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Monstruos trajeados del siglo XIX

'Uncle Six Eyes' - Travis Louie

'Uncle Six Eyes' - Travis Louie

«Gordon Seis Ojos vivió en el sótano de sus padres hasta que sus seis ojos se pusieron muy de moda y su furia en el mundo exterior disminuyó hasta la indiferencia más extrema. Cuando ya era seguro para él emerger del sótano y experimentar el mundo exterior, sus hermanos y hermanas ya habían crecido y estaban casados. Tenía ya muchos sobrinos, que amaban a su tío Seis Ojos. Les maravillaba su habilidad para mover los seis ojos a la vez y en distintas direcciones. Deseaban tener seis ojos… en lugar del aburrido ojo que cada uno tenía en la cabeza, brillante y calva… como la de sus padres».

El neoyorquino Travis Louie produce criaturas inspiradas en retratos victorianos y eduardianos, al estilo de las fotografías del siglo XIX, amarronadas y solemnes.

Dibuja a lápiz y termina sus obras con pinturas acrílicas. Además de la influencia historicista, el ilustrador se nutre de las películas mudas, de los personajes del cine expresionista de Murnau y Fritz Lang, del cine negro, de las curiosidades  médicas, de los números de magia de vodevil, del circo…

'Oscar And The Truth Toad' - Travis Louie

'Oscar And The Truth Toad' - T. Louie

Los modelos de sus postalillas van trajeados o llevan elegantes vestidos, adoptan la pose rígida de los retratos de antaño y poseen un gesto entre cándido y serio que les otorga dignidad. Por la profesionalidad con que Louie aborda a cada personaje, incluso podrían haber existido.

La sorpresa está en el rostro y en las extremidades que asoman de esos atuendos: un festival de caras deformes, antenas alienígenas, rasgos monstruosos y elementos animales marcan las creaciones del ilustrador, que además construye una historia para los personajes que hace reflexionar sobre la vida que llevaron, su modo de ser o los sucesos que los llevaron a tener semejante apariencia.

El tío Seis Ojos es sólo uno de esos microcuentos. También está la historia de Eva la vampiresa, Richard el ogro bajito (que terminó haciéndose banquero), Oscar -de Devonshire- que se encontró un día con que un sapo gigante se había colado en su casa y le hablaba en un extraño idioma… Lo bautizó como Ted y el anfibio decidió subirse a la cabeza de su nuevo amo.

En la página web de Travis Louie hay narraciones que dejan un regusto de curiosidad infantil que solo se satisface leyendo la siguiente. Pero eso no ensombrece a los dibujos, que hablan por sí solos y se pueden permitir el lujo de prescindir de las palabras.

Helena Celdrán