuteladas por nuestro sistema cuando para su vigencia resulte indispensable un sacrificio de otros valores axiológicamente superiores. El papel secundario y subordinado que algunas sociedades otorgan a la mujer nunca podrá aspirar a convertirse en un valor susceptible de protección. Ni siquiera podrá ser tenido como un principio ponderable ante una hipotética convergencia de intereses enfrentados.

 La libertad de Aisha fue radicalmente cercenada por su familia. Lo fue cuando le impuso un matrimonio que no quería y cuando la encerró en el domicilio paterno para evitar su integración social y neutralizar cualquier intento de desarrollo de su proyecto existencial como mujer’.

La sentencia expresa claramente que el matrimonio forzoso no solo es delito, sino que es un atentado a los derechos de la mujer. Es imprescindible evitar que se produzca y ahorrar a las niñas y mujeres sus terribles consecuencias. Aisha  ya  es libre y mujeres como su compatriota Salma Altaf Hussein luchan porque historias como las de Aisha o la suya propia no vuelvan a ocurrir.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Amor y libertad, cuatro siglos después

 Por Lucía Esteso Lucía_Esteso_pe

‘Sin la mujer la vida es prosa’, decía Rubén Darío… estos día siento la emoción de viajar por los versos de Lope de Vega, un maestro de la palabra.  Y con él me atrevo a mirar, casi cuatro siglos más tarde, a través de los ojos  de doña Inés,  protagonista de ‘El caballero de Olmedo’. Así comienza esta tragedia de Lope:

 ‘Amor, no te llame amor el  que no te corresponde’

El amor no correspondido… seguro que muchos lo habéis sufrido en algún momento de vuestra vida… y siempre aparece una pregunta: ¿por qué? ¿Por qué tengo tan mala suerte?

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Actually Theatre

El drama de doña Inés. Montaje de El Caballero de Olmedo. Imagen: Borja Barrera

Pero centrémonos en la historia: han pasado unas horas desde que don Alonso, al que llaman la Gala de Medina, se quedó prendado de una joven que ocultaba ser quien era. Tan sólo basta ver su rostro para saber quién era esa mujer que le hizo perderse en el amor por completo. El camino hasta conseguirla es una carrera de obstáculos, pero en el caso de El Caballero de Olmedo es aún más complicada. Ella lleva dos años comprometida con otro hombre, que se convertirá en su mayor rival y le obstaculizará el camino. Engaños, desdenes y afrentas se interponen en el camino de estos dos amantes, que están separados por rejas que enmarcan y dividen sus encuentros.

El marco de la historia data del siglo XVII pero el amor y la tensión por la libertad bien llegan a nuestros tiempos.

Doña Inés es una joven que se queda prendada de un caballero, a veces hay miradas que te roban el alma, y no sabes muy bien por qué. Desde que lo vio no piensa en otra cosa que en volver a encontrarse con él…en su caminar solo sueña con girar la esquina y encontrar esa luz.

‘Flores y aguas, les decía,

dichosa vida gozáis,

pues aunque noche pasáis,

veis vuestro sol cada día’.

La falta de libertad es una constante: sus acercamientos están separados por unas verjas, y tienen que ser a escondidas porque su padre le ha comprometido con otro hombre…y ella como mujer noble que es, se supone que tiene que obedecerle, ¿quién no quiere agradar a sus padres?, ‘No conozco la clave del éxito, pero sí la del fracaso: querer agradar a todo el mundo’, dice Oscar Wilde.

Así que aunque Inés es noble, es rebelde, y ya saben que ‘el corazón tiene razones que la razón desconoce’  e intenta despistar a su padre, haciéndole creer que se quiere meter a monja, con tal de que no le case con un hombre que ella no quiere.

‘Señor ,

¿que importa el hábito pardo

si para siempre le aguardo?

La tensión invoca la desconfianza, las discusiones entre estos dos amantes, los miedos…

‘Pena me has dado y temor

con tus miedos y recelos;

si tus tristezas son celos,

ingrato ha sido tu amor’.

La tristeza, el dolor, se apoderan de las entrañas de este personaje..

‘Amando, recelar daño en lo amado,

nueva pena de amor se considera,

que quien en lo que ama daño espera

aumenta en el temor nuevo cuidado’.

El final de cuatro siglos atrás es conocido. Las dudas y el orgullo empujan al Caballero a un triste fin…

‘Que de noche le mataron

al Caballero,

la gala de Medina

la flor de Olmedo’.

¿Cómo acabaría hoy esta historia de amor y libertad? Las puertas de Medina se abren este miércoles y jueves… para comer al espectador a versos.

‘El caballero de Olmedo’ de Actually Theatre, se presenta hoy y mañana en el festival ClasicOFF de la Sala Nave 73 (Calle Palos de la Frontera 5, Madrid), 22 y 23 de julio (miércoles y jueves) a las 20.30h. Y el domingo 26 de julio en el Festival Clásico de Olmedo.

Lucía Esteso es periodista y actriz. Amante de la cultura a través de la que se levantan las voces. Cree que existe una luz poética en cada esquina. La imaginación es un arma cargada de futuro.

¿Quién tiene miedo a las mujeres sin miedo?

Flor de Torres julio 2015Por Flor de Torres 

Este año se nos fue el maestro y escritor Eduardo Galeano. Pero nos dejó escrito el testimonio  de su inmensa coherencia y compromiso. Reflexiones tan contundentes como esta:

‘Hay criminales que proclaman tan campantes: «la maté porque era mía”. Así nomás, como si fuera cosa de sentido común y justo de toda justicia y derecho de toda propiedad privada, que hace al hombre dueño de la mujer.

Pero ninguno, ninguno, ni el más macho de los súper machos tiene la valentía de confesar: “La maté por miedo”, porque al fin y al cabo el miedo de la mujer a la violencia del hombre es el espejo del miedo del hombre a la mujer sin miedo’

El inicio del verano del 2015 nos marca la mitad del año, y con él los últimos recuentos de  feminicidios. A fecha 13 de Julio oficialmente nos faltan 21 mujeres, y mientras les escribo una más hoy. Quedaron huérfanos y sin sus madres 23 menores.  Asesinadas todas ellas por maltratadores con miedo. Con pánico a enfrentarse a mujeres sin miedo.

¿Quién tiene miedo a la mujer sin miedo? Imagen de Sergio Perea.

¿Quién tiene miedo a la mujer sin miedo? Imagen de Sergio Perea.

De estas ya 22 mujeres víctimas de violencia extrema solo una tenía una medida de alejamiento  vigente. Fueron solicitadas medidas y otorgadas en dos casos. En los demás no lo habían solicitado  por no haber denunciado y en una de ellas la medida de alejamiento había sido quebrantada con consentimiento de la mujer. Solo 3 denunciaron  su situación y en dos casos más fue su entorno quien denunció. Retiro  la denuncia una de ellas. 15 Mujeres eran españolas y 6 de origen extranjero.  Mujeres de distintos orígenes, distintas formas de vida, distinta forma de ser y sentir. Pero todas tenían algo en común: compartieron sus vidas con maltratadores. Hombres que sí poseían  el miedo a la mujer sin miedo que nos expresaba tan magistralmente el maestro Galeano. Y por ello también  fueron asesinadas. En todas sus historias hay más,  mucho más que un asesinato a una mujer. Se asesinaron sus derechos. Con ellas se fueron  esos derechos inmensos que nombran a la libertad y la igualdad.

Un maltratador no quiere reconocer lo que significa matar a una mujer. Por ello normalmente no se arrepiente, no confiesa o pide perdón. Su esencia es proyectar su culpa a la víctima, invisibilizar su hecho.

Es un auténtico malabarista de los sentimientos. Domina de forma extraordinaria el círculo de la violencia de género. Sabe que es el camino seguro que lleva a su víctima a culpabilizarse de los actos cometidos a su persona y  creer que es posible el cambio o el arrepentimiento. Algo que en esa espera les costó la vida a estas 22  mujeres.

Porque un  maltratador  actuará psicopáticamente en su forma de relación. No entenderá el inmenso significado de la empatía. No reconocerá su culpa. Convertirá a la mujer en su objeto. Moldeará su aislamiento. Reconstruirá otra mujer sólo para él sobre insultos, desvalorizaciones, miedos, controles, desprecios, intimidaciones, amenazas, agresiones. Practicará con ella el terror ambiental, el miedo a vivir. Sabrá que esa máquina de la manipulación del sentimiento se hace  desde la arrogancia, la inestabilidad emocional,  el sentimiento de estar por muy por encima de las normas, el control, el narcisismo, la sobrevalorización de la autoestima, la agresividad, el poder, la ausencia de sentimientos de igualdad.

Y sobre ello  siempre dominará la palabra  y la actitud clave: La ausencia de la empatía. Algo esencial para reconocer su conducta delictiva y promover el cambio.

Detrás de estas mujeres, sus vidas, sus historias, sus hijos y sus familias siempre quedará un maltratador  que siente un inmenso miedo a la mujer sin miedo.

(En memoria de estas 22 mujeres que nos faltan ya este año. En homenaje a sus vidas y a sus derechos asesinados con ellas. Pero también como homenaje a todas las mujeres que denunciaron y aprendieron a vivir sin miedo. En libertad e igualdad: con dignidad)

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

¿Pasará España el examen de igualdad de la ONU?

Por Carmen Miquel Acosta 

Este artículo comienza con una afirmación obvia: España forma parte de la comunidad internacional y como tal tiene compromisos con los derechos humanos que nos incluyen también a las mujeres. Desafortunadamente, en relación con la igualdad de género esta realidad se traduce en muchas ocasiones en papel mojado. Así se ha podido comprobar en la reciente reunión del Comité de la ONU que se encarga de vigilar la situación de discriminación de las mujeres en el mundo, celebrada en los últimos días en Ginebra.

Manifestación feminista. Imagen: Alianza por la Solidaridad.

Manifestación feminista. Imagen: Alianza por la Solidaridad.

En este encuentro, España ha sido sometida a examen sobre su grado de cumplimiento  de los derechos de las mujeres, recogidos en la Convención para la Eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer (conocida como la “CEDAW”, por sus siglas en inglés), que entró en vigor en nuestro país en 1984. Y  ¿qué ha pasado con este examen? Pues que seguramente nos darán un merecido suspenso. En Ginebra hemos tenido la evidencia de que algo no va bien con quienes nos representan: en sus contestaciones al Comité demostraron una patente falta de preparación y un discurso voluntarista pero nada riguroso; es más, realizaron afirmaciones que no están respaldadas por datos o que entran en serias contradicciones con los  recabados por la sociedad civil en sus Informes. Como colofón, dejaron claro al Comité que sus recomendaciones no son vinculantes para este Gobierno.

Esta postura da al traste con el trabajo desarrollado anteriormente, pues en los últimos años, España se había venido posicionando como un actor referente en su trabajo por los derechos de las mujeres. Además, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, en su candidatura asumió que la igualdad de género era uno de sus puntos fuertes. Sin embargo, lo ocurrido estos días demuestra que ya no somos ese pretendido referente dentro y fuera de nuestras fronteras, sino que vamos camino de todo lo contrario.

Esta pérdida de protagonismo se ejemplifica claramente en la condena de la CEDAW a España, hace un año, debido al grave caso de Ángela González Carreño, la madre cuya hija fue asesinada por el padre y exmarido maltratador durante las visitas que ella trató sin éxito de que fueran supervisadas judicialmente. La falta de respuesta por parte de las autoridades tuvo un resultado terrible para Ángela y su hija. A día de hoy, el Gobierno no ha cumplido, ni tiene visos de cumplir, con las indicaciones del Comité para resarcirla ni se han tomado medidas para que crímenes como éste no se repitan. Y entonces, ¿para qué firmar tratados internacionales de derechos humanos? ¿para qué viajar hasta Ginebra si lo que allí de dice “no es vinculante”?

Las mujeres en España  no hemos salido mejor paradas en el reciente informe realizado por un grupo de trabajo de la ONU sobre la discriminación de género, tras la visita que realizó en diciembre pasado a nuestro país. Este documento (por ahora sólo disponible en inglés) hace un repaso del retroceso en derechos de las mujeres que hemos experimentado en este país sobre todo a raíz de la puesta en marcha de los recortes en el 2008. Entre otros asuntos, menciona el desmantelamiento de las políticas de igualdad, niveles intolerables de violencia de género y las restricciones al acceso al aborto de las menores de 18 años.

Por si fuera poco, en la revisión de Beijing +20 que tuvo lugar en marzo pasado, España excluyó a la sociedad civil de la negociación de los acuerdos. Beijing fue la Conferencia de la ONU sobre la mujer que tuvo lugar en 1995, histórica por los compromisos adquiridos por los Estados en relación a la situación de la mujer en áreas como pobreza, educación, salud, violencia, economía, participación política, derechos humanos y medios de comunicación. Si bien tampoco es vinculante, fue adoptada como una agenda para la acción a nivel internacional.

Si es muy cansino ese discurso de que “todo va bien”, que no hay alternativa a la crisis, incluso que vivimos la supuesta “recuperación económica”, también lo es esa postura paternalista porque los derechos humanos son innegociables y su reconocimiento no debería depender de la voluntad de los Estados. España no puede pretender llevarse una palmadita en el hombro si incumple los derechos de las mujeres; es un asunto que no es indiferente a la ciudadanía responsable en una sociedad democrática, consciente de que un mundo sin igualdad es un mundo injusto. Todas las personas tenemos debemos reclamar que nuestros Gobiernos cumplan con los derechos humanos. No más papeles mojados.

Carmen Miquel Acosta es técnica del Programa de Derechos de las Mujeres de Alianza por la Solidaridad

El momento crítico

Por Alejandra Luengo Alejandra Luengo

Hace unos días el periódico The Guardian Australia publicaba un reportaje interactivo en el que cinco mujeres de mediana edad relataban su experiencia de dejar atrás una relación afectiva de abuso y maltrato. Además en el mismo hay una grabación de una entrevista de una reportera con una pareja joven que se casó hace un año y donde él le agredió a ella en diferentes ocasiones. La periodista les entrevista por separado y ambos relatan cómo lo que empezó con unos comentarios descalificadores fue agravándose. Lo dejaron un tiempo, él estuvo viendo a un consejero y tras seis meses lo volvieron a intentar, pero se repitieron las situaciones de violencia y se han vuelto a separar. Fue ahí cuando él se dio realmente cuenta de que era un maltratador. Según la mujer esta es la última oportunidad que le ha dado para cambiar.

Por otro lado están las confesiones de las cinco mujeres. Es un texto bastante largo, pero si sabéis ingles podéis leerlo fácilmente. Voy a tratar de resumir los aspectos más importantes que he encontrado en él, relacionándolos con los que por mi propia experiencia profesional como psicoterapeuta he tratado en casos de relaciones abusivas y de violencia tanto física como psicológica.

Adiós. Fotografía de Sergio Perea.

Adiós. Fotografía de Sergio Perea.

La decisión de abandonar una relación abusiva y hacerlo, es el momento más peligroso y de las partes más complicadas, ya que cuando se decide hacer la otra parte desde su frustración, rabia, agresividad y creencia y sentimiento de dueño y ser dominante que tiene que decidir sobre la vida de su pareja puede llegar al extremo más violento y sin sentido que hay: intentar agredirla e incluso matarla. Frases como ‘la maté porque era mía’ o ‘si no es conmigo es con nadie’ reflejan esa mirada hacia la mujer como una propiedad y objeto de su pareja, siendo inviable que se revele y tome sus propias decisiones, entre ellas la de decir ‘hasta aquí’.

Cuando se llega a tomar la decisión definitivamente de abandonar esa relación, frecuentemente ha habido otros intentos anteriores de distanciamiento y ruptura. Se llega a hablar de unos cinco alejamientos previos o más antes la decisión definitiva de poner fin a la relación violenta, lo cual nos da una idea de la magnitud del sufrimiento y deterioro personal y emocional a lo largo del tiempo, donde el cuerpo ha ido somatizando también el estrés vivido.
Aquellos aspectos que me parecen más relevantes y que me gustaría resumir son los siguientes:

  • Son mujeres pertenecientes a diferentes estatus sociales, económicos, geográficos, religiosos. Incluso sus relaciones duraron años o meses, por lo que en las relaciones de violencia no hay un perfil sociocultural determinado de mujer, pero sí aspectos que pueden ayudar a salir más rápidamente de semejante ambiente.
  • La mayor parte no era consciente de estar inmersa en una relación abusiva, aunque se sentían profundamente infelices o atemorizadas ya que el maltrato es una lacra que suele irse dando de forma gradual.
  • A mayor aislamiento peor situación. Sus parejas frecuentemente trataban de separarlas de su entorno familiar o amistades, o estaban presentes siempre en los encuentros o en las llamadas que recibían como una manera de ejercer el control de una manera más o menos directa.
  • En gran parte de ellas sus parejas les culpabilizaban sobre lo sucedido «mira lo que he tenido que hacer por tu culpa”, “sino hubieses actuado así yo no tendría que haber hecho eso», “Realmente no es un gran problema”. Por tanto ellas acabaron perdiendo su identidad y teniendo serias dificultades para discriminar lo bueno de lo malo, lo sano de lo insano, lo deseable de lo no deseable en las relaciones de pareja, responsabilizándose exclusivamente ellas de que las cosas mejorasen ‘Cuánto he tratado de cambiar para que las cosas fuesen mejor‘. Se acaba perdiendo la confianza, el respeto y seguridad en una misma.
  • Poder hablar de lo que les ocurría les daba vergüenza y no entendían como podían haber llegado a ese extremo. “Había arriesgado tanto por estar con él que me sentía avergonzada de admitir que todo iba tan mal”. Aun intentándolo ocultar las personas cercanas suelen acabar sospechando que las cosas no van bien y están dispuestas a ayudar, lo que pasa es que muchas veces no saben cómo. Ocurre en esta escena de ‘Te doy mis ojos’:
  • Relatar lo que vivían a personas de confianza como familiares, amistades, trabajadoras sociales y policía pudieron hacerles ver la realidad de la situación que estaban viviendo y reconocerse inmersas en una relación de abuso y maltrato. Aun así durante algún tiempo la persona puede pensar que no hay salida, “No había nada que pudiese hacer el trabajador social”, “Crees en sus mentiras y no crees en tu habilidad de vivir una vida independiente”.
  • Darse cuenta de que existe la opción de dejarlo y se cuenta con soporte y apoyo es la clave. A través del apoyo de familiares, amigos y de la información que dieron diferentes organismos. A veces para llegar a ese punto ya se han vivido múltiples situaciones de gran violencia y dolor físico y/o emocional.
  • Todas consideran que es necesario hacer un plan de protección antes de irse y ver cómo se les puede ayudar. Planificar su salida buscando apoyos en sus entornos; amistades, familia y recursos jurídicos y sociales. ‘Nunca lo podrás hacer sola’. Algunas fueron a la casa a buscar sus cosas acompañadas o bien por la policía o por otras personas, cambiaron de móvil, tenían reservado un dinero para poder salir adelante o incluso ya preparada una maleta de ropa en algún sitio. ‘Tienes que ser muy cuidadosa’.
  • Es necesario poner distancia con la persona violenta aunque sea duro; ‘No es nada fácil romper esas ataduras’. Es cierto que al principio pueden surgir dudas y que la persona se sienta confundida sobre si ha sido la decisión correcta, viéndolo todo negro, pero hay que seguir adelante con la decisión tomada ‘Hay un tiempo que pensé: tengo que volver con él, me siento fatal, no puedo vivir sin él, no importa lo mal que me trató… Luego pude seguir paso a paso el camino y fue mejorando, y así sucede’
  • El que se la persona maltratadora inicie un tratamiento no garantiza que la violencia en la relación no se vuelva a repetir. Como profesional soy bastante escéptica en este punto ya que considero que una relación de dos personas que se ha construido con violencia no suele cambiar. Sí creo que es posible que esas dos personas, tras haberse trabajado personalmente, puedan establecer nuevas relaciones con otros hombres y mujeres donde no exista abuso ni violencia.
  • Se necesita tiempo para volver a ser una misma y recuperar la identidad. Este proceso puede durar varios años. El trabajo en grupos de apoyo es muy bueno, y la psicoterapia es fundamental. Uno de los modelos psicoterapéuticos que más se trabaja actualmente en los casos de violencia hacia la mujer es el EMDR, que al centrarse en el trauma vivido es muy eficiente y fortalecedor. La meditación, nuevas amistades, arteterapia, innovadoras perspectivas profesionales, etc., son puntos de apoyo también importantes para poder resurgir. A partir de entonces la persona empieza a darse cuenta de qué es normal y qué no, de lo bueno y lo malo, de lo aceptable y de lo que no lo es en una relación de pareja, comenzando a ser una nueva mujer, una nueva persona.
  • La decisión de acabar la relación abusiva tiene que ser de la persona que la está sufriendo, pero la responsabilidad de apoyo y lucha para que no se den relaciones de abuso debe caer en toda la sociedad, no sólo en los profesionales que trabajan en este ámbito, o del sector judicial. Es necesario el apoyo social y comunitario y no verlas como unas meras «victimas» ya que eso refuerza a menudo la debilidad y el sentimiento de incapacidad. He oído gente en los medios que dice, déjalo y ellos no entienden por qué no sales por esa puerta. Pero ellos no se dan cuenta que cuando miras fuera solo ves negro. No puedes ver ninguna luz al final del túnel, y no sabes qué va a ocurrirte’. Publicistas, medios de comunicación, profesorado, políticos y políticas, humoristas, economistas, profesionales de la abogacía y la medicina, estudiantes, madres, padres, amigas y amigos, mujeres, hombres estamos implicados en prevenir y actuar ante la construcción de relaciones abusivas.
  • Un aspecto que me parece muy fortalecedor es que estas cinco mujeres han utilizado su experiencia de haberse visto envueltas en una relación violenta en su vocación y orientación profesional; o bien ayudando a otras mujeres y sus hijos en casas de acogida y de emergencia, defendiendo y divulgando los derechos que todas y todos tenemos en una relación de pareja, a través de la escritura, de realizar terapia con caballos a niños en situaciones desfavorecidas, etc. De una experiencia tan dura, se puede salir fortalecida y sacar recursos, fuerzas y habilidades para prevenir que no pasen a otras personas. Como señala una de las protagonistas del reportaje ‘Es posible ser feliz después de haber sido maltratada’.

Australia, España, Perú, Namibia, Estados Unidos, Irán, Suecia.. Las relaciones de pareja donde existe abuso y maltrato no entienden de fronteras, razas, religiones, economía, etc. Por eso es tan importante que la sociedad muestre su implicación y apoyo para prevenir que no se den y que en el caso de que ocurran las mujeres puedan ser acompañadas y coger impulso para dar el paso definitivamente con una infraestructura no solo familiar, sino jurídica y social que las apoye.

Abandonar una relación de abuso es, como dice una de las protagonistas, ‘resucitar’. Una nueva mujer aparece, con la cabeza alta y su dignidad resurge. Se logra conocerse más y traer la identidad de vuelta, fortalecerla, poder tener sensación de libertad, usar el tiempo más eficientemente, e incluso poder explorar más profundamente su creatividad compartiéndola con los demás: ‘En el pasado no pensaba que podía hacerlo pero lo hice, vivo en un mundo diferente ahora y es maravilloso’.

Alejandra Luengo. Psicóloga clínica,  combino la atención psicológica en servicios públicos con la consulta privada. Creo firmemente que se pueden cambiar las cosas y en esa dirección camino. Autora del blog unterapeutafiel.