Archivo de octubre, 2019

Halloween: no obligues a los niños a disfrazarse y que lo hagan de lo que ellos quieran

Hace ya camino de tres años (el tiempo pasa volando) publiqué un reportaje sobre los disfraces de carnaval infantiles y la hipersexualización de muchos de ellos, algo que conviene evitar.

Para elaborarlo hablé en su momento con la psicóloga, sexóloga y orientadora escolar Gemma Almena y con la maestra Alba Alonso Feijoo, que mantiente la web reivindicativa Real Kiddys y es autora de una tesis sobre los estereotipos de género en la literatura infantil. Una pequeña parte de aquel trabajo.

Hay dos consejos que daban y que creo que interesa recuperar de cara a esta festividad de Halloween, cada vez más extendida y que implica también disfrazarse.

Almena recalcaba la importancia de que el niño pueda elegir lo que va a ponerse: «Los disfraces infantiles tienen que ser abiertos, flexibles, que los niños  se sientan identificados con ellos. La regla principal es el niño elija el disfraz».Alonso, por su parte, reconoce que «a veces puede resultar difícil», pero recomienda a los padres que «sean creativos, con cuatro cosas puedes montar un disfraz. Y a los niños les va a encantar porque pasas tiempo con ellos. La infancia es una época muy bonita, disfrazarse es algo chulísimo. Te puede servir para buscar modelos. Por ejemplo, si quieres ser astronauta, puedes investigar sobre astronautas que hayan hecho cosas importantes y disfrazarte de uno en concreto».

Por que no es obligatorio disfrazarse de monstruo, de cualquier cosa que dé miedo, por ser Halloween. Cualquier disfraz que el apetezca al niño llevar, es buena idea.

En otro reportaje que hice el año pasado, más centrado en Halloween, conversé con María Jesús Campos, psicóloga especialista en psicología infantil y juvenil, y con Sonia López, madre, maestra y psicopedagoga y formadora de familias.

López me contaba que con frecuencia los niños van vestidos de personajes de terror que desconocen, «que muchas veces son imposiciones de los padres». ¿Qué quiere ir de Cenicienta? Ningún problema en que no sea un disfraz vinculado al miedo, hay que respetarlo. «Igual que hay que respetar que hay niños a los que no les gusta disfrazarse», añade la psicóloga.

Es la recomendación de todos los expertos. El niño decide si disfrazarse o no. El niño decide de qué quiere disfrazarse.

Campos incidía, al igual que Gemma Almena, en dejar a los niños decidir. Pero recordaba también casos de niños de hasta diez años en cuyos colegios se permiten de manera voluntaria los disfraces en Halloween y que ese día no quieren ir a clase, «esa sensación de que hay un niño que va a venir corriendo a darles un susto hace que lo pasen muy mal».

La psicóloga entiende y ve las ventajas de que en los centros lo permitan, de que especialmente aquellos centros bilingües lo aprovechen y que las AMPAS hagan fiestas de disfraces, «pero te puedes encontrar en horario lectivo situaciones de tensión, niños en Infantil llorando en los pasillos porque ven a los mayores disfrazados de monstruos», y cree «que los centros escolares deberían hacer sondeos para ver si los alumnos quieren y están preparados». Apunta como posible opción que «los niños mayores lleven los disfraces en la mochila y se busque el momento para disfrazarse, cuando los pequeños no estén presentes».

Por último, siempre hay que tener presentes las recomendaciones de las organizaciones de consumidores y apuntan a que los disfraces infantiles se consideran juguetes y deben cumplir con los mismos requisitos de seguridad y normas específicas.

Recomiendan buscar el etiquetado CE y vigilar especialmente que tengan una adecuada ventilación, especialmente importante en las máscaras, y que no sean inflamables. Si se emplean maquillajes hay que leer bien el etiquetado, en el que deberá constar, como mínimo, el nombre del producto, el fabricante e importador, incluida su dirección, la fecha mínima de caducidad, el número de lote y sus componentes.

(GTRES)

¿Nos estamos pasando de frenada con tanto libro sobre mujeres excepcionales?

La pasada semana llegó a mis manos un libro de esos que llama la atención, editado con mimo y bellamente ilustrado. Se titula Ellas cuentan, cincuenta mujeres y niñas que cambiaron el mundo y es obra de Katherine Halligan y Sarah Walsh.

Muy bonito, sí. Solo se podría poner un par de peros. Uno es su gran formato, que hace que sea más vistoso, más ‘regalable’, pero que tal vez sea demasiado porque lo hace menos manejable para los niños. Otro es que embellece en exceso las historias de las cincuenta mujeres que recoge. Por ejemplo, cuando narra la vida de Juana de Arco parece un cuento de hadas. No hay oscuros, solo claros. No pido que se sea cruento, pero sí más sincero. Una hagiografía aporta menos que un relato real. Los niños, los que tienen edad para acercarse a estos libros, tienen capacidad para entenderlo y resulta más enriquecedor. Este segundo inconveniente no es exclusivo de este libro sobre mujeres excepcionales en concreto.

Y tal vez otro. Que llega cuando llevamos ya varios años recibiendo propuestas editoriales con distintas aproximaciones pero que pivotan todas precisamente en ese darnos a conocer a mujeres que aportaron o aportan valor a esta sociedad.

Son muchos, tantos que hace pensar si es realmente preciso disponer de más. Como recurso pedagógico no lo parece, como estrategia comercial tal vez sí tenga sentido.

Son valiosos y necesarios. Pero son muchos. Probablemente demasiados. Hemos pasado de la nada a la abundancia en muy poco tiempo.


Y hay otra reflexión engarzada.

No creo ser sospechosa de regatear con el feminismo o no apoyar la visibilización de las mujeres, lo importante de poner en valor tantos y tantos nombres desconocidos o escondidos, pero hay que saber hacerlo bien.

Cuando llegó a mis manos este libro recordé a dos amigas, dos madres estupendas, sensibles, defensoras de los derechos de la mujer y de poner en valor y en conocimiento de sus hijos los nombres que estos volúmenes albergan.

Una de ellas me contaba no hace mucho que su hijo más pequeño le soltó en una ocasión: «Como los niños lo hacemos todo mal…». Algo antes la otra, madre de dos varones, me había contado una experiencia similar de uno de sus hijos, que siendo chico sentía que le vendían a los hombres como los malos de la película.

Si poniendo en valor a las mujeres, si rescatándolas como merecen, hay niños que sienten que encerramos en la oscuridad a los hombres o los hacemos los villanos de la historia, es que lo estamos haciendo mal.

Tal vez nos estamos pasando de frenada no solo en la sobreabundancia de títulos sobre mujeres, también (y me preocupa más) en cómo les estamos dando protagonismo.

No puede ser que leamos cinco veces sobre Malala o Clara Campoamor y que no lo hagamos nunca sobre Turing o Darwin. Puede que no sea fácil, pero visibilizar a las mujeres no nos puede hacer perder la labor de tantos hombres que fue buena y valiosa para la sociedad y que transmitimos un mensaje sesgado o acentuemos la existencia de dos bandos enfrentados.

Bien sé que este riesgo solo viene dado en las familias más concienciadas, en las que menos lo necesitan. Hay muchas otras en las que este exceso no se aprecia, muchos hogares en los que estos libros sobre mujeres no han entrado por desconocimiento o a conciencia.

Pero es un riesgo real que tener presente y combatir. ¿No creéis?

‘Clara y las sombras’, un canto a la empatía, a esquivar prejuicios, un cuento que emociona

Clara y las sombras es un cuento extraordinario. Cuesta decir que sea el mejor que ha publicado su autora hasta la fecha, porque todas las obras de María José Rodríguez (Galgui,Un amigo Diferente, Elefante y Miguel y Chiquitina) tienen un gran valor de una u otra manera.

Cuesta decirlo pero me siento inclinada a hacerlo, porque creo que es el más poético en fondo y forma. También es el que más capacidad tiene de conmover a lo largo de un recorrido cristalino, en el que no sobra ni falta nada y te envuelven como en un abrazo las preciosas ilustraciones de Clara Luna Rodríguez, en las que el azul es una constante.

Es imposible no emocionarse acompañando página a página a la pequeña Clara, que es capaz de ver en las sombras de las personas lo que realmente encierra su corazón.

Hay personas que no son lo que parecen, personas que son más de lo que parecen, personas que encierran un valor insospechado, que aportan o pueden aportar mucho más de lo que resulta obvio a simple vista.

Los hay malvados, por supuesto. Clara también puede ver la oscuridad de algunas sombras, que son las menos.

Las más son las otras, las que deberíamos aprender a mirar sin prejuicios.

Porque Clara y las sombras va de eso, de entender que no se puede juzgar a vuelapluma, que todos los seres humanos son poliédricos y valiosos.

Y va también de que podemos ser como soñemos.


Podéis encontrar Clara y las sombras en Verkami acompañado de un montón de recompensas. Sin más, os dejo con una breve entrevista a su autora, María José Rodríguez, una mujer que es científica, maestra, madre y solidaria.

¿De dónde nació el deseo de crear Clara y las sombras?
De que me molestaba que me clasificaran a mí o a personas queridas en un grupo u otro sólo por una característica. No me gustan las generalidades, me parecen tremendamente injustas. Y lo he visto hacer con niños: “Éste sólo va a llegar a segurata”. ¿Te puedes imaginar el efecto que puede tener que una madre o una profesora le diga a su hijo de nueve años esto?

Hay gente que generaliza sin querer, sin mala fe, por costumbre. Clara y las sombras está escrito para intentar que esa costumbre no se asiente desde la infancia.

Hay gente que generaliza a sabiendas y que no quieren ni oír hablar de las cualidades que puede tener el otro, aunque opine diferente a ti. Esa actitud no mejora la convivencia ni el acercamiento entre nosotros, y te hace perderte personas que podrían perfectamente contribuir a tu felicidad, aunque no opinéis lo mismo o no creáis en lo mismo. Ojalá Clara y las sombras les dé un motivo para reflexionar.

¿Qué es lo que querías transmitir con este cuento?
Que las personas somos mucho más de lo que vemos por fuera, y que en la mayoría de los casos merece la pena conocer a las personas más en profundidad. Y que los niños no deben dejarse nunca clasificar, deben protestar alto y claro si alguien lo intenta y deben saber que tienen el potencial para ser lo que quieran, y que pueden ser varias cosas a la vez.

¿Cuánto tiempo ha llevado el proceso de creación?
La idea me llegó de repente, la encontré bonita y la apunté. Cuando por fin pude ponerme a trabajar en ella, tardé unas tres semanas en escribir el primer borrador, que luego pulí algo más, poco a poco. Le pasé el texto a Clara y ella fue haciendo ilustraciones compaginándolas con sus otros encargos. Creo que fueron en total unos dos años.

¿Se llama Clara por su ilustradora?
No, la protagonista se llama Clara en contraposición a la idea de “sombras”, y por su capacidad de “aclarar” lo que esas sombras tienen que decir, de sacar a la luz aquello que estaba escondido. Si hay espacio para un pequeño detalle curioso, creo que ese cuento reapareció el momento oportuno, de haber intentado sacarlo antes quizás no habría tenido tanto sentido. Lo digo porque escribí el primer boceto antes de conocer a Clara. Así que la idea permaneció en un cajón varios años, apuntada en una hoja de papel minúscula, hasta que reencontré aquella hoja de papel pequeñísima y arrugada de casualidad. Para entonces Clara y yo ya habíamos editado Chiquitina, y decidí que era el momento de tratar de hacer esa idea realidad y que debía ser Clara su ilustradora. Porque las ilustraciones de Clara me gustaban muchísimo, porque trabajábamos muy bien juntas y porque me hacía gracia que se llamara igual que la protagonista. (risas) Además creo que lo que trata de contar Clara y las Sombras es ahora muy necesario, más de lo que era hace unos años.

Cuéntame un poco cómo trabajáis juntas, cómo os coordinais.
Pues es bastante sencillo: hablamos por teléfono, por mail y por whatsapp. Yo le dejo total libertad creativa, ella escucha mis ideas sobre algunas ilustraciones en las que quiero que haya alguna idea o elemento concreto, y hace bocetos. Me manda esos bocetos por mail y hablamos sobre ellos. Generalmente no hay mucho cambio, porque Clara le da una profundidad especial a las ilustraciones que enriquece el texto y a mí me encanta y me sorprende. Nos reunimos en persona pocas veces. Nos entendemos muy bien y no nos hace falta reunirnos mucho.

Me consta que algunas personas que aparecen en sus páginas existen, ¿es así con todas?
No todas las personas o animales que aparecen son reales, pero sí representan a personas con las que me he cruzado en un momento u otro. Es decir, que yo no hablo en teoría, sino que sé de lo que estoy hablando. No soy muy extrovertida y no soy de las que inician una conversación primero. Prefiero callarme y observar antes de decidir si quiero relajarme y abrirme a otra persona o no. Así que en realidad intento hacer como Clara: intento leer en las sombras de los demás. Eso me ha ayudado a descubrir gente extraordinaria, estén de acuerdo conmigo en temas importantes para mí o no.

¿Tienes algún otro proyecto en marcha?
Sí, y queremos que salga el año que viene. Se titula Sólo Palabras. La ilustradora es Marta Chicote y este cuento está creciendo con nosotras desde hace varios años, así que será un cuento vivo y muy especial. Hemos vividos muchas cosas con este cuento a nuestro lado, como nexo de unión. Y además es el primer cuento que escribí, ¡el primero de todos!, y la idea original no es sólo mía, sino también de mi esposo, Rafael Fortún. Una de las primeras cosas que hicimos al empezar a salir fue presentarnos a un concurso de cuentos escribiendo juntos el primer borrador de Sólo Palabras. Y tengo muchas ganas de hacerlo realidad por fin

Los lectores y autores de literatura infantil y juvenil merecen todo el respeto

Es una constante que las reflexiones del escritor, maestro y dramaturgo Nando López son muy necesarias. Sobre educación, sobre igualdad y sobre cultura es una de esas personas a las que si no se las puede llamar referentes, desde luego deberían serlo.

Este viernes me encontré con otro de esos valiosos hilos suyos, que me tocó especialmente, porque habla de literatura infantil y literatura juvenil (yo misma soy autora de una novela juvenil, Mastín y la chica del galgo) y tiene toda la razón.

Se la desprecia, se la considera de segunda, un asunto menor. ¿Un escritor de infantil o juvenil premio Cervantes? ¡Pero qué nos estás contando! Para eso creamos un Cervantes Chico como mucho. Y no estoy segura de que más allá de nuestras fronteras el panorama sea mejor. A fin de cuentas, si es en los premios prestigiosos en los que hay que fijarse, tampoco hay ningún Nobel en estos géneros. Está el ‘pequeño Nobel’ o premio Hans Christian Andersen. Como la literatura infantil y juvenil no fuese exactamente literatura, sino otra cosa para la que hay que crear sus propios galardones.

(GTRES)

He hablado y entrevistado a un buen puñado de escritores de infantil y juvenil durante todos estos años (23 como periodista, 13 con este blog). Es un tema que ha salido de forma recurrente con ellos. Con frecuencia, sobre todo si es una entrevista formal, manifestaban su contrariedad elegantemente.

Por ejemplo hace no mucho Roberto Santiago, autor de entre otros libros de la saga Futbolísimos que ha acercado a muchísimos niños a la lectura en los últimos años. En la entrevista me decía:

A veces la literatura infantil se considera literatura de segunda. Estos prejuicios son absurdos y solo hablan mal de aquella persona que emite ese tipo de juicios. Si hoy en día se publicara, por ejemplo, La isla del tesoro, que es una de las mejores novelas jamás escritas en la historia, estoy seguro de que se publicaría en una colección de literatura juvenil.

O algo antes, Gemma Lienas, otra escritora prolífica de juvenil, en una charla para este mismo blog:

La literatura juvenil como algo de segunda fila es propio de nuestro país, en otros no pasa. En Estados Unidos, Inglaterra o Alemania no es así. Pero en España es cierto que es la Cenicienta. Tal vez porque es un fenómeno relativamente joven. Me parece tonto que los haya que tengan ese desprecio por la literatura juvenil. La literatura es buena o mala, independientemente del género. Los escritores que solo escriben para adultos olvidan que hay que crear lectores.

Es un malestar, un desprecio, que por cotidiano hace que estemos acostumbrados. Aunque no debería ser así, deberíamos reclamar su calidad y espacio.

Termino con la reflexión de Nando López en forma de hilo, que es extrapolable a determinados géneros como la fantasía, la ciencia ficción, el terror, los mangas o los cómics. También se los mira equivocadamente con desprecio. Tengo una amiga experta en incentivar la lectura en niños y adolescentes que me contaba cómo el profesorado reniega de que sus alumnos solo lean cómics o esos libros de Blue Jeans o cosas así. Sobre todo en el Instituto, cierto es que en Primaria me cuenta que es otra cosa, que la mirada de los maestros es más abierta y flexible.

‘Creatable World’ no es ni muñeco ni muñeca, es jugar en libertad

Hay niñas con el pelo corto a las que toman por niños; niños con el pelo largo a los que fríen mandándoles al peluquero porque “el pelo largo es de niñas” o, aún peor, “pareces una niña”. Hay niñas que se niegan a llevar vestiditos y prefieren mallas, chándal y sudadera; y niños que quieren ir con ropa de color rosa, vestido o falda. Esos últimos rara vez llegan a vestir así, se les avergüenza si tienen ese impulso desde muy pequeños aunque no responda más que a la inocencia de disfrazarse o jugar a ser cómo mamá.

Por supuesto también hay niños y niñas que no se identifican con ningún género, de manera temporal o permanente, y hay niños transgénero.

Cuando un niño pequeño es frecuente que al dibujar a una madre le ponga el pelo largo y falda. Da igual si su propia madre tiene el pelo cortísimo y no se apea de los vaqueros.

Porque existe esa realidad, porque es constante y cotidiana, me gusta ‘Creatable World’. ¿Representan a un chico? ¿A una chica? ¿Son muñecos o muñecas? Son lo que el niño que esté jugando con ellos quiera.

Fijaos en los protagonistas de este vídeo. ¿Son niños? ¿Son niñas? ¡Qué más da!

Dan una libertad al jugar envidiable. Jugar es lo importante a fin de cuentas. Y son además una herramienta para romper con prejuicios y estereotipos, para no crecer pensando que el pelo largo es de chicas o llevar pantalones y sudadera es de chicos.

Recomendado a partir de seis años, el kit que tiene un precio recomendado de 39 euros incluye un muñeco de treinta centímetros (sin rasgos hipersexualizados), una peluca, ropa y accesorios que potencialmente permiten crear decenas de versiones.

Mavi Caro, Brand Manager de ‘Creatable World’ en España, ha tenido la amabilidad de contestar algunas preguntas sobre este juguete.

¿Qué impulsó a la creación de esta colección de muñecos? ¿Cuál fue su concepción y objetivo?
Este nuevo juguete ha sido creado con la colaboración de un grupo dedicado de expertos, padres, psicólogos, pedagogos y, lo más importante, niños. A través de diversos estudios, detectamos que muchos niños huyen de los juguetes que dictan normas de género y que, además, no existía ninguna colección de muñecos en el mercado que invitara a niños y niñas a jugar por igual. Con ‘Creatable World’, esperamos deshacernos de los límites y estereotipos a los que se enfrentan los niños y, con el tiempo, redefinir el concepto de muñeco y quiénes juegan con él.

¿Cómo ha sido la acogida en términos de ventas? ¿El mercado responde positivamente a estos gestos de valentía de Mattel?
Lo lanzamos el 25 de septiembre, hace menos de un mes, y es muy pronto para hablar de cifras de ventas. A partir del lanzamiento a medios, se ha generado mucho interés entre la distribución y estamos teniendo nuevas oportunidades de distribuir nuestro producto y estar más cerca del consumidor. Todos nuestros lanzamientos nacen con vocación de permanecer en el tiempo y aún más si las marcas recogen valores que la sociedad demanda como es el caso de ‘Creatable World’.

¿Y cómo ha sido la acogida por parte de la sociedad, dejando números a un lado?
La verdad es que la acogida ha sido todo un éxito. Este nuevo lanzamiento es el reflejo de nuestra cultura y, ahora que se celebra el impacto positivo de la inclusividad en todo el mundo, sentimos que es el momento ideal para crear esta línea de muñecos. La respuesta tanto de los medios como de los consumidores en España está siendo muy positiva en cuanto a las reacciones y el tono positivo con el que ha sido acogida. Al fin y al cabo, lo que nosotros esperamos es que ‘Creatable World’ anime a la sociedad a tener una mente abierta sobre la forma cómo los niños y niñas disfrutan a la hora de jugar con muñecos.

Sinceramente, lanzar un muñeco de género neutro parece una apuesta valiente porque puede generar rechazo en determinadas personas. ¿Lo ha habido?
Como comentábamos, la acogida ha sido realmente positiva y, por el momento, no tenemos constancia de ningún tipo de rechazo. La sociedad avanza en diversidad e inclusividad y Mattel avanza con ella, creando juguetes que se amoldan al mundo que los niños ven a su alrededor.

Es una frase muy repetida que los juguetes no son para niñas ni para niños, son para jugar. Pero es indiscutible que con los muñecos de este tipo juegan más las niñas. ¿Uno de los objetivos de ‘Creatable World’ es que esto cambie, que más niños se acerquen a l@s muñec@s?
El objetivo es que tanto niños como niñas puedan crear sus propios personajes sin límites, normas ni etiquetas. De esta manera, el muñeco se convierte en un lienzo en blanco con el que los más pequeños podrán dejar volar su imaginación. Con Creatable World todo el mundo es bienvenido, niños y niñas podrán jugar y crear la historia que quieran sin nada que les detenga, porque sabemos que el juego con muñecos es un vehículo importante para fomentar la imaginación y para que los niños se proyecten a sí mismos o reflejen la realidad que les rodea, por eso, cuantas más opciones tengan disponibles, mejor.

Llama la atención que son muñecos que representan a niños que podrían tener unos diez años, no jóvenes adultos y adolescentes o bebés que es lo más habitual. ¿Por qué?
Los muñecos representan niños preadolescentes y los muñecos han sido creados y diseñados para que los niños de entre 5 y 8 años que jueguen con ellos se sientan identificados. Algunos de los detalles que se han cuidado para reflejar la edad del muñeco son: el pecho plano, sin maquillaje, menor curvatura de la espalda, manos y pies más grandes, eliminación del arco plantar, hombros más redondos y menos picudo y cabeza de mayor tamaño. De todas formas, éste es solo el principio de Creatable World. Conforme seguimos avanzando, nuestros diseñadores seguirán buscando formas de fomentar la diversidad e incluirla en la colección.

Las últimas reinvenciones de Barbie por parte de Mattel, su apuesta por acercar a las niñas a vocaciones científicas o por mostrar distintas fisonomías, responde a esa misma filosofía de este Creatable World?
Desde Mattel y con todas nuestras marcas lo que queremos es que los más pequeños se diviertan, puedan expresarse libremente, sin límites y que luchen por conseguir lo que quieran. Barbie nació hace 60 años respondiendo a la realidad de un momento en el que las niñas tenían muy pocas opciones de juego y de proyectarse a sí mismas en distintos ámbitos considerados masculinos en aquel momento. Durante esos 60 años ha representado más de 200 carreras, en ocasiones siendo el primer personaje femenino en representarlas. Desafortunadamente, esa premisa no está aún superada y sigue existiendo un fenómeno llamado Dream Gap, por el que las niñas en un momento dado dejan de proyectarse en determinadas profesiones, es por eso por lo que seguimos poniendo el foco en esos temas con Barbie, siendo fieles al propósito con el que nació la marca.

‘Ring Fit Adventure’, un videojuego con el que combatir el sedentarismo

La gente suele olvidar al criticar los hábitos de niños y mayores que en los móviles y tablets se puede estar leyendo o aprendiendo idiomas, no solo inmersos en youtube, plataformas de streaming, juegos o redes sociales. Igual que olvidan que hay videojuegos que no son precisamente para estar sentados, con los que se camina, salta o baila, incluso se suda y mucho.

Ring fit Adventure para Nintendo Switch que sale hoy a la venta es uno de ellos, probablemente el más interesante que yo haya visto hasta la fecha en este sentido junto a Pokémon Go, aunque este último juega en otra liga muy distinta, la de los móviles y los paseos.

Se trata de una aventura con la que Nintendo pretende atraer a los jugones de la casa al juego menos sedentario que tiene en el catálogo. Una aventura en la que superar escenarios y derrotar enemigos, con su historia detrás y una estética de lo nintendera (ese malvado dragón culturista bien podría ser enemigo de Mario), pero en la que se avanza corriendo, saltando, haciendo yoga y distintos tipos de ejercicio. Los mandos no se pulsan, un joycom se ajusta con una banda al muslo izquierdo y el otro se pone en el aro o Ring Con, que es el auténtico corazón del juego.

El aro, claramente inspirado en los aros de pilares, es flexible y a la vez resistente, dotado de tecnología con la que poder ajustar el ejercicio que haremos al apretarlo o estirarlo con brazos o piernas. Un aro con el que también podremos correr, girar el tronco, saltar… Al tiempo que avanzamos o peleamos veremos cómo se iluminan las zonas del cuerpo que más están trabajando, podremos tomar nuestras pulsaciones o estirar.

De hecho ese aro, semejante a un volante, encierra mucho potencial. Sería fantástico poder correr de verdad explorando el próximo universo Pokémon o metiéndonos en el pellejo de Link en el siguiente Zelda. Al menos a ratos.

Mi hija y yo hemos jugado con la protagonista femenina, una mezcla de la nueva She-ra de Netflix y cualquier fit-girl de esas que suman millones de seguidores en Instagram) a la que se le ilumina el pelo cuando más te esfuerzas y también las zonas del cuerpo que estás trabajando. Y es divertido. No es que la aventura vaya a maravillar a nadie por su historia o diseño, pero lo pasas bien recorriendo esos mundos y enfrentándote a enemigos. Y cansándote, porque os aseguro que veinte minutos al día de juego es tremendamente eficaz para hacer un ejercicio equilibrado.

Para avanzar por el juego hay que correr, hacer abdominales, trabajar la flexibilidad, brazos, piernas… Jugar con regularidad mejora tu forma física con toda seguridad. Y eso al mismo tiempo impide que te enganches al juego y pases demasiado tiempo dedicado a él. Es demasiado cansado.

Además de la aventura, realmente lo diferencial de este juego respecto a otros de fitness precios, hay una opción de minijuegos que permiten competir (por turnos, cediendo el aro) con otras personas que recuerda mucho a los clásicos parties de otros juegos de Nintendo. Y también está la opción de tirar de tablas de ejercicios, ambientadas en la aventura pero pensadas para ir al grano. Puedes incluso crear al detalle tus propias series dependiendo de lo que qué quieras trabajar. Aunque, sobre todo para los niños, lo divertido y motivador es la aventura.

El juego es para niños a partir de siete años. Mi duda es que tan pequeños tengan la propiacepción suficiente, la conciencia de su cuerpo y el control sobre él lo suficientemente desarrollado como para sacar del todo el partido al juego. Hay posturas exigentes, aunque siempre hay una representación de un monitor (Tipp se llama) que facilita que lo imites sin cometer errores. Lo cierto es que va a depender de cada niño. Los habrá de siete años que se manejen mejor que muchos adultos. A partir de unos nueve o diez no van a tener problemas.

En la presentación del juego había una entrenadora personal a la que estuve preguntando sobre qué habría que tener en cuenta a la hora de jugar con niños. Lo único en lo que me insistió fue en que vigilásemos su postura, sobre todo la espalda. Que las piernas no imiten exactamente la figura del monitor que aparece en pantalla no es tan importante, a esa edad son muy flexibles, pero hombros y espalda sí es importante que la mantengan recta, sin subir los hombros. Hay que supervisarles por tanto, al menos al principio.

Sobra decir que mantener una buena postura es un consejo aplicable a todo jugador de cualquier edad y algo en lo que el juego insiste con frecuencia, igual que da consejos de alimentación y otros hábitos saludables.

Esta profesional también me aseguró lo que he podido comprobar jugando en casa y mencionado antes, que jugar a la aventura supone un entrenamiento equilibrado, que combina todas las partes del cuerpo y permite hacer tanto trabajo aeróbico como anacrónico: “Correr en el sitio no va a hacer que quemes tantas calorías como salir a correr a la calle, pero el trabajo cardiovascular está ahí”.

Estoy por imponerme un reto, similar a cuando pasé un año sin comprar ropa, que es jugar a diario media hora para comprobar los resultados.

¿Mascotas en clase? Un aula no es lugar para hámsters, insectos o pájaros

Se llama Bolita, es una hámster rusa de más de dos años (provecta edad) y es la mascota de la clase. Toda su vida ha transcurrido en un aula, con su consecuente griterío esporádico, y pasando por diversas casas de niños en vacaciones y en los fines de semana. Periplos voluntarios, a nadie se obliga, pero siempre hay candidatos.

En otras clases hay bichos palos o agapornis. No es el único colegio en el que esto sucede. Seres vivos en una esquina, aumentando la ratio pero dando poca guerra.

¿Os parece buena idea?

Puede venderse como una manera de trabajar la responsabilidad en los niños, cierto, pero yo no estoy nada de acuerdo y así lo planteé en la reunión del primer trimestre.

¿De verdad no se puede aprender esa responsabilidad de otra manera?
A mí me parece más importante transmitir a nuestros hijos el respeto por la vida, por el otro.

Lo primero que hay que plantearse antes de dar la bienvenida a un animal a nuestro hogar (o colegio o empresa) es su bienestar. ¿Estará en las condiciones óptimas? ¿Podemos hacernos cargo de él para siempre y en todo momento? Si no es así, mejor no tenerlo. Vivir en una clase y dando tumbos por distintas casas no es pensar en lo mejor para el pobre bicho.

Yo lo tengo claro: mascotas vivas en los colegios, mejor que no. También porque lo que se puede acabar enseñando a los niños es que nuestro capricho, nuestros deseos, están por encima de cualquier consideración hacia el animal. Un mensaje muy peligroso, más en una España repleta de abandonos.

Para entender la responsabilidad que supone un animal, para acercar los animales domésticos a las aulas, nada mejor que invitar a algún voluntario de un centro de protección animal a dar una charla en el colegio sobre la realidad existente en este país, con perreras y protectoras llenas, decenas de miles de gatos en la calle con una esperanza de vida irrisoria y muchas más pequeñas mascotas abocadas a vidas cortas llenas de sufrimiento por la falta de conocimientos.

Tener un animal de compañía no es obligatorio. Resistirse a los impulsos poco reflexionados sí debería serlo.

‘Cosas que no hacen los mayores’, un cuento para reírnos juntos de las deseables imperfecciones mutuas

En los últimos días han llegado a mis manos varios cuentos de la editorial Nube Ocho. Dos de ellos han llamado especialmente mi atención y he querido traerlos a este blog.

Uno es Federico y sus familias. En él, el gato Federico es el hilo conductor para mostrarnos que la felicidad es posible en todo tipo de familias, para normalizar vivir solo con papá o papá, con dos papás o con los abuelos.

Y el cuento de Mili Hernández llega en mi formato favorito para los más peques, resistente, cuadrado y manejable.


Pero mi cuento preferido entre las novedades de esta editorial es otro, para niños a partir de unos tres años. Se llama Cosas que no hacen los mayores de Davide Culi y Benjamin Chad.

Madres, padres, abuelos y abuelas somos imperfectos, inconsecuentes, inconstantes y demasiadas veces malos ejemplos. Es imposible ser perfectos, tampoco es deseable. Lo que sí convendría es que fuéramos conscientes de todo ese cúmulo de realidades.

Este libro nos lo recuerda, nos pone en nuestro sitio de una manera muy divertida.

No deberíamos exigir a nuestros hijos en demasía ni caer en el postureo parental. Os aseguro que los niños son perfectamente conscientes de que a veces decimos palabrotas, nos enfurruñamos, hacemos travesuras, trampas, echamos las culpas a otros, nos portamos mal en definitiva.

Es un cuento delicioso para reírnos juntos, para relativizar.

También para tomar nota de que los niños nos observan, de que les enseñamos con nuestros actos más que que con nuestros discursos y que en aquello que sí es realmente importante deberíamos ponernos las pilas para ser buenos ejemplos.

Pocos recursos y demasiados fármacos, la salud mental infantil en el sistema sanitario español

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, otro de esos días instaurados para concienciar, para dar a conocer, para abrirse paso en la apretada agencia de los medios.

La salud mental, esa gran olvidada en distintos sentidos. Cuando tenemos una dolencia física, aunque sea liviana, lo habitual es que acudamos corriendo al médico. Si lo que nos aqueja es la tristeza, el miedo, la ansiedad, la angustia, la rabia, la incapacidad para encontrar motivos ser feliz, es menos frecuente ir en busca de ayuda profesional.

Y lo malo es que, aunque vayamos, no siempre es fácil encontrarla.

Tabúes, prejuicios, falta de recursos, de información… los problemas son muchos pese a que también lo son las personas que necesitan ayuda. Nadie está libre de verse así, nadie es tan fuerte como para ser irrompible.

Tampoco los niños.

Por eso, Aldeas Infantiles SOS aprovecha este día para reclamar de forma urgente las siguientes seis medidas:

  • Incremento de los presupuestos destinados a salud mental.
  • Prevención e intervención temprana, reduciendo el tiempo que transcurre entre los primeros síntomas y el primer contacto terapéutico.
  • Coordinación permanente entre los equipos de atención primaria y los de salud mental.
  • Incorporación de la especialidad de Psiquiatría Infantil.
  • Equipos especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los efectos derivados del maltrato en la infancia.
  • Campañas de sensibilización para informar y combatir el estigma social que recae sobre estas enfermedades.

Y así explica la problemática existente:

“La prevención y la detección de los factores de riesgo que puedan desencadenar ciertas enfermedades mentales, así como la intervención temprana para evitar que estas se agudicen es fundamental durante los primeros años de vida”, explica Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS.

Sin embargo, según señala la organización, los especialistas de primer nivel, generalmente pediatras, no pueden hacer frente a la demanda desbordante por falta de recursos. Asimismo, cuando se llega al segundo nivel, el de las unidades de salud mental, estas reciben a pacientes de todas las edades, sin especialización, por lo que tampoco cuentan con el tiempo, el espacio físico adaptado o la formación necesaria para atenderles adecuadamente.

Esto provoca que las escasas unidades de salud mental para niños y adolescentes estén colapsadas o queden reservadas para casos de especial complejidad, por lo que no se cubren las necesidades existentes. El resultado es una excesiva prescripción farmacológica. Si el sistema sanitario no cuenta con los especialistas necesarios para realizar una adecuada y continuada intervención clínica, se optará, casi en exclusiva, por tratamientos focalizados en los psicofármacos, sin otra intervención psicoterapéutica, dando así una falsa percepción de intervención.

La ansiedad y la depresión son las enfermedades mentales más comunes en España, seguidas de otras como el trastorno bipolar, la esquizofrenia o algunas otras formas de psicosis. Además, entre los jóvenes de 15 a 29 años, el suicidio es la principal causa de muerte por detrás de los accidentes de tráfico.

Los niños privados del cuidado parental, los más vulnerables

Una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida, una cifra que aumenta si nos centramos en los colectivos más vulnerables. Así, de los casi 48.000 niños y niñas que crecen en el sistema de protección en España, es decir, privados del cuidado parental, la mitad de ellos (el 48,7%) está recibiendo algún tipo de tratamiento de salud mental.

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¿Te has interesado por aquello que apasiona a tus hijos?

Puede ser un youtuber determinado, una serie, un tipo de libros, de videojuegos, de música o un deporte. Pueden ser muchas cosas las que roben el corazón a nuestros hijos, las que ocupen su tiempo y sus conversaciones.

¿Te has asomado a ellas? No me refiero a supervisar a ver si son apropiadas, a echar una ojeada para saber qué son, aunque también tenga sentido o sea incluso necesario. Hablo de genuinamente interesarte, de probar a leer ese libro, a escuchar esas canciones, sentarte junto a tu hijo a jugar o a ver ese deporte o película. Hablo de hacerlo sin prejuicios, dispuesto a dejarte sorprender.

Por supuesto puede ser que no te guste, que incluso descubras que te horroriza. Pero lo has intentado. Lo aborrecerás con conocimiento de causa. También puede ser que te sorprendas encontrando algo interesante, que merece la pena.

Suceda lo que suceda, lo más probable es que tu hijo agradezca que te intereses por aquello que a él o ella le interesa. Implica que te estás interesando por ellos. Es otra manera de decirles que les quieres.

Nos gusta compartir nuestras aficiones; nos gusta poder hablar de aquello que nos apasiona con los demás; nos gusta, sobre todo cuando somos niños y adolescentes, que las personas a las que queremos valoren lo que hacemos.

«Ojalá hubiera tenido una madre como tú». Hace poco me lo volvieron a decir. En los últimos tres años lo he escuchado media docena de veces por parte de chicos muy jóvenes, en la adolescencia. Lo he escuchado en redes sociales y en persona cuando han descubierto mi falta de acercamiento sin ideas preconcebidas y desde el respeto por aquello que les apasionaba, ya fueran mangas o rol (que a mí también me encantan), o k-pop (que he descubierto que no es lo mío).

En realidad no me querían como madre, claro que no querrían cambiarme por las suyas. Es un absurdo. Lo que de verdad me estaban diciendo es “ojalá mi madre mostrase interés por esto que tanto me gusta”, “ojalá mi madre entendiese lo que es esto que tanto me apasiona y a lo que dedicó tanto tiempo”, “ojalá mi madre no despreciara mis aficiones”, “ojalá pudiera hablar de todo esto con ella”. Sobra decir que es aplicable también a padres.

Expresan un deseo de acercamiento. Un deseo legítimo.

Este pasado fin de semana escuchaba a dos parejas de padres quejarse de cómo sus hijos adolescentes se han convertido casi en extraños de la noche a la mañana. Que se habían distanciado muchísimo, que no querían nada con ellos. Esa toma de distancia a esa edad es comprensible, es biológica, pero siempre podemos intentar tener puentes.

Los vínculos entre padres e hijos no son irrompibles, se pueden resquebrajar; que te interese (al menos de entrada) lo mismo que a ellos, puede que incluso encontrar aficiones en común, es una buena manera de fortalecerlos.

Sin forzar, sin mentir, sin paternalismo, sin objetivos ocultos, sin garantía de éxito.

¿Te interesarás por aquello que apasiona a tus hijos?

(GTRES)