Carmen Korn: «Los populistas seducen con respuestas aparentemente fáciles; debemos luchar contra ese atontamiento»

La escritora Carmen Korn (© Charlotte Schreiber / CEDIDA POR PLANETA)

Cuatro amigas se conocen en el Hamburgo tras la Primera Guerra Mundial. Henny y Käthe, dos amigas desde la infancia que quieren ser comadronas; Ida, una rica mimada, y Lina, una joven maestra. Sus vidas recorrerán la vida de aquel tiempo de entreguerras y se convertirán en cuatro historias anónimas más que simbolizan toda esa gente que vivió aquellos hechos traumáticos: la paz, el ascenso del nazismo, la Segunda Guerra Mundial… Hijas de una nueva era (traducción de María José Díez Pérez, Planeta 2020), de la periodista y novelista alemana Carmen Korn, llega a España, como la primera entrega de una serie que promete seguir a estas mujeres a lo largo del siglo XX.

Esta serie viene precedida de un gran éxito en su país de origen (el márketing editorial nos habla de 1.500.000 lectores) y se une a una pequeña tendencia que está dando buenos resultados en España: novelas alemanas que ahondan en la convulsa historia de su país durante el siglo XX desde el punto de vista de las mujeres. El año pasado, por ejemplo, una de las sorpresas de la temporada fue La casa alemana, también publicada por Planeta. ¿Será el mismo caso de esta novela? De momento, Planeta anuncia para próximamente la segunda entrega, Tiempo de mujeres.

En XX Siglos, mientras los lectores responden a ese interrogante, charlamos de manera telemática con su autora, Carmen Korn, conocida hasta ahora por el género policíaco y que, para construir esta historia, utilizó historias personales, incluida la de su tía abuela.

¿Cómo nació esta historia?

En primavera de 2015 llegué a un punto de inflexión: a lo largo de los años anteriores había escrito principalmente novelas policiacas, y sabía que no quería encasillarme en este género. No quería más cadáveres, la vida normal y corriente ya es bastante peligrosa. Por ello decidí abordar la vida normal y corriente que vivieron las generaciones que nos han precedido. Recurrí a las historias familiares y ése fue el comienzo de todo.

¿Ha volcado en alguna de sus protagonistas alguna experiencia personal o familiar?

Käthe tiene mucho en común con mi tía abuela Käthe, incluso en lo físico: una mujer con una cabellera negra rebelde. Ella no era comunista, sino socialdemócrata, algo que para la Gestapo apenas suponía una diferencia. Su vida corrió peligro al pasar de tapadillo pan a prisioneros de guerra y personas sometidas a trabajos forzados cuando, vigilados por las SS, pasaban por su calle. Su marido, Hans, estuvo en un campo de concentración, y aunque sobrevivió, padeció un trastorno del habla durante el resto de su vida debido a los numerosos golpes que recibió en la cabeza. He plasmado muchos detalles de la vida de ambos en los personajes de Rudi y Käthe.

¿Cómo trabajó la creación de esas cuatro mujeres?

El barrio de Hamburgo, Uhlenhorst, en el que vivo desde hace más de cuarenta años, es un barrio burgués que limita con Barmbek, que es el clásico barrio obrero. Käthe y Henny, amigas desde el primer día de colegio, desean una vida mejor, una profesión que les permita ser independientes. Son ambiciosas y seguras de sí mismas. Ida, que vive unas calles más allá, ha nacido en el seno de una familia acomodada, pero se aburre, de manera que, en lugar de conformarse, busca la aventura en un mundo ajeno, emocionante: el pequeño barrio chino de St. Pauli. Por su parte Lina, comprometida e idealista, es maestra en una escuela para chicas. Mujeres de distinta extracción cuyas vidas se cruzan. A partir de ese momento es como si los personajes se desarrollaran por sí solos.

Dar voz a las mujeres comunes del siglo XX en esta serie, ¿es una reivindicación feminista?

La nueva República confirió a la mujer por primera vez el derecho a voto, es decir, una voz oficial. En la época que siguió a la Primera Guerra Mundial muchas mujeres se vieron obligadas a criar a sus hijos solas. Lucharon e hicieron grandes cosas. Las que aparecen representadas aquí son vidas reales. No creo que entonces existiera aún el término feminismo. Yo soy feminista, sin duda, en el sentido en que las mujeres han de tener los mismos derechos, naturalmente.

¿Se siente identificada con alguna de ellas en particular?

En un principio me sentía más identificada con Käthe; Henny me parecía demasiado buenecita. Pero más adelante, cuando Henny está con Theo, su personalidad cobra fuerza. Sin embargo estoy en todas ellas, y también en los personajes masculinos.

¿La novela debe asumir un papel relevante a la hora de divulgar la historia, mantener la memoria y el papel de las mujeres en ella?

La época en la que se desarrolla la novela, y su trasfondo histórico, es decir, político, económico, cultural, son factores decisivos en la vida y los actos de los personajes. Esto es algo a lo que intento conferir autenticidad. Y, como es natural, las mujeres desempeñan un papel importante, realista incluso. En las novelas (y series de televisión como, por ejemplo, Holocausto) los acontecimientos históricos tocan más la fibra sensible que en áridas obras históricas. El sufrimiento se entiende mejor cuando se trata asociado a los personajes.

Hamburgo tiene un papel fundamental en la novela, ¿por qué eligió esa ciudad?

Hamburgo es mi ciudad natal, la que más conozco, donde aprendí mi oficio, donde tuve a mis hijos y los crié. Esto, por sí solo, ya es garantía de autenticidad, y por este motivo Hamburgo fue la ciudad de mi elección.

Muchas ficciones han tratado el periodo de entreguerras, el auge del nazismo o la Segunda Guerra Mundial con gran éxito, ¿cómo explica el éxito de estas novelas, que el público no se canse del tema? ¿Seguimos viéndonos reflejados en esos años?

La posguerra, la época en que nuestros padres y abuelos contribuyeron a la reconstrucción, también se caracterizó por un gran silencio, por parte tanto de los verdugos como de las víctimas. En una ocasión una amiga mía me enseñó un álbum de sus padres. En una de las fotos se veía a su padre de uniforme. «Vaya —comenté yo— así que tu padre era de las SS…» Se quedó sorprendida: eso era algo de lo que no se había hablado nunca, ella no lo sabía y tampoco reconocía las insignias. Sin embargo hoy en día los jóvenes se interesan cada vez más por las vivencias de sus padres y abuelos. Se lanzan a la búsqueda de huellas con mucha mayor naturalidad, ya que también es una búsqueda de la propia identidad.

La pandemia del coronavirus, el auge de los populismos en Europa, la crisis migratoria… ¿cree que todavía tenemos que aprender mucho de la época que se relata en la novela?

El auge de los populismos en estos tiempos difíciles probablemente se deba a que la mayoría de la población no tiene una memoria propia de aquella época. Los políticos populistas seducen dando respuestas aparentemente fáciles a cuestiones complicadas. Y se sirven de chivos expiatorios: en su día fueron los judíos, hoy lo son los emigrantes. Debemos luchar contra este atontamiento.

Escribir sobre el nazismo y la guerra, ¿sigue levantando ampollas en su país? ¿Cómo valora el proceso de memoria histórica en Alemania?

No, eso ya no supone una ofensa. Los libros y las series de televisión que se enmarcan en esa época gozan de gran popularidad. Creo que, al menos, hacen reflexionar a lectores y espectadores. La memoria histórica en Alemania en mi opinión se halla muy avanzada, aun cuando siempre haya algunos idiotas que juegan peligrosamente con fuego.

Leer y escribir sobre aquella época, ¿puede ser una vacuna para no repetir los errores de entonces?

Sin duda en eso confiamos los escritores.

A la hora de abordar hechos tan conocidos, dolorosos e importantes de la historia, ¿no siente vértigo al recrearlos?

Ya llevo tiempo indagando en la historia de mi país. Los horrores se conocen y resultan dolorosos, y sin embargo no dejan de sorprenderme nuevos espantos, detalles que siguen saliendo a la luz cuando la guerra terminó hace nada menos que setenta y cinco años.

Es una autora muy conocida y con una larga trayectoria, con novelas de misterio e infantiles. Pero creo que ésta es su primera obra de corte histórico, ¿cómo le ha resultado el cambio de registro? ¿Ha utilizado algo de su experiencia en esos dos géneros?

Aprendí este oficio ejerciendo de periodista, una profesión que exige flexibilidad, pues uno se sumerge continuamente en mundos nuevos, algo que hace que resulte muy interesante. Y cuando escribo siempre me documento a fondo. Mis personajes ficticios viven en un contexto real, auténtico. Pero también traté los horrores del nazismo en mis novelas policiacas.

¿Qué podremos leer en las dos próximas novelas? ¿Nos puede avanzar algo?

En el segundo libro seguiremos las huellas de los que desaparecieron en la guerra. Klaus, el hijo de Henny, encontrará el amor en un pianista de jazz. En las dos novelas siguientes hay mucho jazz, pero también se tocan temas como el rearme y la crisis de los misiles de Cuba, el asesinato de Kennedy, el movimiento estudiantil y el terror que desata la Facción del Ejército Rojo.

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