Archivo de febrero, 2016

¿Para qué sirve un premio?

Por Belén de la Band@bdelabanda

Creo que es mal día para este título, en la resaca de los Oscar y mientras todo el mundo comenta los modelitos de la alfombra roja y lo que pasó por fin con Leonardo. La cosa no va de eso, aunque podría formar parte de la reflexión. Desde hace un par de años, gracias a mi trabajo, estoy descubriendo por la vía de los hechos lo importantísimo que es el reconocimiento.

Mariam nana tierra

Mariam Nana mostrando la tierra en sus manos, durante el encuentro de mujeres en Madrid en 2013. Imagen: Laura Martínez Valero / Oxfam Intermón

Lo que no se encomia no existe, podríamos decir. Y especialmente en el caso de las mujeres, cuyos logros se minimizan con preocupante frecuencia, y a las que que se les adjudican de forma sistemática determinadas tareas, propias de ‘la mano invisible’, a las que no se da valor ni reconocimiento alguno, nunca.

Tengo la oportunidad de estar en contacto con muchas mujeres de distintos lugares del mundo cuyas actividades merece la pena conocer y difundir. Y creo que para ellas, como para cualquier persona comprometida en una causa, la mera posibilidad de que sus luchas se conozcan fuera de sus países es una forma de avanzar en sus logros.

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Isabel Martín, un motor en la India

Por Paloma Blanco 

Pensar en Isabel Martín siempre emociona. Aunque ya no la pueda ver, anda siempre revoloteando, cerca. Merece la pena. La conocí por casualidad y gracias a personas también extraordinarias, pero Isabel fue distinta. En una escala que hizo en Madrid de vuelta a Bombay, me dedicó un rato. Recuerdo una mujer físicamente no muy grande, vestida a la india, no de monja. Me miraba con ojos medio guiñados, ¿sonrientes?, mientras me oía.  La charla duró poco tiempo pero el suficiente para quedar en que, al mes siguiente, nos esperaba a mi hija y a mí en el aeropuerto de Bombay. Me pidió que le llevara telas, fieltros, hilos y peluches que les sirvieran de modelo a sus mujeres en los talleres de la gran cooperativa Creative Handicrafts, en Achanak Colony, en Andheri East. ‘Ah!’, me dijo, ‘y también te agradecería alguna crema buena para mi cara, me gusta que la gente me vea lo mas guapa posible…’.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Isabel Martín con una compañera del equipo de Creative Handicrafts, en el taller. Imagen de Jesús López.

Al mes allí la encontramos, en Bombay, junto a otra mujer sonriente, Carme Tió. Las dos formaban un tandem genial y nos enseñaron a movernos por aquella ciudad, por aquellos barrios y a adaptarnos a la comida de la que decían “no punchy”; pero sobre todo a ver y a mirar más allá de nuestras narices.

Isabel ha sido una persona inteligente, generosa, creativa, con ganas de hacer y de hacer y de no parar, independiente, que descubrió por dónde quería moverse y para ello aprendió de cerca el cómo y el qué, haciendo cursos o lo que fuera necesario. Conoció a gente grande, se empapó de su sabiduría y también les transmitió la suya. ¿Era de empatía de lo que Isabel rebosaba? De ‘las hierbas que otro arrojó‘  hacía el milagro de los panes y los peces y servían para que las distribuyera de la manera más práctica entre aquellas personas, tan variopintas y con tan variopintas necesidades.

Quería a todas “sus” mujeres que trabajaban en los talleres en aquellos suburbios, ideó y probó otras maneras de conseguir trabajos para otras más,  catering, conducción de rickshaws… Pero también quería trabajar con otras personas. De las experiencias con algún indeseable decía: ‘¿has visto la inteligencia que desarrolla el hombre para hacer cosas? ¡Es extraordinario!’ Tenía genio y se enfadaba, sobre todo al enfrentarse con la burocracia tan grandísima e interminable que debía hacer constantemente para conseguir sus metas. Moverse entre aquella gente y con aquel lío constante… ¡tiene narices! Nos regaló su tiempo llevándonos a Chesire Home a conocer a sus hermanas Misioneras de Cristo Jesús que trabajan allí con personas discapacitadas, pero también al centro de la ciudad, y a barrios elegantes para que entendiéramos las diferencias. Con sus novicias vivimos la experiencia de un ashram, en el Tamil Nadú. Nos acercó a muchísimas realidades, nos enseñó mucho sobre los demás y sobre nosotras mismas.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Isabel Martín junto con el equipo de la cooperativa Creative Handicrafts ante el edificio de la organización, en Mumbai (India). Imagen: Nerea Avellaneda.

Tengo un montón de imágenes de Isabel, bebiendo cerveza del tiempo comprada  con “prudencia” en algún lugar de la India, o en Javier (España), con el pañuelo rojo atado al cuello entusiasmada viendo por la tele uno de los encierros de los Sanfermines. En la India fue genial, pero luego, en cada viaje a España se completó su imagen, cerca de su familia o recibiendo premios aquí, pero siempre pensando en allí. Cuando empezó a tener goteras hablaba de ellas como si estuvieran en otro cuerpo.

Tengo claro que hay gente estupenda y sacrificada por los demás, pero Isabel ha sido distinta.

Paloma Blanco es bióloga, investigadora botánica, deportista, y ha colaborado desde hace más de 20 años con la cooperativa Creative Handicrafts, fundada por Isabel Martín.

Vuelve el concurso Avanzadoras

Por Laura Martínez ValeroLaura Martínez Valero

De nuevo, tenemos el Día Internacional de la Mujer a nuestras puertas (08 de marzo). Una fecha que une a todas las mujeres del mundo en la lucha por la igualdad. Todas juntas caminando hacia una meta común.

Hace ya tres años desde Oxfam Intermón y 20 minutos tuvimos una idea. Queremos homenajear en nuestro país a mujeres que como Jineth, Wane o Mariam estén trabajando por una buena causa y estén consiguiendo cambios positivos en su entorno. Queremos que sea un reconocimiento que sirva como ejemplo, pero que también nos permita sacar a la luz la enorme variedad de mujeres y causas valiosas que hacen avanzar nuestro país.

Por eso, me complace mucho anunciar que ya está aquí la III edición del concurso Avanzadoras. Desde hoy y hasta el 2 de marzo, os invitamos a presentar a esas mujeres que creéis que merecen un homenaje porque con su trabajo, su impulso, sus ideas, su liderazgo o sus proyectos.

¿En qué consiste el concurso? Queremos que las mujeres participantes tengan la oportunidad de contar por qué se sienten Avanzadoras. También pueden ser otras personas, tanto hombres como mujeres, quienes se animen a enviar la historia de su hermana, madre, pareja, o amiga… Nuestro objetivo es ser un altavoz y poder visibilizar sus avances e iniciativas. El concurso estará abierto hasta las 00:00h del 2 de marzo y el día 08 de marzo se anunciará la ganadora.

 

Reunión de un grupo de mujeres de la organización Asha en la India. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

Reunión de un grupo de mujeres de la organización Asha en la India. (c) Pablo Tosco / Oxfam Intermón

 

Gracias a mi trabajo en Oxfam Intermón he podido descubrir cómo en todas las sociedades, en todos los lugares del mundo, existen mujeres que con su esfuerzo personal y en unión con otras compañeras trabajan para conseguir una sociedad más justa. Las llamamos Avanzadoras porque son mujeres que ‘tiran’ de las personas que las rodean y cambian su visión del mundo, mujeres decididas a trabajar por un bien común. En definitiva, mujeres que consiguen que el mundo avance un pasito más hacia la justicia y la igualdad.

Me siento muy afortunada de haber podido conocer a muchas de ellas: Jineth Bedoya y su denuncia implacable de la violencia sexual contra las mujeres en Colombia; Wane Depha y la defensa de la propiedad de las tierras para las mujeres en Mauritania o Mariam Nana, una avanzadora recientemente fallecida que consiguió unir a las mujeres de Bagré (Burkina Faso) en un proyecto alimentario común que transformó sus vidas y la de toda su comunidad. Podría poner muchísimos más ejemplos, pero no habría extensión suficiente para hablar de todas ellas.

¿Tú conoces a alguna avanzadora? No dudes entonces en participar. Si necesitas inspiración, te invito a conocer a las ganadoras de años anteriores Sagrario Romero y Mabel Lozano o también puedes darte una vuelta por este magnífico blog, en el que hablamos a diario del trabajo de muchas mujeres.

Aquí os dejo la web del concurso.

Laura Martínez Valero trabaja en el equipo de comunicación de Oxfam Intermón y participa en el proyecto Avanzadoras

A la memoria de Leonor

Por Flor de Torres flor de torres nueva recortada

“Como no me den la custodia compartida, te arranco la piel a tiras. Como me quites la custodia compartida, aunque sea lo último que haga, te meto una hostia aquí mismo, mentirosa de la hostia.  Esto va a acabar mal para todos, perra de la hostia, te va a tocar la gorda, la gorda te va a tocar”

Estas son las palabras que el padre de dos menores le dirigió a la madre de los mismos el día 6 de Enero de 2015 cuando a las 20 horas le fueron entregados sus hijos para dar cumplimiento al régimen de visitas. Los hechos han sido objeto de condena por amenazas y se intercalaron en el cumplimiento del régimen de visitas del padre hacia sus hijos menores de edad. Hoy esto sería algo incompatible.

El Tribunal Supremo, en una reciente Sentencia de fecha 4 de febrero de 2016 así lo establece. Y lo hace sobre los parámetros legales del interés superior de esos menores. De esos hijos que se han sobreexpuesto a la violencia de género: la que han vivido y a la que se les estaba condenando a seguir viviendo en cada entrega compartida.

Y esta  interpretación  sitúa a los menores como destinatarios indiscutibles de un  bien superior: el interés prioritario de que salvaguardemos su integridad física y psíquica. Se trata de un principio superior reforzado desde que la actual Ley de Infancia y Adolescencia  (LO 8/2015 de 22 de julio) que en su Artículo  2  nos exige garantizar un entorno para nuestros menores libre de violencia.  El Código Civil  en su Artículo 92.7 impide la guarda y custodia conjunta cuando cualquiera de los padres está incurso en un proceso penal incoado por atentar contra la vida física, la libertad, la integridad moral o la libertad o indemnidad sexual del otro cónyuge o de los hijos que convivan con ambos o indicios fundados de violencia.

CC0 Public Domain

CC0 Public Domain

De no ser así, ¿qué garantía tendrían estos dos menores que el padre hoy condenado por amenazas no materializará tales amenazas hacia la madre? ¿Qué seguridad les podemos proporcionar a estos menores? ¿Qué certeza tendremos que ser testigos de estos hechos  no les afecte directamente en sus vivencias posteriores? ¿Dónde está el interés superior de un menor? Desde luego el concepto de interés superior del menor es aquel que marca su integridad física y psíquica. El que le da prioridad a ser oído en primera persona. El  que lo mantiene alejado de la violencia que redunda de forma directa en su desarrollo  posterior.

Leonor fue la primera menor considerada víctima  legal y directa de la violencia de  género  siendo menor de edad y en un caso idéntico.  Fue considerada así  no solo legalmente sino desde la Delegación del Gobierno de Violencia a la mujer. Ella fue asesinada por su padre con tan solo 7 años. Y se hizo en el cumplimiento de un régimen de visitas tras ser su padre condenado por amenazas hacia  su madre Pilar.

Ocurrió el 31 de Marzo de 2013 en Campillos (Málaga). Por Auto de la Audiencia de Málaga de 22 de Julio de 2014 se aceptaron finalmente las tesis del Ministerio Fiscal  de que se trataba de un caso de violencia de género y no de ‘violencia doméstica‘.

La pérdida de Leonor es una tragedia irreparable. Pero hoy la ley puede proteger más eficazmente  a los menores amenazados por sus padres en la violencia de género, muchos de ellos en régimen de visitas. Y lo hacemos como víctimas directas de la violencia de género. El asesinato de Leonor cambió la perspectiva y el enfoque de la violencia a los menores, modifico leyes y nos doto de  Sentencias como  la  que les refiero del  Tribunal Supremo.

Hoy Pilar, la madre de Leonor,  es no solo víctima de la violencia de género sino madre de la primera víctima mortal de la violencia de género que es menor de edad, y a su vez hija  del maltratador. Pilar  me pide  siempre que  por favor hablemos de Leonor. Que esté presente. Que la nombremos. Hoy sé que esa madre rota que lucha contra la tragedia que  le ha tocado vivir sentirá que la vida de su hija con solo 7 años sirvió para iluminar la violencia de género que no veíamos pero que estaba ahí. Invisible. Presente a través de los hijos que han de cumplir un régimen de visitas de  padres condenados por amenazas.

Casos como el  de Leonor nos muestran cómo los maltratadores proyectan la violencia de género hacia sus hijos.  Es la cara más  terrible de violencia sobre la mujer: la que se ejerce ante nuestros menores como forma de amplificar la violencia de género. Es imprescindible destruir esta violencia que pasa de padres a hijos eliminando su  germen.

Sé que estas palabras en memoria de Leonor no  devolverán la vida a una  niña de 7 años. Ni la fuerza a una madre rota. Pero tal vez a Pilar le traerán la esperanza, como ella me dice siempre, de que la vida de Leonor haya servido para nombrar, prevenir y condenar el maltrato de género a través de los hijos.

Y también servirá para tener presentes siempre a los menores de la violencia de género  asesinados por sus padres  y que hacen la insoportable cifra de 44 menores en una década y más de la mitad, 26, durante su régimen de visitas.

A cada uno de esos menores, a su memoria, al recuerdo de sus cortas vidas y la vida de Leonor van estas  emocionadas reflexiones.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.

Caddy Adzuba: el verdadero precio del coltán

Por Júlia SerramitjanaJulia Serramitjana

Caddy Adzuba empieza lanzando el siguiente dato: cada día 40 mujeres son violadas en su país, la República Democrática del Congo. La cifra me entra por los oídos, la proceso y me va directamente al estómago.  ¿Lo he oído bien? Sí, 40 mujeres al día. ¿Por qué?

Caddy tiene un año más que yo. También es periodista. Trabaja para Radio Okapi, una emisora de la Misión de Naciones Unidas. Está amenazada de muerte desde que denunció la violencia sexual que sufren las mujeres de su país, en guerra desde 1996. Ha estado a punto de morir asesinada en dos ocasiones. A pesar de ello, sigue trabajando para dar a conocer esa realidad. Conozco a pocos periodistas de mi edad con una trayectoria y valentía como la suya.

Sigo repasando su biografía mientras la escucho durante el III Foro Internacional DevReporter en el que se debatió si el periodismo es un estímulo o un obstáculo para la comprensión global del mundo. Los datos sobre su país van cayendo en mi estómago: más de 25 años de guerra, el conflicto que más víctimas mortales ha provocado desde  la Segunda Guerra Mundial.  Miles de mujeres violadas. Y, aún así, el silencio mediático sigue imperando. ¿Por qué?

Caddy Adzuba (dcha) junto a la periodista Montse Santolino en el Foro DevReporter celebrado en Barcelona. (c) Bibian Escudero

Caddy Adzuba (derecha) junto a la periodista Montse Santolino en el Foro DevReporter celebrado en Barcelona. (c) Bibian Escudero

Ella sabe mucho de esto. Como fundadora de la red ‘Un altavoz para el silencio’, es perfectamente consciente de que lo que no se visibiliza no existe a los ojos del mundo, anestesiado por unas coberturas mediáticas  superficiales y centradas sólo en la catástrofe y el desastre.

Desde su perspectiva como periodista, Caddy cree que nos falta profundización en temas tan complejos. “De la República Democrática del Congo sólo os llega que nos hemos matado los unos a los otros”, afirma.

Allí, a las poblaciones se las ha infra-informado con intenciones perversas. Es difícil acceder a la información, cuenta Caddy. Pero aquí no tenemos excusa: “Estamos muy decepcionados de cómo os llega la información desde allí”, sentencia.  Estoy de acuerdo, tenemos que superar la cultura del desastre.

El conflicto que vive el país está causado en gran parte por controlar los yacimientos de coltán, un mineral clave en las nuevas tecnologías como los teléfonos móviles. Las violaciones y abusos a mujeres llevadas a cabo por los combatientes han sido utilizadas como arma de guerra por todos los grupos implicados. Una realidad compleja y difícil, que los periodistas tendemos a simplificar como un mecanismo para afrontar la complejidad.

Caddy termina su charla. Salgo del auditorio. “¿Qué hacer ahora con toda esta información en el estómago?”, pienso.  Del 22 al 25 de febrero se celebra el Mobile World Congress en mi ciudad, en Barcelona. Cada año las portadas de los diarios, las radios y las teles abren los informativos explicando el lleno descomunal de hoteles y el gremio de taxistas aparece en los medios explicando que no dan abasto. Poco más.

¿Qué tal si abrimos el foco y hablamos en los medios de cómo la guerra provocada por el coltán, el mineral esencial para fabricar los móviles que usamos acaba causando que 40 mujeres al día sean violadas en otra parte del mundoEl famoso efecto mariposa.

Caddy vino a recordárnoslo un día de febrero, pero ahora nos toca a nosotros desde aquí seguir repitiéndolo e insistiendo para que se visibilice esa realidad.

Júlia Serramitjana es periodista y trabaja en Oxfam Intermón

Ana Magdalena Bach o el talento de las mujeres

Por Silvia Martínez Valero Silvia Martínez Valero

Desde que nuestros caminos se cruzaron en una clase de música hace años, Ana Magdalena Bach ha estado en bastantes ocasiones en mi mente; muchas más desde que descubrí lo que voy a contaros. Ana Magdalena fue una soprano alemana, segunda esposa de Johann Sebastian Bach, con quien tuvo doce hijos y a cuyo lado se mantuvo hasta su muerte. Admiro la música clásica, pero lo cierto es que pienso que los grandes compositores debieron de ser unos pésimos compañeros de vida y de hogar y, por ello, Ana siempre me pareció algo así como una santa. Cual fue mi sorpresa cuando me enteré de que un estudio demostraba que algunas de las obras de este famosísimo compositor fueron escritas por ella –que siempre había poseído talento musical–. Quizá sea ya un poco tarde, pero creo que se merece que esto se sepa.

Juan Sebastián y Ana Magdalena Bach. Imágenes de archivo

Juan Sebastián y Ana Magdalena Bach. Imágenes de archivo

Al principio se pensaba que había compuesto el aria de Variaciones Goldberg y el primer preludio de El clavicordio bien temperado: Libro I, pero posteriormente se ha descubierto que el asunto va más allá. No solo estas obras eran creaciones suyas, sino que algunas de las más famosas de Johann podrían serlo también, sobre todo las que se encuentran compuestas en el período final de la vida del compositor. Las pruebas radican en su mayor parte en estudios caligráficos realizados por la Universidad Charles Darwin de Australia y que demuestran que tanto por el estilo caligráfico de las notas como por la falta de la “tranquilidad” que produce el estar simplemente copiándolas, lo más lógico es pensar que fuera ella su más legítima autora. Pensad por un momento en todo lo que esto implica; ¿no os sentís sobrecogidos? Ana Magdalena habría tenido no solo que cuidar de su marido y su enorme prole, sino también que encontrar en aquellos tiempos lugar para su pasión: la música, la única amiga que le estuvo de verdad agradecida en vida.

En este momento puedo imaginarla cansada pero firme y fuerte, ayudando a su marido con sus tareas y sus obras y componiendo por las noches las suyas propias, sin que le desanimara el hecho de no obtener reconocimiento. Supongo que esa es una de las cosas que más me gustan de Ana Magdalena: que no se quedó revolviéndose en el rencor –son múltiples las pruebas de que amaba de verdad a su marido– ni se negó a compartir su don con el mundo.

Apuesto a que jamás habría imaginado que tantos años después de su muerte alguien estaría hablando de ella. Seguramente tampoco pensó que fuera a ser reconocido su esfuerzo. Sin embargo, quien lea esto no podrá evitar –para bien o para mal, para criticar o compartir lo que os cuento–pensar unos segundos en Ana.

Tal vez así, segundo a segundo, reciba parte del mérito que le habría correspondido en vida.

Silvia Martínez Valero es una joven estudiante y constructora de historias.

Mutilación genital femenina: seis niñas por minuto

Por Ana Eloísa Molina 

La ablación es la extirpación parcial o total de los genitales femeninos. Esto le ocurre a día de hoy a 6 niñas cada minuto. ¿Sabéis que implica esto? Estamos hablando de 3 millones de niñas cada año que son sometidas a una práctica que vulnera sus derechos y que pone en riesgo sus vidas.

El futuro también es mío. Sensibilizar a las niñas y sus familias es fundamental contra la ablación. Imagen de World Vision.

El futuro también es mío. Sensibilizar a las niñas y sus familias es fundamental contra la ablación. Imagen de World Vision.

Las niñas pasan por este ritual desde que son solo unos bebés, en algunas etnias, o antes de ser “vendidas” a sus maridos, en otras culturas, pero hay un aspecto que siempre comparten: la ablación de sus genitales se lleva a cabo por mujeres sin conocimientos médicos y con instrumentos no esterilizados como cuchillas, navajas o incluso cristales.

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Sufrir por el agua, bailar con el agua

Por María José AgMaria-Jose-Agejas_avatar_1446635289-70x70ejas 

Clarisse se levanta y pregunta: ‘¿cuándo hay que lavarse las manos?’  Los niños responden como si fuera la tabla de multiplicar: ‘antes de comer, después de ir al baño, antes de amamantar a un bebé…

Estamos en unos terrenos de la iglesia católica en los que sobreviven en tiendas de campaña más de cuatro mil personas.  La mitad, quizá más, niños como los que esta mañana se divierten con Clarisse. Algunos van a las escuelas cercanas, otros no. Muchos llevan allí varados más de dos años o han nacido ya sin casa.

Clarisse es promotora de higiene y salud pública de Oxfam Intermón en Bangui, República Centroafricana. Un país en el que una de cada cinco personas ha tenido que dejar su hogar. De una población total que no llega a los cinco millones, la mitad no puede sobrevivir sin ayuda.

Clarisse baila durante una sesión de formación en higiene en el campo de desplazados de Grand Séminaire, en Bangui. Imagen: María José Agejas

Se ve a la legua que a Clarisse le fascina su trabajo. Mientras niños y adultos dibujan en una hoja el ciclo de contaminación oral-fecal, Clarisse se pone a bailar y a cantar, no sea que los asistentes se aburran y se vayan antes de haberse enterado bien de la importancia que tiene la limpieza para evitar enfermedades. De repente la clase de higiene se transforma en una fiesta y las señoras y los señores dan palmas y ríen, mientras alguno se suma al baile, inequívocamente africano, claro está. Así se pasa la mañana. Hay poco que hacer en un campo de desplazados.

Hay unas 450.000 personas desplazadas en el interior de la República Centroafricana, y otras tantas que han huido del país. Muchos están con familias o amigos, otros en campos como este.  No pueden volver a sus casas porque estas ya no existen o porque no se sienten seguros en sus antiguos barrios o pueblos debido a la presencia de grupos armados. Nadege es una de las mujeres que asiste al taller: ‘la vida aquí es muy difícil’, nos dice, ‘pero seguimos viviendo en este lugar porque tenemos paz y calma’. Nadege vive en el sitio con su marido y sus hijos desde hace dos años. ‘En mi barrio hubo masacres y muertes, y por eso huimos’.

El conflicto en el que el país ha caído desde finales del año 2012 ha tenido graves consecuencias en el derecho al acceso al agua potable de los centroafricanos. No sólo para los que han perdido sus casas y dependen de que organizaciones como Oxfam Intermón les provean de agua, duchas o letrinas. Aquí los hogares tienen dos formas de conseguir agua: la red de suministro oficial, que se limita prácticamente a la capital, Bangui, y que a veces no llega directamente a las casas, sino a fuentes instaladas en las calles, y los pozos. Desde el inicio de la guerra, tuberías, puntos de distribución y otras infraestructuras han sido destruidas y muchos pozos contaminados con los cuerpos de víctimas de la guerra. ‘Y si la población bebe el agua de esos pozos’, apunta Clarisse, ‘te puedes imaginar lo que viene después. Las epidemias pueden desatarse en cualquier momento’.

Clarisse explica que son los propios desplazados los que integran buena parte de la fuerza laboral contratada por Oxfam Intermón en los sitios.  Ellos se ocupan de promover la higiene, de vigilar los puntos de agua, de limpiar las letrinas o de recoger los residuos.

Trabajar en los sitios para personas desplazadas es para Clarisse una manera de conocer a sus compatriotas. ‘Este trabajo me ha permitido conocer quién soy yo y quién es la población’. Sonríe mirando al cielo y añade: ‘A fuerza de trabajar con ellos, se establecen relaciones, conexiones. Por eso cuando estoy en casa echo de menos a los desplazados’.

María José Agejas es periodista. Forma parte del equipo de Oxfam Intermón en República Centroafricana.

Celos y violencia: en la frontera del Derecho

Por Flor de Torres flor de torres nueva recortada

Que una mujer ponga fin a una relación sentimental de forma unilateral nunca debe servir para justificar conductas violentas por parte de su pareja. Los celos envuelven esas reacciones tras las rupturas. Pero son solo eso: su envoltorio. No la causa ni el fin de las mismas. Su origen es la posesión y su consecuencia es la violencia de género. Por tanto nunca servirán para atenuar una conducta ilegal como es la violencia de género basándose en un estado pasional. Esta afirmación categórica encuentra su eje en la igualdad de hombres y mujeres, en el Artículo 14 de nuestra Constitución y desde luego en el sentido común. Y aparece refrendada doctrinalmente por el Tribunal Supremo: En una muy reciente sentencia donde se concluye que ninguna conducta de violencia hacia las mujeres puede tener su atenuación basada en un ‘estado pasional‘ o en el difuso concepto de ‘celos’ (salvo casos excepcionales y contrastados pericialmente con oscurecimiento grave de sus facultades psíquicas y disminución de la inteligencia y voluntad, excediendo del leve aturdimiento que suele acompañar a los delitos de violencia de género, y basados en causas de enfermedades previas).

El celoso extremeño

Ilustración de ‘El celoso extremeño’ de Miguel de Cervantes. Imagen: Editorial Kapelusz.

Porque en palabras del Alto Tribunal ‘las personas deben comprender que la libre determinación sentimental de aquellas otras con las que se relacionan no puede entrañar el ejercicio de violencia alguna en materia de género… La actuación se ha de producir dentro de un cierto sentido ético ya que su conducta y sus estímulos, no puede ser amparada por el Derecho cuando se apoyan en una actitud antisocial reprobada por la conciencia social imperante… Los celos no constituyen justificación del arrebato u obcecación (STS 904/2007, de 8 de noviembre). El desafecto o el deseo de poner fin a una relación conyugal o de pareja no puede considerarse como un estímulo poderoso para la parte contraria y no tiene eficacia para sustentar una posible atenuante de arrebato u obcecación (SSTS 1424/2004, de 1 de diciembre y 201/2007, de 16 de marzo)’.

Afirmaciones como esta sientan doctrina. Reajustan y deconstruyen los falsos mitos del ‘amor romántico‘ unido al difuso concepto de ‘celos‘ o  ‘estado pasional‘ para justificar conductas que hoy son delitos de violencia a la mujer amparadas en el arrebato y la obcecación que produce el abandono. Porque toda relación debe desenvolverse en un plano de igualdad. Como la única que debe prevalecer.

Esos falsos mitos sobre la violencia de género están basados en creencias estereotípicas. Son falsedades se sostienen amplia y persistentemente, y sirven para minimizar, negar o justificar este tipo concreto de violencia. Y lo que es peor: para darle carta de naturaleza o atenuar conductas que denigran y devalúan la igualdad de las mujeres.

Tengamos argumentos para rebatirlos, los ojos, los oídos, los sentidos bien abiertos pues parecen surgir nuevos modelos que desarrollan un discurso a menudo paternalista y falsamente instalado en la igualdad que nunca han creído. Y es necesario tener el refuerzo legal de Resoluciones tan claras y ejemplares como estas del Tribunal Supremo.

No se pueden legitimar los discursos disfrazados de igualdad pero que mantienen ejes de control a la mujer basados en el modelo que precisamente critican, cuestionando, negando y poniendo en duda tanto las situaciones de discriminación que padecen las mujeres como las medidas para corregir estas desigualdades.

Pero: ¿por qué ignoran realidades contrastadas empírica y judicialmente? ¿Cómo combatirlas? ¿Cómo desnudar el disfraz de los salvadores, los protectores que no creen en la igualdad como antídoto de la violencia de género? ¿Qué lenguaje? ¿Qué construcción hemos de utilizar para que se instalen en el discurso de la igualdad y no vuelvan con por el mismo camino que renuncian para cuestionarla?

Tal vez ignoren -o no les importe- que la ONU manifieste constantemente que ‘la forma más común de violencia experimentada por las mujeres en todo el mundo es la violencia dentro de la pareja’. Cabría comenzar por destruir definitivamente el sistema patriarcal tan pegado a la propiedad y a la posesión, donde se legitiman conductas basadas en los celos y que derivan en la violencia de género.

Por ello los celos no tienen el acogimiento social ni mucho menos el legal en la violencia a la mujer. Los celos son un pariente muy lejano del amor, una falsa sensación del querer. Encierran el miedo a la pérdida y una profunda inseguridad. Y es que los celos se adentran en la propiedad y en la cosificación. Son expresiones de posesión y como tales, antídotos de libertad. Están del lado de la cobardía. Son la antesala de la violencia de género.

Y por ello los celos no tienen ningún encaje legal ni social. Resoluciones como esta del Tribunal Supremo sirven para indicar el camino de la igualdad porque nos ayudan a deconstruir la desigualdad tan profundamente enredada en la violencia a las mujeres. Y lo estamos haciendo paso a paso edificando el sólido edificio de la igualdad desde sus cimientos.

Flor de Torres Porras es Fiscal Delegada de la Comunidad Autónoma de Andalucía de Violencia a la mujer y contra la Discriminación sexual. Fiscal Decana de Málaga.