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Reflexiones de una librera
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Si quieres echarte unas risas lee las novelas de Patrick Dennis

Abran paso al rey del disparate inteligente hecho libro, Patrick Dennis. O, mejor dicho, Edward Everett Tanner III, su verdadero y pomposo nombre que, pese a lo que pueda parecer, en este caso no es sinónimo de origen aristocrático. Todo lo contrario.

Pero a día de hoy y sin ser aún un autor mediático ni mucho menos de masas, Patrick Dennis es uno de los grandes titanes del humor inteligente y definitivamente bífido de la literatura de todos los tiempos, y uno de los grandes bibliopatrones de la librería.

Así que aquí en reginaexlibrislandia somos patrickdennisianos devotos y confesos.

Y no podría ser de otra manera, porque es un autor capaz de armar tramas trepidantes que son bibliogéiseres de escenas y diálogos desternillantes, y de hacerte caer rendido a los pies de personajes memorables que te mantienen en una carcajada continua de principio a fin.

Y todo eso en novelitas muy ágiles y con capítulos breves que se leen en un aysss. Como La Tía Mame, que fue la que, tras haber sido rechazada la friolera de diecinueve veces, una vez publicada pulverizó cualquier expectativa: vendió más de dos millones de ejemplares en EEUU en 1965 y se parapetó ciento doce semanas en la lista de los diez más vendidos del New York Times.

Y por si eso fuera poco se llegó hubo semanas en las que vendía hasta mil copias diarias. Con semejante bombazo libresco sus siguientes novelas –fieles a la calidad, el estilo y el humor desopilante de la primera- trazaron la misma trayectoria estelar.

Y así es como Patrick Dennis pasó a ser icono de la bohemia neoyorquina de los años cincuenta y sesenta del siglo XX, de sus novelas llegaron adaptaciones a múltiples formatos (películas, series televisivas, musicales, etc) y fue uno de los escritores norteamericanos más leídos del momento.

Y con razón, queridos. Con razón. Y por eso en reginaexlibrislandia lo prescribimos a discreción.

Y no me interpretéis mal: sé que cada cual tiene su sentido del humor perfectamente delimitado, pero cuando se trata de buena literatura hay títulos y autores que te pulverizan cualquier frontera emocional y acabas irremediablemente desternillado aunque no quieras.

Es el caso de Patrick Dennis. ¿La prueba? La tenéis en cualquiera de sus novelas editadas en castellano: La tía Mame, La vuelta al mundo con la Tía mame y Genio.

Las repasamos:

La Tía Mame. Patrick Dennis. Acantilado. No concibo que nadie pueda leer este libro sin haber soltado más de una carcajada ni caer rendido a los pies de uno de los personajes más carismáticos, divertidos, imprevisibles, glamurosos y entrañables de las letras anglosajonas. La novela cuenta cómo tras quedar huérfano a los 10 años el joven Patrick conoce a su tutora en su mansión neoyorquina justo antes del crack del 1929. Lejos de ser una solterona al uso, la tía Mame es una criatura divina y magnética con más pájaros en la cabeza que plumas en su boa pero con las cosas muy claras y encanto y tozudez a prueba de bombas y declives bursátiles. Por eso, el huerfanito no tarda en adorar a esta viuda chispeante, bífida y deshidratada, para quien las 9 am son “la mitad de la noche”. Rica, deslenguada y estilosa hasta lo imposible, tiene tanto fondo de armario como registros dramáticos, y las peripecias que vivirán sobrino y tía no tienen desperdicio. Muy, muy divertida.La Tía Mame

La vuelta al mundo con la Tía Mame. Patrick Dennis. Acantilado. Tras leer La tía Mame matarías por una de esas fiestas sofisticadas, un dry-Martiny, una boa bien tupida y una boquilla de veinte centímetros. Muy, muy divertida. Y si creías que no te podías reír más con las andanzas de Mame Dennis deja lo que estés haciendo y ponte con La vuelta al mundo con la Tía Mame. En él Patrick, felizmente casado y con un hijo, deja que Mame lleve de viaje por Oriente a su retoño durante las vacaciones a pesar de los recelos de su mujer y con la condición de que ambos regresen antes del inicio del curso. Pero como la Tia Mame vive en su propia temporalidad ya han pasado ¡dos años! desde que partieron y solo saben de ellos gracias a curiosas y crípticas postales enviadas desde lugares exóticos. Para tranquilizar a su mujer mientras esperan el regreso del dueto Patrick, que trata de ahogar sus recelos a copazos, le relata parte de una vuelta al mundo que él dio de joven con su tía antes de que estallara la IIGM. Digo parte porque si para su esposa edulcora y cubre con una pátina educativa sus andanzas por París, Londres, la Austria nazi, la Rusia soviética y el lejano Oriente, al lector sí le da la visión integral de lo que en realidad fue un disparatado viaje por los cinco continentes donde lector no para­rá de reír con la extravagante y deliciosa Mame, con profunda irreverencia y sus ganas de vivir a pesar de todo y de todos.

La vuelta al mundo con la tía Mame

Genio. Patrick Dennis. Acantilado.  En un Hollywood donde la mentira, el engaño y la ostentación son moneda corriente, el director de culto Leander Starr es capaz de engatusar al mismísimo diablo. Pero los años no perdonan ni a un genio como él, y aunque el público le adora, sus ex mujeres y el fisco terminan por cercarle. Por eso se fuga a México decidido a rodar una película que le permita recuperar el prestigio y la fortuna. Se trata de El Valle de los Buitres, y para materializarla solo necesita dinero y a un guionista. Por suerte conoce al candidato perfecto, Patrick Dennis, un escritor en plena crisis creativa. El encuentro del director y el escritor detona una lucha de egos y una hilarante sátira del disparatado mundo de las estrellas del cine clásico de Hollywood tan trepidante, divertida y asombrosa como pocas, sí, pero en la línea de su maravillosa Tía Mame.

Genio

Así que, queridos, daréis un bibliopatinazo regino si no os tiráis como hienas a la caza de cualquier ejemplar de Patrick Dennis que tengáis a tiro.

Entre tanto os dejo con la primera de las adaptaciones cinematográficas de La Tía Mame, a la que siguieron series de tv, versión teatral y un musical. Una comedia hilarante que refleja bien el espíritu burlón del genio patrickdennisiano:

Bibliopatinas (y mucho) si no lees un novelón como Ivanhoe, de Walter Scott

Cualquier momento es bueno para disfrutar de la obra máxima de uno de los padres de la novela histórica: Ivanhoe, de sir Walter Scott.

Con múltiples adaptaciones a celuloide, televisión, teatro, animación e incluso a un musical, su trama de intrigas palaciegas, torneos medievales, traiciones, damas y caballeros es parte del imaginero popular. Peeero, aún así y por desgracia, es una más de esas novelas imprescindibles que son las grandes no leídas de las letras.

Para prueba mi conversación reginaexlibrislandiana de hace un par de días con un cliente asiduo de la librería:

Cliente: Regina, anda, recomiéndame algo bueno pero entretenido. Algo para disfruar, evadirme y disfrutar como un enano… que me voy una semanita y quiero desconectar.

Regina: ¿Te has leído Ivanhoe, de Walter Scott?

Cliente: ¿Ivanhoe? Pues no. Vi  varias veces la peli de los cincuenta con Liz Taylor. Muy entretenida con las cruzadas, los caballeros y demás.

Regina: Pues es un novelón y, más aún, pionera del género de novela histórica.

Cliente: Mmm, ¿y no será un poco, no sé, densa? ¿No me aburrirá?

Regina: ¿Aburrirte? ¡Querido, es todo un biblioplanazo!

Cliente: ¿Seguro?

Regina: Dímelo tú… ponte el calzón, la cota de malla, el yelmo y el escudo, hazte con tu espada y una maza, conviértete en el azote de los malditos normandos que han aprovechado que estabas de cruzado en Tierra santa para despojarte de todo, vence en un torneo al imbatible Caballero Negro, recupera tu buen nombre y tu herencia, asalta fortalezas y castillos, rescata damas en apuros, recupérate de tus heridas, haz prisioneros a esos traidores, deja que el mismísimo Robin Hood te saque de una mazmorra infecta, ayuda a destronar al usurpador Juan sin Tierra para devolver a Ricardo Corazón de león su legítima corona de Inglaterra… y todo eso en tiempo récord y mientras lidias, eso sí, con dos hermosas mujeres que se disputan tu amor, la judía Rebecca de York, a quien amas, y la aristócrata lady Rowena, colgada de vos. ¿Se puede pedir más para una tarde de asueto y desconexión?

Cliente: ¡Ja, ja, ja, ja! Hombre, claro, es que visto así, Regina… ¡pinta bien!

Al final se la llevó en la edición de Penguin Ramdon House, e iba cargadito de biblioentusiasmo,

Y seguro que no le decepcionará, porque la novela, trepidante de principio a fin, lo tiene todo para brindar una experiencia lectora absolutamente alucinante que no deberías dejar de lado.

Está ambientada en la convulsa Inglaterra medieval, donde, durante el reinado de Ricardo Corazón de León, el país bullía en una lucha continua entre los sajones subyugados y sus nuevos señores normandos, que ejercían su poder con demasiada alegría y muy poca cabeza, mientras exprimían a un pueblo cada vez más y más miserable.

Por ese escenario deambulaban caciques de medio pelo enriquecidos y ebrios de poder, caprichosas y altivas normandas, hermosas damas judías desposeídas de su abolengo y espoleadas por su origen.

También templarios, clérigos, usurpadores de sangre azul y turbias intenciones, consejeros ladinos, nobles déspotas, caballeros imbatibles en torneos a vida o muerte, y antihéroes de alta cuna emperrados, como Robin Hood, en reinstaurar el viejo orden en Inglaterra y acabar con las injusticias, los abusos y el hambre a flechazos.

Así que con el talento brutal de Walter Scott, en ese escenario y con semejantes personajes las luchas encarnizadas, los romances, las emboscadas, los desamores, las traiciones, los asedios a castillos y fortalezas, los torneos de caballeros, las estancias efímeras en húmedas mazmorras, los rescates de damas ultrajadas, las escaramuzas y las aventuras de pelaje múltiple están más que aseguradas a cada salto de línea.

¿Alguien da más en una novela?

Permitidme que lo dude… y mucho, queridos. Palabra de Regina exlibris.

Y para terminar os dejo un aperitivo de celuloide con el trailer de la legendaria adaptación homónima de 1952, con Robert Taylor y Elizabeth Taylor en las pieles de Ivanhoe y de Rebecca de York:

Por qué leer sí o sí La naranja Mecánica, y más aún si te disfrazas de drugo

Si hubiera vendido en la librería un puñetero ejemplar de La naranja mecánica de Anthony Burgess por cada persona que se ha disfrazado de Alex DeLarge estaría literalmente podridita de dinero, queridos. Pero nada más lejos de la biblioverdad, queridos. NADA MÁS LEJOS.

Así que ni mi bibliocetro reginaexlibrislandiano es de oro y diamantes, ni las lecturas efectivas del novelón de Anthony Burgess son ni de lejos proporcionales a las réplicas caseras del señorito Alex DeLarge y compañía que han andado, andan y andarán sueltas por el mundo cada dos por tres.

Y eso me revienta, queridos. Y mucho. Tanto que cada vez que añado a la bibliosaca un nuevo ejemplo me sienta como si me aplicaran a mi un poco de esa Técnica Ludivico que tan divinamente le sentaba al pobre älex…

 

El caso es que la pesadilla alexdelargeriana volvió a irrumpir a traición en mis confines librescos esta misma mañana.

La materializaron dos jovencitos que vinieron a por una guía de viaje y mientras hacíamos la transacción no pude evitar oír su charla:

Cliente 1: ¿de zombis? ¿OOOTRA VEZ? Que no, tío, que no. Ya lo hicimos en Halloween. Que cansino eres

Cliente 2: Vale, vale. A ver esto: ¿Y de los pavos de la Naranja Mecánica? MI hermano y sus colegas arrasaron con eso en una fiesta.

Cliente 1: ¿Dices de la peli, no?

Cliente 2: Sí, sí, la peli. Es un grupo de pavos que van de blanco, con botas y bates y la van liando parda con el que pillan. ¡Demasiado! ¿No la viste?

Cliente 1: A ver, entera no la he visto. Escenas y eso por Internet

Cliente 2: Entonces, ¿qué?

Cliente 1: Puede molar, sí.

Y aquí es donde servidora no pudo menos que intervenir…

Regina: Perdonad, chicos, habláis de La Naranja Mecánica, ¿no?

Cliente 2: Sí, la verdad es que sí. Para un disfraz de fin de curso y eso

Regina: ¿Y sabíais que la peli se basa en una novela?

Cliente 2: Ni idea. ¿Y tú, Toño?

Cliente 1: ¡Nop!

Regina: La escribió un británico llamado Anthony Burgess, y se publicó en 1962. Una década después Kubrick filmó su película, también muy polémica. Pero ya antes la novela había levantado ampollas por reflejar una horripilante visión del futuro escrita en un lenguaje inventado. Se convirtió enseguida en una novela de culto.

Cliente 2: Vaya tela, tú. ¿Y se puede conseguir?

Regina: ¡Claro! Aquí la tengo. En edición bolsillo, o con tapa dura.

Cliente 1: ¿Y entonces está bien la novela?

Regina: Es un novelón. Y, sí, hay violencia explícita, pero el final es sorprendente (no diré más), y es de esos libros que te deja KO y que te da que pensar.

Cliente 2: Pues, mira, me lo llevo. Además, quería leer algo y no sabía qué

Regina: Sobre todo si os pensáis disfrazar de Alex DeLarge su trío de drugos

Cliente 1: ¿De quién?

Cliente 2: ¡De los de la naranja mecánica! Tío, no te enteras.

Regina: Bueno, ya que os pensáis leer la novela van unas sugerencias para vuestros disfraces… La cara empolvada de blanco, ojeras difuminadas y el ojo derecho con pestañas postizas. Bombín negro o similar y botas militares. Calzoncillos blancos largos o pantalón blanco pitillo (para nota un suspensorio blanco sobre los pantalones), camisa blanca y tirantes blancos. Bate de béisbol, botella con leche y algún dispositivo con el que reproducir a todo trapo la Sinfonía nº 9 en re menor 4º mov. Cuando leáis el libro entenderéis por qué y, sobre todo, os meteréis más en el papel…

Y se fueron con el ejemplar de La naranja Mecánica de Antohny Burguess en la edición de Booket, y yo me sentí un poco más biblioresarcida de ese molesto agravio libresco de quienes se disfrazan de drugos sin haber leído el texto original.

NOTA DE REGINA EXLIBRIS

La naranja mecánica. Minotaruro. Anthony Burgess. Precedido por la polémica y eclipsado por la versión en el celuloide de Kubrick, La naranja mecánica suele ser para muchos lectores una de esas bibliocitas pendientes cuya lectura se aplaza sin fin. Error fácilmente subsanable y que proporciona satisfacción inmediata, ya que la novela de Anthony Burgess, pese a la aparente crudeza del mundo que describe, es un alegato a la libertad individual entendida como la posibilidad de elegir entre el bien y el mal, y fue su manera anthonyburguessiana de embestir a golpe de literatura contra las técnicas de condicionamiento psicológico tan de moda en la Inglaterra los años 60. En esta novela transgresora e hipnótica, Alex DeLarge, un adolescente apasionado de Beethoven, sale cada noche junto a su trío de drugos (amigos) a dar rienda suelta a su ultraviolencia hasta que ocurre algo que le hace cambiar… o no. Un clasicazo de la ciencia ficción y una novela de culto que bien vale una lectura (o dos).

Y para remate libresco  hete aquí el trailer de la polémica versión de La Naranja Mecánica que filmó Kubrich en 1971:

  • Y vosotros, queridos, ¿leísteis La Naranja Mecánica, de Atnhony Burgess? ¿Qué os pareció? 
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