De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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Del #Partidodelared al #PartidodelFuturo

Vídeo presentación del Partido de la Red

La democracia en red está en marcha. Las viejas instituciones se tambalean. La vieja política sigue ocupando hemiciclos políticos, pero cada día es más irrelevante. La sociedad en red es un hecho. Y antes o después, acabará transformando la política. Los partidos dejarán de ser la única forma de participar en la política. La sociedad en red en su conjunto será en sí misma una nueva plataforma política. Esta semana hemos visto dos movimientos interesantes que desde el formato partido aspiran a transformar la política: la presentación del Partido de la Red (Argentina) y el lanzamiento del programa del Partido X, Partido del Futuro (España).

Por un lado, el Partido X, tras las agudas críticas recibidas por el anonimato de sus miembros, preparó un vídeo con una veintena de caras de algunos de los participantes y colaboradores. Además, hicieron público su programa #DemocraciaYPunto, que ha sido cocinado de forma colaborativa entre miembros del partidos, expertos y ciudadanos entre los días 29 de enero y 18 de marzo de 2013. Concentra sus esfuerzos en cuatro puntos: transparencia en la gestión pública, wikigobierno y wikilegislaciones, derecho a voto real y permanente y refenréndum obligatorio y vinculante.“Anonimato y transparencia no están reñidos”, destacan en la introducción de su programa, “todo lo contrario”.

Por otro lado, el Partido de la Red de Argentina, que lleva unos meses cocinándose en red, también ha salido a la luz pública con varios vídeos de presentación. El Partido de la Red, aunque no esconde la cara de sus participantes, también ataca de lleno los lideratos personales. Esta frase resume bien su esencia: “La democracia que tenemos está estancada: es miope. Ordena mal las prioridades: su ancho de banda es limitado”.

A continuación reproduzco un estracto del Manifiesto de la Red elaborado colaborativamente por el Partido de la Red. Un manifiesto incompleto que cualquier puede editar en esta wiki y que ya se me antoja como un clásico de nuestra era. No he podido evitarlo: he remezclado el manifiesto y he añadido algunas frases del programa del Partido X, Partido del Futuro.

#DemocraciaEstancada

la #DemocraciaEstancada es herencia del siglo XIX: forjada en otras condiciones tecnológicas y sociales, no atiende a las nuevas demandas

la #DemocraciaEstancada es un supermercado de oferta acotada y mediocre, que fuerza a elegir y debatir personas en lugar de ideas

la #DemocraciaEstancada tiene una clase política acorde: su integridad es el marketing, su tragedia es la muerte de las ideas

#Red

la #Red se estructura de par a par: es una #Red humana sin centro, que comparte conocimientos, experiencias y aprendizajes

la #Red desafía la concentración de información, derriba barreras sociales, económicas, culturales, intelectuales y geográficas

la #Red facilita la interacción entre la inteligencia colectiva de la ciudadanía y el conocimiento competente de profesionales preparados

#Pares

los #Pares se conectan, están activos, aprenden, se transforman, se vinculan al entorno, dan y reciben en comunidad

los #Pares no se reconocen por su consumo. se encuentran para cooperar y no para competir

#DemocraciaEnRed

la #DemocraciaEnRed, como sistema, busca la distribución transparente de información, resalta la horizontalidad sobre la verticalidad.

en la #DemocraciaEnRed la decisión surge del diálogo entre mayorías y minorías, con reglas para el acuerdo y canales para el desacuerdo

#DemocraciaenRed es el resultado de una democracia que incluye la participación de la ciudadanía para elaborar y gestionar los asuntos comunes.

#PartidodelaRed

el #PartidodelaRed propone el compromiso de #Pares en un modelo participativo ciudadano de consecuencias políticas efectivas

el #PartidodelaRed es literal: se organiza, trabaja y decide en #Red

el #PartidodelaRed se siente global: opera dentro de un marco geográfico, pero su espíritu refiere a todos los habitantes del mundo

el #PartidodeLaRed no es la solución: es un catalizador de las soluciones.

México ya tiene su Wikipartido

México ya tiene su Wikipartido, un partido  “totalmente abierto, democrático y colectivo” que acaba de solicitar su registro en el Instituto Federal Electoral. Inspirado en las redes, en el software libre, en conceptos como la inteligencia colectiva y en experiencias concretas como el Wikipartido español, este nuevo partido mexicano promete poner de patas arriba el sistema democrático del país. El Wikipartido de México resume su programa en cinco puntos fundamentales: Democracia Real y Directa, Apertura Total, Construcción Colectiva, Asignación del Dinero Público por Votación y Derechos Humanos. Y en una actitud participativa que permite que cualquier usuario proponga cosas concretas. En sus preguntas y respuestas, el Wikipartido de México aclara sus líneas generales. Vale la pena leer el documento con calma:

«Creemos en la democracia, la apertura y la inteligencia colectiva. (…) El Wikipartido es una plataforma, no una posición ideológica (…) La idea del Wikipartido es pasar de consumidores a creadores e innovadores de oferta política».

¿De quién parte la iniciativa de Wikipartido de México? A diferencia del Partido X español, que nació el pasado enero ocultando la identidad de sus miembros como estrategia para denunciar al sistema personalista, el Wikipartido de México ha nacido con caras. El ingeniero Alfonso Tamés, que participa también en la plataforma de crowdfunding  Fondeadora, es el fundador del Wikipartido de México. Sin embargo, el Wikipartido critica de frente, como hace el Partido X, el personalismo y la política construída alrededor de candidatos: «Creemos que cualquier intento para generar una nueva opción política fracasará si se le asocia a una persona o si es utilizado para el beneficio personal de unos cuantos». No es casualidad, que el propio Alfonso Tamés, decepcionado con la política clásica, haya dejado de estar afiliado al Partido de Acción Nacional (PAN).

¿Y de dónde saca la inspiración política el Wikipartido de México? Alfonso Tamés, en declaraciones a Animal Político, afirmó que «el Wikipartido pretende funcionar igual que la Wikipedia”. Otro fundador del Wikipartido, Armando Sobrino, afirmó al mismo medio, que “la idea es que esto funcione como funciona el software libre”. De hecho, el funcionamiento de las comunidades de programadores de software libre – meritocracia, no jerarquía, abertura, transparencia, participación – están muy presentes en sus cinco principios fundamentales. Cualquier usuario podrá crear una entrada en la Wiki relacionada con cualquiera de los cinco principios. El Wikipartido de México ha escogido el método Schulze como sistema de votaciones.

El WikiPartido  de México aspira a presentar candidaturas «para disputar en las elecciones los puestos del poder ejecutivo y legislativo para los tres niveles de gobierno». De momento apenas tienen 255 miembros activos, de los 220.000 necesarios para que su candidatura sea reconocida legalmente. En caso de conseguir representantes, el Wikipartido de México destinará los recursos «a proyectos de política pública y cierre de brecha digital que someterán a concurso instituciones de educación superior e investigación sin fines de lucro».

Videocracia: política y ficción

“Cuando las elecciones han terminado, todo queda congelado en el tiempo. ¿En qué se convierte aquel cartel electoral? En el maldito rastro hacia nuestras mentiras”. Así arranca Videocracia: política y ficción, el último capítulo del programa Soy Cámara, del Centro de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) emitido el pasado 18 de enero en TVE. La frase que abre Videocracia: política y ficción, en realidad, aparece en el libro SPOTS ELECTORALES. El espectáculo de la democracia en la TV desde 1989, una investigación de Jorge Luis Marzo y Arturo «Fito» Rodríguez. Teóricamente, es una frase de Roberto Alfa, uno de los mayores «expertos internacionales en comunicación política». Sin embargo, Roberto Alfa es una ficcón: una máscara que da voz a los miles de creativos entrevistados para la investigación que prefieren mantenerse en el anonimato.

Roberto Alfa encarna a la perfección el marketing político, la política espectáculo, la política objeto, la democracia escaparate. La filosofía de Roberto Alfa, mitificado como gurú-de-gurús en este mockumentario (documentario ficción), flota en todo el programa. Frases redondas, impactantes, directas. Dolorosas (deberían serlo) para cualquier verdadero demócrata.

 “Todo se basa en repetir lo mismo hasta la saciedad, hasta que el eslogan se quede adherido a la piel del público como un secante (…). En las dos semanas que dura una campaña, todo debe ser campaña: un perro, un tren, un tomate; todo se convierte en elemento simbólico de campaña, le importe o no al perro o al tomate».

Videocracia: política y ficción, que aterriza en una España distópica azotada por la corrupción y un desligitimado Partido Popular, es un trabajo especialmente explosivo. Supuestos especialistas/creativos, como Lluc Canetti (Cetedrático de Comunicación política de la Universidad de West Virginia) comparten escena con políticos reales de todo el mundo. Spain is not different. Muchos de ellos desfilan por el vídeo. José María Aznar, José María Ruíz Mateos. Videocracia: política y ficción. Jesús Gil, José Luis Rodríguez Zapatero. Videocracia: marketing y maquillaje. Videocracia: teatro y marca. Videocracia: manipulación y palco. «El ejercicio de la política es el control de los afectos», afirma un solemne y ficticio Lluc Canetti. 

Da al play. Observa, escucha. Mira el refrito de spots políticos de este mockumentario, de esta realísima ficción. Da al play, digiere el golpe. Indígnate. No es para menos. Aunque ya lo supiéramos, Videocracia nos confirma de sopetón que existe un grupúsculo de gurús especializados en convertir a los candidatos políticos en un producto de mercado. Que la única manera de triunfar en la mayoría de democracias es invertir ingentes candidades de dinero en campañas comerciales. Que la política, como dice en el vídeo Joan Pudevilla (Cofundador ACP Asociados. Alfa Comunicación Política) es «marketing sofisticado». Y que el auto proclamado imbatible raciocinio de Occidente, de la democracia, no tiene nada que ver con las ideas: reside exactamente en manipular emociones.

Emoción. Ficción. Manipulación. Cleptocracia. Hace años publiqué un texto sobre Lula, el peluche presidencial, el muñeco-candidato, el amuleto emotivo de la política-corazón, la carne-bajo-el-maquillaje de las agencias de marketing. ¿Para qué hablar de programas electorales si tenemos estrategias lacrimógenas? «Las democracias occidentales, en claro proceso de descomposición han entendido en los spots un claro exponente de su estetización y banalización», dice Lluc Canetti. Y cuándo llegamos a la red, la cosa puede empeorar. Nadie como Roberto Alfa, dando voz a todo un sistema, para explicarlo: “Es genial lo de la red: con tal de no firmarlos o de que vayan a nombre de las juventudes del partido, puedes colgar videos saltándote la normativa electoral».

Por todo lo anterior, me llama la atención que muchas personas no hayan captado algunas sutilezas del recientemente presentado Partido X, el partido del futuro que pretende «desalojar el hemiciclo» español. En mis Hipótesis sobre el Partido X elogié en cierto modo que dicho partido no tenga rostros y que se escondan bajo el anonimato. Tras ver Videocracia: política y ficción, su postura me parece todavía más pertinente. El hecho de haber contratado a actores en su controvertida rueda de prensa virtual mete el dedo en el ojo de la manipulación política, en el marketing de la emoción, en la construcción artificial de candidatos. Haciendo una campaña low cost de alto impacto político, el Partido X deja en evidencia otra cosa: las millonarias campañas electorales son innecesarias. Por lo menos, podrían serlo.

Los críticos del partido X – a los que respeto – deberían ver Videocracia: política y ficción. Y después de ello, deberían olvidarse del Partido X y simplemente intentar responder a las siguientes preguntas: ¿No debería estar prohibida la propaganda política? ¿No debería bastar con la publicación-comunicación de los programas electorales?

 

Hipótesis sobre el Partido X

El Partido X es infantil. El Partido X es naïf. El Partido X es la Patrulla X. El Partido X es el demonio antidemocrático. La irrupción en el panorama político del Partido X, el #partidodelfuturo, ha estado marcada por la polémica. Y por muchas críticas. Incluso del fuego amigo. Algunas voces que yo respeto muchísimo, como Ignacio Escolar, Iñigo Sáenz de Ugarte, Merche Negro o Amalio Rey han criticado al Partido X. En este post, Amalio Rey señala críticas muy concretas (vale la pena leerlo). La principal crítica lanzada contra este partido ecléctico, fresco y enigmático que nació el pasado 8 de enero con una rueda de prensa virtual y descentralizada es una: el anonimato de sus miembros.

La crítica es buena. Necesaria. Puede ayudar mucho al Partido X (y a cualquiera). Sin embargo, considero que se está intentando explicar la existencia del Partido X desde lógicas del pasado. Desde la lógica del sistema de partidos. Desde la lógica del personalismo. Desde la lógica del liderato. Desde la lógica del mundo analógico. O desde las lógicas del viejo marketing digital. El Partido X, sospecho, es otra cosa. No podemos exigirle lo mismo que a los partidos que han transformado la democracia española (y por extensión, mundial) en una cleptocracia monogámica, en un monólogo vertical al servicio del capital financiero. Mejor pensar que el Partido X es otra cosa. El mismísimo Manuel Castells, en su brillante texto El partido del futuro, hace una excelente e intuitiva radiografía del mismo. Como creo que tengo bastante claro lo que el Partido X no es, me limitaré a escribir un conjunto de hipótesis sobre el #PartidodelFuturo de la forma más simple posible. Confundo realidad con deseo, lo sé. Pero creo que es parte del juego. Tal vez algunos, tras estas líneas, reparen que las imperfecciones y supuestos errores del Partido X son parte de la estrategia.

El Partido X es una campaña de denuncia. Todos los pasos dados por el Partido X forman parte de una estrategia de denuncia de la actual democracia. Si alguien critica que su logo es cutre, reconoce de alguna manera que el ‘marketing’ e imagen son fundamentales en la política, que los partidos, de alguna forma son marcas/construcciones de mercado. Que en el primer vídeo del Partido X aparezcan actores presentando el mismo, es una ácida denuncia. Un buen actor, entendí tras ver el vídeo, puede ser un buen político. Un buen político puede ser un buen actor: sabe interpretar, mentir, actuar. O sea: la actual política es un teatro.

El Partido X es una estrategia de marketing. Crear misterio es una de las principales estrategias de las agencias de maketing. Tom Himpe, en su libro, La publicidad de vanguardia, afirma que el ‘Sé intrigante’ es uno de los ejes a seguir en la nueva era de la publicidad. Cita, entre otros, la exitosa campaña de Google Glat (Google Labs Aptitude) o Yayasan Rebana Indonesia (desarrollada por JWT). El Partido X, no revelando su identidad, creando un enigma, están usando una estrategia del marketing de nuestros días. Si los partidos políticos utilizan las estrategias de marketing de, por ejemplo, las marcas de perfumes, ¿por qué el Partido X no puede hacer lo mismo? De hecho, el Partido X está usando habilidosamente todas las estrategias que recomienda el gurú Tom Himpe. El vídeo de El Hundimiento de Hitler subtitulado que abre este post encaja con el ‘Sé lúdico’ y ‘Sé contagioso’ del libro. La estrategia del Partido X también usa las técnicas del ‘Sé espectacular’, ‘Sé experimental’, ‘Sé sociable’, ‘Sé poseíble’ (la X eres tú, somos todos), por ejemplo.El Partido X está usando bien las técnicas de construcción de virales y memes en la red. Sacarían mejor nota en un curso de Master of Business Administration de Harvard, por ejemplo, que la mayoría de partidos existentes. Su estrategia viral en redes está funcionando. 200.00 personas vieron su primer vídeo. Su número de seguidores en Twitter, en apenas unos días, ya alcanza 17.810.

El Partido X es un consenso de mínimos. El Partido X asegura que apenas tiene un punto en su programa: Democracia y punto. En realidad, se puede desglosar en cuatro propuestas: Referéndum obligatorio y vinculante, Wikigobierno, Derecho a voto real y permanente y transparencia en la gestión pública. La estrategia podría calificarse como un ‘consenso de mínimos’ para reiniciar la democracia. Un consenso de mínimos que el que el movimiento 15M buscó en sus inicios, cuando las plazas de España estaban todavía llenas de indignados. El Partido X es un consenso de mínimos como el ‘plan de rescate ciudadano’ de Democracia Real, que apenas tiene cinco puntos para rescatar personas y no bancos. En la era red, como explica Marga Padilla en su reciente El kit de la lucha en Internet, los consensos de mínimos son una nueva columna vertebral agregadora. Anonymous decidió apoyar a Wikileaks, a pesar de sus diferencias, porque la libertad de la red les unió. Tenemos más cosas que nos unen que las que nos separan (uno de los lemas de los nuevos movimientos sociales). Por eso, tener apenas cuatro puntos para reiniciar la maltrecha democracia española puede ser más efectivo que tener cien. El partido Equo, en las pasadas elecciones, cometió un error: intentar tener una respuesta para cada pregunta/problema. A pesar de su elogiable actitud abierta – las propuestas se redactaron una wiki abierta -, se equivocaron de estrategia. Se perdieron en un farragoso proceso de metadebate.

El Partido X es una identidad colectiva. El anonimato de los miembros del Partido X – no comunican quiénes son, qué candidatos tienen – ha sido criticado duramente durante. El anonimato, como afirma el prestigioso sociólogo Marc Augé, es una de las principales características de lo que el llama sobremodernidad. El anonimato, en la era digital, da pie a una nueva conciencia colectiva más flexible que la individual, más ágil que la masa, más imprevisible que el grupo. Vivimos en la era de los enjambres (el concepto fue desarrollado por Kevin Kelly) no jerárquicos y de los fenómenos emergentes (muy trabajados por Steven Johnson) en el que el todo es algo más que la suma de sus partes. Por eso, el anonimato del Partido X es más que una estrategia de marketing. Jugar con el anonimato es un movimiento del Partido X que coquetea con el concepto de inteligencia colectiva y con la horizontalidad sin líderes que defiende el 15M. «Si no hay rostros, lo que queda son ideas, son prácticas, son iniciativas», como afirma Manuel Castells. Veremos si la estrategia funciona. Y qué pasa si el Partido X llega a presentarse a las elecciones. Intuyo, que si lo hace, lo hará con listas abiertas.

El Partido X es un virus troyano. El Partido X, viendo que el poder enquistado en su búnker de la (cutre) Transición no escucha las demandas de sus ciudadanos, ha decidido intentar cambiar el sistema desde dentro. Una crítica repetida hasta la saciedad contra el 15M es que intenta cambiar el sistema desde fuera. Ahora que nace un partido para cambiarlo desde dentro, tampoco vale. ¿En qué quedamos? El Partido X, pues, podría ser un virus troyano, una estrategia de infección. Quiere saltar los muros de la corrupta Troya para diseminar un consenso de mínimos que dé paso a una nueva democracia en red. De nuevo, Manuel Castells nos regala vislumbres del asalto troyano: «Tal vez llegue un momento en que las listas electorales requieran nombres, pero incluso entonces no necesariamente serían líderes, porque se pueden sortear los nombres entre miles de personas que estén de acuerdo con una plataforma de ideas».

El Partido X es un dispositivo inacabado. El Partido X es un dispositivo inacabado. Los dispositivos inacabados forman parte del ADN de la era red. Un dispositivo inacabado tiene el código abierto. Su código, proceso, contenido y herramientas están a disposición de todos. Cualquier persona puede mejorarlos, utilizarlos. El Partido X pretende construir un dispositivo a disposición de todos. Son los otros los que tienen que acabar/completar el dispositivo. El Partido X renunciará al control del dispositivo. El control, al contrario que en el resto de partidos, no es lo más importante. Otro detalle importante: el Partido X es un dispositivo inacabado que pretende generar recursividad. El biólogo chileno Humberto Maturana usa una bella metáfora para explicar la recursividad. Si las ruedas de un carro giran sobre el barro, el carro no se mueve y el observador ve una repetición. Si las ruedas giran y producen movimiento, el movimiento es recursivo. El Partido X pretende que su dispositivo sea usado por otros y provoque un movimiento político-social en nuestra democracia. Su primer jaque (aquí detalles) va en esa dirección: pretende que sus propuestas se debatan en el Consejo de Ministros de abril. Si otro partido (hola IU, hola EQUO-Compromís) decide propiciar el debate y apropiarse del dispositivo-propuestas, el Partido X habrá conseguido activar la recursividad.

El Partido X es un truco. Quizá la hipótesis más importante. El Partido X no deja de ser un truco construído por hacktivistas, diseñadores, programadores, activistas, creativos, abogados y variopintos ciudadanos. El Partido X no se presentará nunca a las elecciones. Se limitará a denunciar, a criticar, a co-crear, a co-construir, a agitar un debate necesario. El Partido X, creando un dispositivo recursivo, está construyendo un proceso.Un proceso colectivo, distribuido, incontrolable. Sueña con corroer los cimientos de una democracia estancada, imperfecta y blindada ante la ciudadanía. Las imperfecciones y errores que le achacan al Partido X (ese truco redondo) pueden ser sus principales armas.