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Entradas etiquetadas como ‘censura’

La censura en el cine del franquismo

Por Jordi S. Berenguer

Sala de cine (Europa Press).

Sala de cine (Europa Press).

Durante el franquismo el cine que vimos había sido sometido a varias etapas de censura. La oficial del Estado suprimía secuencias y alteraba doblajes. Una vez aprobada la versión adulterada, al llegar a ciertos lugares el cura del pueblo también imponía su criterio y mandaba suprimir algunos planos que consideraba pecaminosos, por lo que según en qué villas Gilda no se quitaba ni el guante.

La mutilación cinematografica no acababa ahí porque, con la coartada de la censura, algunos empresarios de sala acortaban el metraje para ofrecer más sesiones. Y algunos operadores de cabina, especialmente en los cines de barrio con sesión doble, aligeraban aún más el celuloide -cuando no suprimían todo un rollo-, para que la jornada laboral no se prolongara hasta las tantas. Con ese recorrido tan poco respetuoso con la integridad de la obra cinematografica, comprender el argumento de algunas películas solo estaba reservado a los muy intuitivos.

Para el cine español la cuestión añadía aún más visos de surrealismo. El primer paso para rodar una película era someter el guión al censor, que solía devolverlo lleno de tachaduras y alguna que otra observación. Una vez terminada, la película era sometida a otra censura en la que se podría suprimir algún plano alegando cuestiones de forma. Lo curioso es que algunos censores también ejercian como críticos cinematográficos. Y se daba la paradoja de que en sus críticas no era raro leer algún reproche sobre supuestas incoherencias del guión… el mismo que el propio crítico había alterado como censor.

Con la democracia hemos ganado, entre otros, el derecho a disfrutar de la versión íntegra para participar de la grandeza del cine. Especialmente del nuestro… aunque los censores se hayan quedado sin trabajo. Así es la vida. Así era su cine.

En defensa del periodismo

Por Daniel Cullell Aranda

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Escena de la película Spotlight (OpenRoad Films).

¿Se acuerdan de Clark Kent? ¿Y de Peter Parker? Algunos reconoceremos a estos personajes ficticios que en sus ratos libres y cuando no ejercen de superhéroe, representan heroicamente al sector periodístico.

Nuestra generación está siendo testigo de una creciente mediatización de la figura del periodista, en contraposición con su estatus laboral. Series televisivas como House of cards, The Newsroom y Periodistas dibujan una esencia de dedicación y una dignidad profesional que han ayudado a llevar al periodismo y su código deontológico a un nivel más respetable. A su vez, la recién oscarizada película Spotlight nada tiene que ver con la ficción; sus personajes representan identidades reales y sucesos verídicos. El film nos desvela todo un proceso de investigación criminal, ofreciéndonos una versión, quizás, no tan dramatizada de unos hechos realmente dramáticos.

Por ello, Martin Baron (director del Washington Post) sugería hace poco un nuevo enfoque para el periodismo actual; después de grandes filtraciones como los abusos sexuales a menores y el caso de los papeles de Panamá, el periodismo de investigación surge como una salvación para mantener a flote una profesión de vital importancia. Así, la libertad de información sigue presentando batalla contra un villano representado por la eterna corrupción.

Crítica a la corrupción en «B»

Pedro Casablanc interpreta a Luis Bárcenas en 'B'

Pedro Casablanc interpreta a Luis Bárcenas en ‘B’. (ÁLVARO GARCÍA CORONADO)

Por Eduardo Martínez Da Silva

El otro día fui al cine a ver la película ‘B’, ahora que por fin está en algunas salas más. Les ha costado llevarla al cine tras ser censurada en muchos sitios y han tenido que buscarse otros medios distintos de los habituales para financiarse. Tantas trabas son debidas al hecho de tocar un tema delicado para el actual gobierno.

Después del gran trabajo que han dedicado a realizar esta película, me parecía que como mínimo debía premiar el esfuerzo yendo a verla. Así de paso, he tomado conciencia de una manera original, de cómo funciona la justicia española y cómo un partido político aún en el gobierno, sale airoso de una situación que pintaba oscura. Una vez en la sala mi indignación iba en aumento a medida que avanzaba el metraje. En cada detalle de la trama, escuchando la declaración de Bárcenas, salí del cine con rabia ante la magnitud de los escándalos, la financiación de un partido con una contabilidad ilegal y paralela, sobres con dinero negro a diestro y siniestro, tráfico de influencias en administraciones públicas… todas ellas, prácticas propias de mafiosos.

Todos deberíamos ir a verla, que sepan que no olvidamos y que las disculpas de un presidente por confiar en su tesorero sólo se las creen los de su misma catadura moral. Ayudemos a difundir aquello que no quieren que sepamos, me dio mucha pena que sólo 13 personas estuvieran en la sala, cuando hubo numerosas colas para comprar entrada. Estas eligieron concienciarse, en cambio otras solo divertirse. Elevemos al nivel que se merece nuestro compromiso social, solo por ver sus caras al enterarse del éxito de la película, pagaría por verlo.

Publicidad gratuita de un contenido muy duro

Por L. D. B.

Escribo para mostrar mi indignación y repulsa ante un contenido publicado en su diario. Decirle que sigo desde el principio su periódico y siempre me ha parecido muy ameno y dinámico, hasta hoy. Hago referencia en concreto al artículo de la página 22 llamado ¡Esta película me da asco!, en la que ponen en primer lugar la película A serbian film. Si la intención del artículo es hacer entender cómo ciertas películas fueron injustamente censuradas siendo obras maestras, no entiendo ni por asomo cómo es posible que hayan incluido entre ellas dicha película.

Como si no tuviéramos bastante con los horribles acontecimientos de la vida real respecto a pornografía y maltrato infantil, asesinatos de niños a manos de sus padres, etc, encima hacen publicidad de algo tan asqueroso y repulsivo, que sólo cabe en la cabeza de alguien depravado y cruel (como es el director de dicha película), como es la violación (ficticia o no) de un recién nacido (sólo escribirlo me pone la piel de gallina). Gracias a su publicidad gratuita habrá miles de mentes enfermas y pederastas en potencia que buscarán ver la película.

Como verá no hago referencia a ninguna de las otras películas, algunas he visto y otras no, pero creo ninguna está al nivel de una imagen como la que relatan. Supongo que no les importará perder un lector, pero en su conciencia queda publicar cosas como esta alegando libertad de expresión. Libertad de expresión sí, por supuesto, pero también ética y respeto.