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¿Por dónde empiezo a leer a Yukio Mishima?

Los caminos de la prescripción librera son gloriosamente imprevisibles. Por eso un fondo de escritorio en el ordenador de reginaexlibrislandia ha bastado para despertar en un cliente el biblioapetito voraz por los libros de Kimitake Hiraoka, alias Yukio Mishima.

Uno de los escritores más controvertidos, brillantes, excesivos, lúcidos y delicados de las letras niponas contemporáneas al que, como yukiomishimaniaca adoro, pero cuyos libros no prescribo a la ligera a cualquier bibliopaladar.

El caso es que estábamos el reginaexlibrislandiano y yo frente al ordenador para buscar unas referencias, cuando soltó:

Cliente: ¡Uy, Regina! ¿Qué es eso que tienes de fondo de pantalla?

Regina: ¿Qué?

Cliente: La imagen esa, la del ordenador… ¿a ver?

Regina: ¡Ahh! Pues mira, es la particular versión del cuadro del martirio de San Sebastián de Guido Reni, que en su día se hizo Yukio Mishima

Cliente: Espera, espera… ¿el escritor japonés?

Regina: Sí, Mishima

Cliente: ¿es ESE? ¿El que está ahí atado al árbol y arponeado?

Regina: Sí, es él. Me encanta. Es que adoro el cuadro de Guido Remi, y soy total y absolutamente yukiomishimaniaca. Así que el día que vi esta foto casi me implosiona el pelucón. Y aquí la tengo, no me canso de mirarla…

Cliente: La verdad es que impacta la imagen, sí. Y, una cosa, ¿pero ese no es el que se suicidó?

Regina: Ay, calla, qué horror. Sí, a los 45 años, en 1970. Y a la japonesa, porque se marcó un seppuku siguiendo todo el ritual tradicional de los samuráis: se abrió las tripas con una espada, y luego lo decapitaron.

Cliente: ¡Joder, Regina!

Regina: Como lo oyes… Y, no creas que fue algo improvisado, que va. Lo llevaba planeando varios años, y hay quien lo interpreta como su protesta final contra la decadencia del Japón moderno, asfixiado entre la tradición y la occidentalización salvaje. De hecho es una de las bases de su universo literario y artístico: rebelarse contra una sociedad japonesa que, especialmente tras la IIGM, estaba sumida en la decadencia espiritual y moral.Cliente: ¿Y lo recomiendas?

Regina: ¡Sin duda! Una vez te adentras en el universo Mishima te maravillas ante la contradicción hecha literatura. Y de ese choque de fuerzas internas que parecían desgarrarle salieron novelitas absolutamente maravillosas y ensayos profundamente reveladores de un creador excepcional y de un pensador muy lúcido. A ver, no es un autor como para ir por la librería en plan “LEE ALGO DE MISHIMA”, pero ya que lo dices, pues sí. Léelo.

Cliente: Pues, ea, ya está. ¿Y por dónde empiezo a leer a Mishima?

Y corrí a las baldas para regresar con las cuatro obras que sugiero para iniciarse en el ejército de yukuimishimaníacos. ¿Listos? ¡Van!

Confesiones de una máscara. Yukio Mishima. Alianza. De esencia autobiográfica, el autor japonés describe el despertar y la identidad sexual de Koo-chan, un joven homosexual que vive atormentado por el matiz de su diferencia y por su turbadora sensibilidad, y cómo decide modelarse las aristas de su propia silueta para poder engarzarla sobre el tamiz del mundo arcaico, tradicional y opresivo que le rodea, donde siente que no tiene cabida. Es así como convierte su vida en una mascarada, donde sepulta su pasión por un muchacho bajo la relación con una joven a la que no desea, lo que le irá incapacitando para amar mientras aflora una fascinación por la belleza jalonada de sangre, de violencia y de muerte. Un clásico de la narrativa nipona moderna escrito con deslumbrante perspicacia y emotividad, donde el culto a la palabra y a la estética don marca de la casa Mishima.

El marino que perdió la gracia del mar. Yukio Mishima. Alianza. Pasearse entre las páginas del nipón Yukio Mishima es lo más parecido a bucear por entre los restos de un buque hundido, ante los que la imaginación reacciona reconstruyendo el artefacto flotante en todo su esplendor. Y en El marino que perdió la gracia del mar (Alianza, 6,50 euros) esa habilidad alcanza una de sus más altas cimas, con la historia de un muchacho que trata de hacerse un hueco entre los escombros de un Japón que la Segunda Guerra Mundial devastó espiritual, social y económicamente. Inquietante.

La escuela de la carne. Yukio Mishima. Alianza. La publicación tardía en castellano de la inédita La escuela de la carne saldó en su día una deuda con el universo literario de Yukio Mishima. En ella, y proyectadas sobre el convulso Tokio de los años 70 en el que las viejas tradiciones se tambalean ante el aperturismo a Occidente, descubrimos las siluetas de tres amigas que nos revelan carencias y avances de la mujer nipona en el siglo XX, mientras que una de ellas, Taeko, renuncia sin querer a su vida de divorciada independiente al caer rendida ante Senkitchi, un joven ambicioso entre angelical y perverso que desencadena una pasión voraz. Una delicia bibliófila con la factura de un maestro.

El sol y el acero. Yukio Mishima. Alianza. Calificado por el propio Yukio Mishima como un híbrido entre la confesión y la crítica, El sol y el acero es, además de uno de los textos más controvertidos del autor japonés, el más abrupto. En cien páginas coronadas por un epílogo y el poema final Ícaro y terminado tres años antes de suicidarse según la tradición samurái, Mishima disecciona los tres vértices de su pirámide cosmológica: el sol en su cuerpo y el acero templando su espíritu, pero también materializado en el filo de su sable. Un ensayo tan excesivo, turbador y armónico como revelador, pero no apto para paladares literarios sensibles. Demoledor.

Obviamente NO son todas las que están, porque, por ejemplo, tanto El rumor del Oleaje como Sed de Amor son auténticas maravillas. Pero en este caso y para zambullirse de pleno en Yukio Mishima, elegí esos cuatro títulos a conciencia, porque creo que dan una visión integral del genial escritor japonés en toda su dimensión, creativa y personal. Regina ExLibris Dixit.

¿Y qué hay de literatura japonesa?

Puedo desoír cualquier llamada, pero nunca si su trasfondo es bibliófilo. Por eso cuando el otro día mi querida reginaexlibrislandiana y alma mater de Blog de Libros publicó un comentario a mi post Dame una novela que me voy a China para pedirme sugerencias de letras niponas activó el resorte que nos metamorfosea a mi en barman y a mi pelucón en una curiosa coctelera que, tras horas de mezclas, reflexiones y pruebas, nos permitió elaborar la carta adecuada de cócteles bibliófilos del país del sol naciente para quienes quieran viajar en letras al Japón de ayer y de hoy…

… Aquí la tenéis:

 

Botchan, de Natsume Soseki. Más de un siglo después de su aparición en Japón llegó por fin a nosotros Botchan uno de esos clásicos que van de mano en mano, especialmente entre los lectores jóvenes. Su autor es una de las plumas claves de la literatura nipona es, entre otras muchas cosas, un maestro de la ironía y las sutilezas a la hora de perfilar los contrastes entre su férrea tradición y occidente. El protagonista y la voz del relato es un joven tokiata de ventipocos años aferrado a un curioso código de honor y aficionado a poner motes a los demás que cautiva por su cinismo y por su bobaliconería, según el párrafo. Recién licenciado acepta su primer empleo como profesor en una remota escuela de provincias, y el choque entre lo que él considera un pueblucho atestado de paletos con una manada de pupilos asilvestrados y la opinión que todos ellos tienen de él -un mamarracho de ciudad- es delirante, porque Botchan desentona allí más que moscón sobre una pared encalada. Corrosivo, entrañable y tremendamente divertido. También de Soseki leer Sanshiro y Kokoro.

 

El marino que perdió la gracia del mar, de Yukio Mishima. Pocos hay que, como Yukio Mishima, dominan la literatura de la sugestión, en la que lo que se cuenta es sólo una puerta a otra dimensión narrativa en la que el lector se topa con otra realidad tan inesperada como deliciosa. Por eso pasearse por entre las páginas del escritor nipón es lo más parecido a bucear por entre los restos de un buque hundido, ante los que la imaginación reacciona reconstruyendo el artefacto flotante en todo su esplendor. Y en El marino que perdió la gracia del mar esa habilidad alcanza una de sus más altas cimas, con la historia de un muchacho que, junto a otros, trata de hacerse un hueco por entre los escombros de un Japón que la Segunda Guerra Mundial devastó espiritual, social y económicamente. Inquietante.

 

La mujer de arena, de Kobo Abe. La mujer de la arena es una obra de un fluir imparable ypoderoso, el de la arena que avanza metro a metro paraabsorber las cosas y los seres, envolviéndolos en un mantode olvido. Kôbô Abe plantea de forma intensa y precisa elconflicto del hombre enfrentado a sus propios límites y elsentido de una existencia cerrada. Un mundo en el que noexiste más realidad que la materia, que sólo se puedeaprehender a través de una exacerbada sensualidad.

 

Tokio Blues, Norwegian Wood , de Haruki Murakami. Tanto para quienes ya se han adentrado en el universo de H. Murakami como para quienes aún no lo han hecho Tokio Blues, Norwegian Wood es una de las mejores vías de acceso a la impecable genialidad del escritor nipón. En ella a un ejecutivo con un pié en los cuarenta una melodía de los Beatles le clava a traición dos décadas atrás, arrastrándole en una espiral de dolorosos recuerdos. Su desdoblamiento apasionado entre la misteriosa y cautivadora Naoko, quebrada como él tras el suicidio de Kizuki -su mejor y único amigo y el novio de ella-, y la arrolladora Midori marcaron su torpe posicionamiento en el precario equilibro emocional en el que sigue inmerso. No pedrerse tampoco Sputnick mi amor, en la que te ves colgado en el vacío junto a un joven profesor, una carismática aspirante a escritora de 22 años y una glamurosa mujer de mediana edad. Él está enamorado de la novelista que, a su vez, siente una pasión desbocada por la hermosa mujer. El final de un viaje que ellas emprenden rompe súbitamente la tela y todos os precipitáis hacia un delicioso final.

 

Tsugumi, de Banana Yoshimoto. Aunque ya es prácticamente imposible destronar a H. Murakami como rey de la narrativa japonesa, Banana Yoshimoto apuntala, novela a novela, su universo narrativo poblado por personajes tiernos, trágicos, carismáticos, delicados y poliédricos. Y en esa línea está Tsugumi, en la que una niña de belleza y carácter extraordinarios se revela, en la intimidad, caprichosa y despótica con su familia y en especial con María, su mejor amiga y voz del relato. La separación de ambas cuando María abandona el lugar en el que crecieron lleva a ésta a descubrir el por qué de la bipolaridad emocional de su adorada Tsugumi. Magnífica.

 

Un grito de amor desde el centro del mundo, de Kyoichi Katayama. Sakutaru y Aki se conocen en la escuela de una ciudad de Japón. Él es ingenioso, precoz y algo sarcástico. Ella es inteligente, hermosa, agradable y popular. De la camaradería, la relación evoluciona hacia el amor cómplice, de la ternura a la pasión sin claroscuros. Ambos se convierten en inseparables hasta que una tragedia pone a prueba un amor, el suyo, que ellos creían y sentían como sin límites.

 

El cielo es azul, la tierra blanca, de Hiromi Kawakami. Si uno quiere adentrarse en la narrativa japonesa actual y ya conoce las obras de Murakami, Yoshimoto y Katayama, debe hacerse inmediatamente con un ejemplar de El cielo es azul, la tierra blanca, aunque también deberían hacerlo quienes buscan una novela extrañamente conmovedora y, sobre todo, una historia de amor en la que no hay sitio para los convencionalismos formales ni morales y sí para la sutileza emocional y narrativa. En ella, una solitaria mujer a punto de cumplir los cuarenta que se considera incapacitada para el amor y las relaciones se topa por casualidad con su viejo profesor, otro lobo estepario con el alma hecha jirones a quien el reencuentro con su antigua pupila despierta emociones agridulces. Juntos irán entretejiendo sus soledades y construyendo un universo propio poblado por sus abismos, sus desamores y una velada necesidad mutua que crece a cada salto de línea mientras desarma y conmueve al lector.

 

Y para quienes, además de lo nipón, prefieran la novela histórica sugiero que lean la saga Musashi, de Eiji Yoshikawa. En tiempos la editó Martínez Roca pero, tras flotar unos años en el limbo de la descatalogación, este año la editorial Quaterni ha rescatado la historia que publicará en tres tomos, dos de los cuales ya están en las librerías: Musashi 1: La leyenda del Samurai y Musashi 2: El camino de la espada. En cuanto al tercero, aún no hay fecha cerrada pero está al caer…

 

 

En ellos, Eiji Yoshikawa recrea la vida de Miyamoto Musashi, el samurai más famoso de la historia del Japón feudal que, además, diseccionó su espíritu en El Libro de los cinco amillos, uno de los textos fundamentales sobre la lucha y la estrategia surgido de la cultura guerrera japonesa. Con la recreación de Yoshikawa, lo que le llega al lector es una fascinante mezcla de ficción y realidad y un viaje ineludible al Japón auténtico.

Con la saga Musashi concluyo mi ‘carta’ de sugerencias de lecturas escritas por japoneses y ambientadas en Japón. Como siempre, queridos, no son todas las que están ni están todas las que son así que, reginaexlibrislandianos míos, ¿qué libro pensáis que me dejé en el tintero? ¿Habéis leído alguno de estas novelas? ¿Qué os pareció? ¿Cómo llegasteis a ellas? De no conocer ninguna, ¿os planteáis ir a por alguna de ellas?