A través del apartado de contacto, Eva Nube me envía un correo en el que me consulta sobre el origen de la leche condensada.
Como persona golosa que soy, he de reconocer que, para mí, no hay mejor manera de endulzar un café que echándole un chorrito de leche condensada; un manjar delicioso de color amarillento, ligeramente espeso y de sabor dulce.
Consiste en leche a la que se le ha extraído parcialmente el agua y añadido azúcar, lo cual permite su conservación envasada durante largo tiempo sin necesidad de refrigeración.
No hay que confundirla con la leche evaporada, ya que esta última no está edulcorada.
Fueron varias las investigaciones llevadas a cabo a lo largo del tiempo hasta llegar al producto tal y como lo conocemos actualmente. En el siglo XIX eran comunes las intoxicaciones alimentarias debido al consumo de leche, a causa de la contaminación durante el proceso de ordeñamiento y de los burdos medios de conservación; por ello se buscaba la manera de poder almacenarla durante más tiempo, sin riesgos para la salud y sin necesidad de refrigeración, manteniendo su sabor y cualidades alimentarias.
El científico francés Nicolás Appert realizó un experimento en 1822 evaporando el agua de la leche al baño maría y siete años después mejoró su procedimiento haciéndolo al vacio. Años más tarde, en 1835, el inglés William Newton consiguió preservar la leche calentándola a menor temperatura que la requerida por la esterilización y agregándole azúcar, que hacía la función de conservante.
Finalmente fue Gail Borden quien la patentó en 1856, fundando la New York Condensed Milk Company al año siguiente. Después de varios intentos, acabó encontrado el método definitivo inspirándose en una cápsula de evaporación que había visto utilizar a los Shakers para condensar zumo, aplicando dicha técnica a la leche pudo reducirla sin quemarla ni llegar a cuajarla, como le había sucedido anteriormente en otros experimentos fallidos.
No fue hasta la Guerra Civil norteamericana que este producto comenzó a tener mayor difusión ya que fue de gran utilidad práctica para los soldados en el campo de batalla, convirtiéndose a partir de entonces en un gran éxito.
Muchas gracias. Mi hermana y yo estamos muy agradecidas por la respuesta
21 septiembre 2012 | 9:39
Muy interesante, el ser humano siempre se ha inventado cosas para el bienestar social, lamentablemente una pequeña parte de esos mismos seres humanos hacen lo contrario recortando ese mismo bienestar social de forma que no podamos acceder a los adquiridos trás miles de años de trabajos e investigaciones de nuestros antepasados. Esta claro que hay mucho loco
Clica sobre mi nombre
21 septiembre 2012 | 10:01
Que chulo
http://www.parafashionyo.com
21 septiembre 2012 | 11:01
la verdad es que es un autentico placer para los sentidos, La Lechera!!
21 septiembre 2012 | 12:41
Les escribo desde Argentina para darles una receta fácil: Poner en una cacerolita una lata de leche condensada y cubrirla con agua. Poner a hervir unos 80 minutos. (Cuando rompe el hervor, bajar la llama) El resultado será un exquisito dulce de leche que les servirá para untar o usar en repostería. El verdadero dulce de leche argentino se hace de otra manera, pero así, se le parece mucho. Antes de abrir la lata, dejen enfriar. Mis más afectuosos saludos.
21 septiembre 2012 | 13:27
Muy interesante.
Creo que el odrigen de las bolsitas de te tambien es militar. Transportar i almacenar en condiciones alimentos en el ejercito hizo avanzar numerosas tecnicas relacionadas con la alimentacion.
Felicidades por el articulo.
21 septiembre 2012 | 17:50
Yo me hice esa pregunta
hace muchos, muchos años,
ya que a mí con esa leche
desde bebé me criaron.
Me respondió un erudito
que había por Gomaranto,
tenía la fama de saber
todos y cada uno de los inventos
que habían sido patentados.
Lo de la leche condesada,
o bien nos gastó una broma
o estaba desinformado.
Nos explicó Juan Ramón,
que esa leche se obtenía,
como se hace en Mahón
esa rica mahonesa,
a base de mucha paciencia
y no dejar de menearla,
añadiéndole mucha azúcar
hasta que se ponga espesa.
Luego había que hacer
como hace el hortelano,
que tomates que recolecta
en su huerto de las matas
que, para guardarlo en conserva,
los introduce en latas.
¡Ay la leche condesada!
que no es leche merengada,
manjar de dioses y diosas.
No la producen la vacas
por mucha azúcar que en el pienso,
el ganadero le ponga.
21 septiembre 2012 | 19:54