Si hubiera vendido en la librería un puñetero ejemplar de La naranja mecánica de Anthony Burgess por cada persona que se ha disfrazado de Alex DeLarge estaría literalmente podridita de dinero, queridos. Pero nada más lejos de la biblioverdad, queridos. NADA MÁS LEJOS.
Así que ni mi bibliocetro reginaexlibrislandiano es de oro y diamantes, ni las lecturas efectivas del novelón de Anthony Burgess son ni de lejos proporcionales a las réplicas caseras del señorito Alex DeLarge y compañía que han andado, andan y andarán sueltas por el mundo cada dos por tres.
Y eso me revienta, queridos. Y mucho. Tanto que cada vez que añado a la bibliosaca un nuevo ejemplo me sienta como si me aplicaran a mi un poco de esa Técnica Ludivico que tan divinamente le sentaba al pobre älex…
El caso es que la pesadilla alexdelargeriana volvió a irrumpir a traición en mis confines librescos esta misma mañana.
La materializaron dos jovencitos que vinieron a por una guía de viaje y mientras hacíamos la transacción no pude evitar oír su charla:
Cliente 1: ¿de zombis? ¿OOOTRA VEZ? Que no, tío, que no. Ya lo hicimos en Halloween. Que cansino eres
Cliente 2: Vale, vale. A ver esto: ¿Y de los pavos de la Naranja Mecánica? MI hermano y sus colegas arrasaron con eso en una fiesta.
Cliente 1: ¿Dices de la peli, no?
Cliente 2: Sí, sí, la peli. Es un grupo de pavos que van de blanco, con botas y bates y la van liando parda con el que pillan. ¡Demasiado! ¿No la viste?
Cliente 1: A ver, entera no la he visto. Escenas y eso por Internet
Cliente 2: Entonces, ¿qué?
Cliente 1: Puede molar, sí.
Y aquí es donde servidora no pudo menos que intervenir…
Regina: Perdonad, chicos, habláis de La Naranja Mecánica, ¿no?
Cliente 2: Sí, la verdad es que sí. Para un disfraz de fin de curso y eso
Regina: ¿Y sabíais que la peli se basa en una novela?
Cliente 2: Ni idea. ¿Y tú, Toño?
Cliente 1: ¡Nop!
Regina: La escribió un británico llamado Anthony Burgess, y se publicó en 1962. Una década después Kubrick filmó su película, también muy polémica. Pero ya antes la novela había levantado ampollas por reflejar una horripilante visión del futuro escrita en un lenguaje inventado. Se convirtió enseguida en una novela de culto.
Cliente 2: Vaya tela, tú. ¿Y se puede conseguir?
Regina: ¡Claro! Aquí la tengo. En edición bolsillo, o con tapa dura.
Cliente 1: ¿Y entonces está bien la novela?
Regina: Es un novelón. Y, sí, hay violencia explícita, pero el final es sorprendente (no diré más), y es de esos libros que te deja KO y que te da que pensar.
Cliente 2: Pues, mira, me lo llevo. Además, quería leer algo y no sabía qué
Regina: Sobre todo si os pensáis disfrazar de Alex DeLarge su trío de drugos
Cliente 1: ¿De quién?
Cliente 2: ¡De los de la naranja mecánica! Tío, no te enteras.
Regina: Bueno, ya que os pensáis leer la novela van unas sugerencias para vuestros disfraces… La cara empolvada de blanco, ojeras difuminadas y el ojo derecho con pestañas postizas. Bombín negro o similar y botas militares. Calzoncillos blancos largos o pantalón blanco pitillo (para nota un suspensorio blanco sobre los pantalones), camisa blanca y tirantes blancos. Bate de béisbol, botella con leche y algún dispositivo con el que reproducir a todo trapo la Sinfonía nº 9 en re menor 4º mov. Cuando leáis el libro entenderéis por qué y, sobre todo, os meteréis más en el papel…
Y se fueron con el ejemplar de La naranja Mecánica de Antohny Burguess en la edición de Booket, y yo me sentí un poco más biblioresarcida de ese molesto agravio libresco de quienes se disfrazan de drugos sin haber leído el texto original.
NOTA DE REGINA EXLIBRIS
La naranja mecánica. Minotaruro. Anthony Burgess. Precedido por la polémica y eclipsado por la versión en el celuloide de Kubrick, La naranja mecánica suele ser para muchos lectores una de esas bibliocitas pendientes cuya lectura se aplaza sin fin. Error fácilmente subsanable y que proporciona satisfacción inmediata, ya que la novela de Anthony Burgess, pese a la aparente crudeza del mundo que describe, es un alegato a la libertad individual entendida como la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y fue su manera anthonyburguessiana de embestir a golpe de literatura contra las técnicas de condicionamiento psicológico tan de moda en la Inglaterra los años 60. En esta novela transgresora e hipnótica, Alex DeLarge, un adolescente apasionado de Beethoven, sale cada noche junto a su trío de drugos (amigos) a dar rienda suelta a su ultraviolencia hasta que ocurre algo que le hace cambiar… o no. Un clasicazo de la ciencia ficción y una novela de culto que bien vale una lectura (o dos).
Y para remate libresco hete aquí el trailer de la polémica versión de La Naranja Mecánica que filmó Kubrich en 1971:
Yo la leí hace años ya, en pleno fervor adolescente, llevado por conocer más, cosas que no hubieran salido en la película. Efectivamente, la película al ser más visual tiene mas impacto pero el final queda desdibujado al haber hecho ese cambio tan radical con respecto al libro. Y la historia varía sobremanera. Como adolescente me gustó más el final de la película.. Y como adulto que soy ahora comprendo mucho mucho mejor el final del libro y creo que es en suma mucho mejor.
En cuanto a contenido. No hay duda que es una novela 10 , se lee en un santiamén y te queda grabada para siempre, sobre todo algún que otro pasaje y palabra nasdat.
Gran artículo, Regina.
02 julio 2018 | 8:36
Es sin duda mi lectura favorita, es un libro que leo fijo una vez al año, me atrapa y me encanta, lo leí por primera con 12 años y puedo decir que es algo que me marco, y muchas veces me a guiado en el camino de la vida, forjando el carácter de un adolescente que a día de hoy sigo teniendo.
Es un novela que todo joven debería leer, quizás así, cambiarían un poco las cosas en este pais
03 julio 2018 | 0:33
La leí con 18 o 19 años, así que prefiero no echar cuentas de los años que hace que la leí. Me impactó muchísimo. Me parece una gran novela que tiene un problema: la película es muy buena, muy visual y muy muy famosa, con lo que tengo la sensación de que mucha gente ha visto la película, pero poca gente ha leído el libro. Y es una pena. Es una novela que debería ser leída y reflexionada. Muchos de los temas que trata son terriblemente actuales.
03 julio 2018 | 9:59