Nuevas voces de novela histórica que irrumpieron en 2020

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Repasados ya mis mejores lecturas de novela y ensayo históricos, hoy me dedico a destacar algunos autores nuevos (o relativamente nuevos) que irrumpieron en nuestro género favorito en este extraño 2020. Lo hicieron con novelas que barajé para la lista de mejores novelas históricas del año y, por diferentes motivos, no pudieron entrar. Pero me parecía injusto no destacarlas de alguna manera.

Y arranco con la periodista Laura Mas, que con La maestra de Sócrates (Espasa) sale con nota de un debut tan ambicioso como rescatar a Diotima de Mantinea y retratar a Sócrates y la Atenas de su época de manera convincente y natural. Lo logra y ofrece una notable novela sobre la Antigua Grecia, diferente, colorida y con una poco habitual historia de amor. Qué difícil debe ser hacer hablar y sentir a Sócrates.

Tampoco era sencillo el plan de Santiago Mazarro para su novela: rescatar al explorador de origen español Manuel Lisa y contar su historia de aventuras por los EE UU del siglo XIX en Senderos Salvajes (Ediciones Pàmies). Y lo hace con brío y detalle, logrando una novela de aventuras que conecta y mucho con aquellos estupendos prewesterns llenos de tramperos, hombres y mujeres de frontera. La exploración del Centro y Oeste de los EE UU tuvo nombre y protagonistas españoles, también en el siglo XIX.

Qué decir de Luis Manuel López, con su Oscura Roma (Esfera de los Libros), presentación de una saga, la de Marco Lemurio, que en apenas veinte días tendrá su continuación con La sangre de Baco. Una mezcla lograda y equilibrada entre Lindsey Davis y Stephen King pero con elementos esencialmente propios. Misterio, recreación histórica y toques sobrenaturales en la antigua Roma. Y la sensación de que, aunque está primera novela engancha, lo mejor está por llegar.

A Mario Villén me cuesta clasificarlo como «nueva voz» porque tenía alguna novela autopublicada y estaba vinculado al género por las Jornadas de Granada, pero creo que para una gran mayoría del gran público su Nazarí (Edhasa) ha sido su gran carta de presentación. Y menuda carta: ha tenido Villén el buen ojo de encontrar un gran personaje de la historia, muy poco trabajado en ficción, como Al-Ahmar el rojo, el fundador de la dinastía nazarí, y convertir su vida en una lograda novela coral, llena de momentos, de ambientes y de personajes que muestra con fuerza aquella época.

Cuando uno arranca Los malos hombres (Ediciones Pàmies), de Daniel Palencia, tiene la sensación, reconocida por el autor, que hay algo de homenaje al Falcó de Pérez-Reverte. Sin embargo, este novela sabe romper rápidamente con ese pequeño rol y erigirse como una gran novela de espías ambientada en el San Sebastián de los años 30 con características y alma propia. Y funciona y engancha.

Cierro esta lista con El primer senador de Roma (Esfera de los Libros) de Juan Torres Zalba. Segunda novela de este autor, pero primera con una editorial de impacto nacional, que parece que lleva treinta años escribiendo novelas de romanos. Novelón lleno de ambición y detalle, un retrato logrado y perfilado de la clase dirigente durante la República romana y de los movimientos que llevaron a la destrucción de Cartago. Te agarra de la toga y te arrastra sin remedio hasta el Senado.

Cualquiera de estas seis novelas podrían haber estado entre lo mejor del año y espero volver a leer algo de estos autores. Vosotros, ¿añadís algún nuevo autor de novela histórica que halláis descubierto este año?

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