La televisión ha creado un mundo esquizofrénico en el que entre el individuo y lo global no hay nada. Alain Touraine

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‘Gilmore Girls’ en La 2

A pesar del doblaje, aunque estén emitiendo episodios que ya había visto, pese a la hora tonta… ¡estoy feliz de haberme reencontrado hace unas semanas con las Gilmore Girls en La 2!

Me gustan sus personajes, sus tramas, el ingenio de sus diálogos y sus referencias (que en una serie de TV se mencione a Dawn Powell y a Dorothy Parker me parece un lujazo). Me conmueve la relación madre-hija (que sospecho que los creadores de ‘Mujeres desesperadas‘ calcaron para la que mantiene el personaje de Susan con su hija), y me encanta que algunas de sus situaciones me recuerden a un Doctor en Alaska más al sur.

Os parecerá una tontería, pero me reconforta que ante la basura de ‘Está pasando‘ la TV pública contraprograme con las Gilmore Girls.

Lo que no entiendo muy bien es por qué los dos bloques de anuncios que han puesto hoy durante el episodio han sido casi exclusivamente de juguetes. ¿Acaso los programadores la consideran una serie infantil? ¿O es sólo por su horario?

¡Y qué anuncios! ¡Y qué juguetes!

– El My Life. Una especie de engendro que mezcla el Second Life con la Nintendo DS e incluye en la locución frases tan entrañables, contemporáneas y yeyés como ésta:

Mira qué conjunto más fashion. Te lo envío

– O los Mushabellys. Unos peluches que gruñen cuando les aprietan la barriga. Eso sí: contienen pilas NO reemplazables. Toma ya sostenibilidad.

– O The Jaggets. Que son como unas Bratz que hubieran pasado por el mismo proceso de Britney Spears.

Todo flipante. Y durante las pausas publicitarias de las Gilmore Girls. Qué gran error de la central de medios.

Con lo bien que quedarían esos anuncios en «Está pasando«…

Es más, con lo bien que quedaría escuchar a María Eugenia Yagüe decirle a la Pepa:

Mira qué conjuro más fashion. Te lo envío

O leer debajo de la imagen de Peñafiel un texto que anunciara que «Contiene pilas no reemplazables. Aproximadamente 800 apretones de barriga».

Lo dicho. UNO, que me encanta haberme reencontrado con las chicas Gilmore. Y DOS, que alguien en Tele5 me está desaprovechando como jefe de product placement. Totalmente una pena.

Telecinco contra Patricia Conde

La cadena amiga (de las sanguijuelas) se la tiene jurada a Patricia Conde. No le perdona su espléndido papel en Sé lo que hicistéis…

No le perdonan que, junto a Angel Martín, destripe las trampas de ‘Está pasando‘ (pero mazo):

… por ejemplo.

Seguramente por eso en su ‘Está pasando‘, la cadena amiga (de las comadrejas) no pierde oportunidad para lanzarle dardos tomateros:

Aunque, no contentos con eso, han extendido la consigna al webmaster de su nuevo telecinco.es (donde hay un vídeo maravilloso de Enrique del Pozo en los 90 cuando todavía aspiraba a tener una carrera… musical o algo).

OJO:

(Sin guión no es tan lista) ¡TOMA CASTAÑA pilonga (y rastrera)!

«Está pasando». Y yo también. Pero mogollón.

Paso total del nuevo engendro vespertino que estrenó ayer tarde Telecinco para cubrir ese enorme espacio vacío – de mierda – que deja «A tu lado«, cuyos excolaboradores aprovechan las vacaciones para ir de boda a El Escorial (está claro que desde el bodorrio de Ana Aznar con Agag y el más reciente de la Gran Hermana Marta López nunca la etimología del sitio tuvo tanto de verdad…)

Y lo peor es que el programa nace con un inexplicable marchamo de calidad, que se supone que le da el hecho de emitir una entrevista en exclusiva con Ana Obregón en plena promoción de amuletos colganderos en la que la actriz, empresaria, vedette, guionista y productora asegura ser una mujer generosa, excelente madre, gran trabajadora y mejor amiga. Y que deja al plumilla que hizo la entrevista con un síndrome de estocolmo que ni Patti Hearst.

O a lo mejor el rollo qualité viene del hecho de contar con reporteros en la calle – a lo Madrid, España, Villaconejos Directo – cuya meritoria labor consiste en mostrarnos cómo los cazurros de un pueblo lanzan toros al agua, o se emborrachan hasta el vómito en Pamplona. O lo mal que tira las cañas Rafael Amargo en su nuevo bar, decorado como un burdel decimonónico.

Pero «Está pasando» es mucho más. Es también un gran programa de investigación donde las periodistas presentes se hacen con un informe – probablemente confidencial – de la Fundación Sabera (la de los niños de la India) para contar una historia muy truculenta sobre Esther Cañadas… un asco.

Esas periodistas. Qué grandes profesionales. A quienes la pareja de presentadores saca todo el partido exigiendo de vez en cuando «un titular». Sobre lo que sea. El tinte negro ala de cuervo de José Frade von Duval, la entrevista a bolso abierto con Ana Obregón o la ruptura de Eugenia con Gonzalo. Lo mismo da.

Lo importante es dar un titular. Pues ahí va el mío: «Está pasando». Y yo también. Pero mogollón.