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Entradas etiquetadas como ‘informacion’

La importancia de las redes sociales para hacernos escuchar

Por Foix Coral

Redes sociales y mensajería (Archivo).

Redes sociales y mensajería (Archivo).

Hace unos días vi en Instagram un post evidenciando la trampa que se esconde detrás del supuesto “elogio” establecido por la convencional idea de que las mujeres podemos hacer muchas cosas a la vez –a diferencia de los hombres–. Y no sólo eso sino que, esta se usa para “aclamar” la figura de la mujer poderosa en un intento de reivindicación feminista totalmente desubicado.

Inmediatamente puse like y compartí con mis amistades ese post, que defiende un claro: “No, gracias. No podemos con todo y no queremos”. Al ver de nuevo en Instagram las declaraciones de Sofía Castañón en el Congreso de los Diputados refiriéndose a esta foto me ha parecido más que importante. No simplemente por el mensaje que daba sino, además, por lo que implica que una diputada haga referencia al post de una influencer en redes en el Congreso.

Así, se evidencian claramente los grandes cambios en la generación de opinión y la transmisión de información del mundo actual, donde tenemos mucho más al alcance los medios para participar activamente y hacernos escuchar.

Primeros auxilios debería ser una asignatura obligatoria en el colegio

Por Paula García

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Un chico vendando la mano de una chica (Mejorconsalud.com).

Hace un par de días, iba andando por la calle, cuando una mujer cayó al suelo desmayada. Quise ayudarla y me di cuenta de que no sabía qué hacer, salvo llamar al número de emergencias. Esto me ha hecho recapacitar y preguntarme cómo es posible que con tantos estudios y tanta información que recibimos en la escuela, ignoremos cosas tan importantes y básicas como saber cómo ayudar a otras personas en distintas situaciones.

Los primeros auxilios deberían enseñarse y ser una asignatura obligatoria en el colegio como también otras cosas sencillas y básicas que forman parte de nuestro día a día. La salud debe ser responsabilidad de todos y por lo tanto toda la sociedad debe implicarse en su prevención y mantenimiento. Además, la profundización en este tema merece la pena, puesto que puede llegar a ser determinante incluso para salvar vidas.

Harta de pagar mi abono transporte cuando el trato recibido es pésimo

Por Rebeca Ojea

Recarga del abono en un cajero automático (Comunidad de Madrid).

Recarga del abono en un cajero automático (Comunidad de Madrid).

Soy una usuaria habitual de la línea 664 Madrid-San Lorenzo del Escorial que sale del intercambiador de Moncloa. Quiero poner de manifiesto el trato incorrecto que estamos recibiendo como usuarios.

Cambian los horarios y no los actualizan online, siendo internet a donde te remiten reiteradamente si se te ocurre preguntar a algún chófer de la compañía.
Tampoco los cambian en el panel informativo de la cabecera de línea, puesto que la señorita que atiende en la ventanilla de la estación del Escorial explica que eso le corresponde hacerlo al Consorcio de transportes.

En definitiva, quiero expresar el hartazgo con el que pago mensualmente mi abono de transporte C1 (90 euros), recibiendo a cambio un trato cada vez menos profesional y serio.

En defensa del periodismo

Por Daniel Cullell Aranda

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Escena de la película Spotlight (OpenRoad Films).

¿Se acuerdan de Clark Kent? ¿Y de Peter Parker? Algunos reconoceremos a estos personajes ficticios que en sus ratos libres y cuando no ejercen de superhéroe, representan heroicamente al sector periodístico.

Nuestra generación está siendo testigo de una creciente mediatización de la figura del periodista, en contraposición con su estatus laboral. Series televisivas como House of cards, The Newsroom y Periodistas dibujan una esencia de dedicación y una dignidad profesional que han ayudado a llevar al periodismo y su código deontológico a un nivel más respetable. A su vez, la recién oscarizada película Spotlight nada tiene que ver con la ficción; sus personajes representan identidades reales y sucesos verídicos. El film nos desvela todo un proceso de investigación criminal, ofreciéndonos una versión, quizás, no tan dramatizada de unos hechos realmente dramáticos.

Por ello, Martin Baron (director del Washington Post) sugería hace poco un nuevo enfoque para el periodismo actual; después de grandes filtraciones como los abusos sexuales a menores y el caso de los papeles de Panamá, el periodismo de investigación surge como una salvación para mantener a flote una profesión de vital importancia. Así, la libertad de información sigue presentando batalla contra un villano representado por la eterna corrupción.

Demasiados sucesos, hay algo que no hacemos bien

Por Jon García Rodríguez

En verano siempre me cuesta Dios y ayuda mantenerme informado en los periódicos. Los dimes y diretes consuetudinarios entre políticos desaparecen de las portadas y pasan a ocuparlas los parricidios, filicidios y la sempiterna violencia de género. Por mucho que se esfuerza el periodista en usar eufemismos para que suene menos hiriente lo que escribe, no lo consigue.

Foto del bebé abandonado en el contenedor en brazos de quienes le salvaron. (EFE)

Foto del bebé abandonado en el contenedor en brazos de los agentes que le salvaron. (EFE)

Y no se lo echo en cara, porque no existe forma de almibarar lo que está sucediendo este verano. Algunos de los titulares: «Rescatan un bebé de la basura (Madrid)», «Acaba con la vida de sus dos hijas de 9 y 4 años con una sierra radial», «Quema viva a su expareja de 27 años (Las Palmas)», etc. Y la última vesanía: «Los cuerpos de Laura y María han sido hallados quemados y cubiertos con cal viva». Yo no sé si nos estamos volviendo todos locos o por separado, pero me cuesta trabajo encontrar un verano que haya sido tan aciago como este. «Dios no juega a los dados», se dijo una vez. Lo que significa que esto sucede porque hay algo que no estamos haciendo bien.

 

Reflexiones sobre la situación de RTVE

Por Jesús de Vega

El descrédito de RTVE

El ente público RTVE ha pasado de ser una televisión premiada y reconocida en toda Europa, por su pluralidad y buenas maneras, al descrédito más absoluto en solo cuatro años. ¡Qué coincidencia!

Esto tambien forma parte de la enésima ley de transparencia del PP, o se debe a su total incapacidad de gestionar lo público.

Me gustaría que la gente se preguntara cuántas televisiones controladas por el gobierno o bien han perdido la totalidad de la cuota de audiencia o bien han sido cerradas. ¡Que bochornoso espectáculo!
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Por Agustín Arroyo

Sectarismo en TVE

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), durante una entrevista en la 1 de TVE en los estudios Buñuel. (EFE)

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy (i), durante una entrevista en la 1 de TVE en los estudios Buñuel. (EFE)

Es descarado cómo en la TVE ha desembarcado una tropa mediática derechista que convierte las tertulias de análisis político en un ariete devastador al servicio del PP y en contra de los pactos entre la izquierda para gobernar ayuntamientos y comunidades autónomas.

Todos son compadreos y comadreos entre sus invitados que en un 80% se alinean en el ámbito político marcadamente conservador.

Hasta los moderadores dejan claro con sus preguntas sesgadas y tendenciosas en qué cenagales ideológicos se mueven o chapotean.

Nunca en los últimos años una televisión pública, la más importante de todo el estado español con la 1ª y la 2ª, se había escorado con tanta claridad por el PP.

Este sectarismo informativo menoscaba y liquida, sin tapujos ni rubor, la independencia y neutralidad de este medio que pagamos todos los españoles. No me extraña nada que TVE haya perdido credibilidad y un tercio de su audiencia.

El dedazo rajoynita en la designación del Director de Radiotelevisión Española está dejando una huella muy manchada de sectarismo y asimetría, incluso de abuso y falta del equilibrio en la necesaria pluralidad ideológica para debatir abierta y libremente.

¿Las nuevas tecnologías dificultan las relaciones personales?

Por Vicnuel Sánchez González

Una persona navega por Internet. (ARCHIVO)

Una persona navega por Internet. (ARCHIVO)

Recientemente llamé por teléfono a un amigo, quién, al fallecer su mujer, se había quedado solo. Le di el pésame y seguimos charlando un buen rato. Al terminar, se me echó a llorar y, con voz desgarradora, me decía: y ahora…, ¿con quién comento esto que hemos hablado?

Pues esta o similar pregunta se hacen hoy muchas personas que no están viudas ni huérfanas: llegan a casa deseosos de contar lo que les ha ocurrido, bueno o malo, a lo largo de la mañana o del día y se topan con un repetitivo ¡chitón!, porque se está viendo la televisión o navegando por Internet. Y ahí tienes al pobre niño que llega del cole, al pobre anciano o al cónyuge sintiéndose ninguneados (unos don nadie). ¡Qué pena!

Es evidente que las TIC (tecnologías de la información y la comunicación) tienen muchos pros, pero también tienen algunos contras que causan mucho mal y que, por lo tanto, habrá que tratar de evitar.

Que no tengamos que decir como el de la soleá de Juan Talega: “¿A quién le contaré yo las fatiguitas que estoy pasando? Se lo voy a contar a la tierra cuando me estén enterrando”.

Pero también esta regla tiene sus excepciones; así, por ejemplo, si los miembros de una familia saben por experiencia que, cada vez que entablan una conversación, suelen acabarla tirándose los trastos a la cabeza, tal vez sea mejor que vean la televisión o que naveguen por Internet, incluso durante las comidas.

Mi odisea para conseguir el anticonceptivo de urgencia

Por I.

Sábado por la mañana. Mientras mantengo relaciones con mi pareja se nos rompe el preservativo. En principio la preocupación principal es la posibilidad de embarazo, ya que somos una pareja estable y hasta el momento no hemos tenido problemas con las ETS. Creemos que el riesgo de embarazo es bajo por diversas razones, entre ellas que nos dimos cuenta enseguida y pudimos interrumpir las relaciones, pero yo siempre he sido muy cauta en ese aspecto y no quise arriesgarme, aunque tardé un poco en decidirme.

Así comienza la búsqueda del Arca Perdida.

Domingo. Cuando regreso a la ciudad donde resido, acudo a un centro de salud público de urgencias. Creo necesario remarcar que, siendo familiar de personal sanitario, estoy muy concienciada acerca del servicio de urgencias público y, en general, soy bastante reticente a utilizarlo, si no es un caso de vida o muerte, por deferencia hacia las personas que lo necesiten de verdad. Presento mi tarjeta que me acredita como beneficiaria de la Seguridad Social y el personal de turno me comunica, sin consultar con nadie más, que tendré que acudir el lunes a Planificación Familiar en mi centro de salud. Le pregunto si no hay posibilidad de que me suministren la píldora en ese momento, recibiendo por respuesta que acuda al hospital a la mañana siguiente.

Lunes. Acudo al hospital más cercano, a 40 minutos en autobús, y pregunto en la ventanilla de admisión. Me dicen que vaya a una farmacia, que allí hay veces que no dispensan la píldora pero que me hacen el ingreso por si quiero quedarme a probar suerte. No es de extrañar que decida esperar, pues mi situación económica no me deja muchas opciones. Una hora después, una mujer de personal pasa a la sala de espera y me comunica, delante del resto de pacientes, que al hospital normalmente ya no le suministran el anticonceptivo de emergencia y que no pueden atenderme. Que me avisa ella en vez de hacerme pasar a consulta para que no pierda el tiempo. Me lo podías haber dicho hace una hora, pienso. Vuelven a mencionarme eso de planificación familiar, aunque a mí me suena a que es precisamente lo contrario a lo que busco.

Así que allí voy, de vuelta en el autobús para llegar a mi centro de salud después de media mañana perdida. Un amable recepcionista me pide el DNI, y cuando le digo que quiero acudir a Planificación Familiar, tal como me indicó un compañero del centro la noche anterior, me da cita para el martes a las cinco de la tarde. Unas cuentas mentales rápidas bastan para darse cuenta de que para entonces ya habrán pasado más de 72 horas, así que le explico que me corre cierta prisa. Me veo en la obligación de repetirle las razones por las que me urge que me atiendan y, ni corto ni perezoso, me suelta un sermón sobre la información que debo dar cuando llego a la ventanilla de administración, sin que de nada sirva el que le explique que no tengo experiencia en el asunto y que sólo he hecho lo que me indicaron sus compañeros. Pero da igual, porque esa mañana no ha desayunado All Brans. Finalmente, consigo una cita con mi médico de cabecera. Eso sí, a la cola de pacientes esperando detrás de mí no les cabe ninguna duda del motivo de mi visita.

Imagen de una píldora del día después (ARCHIVO)

Imagen de una píldora del día después (ARCHIVO)

No me quedaban muchas esperanzas para entonces, la verdad, pero esperé hasta la hora convenida sin tener ya nada que perder. Me atiende un médico de edad avanzada. Lo que me faltaba.

Cuál no será mi sorpresa cuando el médico, en lugar de despacharme como todos sus anteriores compañeros, me pregunta la fecha del incidente. Me advierte que el efecto de la píldora se verá disminuido por haber pasado demasiado tiempo, pero que me la puede facilitar si me la tomo de inmediato. Me deshago en agradecimientos y él, extrañado, me pregunta los motivos. Cuando le explico que llevo dando tumbos de un sitio a otro sin que nadie me ayude sólo me dice: pues eso es para que denuncies a unos pocos.

Y por eso he decidido escribir esto. Supongo que, como la mayoría, yo no tenía mucha información acerca del tema. Al decirme en un sitio y en otro que no dispensaban la píldora no pude hacer más que agradecerles la atención y seguir la ruta que me marcaban hasta que di con una persona que me atendió debidamente. Por supuesto, seré otra de las tantas personas que decidan no denunciar. En primer lugar, por las molestias que me tomaría; en segundo, por considerarlo un esfuerzo inútil.

Pero al menos voy a dejar constancia de esto: la píldora del día después, según me comunicaron, es de obligada administración en servicios de urgencias públicos (hospitales o centros de salud) y de obligada disposición en farmacias. Que no os tomen el pelo.

Espero que si alguien se ve en esta situación pueda hacer uso de esta información y reclamar sus derechos cuando se los nieguen.

Y si el trato que he recibido se debiera a los movimientos ProVida, tal como me ha indicado mi médico de cabecera, sólo pido un poco de respeto hacia mis decisiones igual que yo lo tengo hacia las suyas.

Viajar como ganado en el tren y, lo que es peor, con nada de información

Por Susana

Vivo en Tres Cantos (Madrid) y esta mañana he ido a coger el tren  como todos los días. Mi sorpresa ha sido al llegar al andén y ver que había un montón de gente, imagino que los últimos 3 trenes no habían pasado y digo imagino porque no nos han informado de nada. Digo yo que con el precio que tiene el transporte ya podían habernos dicho qué pasaba.

Pues nos hemos subido en el tren y ha tardado casi el doble de lo habitual, 40 minutos hasta Nuevos Ministerios.

Aspecto del vagón (Susana)

Aspecto del vagón (Susana)

Nadie ha dicho nada ni se nos ha informado de nada. Cobran el billete a precio de oro y nos tratan como si fuésemos ganado.

Les adjunto fotos de mi vagón aunque sospecho que no era de los peores porque me he situado en uno de los del principio que suelen ir mas vacíos. Se puede entender que haya habido una avería o un accidente, se puede entender que los trabajadores se pongan de huelga, lo que no se puede entender es que no informen a los pasajeros, vergonzoso.

Espero que los medios de comunicación publiquen el descontento de la gente, el problema es que nadie reclama y nadie protesta, nos llevan como el ganado al matadero y nos parece hasta normal.

¿Por qué cuesta más del doble renovar el carnet de conducir que el DNI?

Por Alejandro Prieto Orviz

Un compañero de faena confiaba en que, tal como le había sucedido hace unos años,  recibiría una notificación de la Dirección General de Tráfico a través del correo postal informándole del próximo vencimiento del permiso de conducción; en cambio, esta vez se ha enterado de distinta forma, siendo informado directa y verbalmente en un control de carretera, además de por escrito con una sanción de 200 euros por tener el carné caducado desde días atrás. Un infortunio que generó un estado de alerta entre el resto del personal, y al cual podría aplicársele el dicho de que “no hay mal que por bien no venga”, pues  ello está evitando situaciones similares. Carnet de conducirY surge la pregunta: ¿por qué suprimir un procedimiento informativo que resultaba útil y satisfactorio para los ciudadanos cuando a día de hoy existen múltiples canales y herramientas de comunicación? Otra cuestión es: ¿por qué el precio de la renovación del permiso de conducir supera en algo más del doble a la del carné de identidad cuando se trata de dos trozos de plástico con el mismo tamaño? ¡Cuántas incógnitas alrededor de las tasas e impuestos!