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Casi enteros: un blog sobre los medios de comunicación, la publicidad, su papel en la financiación de los medios, la investigación y otros temas relacionados con todo esto

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Más sobre limpieza digital

En las dos entradas anteriores creo que he puesto los pilares de lo que debería llevarnos a un panorama digital más limpio.

Voy a intentar ahora responder a los puntos clave que quedaron en el aire en la discusión en Facebook del pasado fin de semana.

En Dinosaurios de Internet empezó el debate.

César Núñez hablaba de la necesidad de subir los precios. Creo que todos sabemos que, en un entorno de oferta casi infinita, es más fácil bajar los precios que subirlos. La clave, como en todo, estaría en distinguir calidades: pagar más por los contenidos mejores. Aquí la comercialización programática y la automatización parecen presionar en sentido contrario. Pero no tiene por qué ser así.

Esto proviene de otro de los errores iniciales de Internet: si pagamos por impresiones y puede haber muchas impresiones por segundo, incluso en sites diferentes, hacemos que la oferta tienda muy rapidamente a infinito. Y si la oferta tiende a infinito, el precio tenderá a cero. Hay que meter el tiempo en la ecuación, como ya hacen algunos medios. El tiempo no es infinito. Y a más tiempo de exposición mayor posibilidad de generar un efecto.

J. Fermín Larrea, el promotor de Dinosaurios, afirma que hay que reinventar un modelo que no funciona. E introduce un factor interesante: las grandes consultoras están al acecho para luchar por la inversión publicitaria. No le falta razón: las agencias tienen, tenemos, que demostrar que aportamos el valor por el que se nos paga. Si no, perderemos el tren. Gente con más medios, más prestigio y un nivel de interlocución más alto, está a la espera del menor fallo nuestro.

Ignacio Monar, uno de los más activos en el debate, introduce varias ideas interesantes: de nuevo el precio; y las ofertas temerarias en los concursos que acaban arrastrando a los medios a los que se pagará muy poco e incluso pueden tener que cerrar y de ahí a la sospecha: el más listo se lo lleva crudo.

Ahí ya, Ignacio me interpela directamente para buscar unas respuestas que yo no tengo.

¿Que convierte a un medio/s online en: fiable, digno de confianza, libre de especulaciones de fraude,…para la industria publicitaria? ¿Con qué métricas y herramientas justificas el valor del ‘medio/soporte’ ante agencias y anunciantes? ¿Que auditores van a tener validez ahora que nadie se fía de nadie?

Algunas de esas respuestas las he dado en la entrada anterior: las mediciones de terceros deberían tener un papel cada vez más relevante; el nuevo concurso puede ser una oportunidad.

Y cada medio tendrá que ganarse su credibilidad, huir del fraude, que a la larga se paga. Y no basarse sólo en la superficialidad a la busca de la visita fácil.

No tengo mucho más que decir. Pero cuando algunos grandes anunciantes o grandes agencias han retirado su publicidad de grandes sitios que finalmente acababan en otros que hacen apología de la violencia, del Daesh, que promueven la anorexia, el suicidio o los malos tratos…está claro que tenemos un problema y que algo no estamos haciendo bien. El sistema de listas negras, o blancas, puede ser muy complicado de mantener en un panorama casi infinito, hiperfragmentado y en permanente cambio.

Antón Márquez hace una perfecta analogía entre los precios de las marcas de fabricante (el Fairy de P&G) y los de las marcas blancas, frente al precio de los medios de calidad comparado con otros sitios de Internet. No todo vale y no todo tiene que costar lo mismo. De nuevo la automatización parece empujarnos en la mala dirección.

En el discurso de Antón se intuye una crítica a las grandes marcas que, como P&G, siempre han comprado muy barato los medios. Creo que a los medios les ha interesado tener a esos grandes clientes, con sus grandes volúmenes y con presencia a lo largo de todo el año, o casi. Incluso a precios más bajos que los de otros anunciantes.

¡Ah! y yo, como Antón, siempre compro marcas de fabricante; más aún si he trabajado para ellas, Creo que es la mínima coherencia con la forma en que me he ganado la vida.

J. Fermín insiste en la importancia de que un anunciante tan grande como P&G quiera que se limpie el mercado. P&G está en su derecho y puede hacerlo. A cambio ¿pagará más? Esa sería una de las medidas con potencial de cambio.

Francisco Hernández-Marcos la emprende contra Marc Pritchard y P&G: no han entendido digital y quieren reproducir lo que hacían en televisión.

Nadie entiende del todo digital pero creo que P&G es uno de los anunciantes que más esfuerzo han hecho para conseguirlo. Cuando Francisco acusa a P&G de no hacer investigación, no puedo estar más en desacuerdo: Yo mismo he hecho muchísima investigación para ellos.

(Continuará. El debate siguió todavía durante bastante tiempo y dio para mucho más).

 

Limpiando el entorno digital

Continúo colocando las piezas del puzzle que inicié ayer.

Parece que el problema es más de credibilidad del sistema publicitario en general, y de transparencia, que específicamente de la parte digital.

En el alegato de Mr. Pritchard, de P&G hay dos elementos que creo que son claves: la medición por parte de terceros y los controles sobre la visibilidad.

En la práctica del negocio publicitario siempre se ha buscado que quién nos da los datos, o al menos que quien nos los certifique, no sea el propio medio. No se puede ser juez y parte. Por eso sugieron, a principios del siglo XX las ABC (Audit Bureau of Circulation) que en los países latinos fueron OJD (Oficinas de Justificación de la Difusión) y después los estudios de medios.

La OJD española cumplió ya cincuenta años; el EGM está a punto de cumplirlos.

Cuando llegó Internet le dejamos a Facebook que nos diera los datos de Facebook, a Google que nos diera sus datos y los de su YouTube, a Twitter los datos de Twitter,…

Este año hemos comprobado que Facebook se ha equivocado a veces al medir sus datos; igual ha pasado con YouTube o con Twitter. Casualmente todos esos errores favorecían a la empresa medida…que también era la medidora. Casualmente.

No voy a decir que la medición que nos ha proporcionado ComScore estos últimos años haya sido la panacea, como no lo fue antes la de Nielsen o la de Netvalue o Mediametrix, los otros medidores. Pero al menos son mediciones de terceros y en el caso de ComScore, el medidor recomendado por el mercado. Ahora, con el nuevo concurso, tenemos una oportunidad de mejorar…o de hacer las cosas peor. Es nuestra responsabilidad pedir al ganador del nuevo concurso que vaya adaptando sus métodos de medición a las nuevas realidades. La tecnología hace que la realidad que hay que medir evolucione muy rápidamente.

Otro tema interesante es el de la visibilidad. Que un anuncio se haya servido no significa que haya aparecido en la pantalla del internauta. Y si no ha aparecido, no se ha podido ver. Hace unos años, cuando hicimos el estudio The Pool, llegamos a contar hasta con cinco datos diferentes para las mismas variables: las diferencias eran muy importantes. El proceso de la publicidad en Internet es complejo y en él intervienen varios actores; las posibilidades de incidencias crecen.

Una publicidad que tarde mucho en cargar o una ubicación muy abajo en el scroll pueden impedir que llegue a aparecer en la pantalla. Si no aparece no hay oportunidad de ver y por tanto ninguna posibilidad de tener ningún efecto en eficacia o recuerdo. Tenemos un problema. Un problema que no teníamos, o que no era igual, en otros medios.

Decía el otro día en mis comentarios en Facebook que cuando decidimos (como mercado) que para que un anuncio sea visible bastaba con que la mitad del contenido hubiera aparecido en pantalla durante un segundo, nos hicimos un flaco favor…pero al menos respetemos esa regla de mínimos.

(Continuará)

¿Hay que limpiar el entorno digital?

El sábado pasado participé en un interesante debate.

En algún momento, hace ya varios años, alguien me incluyó en un grupo de Facebook, Dinosaurios de Internet. Se supone que ahí estamos los que iniciamos, en España, la historia de la publicidad en Internet. Hace ya más de veinte años.

Habíamos ido a la playa (la de las Mil Palmeras, al sur de la provincia de Alicante). Yo siempre me llevo un libro; pero me habían dicho que volvíamos para comer. Un par de días antes me había caído con la bici y tengo una pequeña herida en la rodilla que me impide bañarme.

Nos tomamos un aperitivo…y no volvimos para comer. Es lo que tiene ir en grupo.

Así que tiré de móvil y allí me los encontré: José Fermín, Ignacio, Antón, César y algunos más debatiendo sobre publicidad digital, medición, eficacia y algunas cosas más. A algunos les conozco personalmente, a otros sólo como buenos profesionales a los que seguramente no he visto nunca. Pero entré al trapo; prometí ampliar en este blog cuando tuviera tiempo…y aquí estoy, aunque no tengo mucho tiempo. Hoy ha sido un día complicado y la biblioteca del pueblo, donde tengo wifi, está a punto de cerrar.

Así que sólo me va a dar tiempo de empezar a colocar las piezas del puzzle.

¿Hay dudas sobre la publicidad igital? Sí; siempre las ha habido. Como sobre cualquier tipo de publicidad. Pero los datos del primer semestre (de Infoadex y de i2p) nos dicen que es, junto con la Radio, la única que crece en estos momentos de dudas.

¿Cuando Mr. Pritchard, de P&G, dice que hay que limpiar la publicidad digital quiere decir que no hay que hacer publicidad digital? No. Decididamente no. Mr. Pritchrad está corrigiendo levemente la dirección: hace varios años decidió que P&G tenía que dedicar una parte importante de su presupuesto publicitario a digital (creo que era un 25% pero mi memoria me puede engañar). Eso para todos los países, sin tener en cuenta su desarrollo digital. Por ejemplo, en España P&G ha sido durante varios años el líder en inversión digital.

Luego, P&G ha decidido concentrar sus decisiones de compra en unos pocos países. A lo mejor es más eficiente en términos globales pero seguro que se pierde un poco en cada país. Incluso si la italiana de turno es mejor negociadora que Rosa Margarit, cosa que dudo, su visión de los medios españoles será más lejana.

¿Le pedimos a digital más que a otros medios? Seguramente sí. Y seguramente es así como debe ser.

(Continuará)

Rosa no dice adiós

Recuerdo perfectamente cuándo conocí a Rosa Margarit. Eran buenos tiempos para la publicidad y había muchas fiestas en el sector. Como yo aún no me había pasado a este lado, era muy raro que me invitaran (después, como trabajaba en investigación, tampoco me han invitado a muchas).

Corrían los últimos años ochenta, la década prodigiosa de la publicidad española. La SER organizó una fiesta multitudinaria en el Museo del Ferrocarril en la que actuaban todos los grandes grupos españoles del momento: recuerdo a Mecano, Duncan Dhu, Los Secretos, La Frontera, Los Ronaldos,…pero estaban muchos más.

Curiosamente el evento incluía cena formal, con los invitados sentados en mesas.

Cuando Claudio Martínez, el Director de Marketing de la SER, nos sentó en la misma mesa y nos presentó, me dijo: os vais a caer bien. Claudio era un tipo fantástico, ya por entonces buen amigo y ¡claro! acertó.

Tiempo después volamos uno al lado del otro en el avión que nos llevaba a San Sebastián para el Seminario de AEDEMO de Televisión en la que fue mi primera ponencia en ese marco. Volar a San Sebastián en febrero en aquellos miniaviones de hélice podía ser toda una aventura, seguro que yo iba nervioso ante lo que me esperaba al día siguiente, pero lo recuerdo como un viaje agradable. Seguro que la Margarit tuvo mucho que ver.

Luego, cuando yo ya era publicitario, coincidimos durante muchos años en la Comisión Técnica del EGM. Rosa representaba a los anunciantes. Siempre interesada, siempre exigente, aportando siempre una visión interesante.

Empezamos a colaborar en investigaciones propias antes de que Procter&Gamble, la empresa en la que ha trabajado siempre, fuera cliente de Zenith, Rosa confiaba ya en nosotros, algo que siempre le agradeceré.

Luego, en estos doce o trece últimos años en los que ha sido cliente, la relación ha sido más intensa. Una de sus exigencias fue establecer reuniones periódicas de Investigación, en las que mi equipo le contaba al suyo todas las novedades que fueran surgiendo tanto en nuestras investigaciones como en las del mercado. Eso nos ha obligado a estar siempre al día. No conozco otro anunciante más interesado que Rosa. Gracias a ella creo que somos los que más sabemos sobre cómo se construye cobertura en Internet.

Cuando puse en marcha el panel Zenthinela conté con ella desde el primer momento:

– Eduardo: sabes que en nuestra empresa no podemos dar datos; es información confidencial.

-Pero Rosa: Sólo hay una pregunta de datos de la empresa, no la contestes y ya está, lo demás son opiniones. Y la tuya, en este mercado, importa. Y mucho.

Pese a las reticencias iniciales, nunca ha fallado. Siempre contestaba antes de la fecha que yo había puesto como tope. Tanto que, la única vez que le envié el recordatorio que suelo enviar (hasta cuatro o cinco veces) a los panelistas que se retrasan, se enfadó porque pensó que yo no estaba entendiendo su escasez de tiempo. El enfado le duró dos minutos y enseguida contestó.

Ha sido siempre una negociadora implacable. Los medios la temían, pero también la adoraban.

En el mundo del marketing y de la publicidad haber trabajado para P&G es un mérito que se valora mucho en la trayectoria profesional. Haberlo hecho teniendo como interlocutor a Rosa Margarit no sólo es un mérito, también una gran satisfacción personal.

Ayer fue el último día de trabajo de Rosa en la Procter. Se prejubila. Mandó un mail diciendo que no se despide. Yo espero que sea verdad y que nos sigamos viendo. No creo que le resulte fácil separarse siendo tan joven de lo que ha sido su vida profesional durante todos estos años.

Muchas gracias, Rosa. Somos muchos los que te queremos. Y lo sabes.