Tu blog Tu blog

Este es tu altavoz

Entradas etiquetadas como ‘libertad’

Se te va a pasar el arroz

Por Estefanía O.

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Una mujer ríe satisfecha y feliz (Gtres).

Las mujeres solteras seguimos así por muy diversos motivos. Algunas porque así lo han querido siempre, otras porque la vida así se lo ha deparado y muchas más las que vivimos pensando en lo maravilloso que resulta sentirse libre. Y es que la falta de ataduras muestra, aunque muchos no lo vean así, la madurez intelectual más preciosa que puede existir.

Me he dado cuenta de que existe un cierto consenso entre las familias tradicionales de nuestro país de enjuiciar rápidamente a la mujer soltera y ver en ella a una paria. Por suerte, la sociedad ha avanzado mucho y son cada vez más las mujeres que deciden ser solteras, y son muchos los padres que aceptan y se resignan al contemplar cómo la niña de la casa decide seguir siendo un pájaro solitario que hace lo que le viene en gana.

Ya desde muy niña he amado la soledad y la libertad. Los libros han acompañado mis horas y me han llenado de felicidad. Y creo que, si en algún momento me enamoro de alguien, ese momento y ese alguien debe estar impregnado de aquello que más admiro en este mundo: la sabiduría. Si llega ese alguien cargado de sabiduría y libros acumulados a su espalda, me enamoraré. Porque sólo un libro humano puede vencer mis resistencias. Y creo que el arroz no se pasa nunca. Siendo el amor un sentimiento atemporal e infinito, a buen seguro que puede llegar en cualquier momento de la vida. O puede no llegar nunca.

Hay muchas razones para seguir soltera y también son muchas las razones para querer no seguir soltera. Lo que jamás va a determinar los sentimientos hacia mí misma y los juicios de valor que yo pueda formularme es una frase tan vacía y anodina como «se te va a pasar el arroz«.

La mujer siempre ha puesto límites a su propia libertad, se ha cortado las alas y ha querido amputar las posibilidades que el género masculino siempre ha contemplado. Estoy y quiero ser soltera y, hasta que me muera, voy a hacer lo que más, mejor y mucho pueda y quiera.

 

Ni esteladas ni cruces en el fútbol

Por Martín Sagrera Capdevilla

Una estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona durante la manifestación de la Diada (EFE).

Una estelada gigante avanzando por las calles de Barcelona durante la manifestación de la Diada (EFE).

Supongamos que, impulsados por sus obispos, unos católicos quisieran prohibir de nuevo por ley el divorcio a todos, y para ello inundaran los campos de fútbol con cruces o símbolos marianos.

Pues eso –y mucho peor, pues les daría poder para cambiar todas las leyes– es lo que han hecho con su bandera los independentistas en el Barcelona C.F. y pretendían repetir en Madrid, pervirtiendo ese espectáculo deportivo.

También han adulterado otros actos comunes, como la Diada, empleando en otras esferas incluso las multas y hasta la agresión física. Así intentan imponerse por la violencia y el miedo a la mayoría de los catalanes, pisoteando –contra toda justicia, aunque fueran una mayoría– nuestros derechos humanos.

Como todos los totalitarios, exigen tener libertad ellos para quitárnosla después a todos los demás.

Feliz día, mamá

Por Adrián Gómez-Rey Benayas

Hoy, como cada primer domingo de mayo, es el Día de la Madre. Un día ideado para acordarnos de ellas, esas personas con un sexto -o séptimo, si hace falta- sentido en lo que respecta al cuidado de sus hijos, y que la mayor parte de las veces no las consideramos como se merecen.

Una madre abrazando a su hija (Gtres).

Una madre abrazando a su hija (Gtres).

Y, aunque aquí siempre aparezca el hijo/a ejemplar que diga que eso es mentira, no nos podemos imaginar el sacrificio de estas mujeres que, impulsadas por un instinto biológico que les empuja a tener una criatura que solamente les va a dar dolores de cabeza en un principio, renuncian a gran parte de la libertad que tenían. Y es que aún hoy en día se desconoce en qué parte del embarazo las madres adquieren esas capacidades sobrenaturales (que parecen venir de serie con la placenta) para poder entender el lenguaje de los llantos de los bebés; para poder actuar como termómetros humanos cuando su hijo tiene fiebre y para tener los conocimientos equivalentes a un máster de economía y saber si ese juguete extra que en unos días acabará olvidado en un rincón de la casa puede entrar en el presupuesto.

También adquieren la capacidad para esconder el dolor, ya que, aunque por dentro estén destrozadas por diversos motivos como un matrimonio que acabó mal y que terminó como otros muchos, en divorcio, son capaces de sonreír y convencer a su hijo/a de que absolutamente todo va bien. Consiguen la fortaleza para hacerse cargo de cualquier situación adversa y encontrar una salida airosa. Aprenden las facultades pedagógicas para ayudar a su hijo a entender los problemas del colegio o instituto y se impregnan de la sabiduría para darles consejos sobre la vida, deseándoles siempre lo mejor, y sobre todo ofreciéndose en todo momento con mucha paciencia. Es la paciencia con la que las madres ven que sus hijos llegan a una edad donde se resisten a mostrar su afecto públicamente. Y más adelante empiezan a percatarse de que la mayor parte de su vida se les ha pasado cuidando de sus hijos quienes tal vez la vean ahora como un estorbo.

Sin embargo, hoy me gustaría hacer honor a estas valientes mujeres, que lo han dado absolutamente todo altruistamente. Y es que en esta vida, al igual que hay que mirar hacia delante para saber hacia dónde vamos, también es preciso mirar hacia atrás, recuperando la casa familiar (ese lugar en el que crecemos queriéndolo abandonar, y cuando lo dejamos, pasamos a añorarlo) para recordar de dónde venimos. Y en ese momento vuelve a surgir la figura de nuestra madre.

Así que, por todo esto y por mucho más, feliz día, mamá.

 

 

En defensa del periodismo

Por Daniel Cullell Aranda

256752-900-506

Escena de la película Spotlight (OpenRoad Films).

¿Se acuerdan de Clark Kent? ¿Y de Peter Parker? Algunos reconoceremos a estos personajes ficticios que en sus ratos libres y cuando no ejercen de superhéroe, representan heroicamente al sector periodístico.

Nuestra generación está siendo testigo de una creciente mediatización de la figura del periodista, en contraposición con su estatus laboral. Series televisivas como House of cards, The Newsroom y Periodistas dibujan una esencia de dedicación y una dignidad profesional que han ayudado a llevar al periodismo y su código deontológico a un nivel más respetable. A su vez, la recién oscarizada película Spotlight nada tiene que ver con la ficción; sus personajes representan identidades reales y sucesos verídicos. El film nos desvela todo un proceso de investigación criminal, ofreciéndonos una versión, quizás, no tan dramatizada de unos hechos realmente dramáticos.

Por ello, Martin Baron (director del Washington Post) sugería hace poco un nuevo enfoque para el periodismo actual; después de grandes filtraciones como los abusos sexuales a menores y el caso de los papeles de Panamá, el periodismo de investigación surge como una salvación para mantener a flote una profesión de vital importancia. Así, la libertad de información sigue presentando batalla contra un villano representado por la eterna corrupción.

Dichos y hechos del papa

Por Javier Torres Sanz

Jesús insistió sobre todo en que vigiláramos a quienes dicen representar a Dios: “Por sus obras les conoceréis”. El papa Francisco habla de libertad, pero es el único papa que ha visitado Cuba sin querer ni ver a los oprimidos. Dice en Estados Unidos que es una vergüenza la pederastia clerical, pero allí, como en España y otros países, no actúa con energía contra ella.

Papa

El Papa Francisco saluda a Fidel Castro (EFE)

Predica la justicia, pero el Vaticano aún no ha firmado las declaraciones de la ONU sobre los derechos de las mujeres, de organizar sindicatos, etc. Presume, hasta autocalificarse de Francisco, de preocuparse por los pobres, pero aún no hemos visto que este exjesuita -esa «esperanza blanca» de muchos católicos ilusionados, como lo fuera Obama en EE UU- redima a ninguno vendiendo alguna de las incontables riquezas inútiles del Vaticano, e incluso los mendigos más próximos a él siguen durmiendo –ahora con duchas, para que no huelan mal- en la columnata de San Pedro. “Por sus obras los conoceréis”.  ¿A quién haremos caso?

El drama de los refugiados o la hipocresía en primera persona

Por María E. Bolaños

Cada día, desde hace mucho, vemos las avalanchas de personas que buscan una vida decente. Huyen de una guerra tolerada por una comunidad internacional con parálisis. Únicamente reacciona cuando se les pone cara y nombre, como el suceso del niño Aylan. Y es que somos una sociedad hipócrita.

Foto de los refugiados en la frontera entre Serbia y Croacia . (Antonio Bat /  EFE)

Foto de los refugiados en la frontera entre Serbia y Croacia . (Antonio Bat / EFE)

Los problemas sólo los vemos cuando nos tocan en primera persona. Exigimos solidaridad, igualdad, justicia, libertad y vida digna cuando queremos que otros sean solidarios, y así sucesivamente. El mundo, porque ya hay que hablar en términos planetarios, sigue guiado por manos invisibles, por fuerzas que dominan y que no admiten ser dominadas.

Puede ocurrir que un día seamos uno de nosotros el que esté varado en una playa, boca abajo. Y no pasará nada, porque seguirá habiendo muchos otros que cierren los ojos. Las personas somos la solución, nunca el problema. Y esto tampoco lo entiende mucha gente.

El humor y la libertad de expresión

Por Antón Fernández Rodríguez

Cuando mataron a los periodistas de Charlie Hebdo se abrió un debate sobre los límites del humor y de la libertad de expresión. Pero claro, con esos terribles asesinatos tan recientes, ¿cómo se puede pensar con claridad ante la barbarie? Sin embargo, todos los cómicos sabemos que el humor tiene unos límites. Existe una delgada línea entre lo correcto y lo que ofende, y por ella debe caminar el humorista, como un funanbulista, si es demasiado correcto no hará gracia pero si se pasa se volverá ofensivo y tampoco hará reír.

¿Se puede caminar por esa delgada línea y ser libre? Sí, se puede. Por poner un ejemplo: mi clown es un personaje, un militar que entre otros atributos es un racista. ¿Cómo se puede ser racista sin ofender a nadie? Se puede. El humor ha de ser absurdo, el racismo es absurdo; mi clown es racista con los gallegos (mi madre es gallega) con los andaluces y con los de Burgos pero jamás le permitiría (al clown le presta su voz y su cuerpo el actor) que lo fuera con alguien de quien se pudiera dudar que todo es una parodia y una broma.

(Eneko)

(Eneko)

Cuando una broma ofende deja de ser una broma o al menos es una broma que no tiene gracia. La libertad de expresión o de creación, para el caso me da lo mismo, no nos da derecho a ofender a nadie. Alguien podría decir: ¡Sí, pero a veces lo que a algunos ofende a otros les hace reír! A lo que yo le respondería: Es cierto, ése es el humor que hacen los niños cuando se burlan de otro, el humor de los niños puede ser muy cruel. Se les perdona porque son niños y no saben lo que hacen. De un adulto y más si es un profesional del humor espero otra cosa. He visto estos días una broma con la foto (que no voy a reproducir) de un niño muerto en la playa, y no solo me ha parecido de mal gusto sino que me ha herido profundamente. Suaves amigos, las palabras son afiladas espadas, vigilemos nuestras palabras.

El Código Penal y el miedo

Por Fernando Crespo

El PP no lo prometió en su programa electoral pero todos sabíamos que podía ir más lejos en el “endurecimiento” del Código Penal y, efectivamente, lo ha hecho. La reforma aprobada “endurece” por enésima vez el Código Penal (que era ya el más estricto de la etapa democrática). Sus propuestas más rancias satisfacen a una opinión pública atemorizada por miedos irreales, intangibles y alentados demagógicamente. La sociedad española no está asustada por la delincuencia —tenemos uno de los índices de criminalidad más bajos de la UE—, sino por otras causas menos controlables judicialmente como son la inestabilidad absoluta del sistema económico y la liquidación política del estado social, que tanto nos ha costado establecer, y que ahora nos aportan sólo inseguridades y riesgos ineludibles. Alberto Ruiz Gallardón

El sistema penal, sobre todo la privación de libertad, supone la agresión más directa que el Estado ejerce sobre el ciudadano como sujeto de derechos y como persona individual. Se trata de mantener una represión continuada sobre los condenados, apartándoles absolutamente de las estructuras de participación y vertebración social. El nuevo CP reduce los beneficios penitenciarios, aumentan las restricciones para acceder al tercer grado y a la libertad condicional y establece un severo paquete de medidas complementarias a la pena.

No podemos limitar por la fuerza los intereses, las motivaciones y las capacidades de nuestros conciudadanos durante espacios temporales prologados (de hasta 40 años) y después seguir dudando, cínicamente, de su capacidad para reiniciar la vida cotidiana con autonomía personal suficiente, imponiéndoles penas añadidas durante años, como es la libertad vigilada. Al negarles su condición humana perdemos también la nuestra.

Egipto, un problema

Por Jaume C.

132379El quid de la cuestión en el caso de la grave situación que vive Egipto no es otro que la forma de entender la democracia por parte de los islamistas, que han gobernado el país en el último año con desprecio de las minorías religiosas y sociales. El dilema sigue en pié en toda su crudeza: o libertad y respeto a las diversas minorías bajo la vigilancia del Ejército, o sometimiento al Islam según es interpretado por los Hermanos Musulmanes.

La guerra civil de Siria es todo un espejo de lo que puede ocurrir en Egipto y puede que en otros países norteafricanos, de no llegarse rápidamente a un compromiso.

La niña más valiente del mundo: “Un libro y una pluma pueden cambiar el mundo”

Por Pedro Serrano Martínez

MalalaEstas contundentes y certeras palabras las ha pronunciado Malala, recientemente, en un conmovedor discurso ante la Asamblea General de la ONU, donde le rendían un homenaje en su decimosexto cumpleaños. Malala, a la que ya califican como la niña más valiente del mundo por su coraje y determinación, pidió en su discurso “educación para todos» y defendió que la única vía para cambiar el mundo son «los libros y las plumas».

Como ya sabrán, Malala es una niña paquistaní que sufrió un ataque brutal de los talibanes en octubre de 2012 por defender la educación de las niñas. “Pensaron que con sus balas me callarían para siempre, pero fracasaron. Tomemos los libros y las plumas porque son nuestras armas más poderosas”, ha dicho esta joven ante la Asamblea.

Cuánta razón tiene esta niña decidida y valiente. Solo la educación nos puede rescatar de la cerrazón y de la bestialidad. Solo la formación y la cultura nos pueden librar de las tinieblas y ofrecernos nuevos horizontes. Solo los libros nos pueden despejar el camino hacia la libertad personal. De modo que, como dice Malala, luchemos por la escolarización universal. Tomemos las armas más inofensivas y más poderosas a la vez para cambiar el mundo, para neutralizar la sinrazón y la barbarie.