Juliane Stadler: «Las Cruzadas no fue solamente un choque de culturas sino también un momento de intercambio»

FOTO: Steffen Beck / CEDIDA POR SUMA

Una mujer que se une a la cruzada vestida como arquero, un aprendiz de cirujano, discapacidad… La visión que de la Tercera Cruzada ofrece la historiadora -especializada en Protohistoria y Antigua- y arqueóloga alemana Juliane Stadler en su primera novela, La corona de los cielos (traducción de Jorge Seca, Suma de Letras, 2022), puede no ser la habitual, pero sí que encaja en la Historia. La autora ha recogido evidencias, menciones y restos para conformar una visión que pone el acento en otras miradas aun manteniendo la épica e intensidad que piden estos grandes novelones. Como la idea de la mujer arquera, que se basa en las menciones a una, con túnica verde, que se hizo célebre en el sitio de Acre y cuyo arma fue entregada a Saladino como trofeo de guerra.

Stadler aspira a unirse al vigoroso grupo de novelistas históricos germanos que acostumbran a tener muy buenos resultados de ventas y popularidad en nuestro país, empezando por el veterano Gisbert Haefs, probablemente uno de los escritores más influyentes en los novelistas históricos nacionales de los 90, y siguiendo por los más recientes Daniel Wolf, Annette Hess o Carmen Korn, entre otros.

Y para ello, cuenta con el poder de la historia de dos jóvenes del siglo XII, Aveline, hija de un artesano que se une a la Cruzada de Barbarroja haciéndose pasar por arquero y Étienne, un aprendiz de cirujano, al que confiará su secreto, y sus aventuras y desventuras en Tierra Santa y, entre otros eventos, el sitio de Acre.

Responde la autora las preguntas de XX Siglos desde la ciudad alemana de Espira donde reside

¿Por qué una historiadora siente la necesidad de escribir novela histórica?

Alguien dijo una vez: “Los historiadores cuentan lo que sucedió en la historia, los escritores muestran los sentimientos que produjo”. Creo que esa es la cuestión: escribir novela histórica responde al deseo de dar vida a la historia, a los datos puros y duros, en todas sus facetas, y de mostrar los destinos individuales.

Y, ¿por qué eligió la Tercera Cruzada, un tema, a priori, lejos de su especialidad académica?

Quizá pueda sonar extraño pero aunque la Prehistoria y la arqueología han centrado mi carrera profesional, la Edad Media me ha interesado desde siempre. Nací y me crié en la ciudad alemana de Espira, que cuenta con una famosa catedral medieval y tiene un importante peso en la Edad Media europea y también en las cruzadas (el emperador Barbarroja tiene todavía una tumba vacía aquí en la catedral, cerca de las de su mujer y su hija). Así que quizá para mí era inevitable sumergirme en este capítulo de la historia.

Y otra buena razón es que existen muchas más fuentes y documentación sobre cómo era la vida y la gente en la Edad Media de las que hay disponibles para la época prehistórica, de modo que es mucho más fácil reconstruir los acontecimientos y la vida diaria de ese periodo.

Ricardo Corazón de León camino a Jerusalén ,James William Glass (1850)

Fue la única Cruzada con varios reyes y además famosos, el sitio de Acre… ¿La Tercera Cruzada quizá sea la más emblemática de las ocho oficiales para novelar?

Desde luego, nombres célebres como los de Ricardo Corazón de León, Saladino o Barbarroja despiertan una fascinación que nunca se apaga. Y además la Tercera Cruzada es de la que más información tenemos de fuentes originales, tanto de los llamados sarracenos como del bando cristiano.

Además un suceso como el asedio de Acre concentró mucho la acción en un momento determinado, lo que quizá facilita la tarea de un escritor a la hora de desarrollar la trama. Pero para mí era importante añadir nuevos aspectos, nuevas perspectivas, como la visión musulmana, que se nos cuenta en la novela a través de los ojos del gobernador Karakush.

Para preparar la novela viajó a los escenarios de la novela, ¿qué le aportaron esos viajes a los lugares, tan cambiados y tantos siglos después?

Viajar a los lugares originales supone, antes de nada, impregnarse de la historia, del paisaje, de la atmósfera, de la forma de vida… Es una manera de hacerse una idea del lugar y sus características y así poder trasladarlo a los lectores. No es tan importante que otras cosas, como la arquitectura, puedan haber cambiado con los siglos. A menudo, los restos del pasado todavía están ahí.

En Jerusalén, por ejemplo, estás rodeado por vestigios de miles de años de historia, literalmente caminas por las mismas calles por las que lo hicieron los peregrinos de la antigüedad, muchos edificios aún están en uso, la iglesia del Santo Sepulcro, por ejemplo. De modo que incluso aún hoy en día puedes imaginar con mucha viveza las circunstancias y la atmosfera de la época medieval, y eso realmente ayuda a dar vida a la historia.

Podría parecer un cliché de las novelas históricas y de aventuras, lo de que la protagonista sea una mujer travestida para luchar en la Cruzada, pero está basada en un caso del que hablan las fuentes…

Las mujeres peregrinas fueron mucho más habituales de lo que podemos pensar, como lo ha sido también la figura de la “mujer guerrera” durante la historia. En el caso de las cruzadas, tenemos evidencias provenientes de las fuentes originales e incluso de hallazgos arqueológicos. Hay fuentes musulmanas que hablan de mujeres vestidas con armaduras de las que solo se descubrió que lo eran tras su muerte. Una arquera que vestía una túnica verde se hizo célebre durante el asedio de Acre; después de su muerte en combate su arco fue entregado a Saladino como trofeo. Hace unos años, los arqueólogos encontraron la tumba de una mujer vestida con cota de malla cerca de Acre. Por lo tanto, es cierto que hubo mujeres guerreras, muchas veces haciéndose pasar por hombres, aunque eran casos excepcionales.

También da voz en la novela a algo de lo que se suele hablar poco en la Historia y en las novelas, las personas discapacitadas en el pasado, otros grandes olvidados, ¿resultó difícil reconstruir esta experiencia, estas vivencias, en la Edad Media?

Sabemos que a las personas discapacitadas (como a todas las personas que diferían de lo que era considerado la norma) se les discriminaba en la Edad Media, al igual que ha sucedido en muchos aspectos a lo largo de la historia en todas partes. No es difícil imaginar lo que la vida con una discapacidad podía significar en esa época.

Pero una diferencia es que las discapacidades congénitas en la Edad Media eran consideradas además una señal de culpabilidad, un castigo de Dios por los pecados. Eso lo hacía aún más difícil para la persona afectada. Muchos vivían en la más absoluta pobreza, al margen de la sociedad, o eran asesinados, algunas veces nada más nacer.

Creo que la representación de las personas con discapacidad en las novelas históricas (y no solo en ellas) es una importante contribución a su normalización, pero sin convertir la discapacidad en un aspecto fundamental del personaje o de la trama. La discapacidad forma parte de nuestra sociedad y debería formar parte de nuestros relatos.

La medicina de la época ocupa un punto importante de la novela, pero esto ya sí ha sido ampliamente recogido por las novelas, ¿se ha recogido en general fielmente esta ciencia en la época en la ficción?

Con frecuencia pensamos en la Edad Media como una época cruel y oscura en la que reinaba una inmensa ausencia de conocimiento. Y esta es la imagen que se refleja en la literatura y con la que se representa a la medicina también. Pero por supuesto la realidad es mucho más compleja.

Los conocimientos sobre medicina o sobre tratamientos y curas eran muy variables en la época. La influencia de la tradición greco-oriental en algunas partes de Europa, especialmente en el sur de Italia y España, aportó innovaciones, perspectivas y técnicas bastante modernas. Pero, por otro lado, la religión y las oraciones, así como la astronomía o el esoterismo, también tuvieron un papel importante.

Y un problema fundamental: no existía ningún control oficial de la profesión. Cualquiera podía llamarse doctor. Por lo que igual que existían médicos increíblemente preparados muchos otros eran auténticos charlatanes.

Las Cruzadas siguen generando controversia y siguen siendo manipuladas a nivel político y religioso todavía en el siglo XXI… ¿necesitamos seguir profundizando en aquellos hechos y darles nuevos significados?

Sí, desde luego. Acontecimientos históricos como las cruzadas, que han tenido un impacto tan profundo tanto en Oriente como en Occidente hasta el punto de que llega hasta el día de hoy, deberían ser examinados desde ambos lados una y otra vez. No fue solamente un choque de culturas sino también un momento de intercambio cultural. No se trató solo de hostilidad y crueldad, sino también de respeto, cooperación e incluso amistad. Y estuvo lejos de ser únicamente un conflicto religioso. Hay mucho más detrás.

Es importante dar una voz a todos, mostrar a los combatientes de ambos bandos como humanos con todas sus ambiciones, miedos y esperanzas.

Como historiadora y novelista, ¿cree que las novelas históricas tienen un valor educativo? ¿o no se deberían juzgar principalmente por su rigor?

La mayor parte de los lectores de novela histórica buscan aprender a la vez que se entretienen, y creo que es tarea del autor tratar de conjugar las dos cosas de la mejor manera posible. Una documentación excelente, personajes auténticos y un escenario realista son elementos esenciales, en mi opinión. Pero tenemos que comprender que incluso las fuentes originales y la investigación histórica y su interpretación son al final también una especie de ficción. Debemos aceptar que nunca desvelaremos una única verdad, solo podemos limitarnos a descubrir probabilidades.

De modo que, sí, pienso que la ficción histórica debería ser lo más precisa posible, pero al final una novela no es un libro de texto y sobre todo debería proporcionar al lector placer y entretenimiento. Que la educación y la diversión vayan de la mano es la combinación ideal.

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