La pasada semana llegó a mis manos un libro de esos que llama la atención, editado con mimo y bellamente ilustrado. Se titula Ellas cuentan, cincuenta mujeres y niñas que cambiaron el mundo y es obra de Katherine Halligan y Sarah Walsh.
Muy bonito, sí. Solo se podría poner un par de peros. Uno es su gran formato, que hace que sea más vistoso, más ‘regalable’, pero que tal vez sea demasiado porque lo hace menos manejable para los niños. Otro es que embellece en exceso las historias de las cincuenta mujeres que recoge. Por ejemplo, cuando narra la vida de Juana de Arco parece un cuento de hadas. No hay oscuros, solo claros. No pido que se sea cruento, pero sí más sincero. Una hagiografía aporta menos que un relato real. Los niños, los que tienen edad para acercarse a estos libros, tienen capacidad para entenderlo y resulta más enriquecedor. Este segundo inconveniente no es exclusivo de este libro sobre mujeres excepcionales en concreto.
Y tal vez otro. Que llega cuando llevamos ya varios años recibiendo propuestas editoriales con distintas aproximaciones pero que pivotan todas precisamente en ese darnos a conocer a mujeres que aportaron o aportan valor a esta sociedad.
Son muchos, tantos que hace pensar si es realmente preciso disponer de más. Como recurso pedagógico no lo parece, como estrategia comercial tal vez sí tenga sentido.
Son valiosos y necesarios. Pero son muchos. Probablemente demasiados. Hemos pasado de la nada a la abundancia en muy poco tiempo.
Y hay otra reflexión engarzada.
No creo ser sospechosa de regatear con el feminismo o no apoyar la visibilización de las mujeres, lo importante de poner en valor tantos y tantos nombres desconocidos o escondidos, pero hay que saber hacerlo bien.
Cuando llegó a mis manos este libro recordé a dos amigas, dos madres estupendas, sensibles, defensoras de los derechos de la mujer y de poner en valor y en conocimiento de sus hijos los nombres que estos volúmenes albergan.
Una de ellas me contaba no hace mucho que su hijo más pequeño le soltó en una ocasión: «Como los niños lo hacemos todo mal…». Algo antes la otra, madre de dos varones, me había contado una experiencia similar de uno de sus hijos, que siendo chico sentía que le vendían a los hombres como los malos de la película.
Si poniendo en valor a las mujeres, si rescatándolas como merecen, hay niños que sienten que encerramos en la oscuridad a los hombres o los hacemos los villanos de la historia, es que lo estamos haciendo mal.
Tal vez nos estamos pasando de frenada no solo en la sobreabundancia de títulos sobre mujeres, también (y me preocupa más) en cómo les estamos dando protagonismo.
No puede ser que leamos cinco veces sobre Malala o Clara Campoamor y que no lo hagamos nunca sobre Turing o Darwin. Puede que no sea fácil, pero visibilizar a las mujeres no nos puede hacer perder la labor de tantos hombres que fue buena y valiosa para la sociedad y que transmitimos un mensaje sesgado o acentuemos la existencia de dos bandos enfrentados.
Bien sé que este riesgo solo viene dado en las familias más concienciadas, en las que menos lo necesitan. Hay muchas otras en las que este exceso no se aprecia, muchos hogares en los que estos libros sobre mujeres no han entrado por desconocimiento o a conciencia.
Pero es un riesgo real que tener presente y combatir. ¿No creéis?
Llevamos años diciendolo muchos.
Como ejemplo te puedo poner a varias mujeres que tambien luchaban por el feminismo, y les parecía simpatiquisima la idea de las camisetas aquellas de «las niñas molan» y su contraparte «los niños dan asco, y tiremosles piedras» . Hasta que uno de sus hijos mirando un escaparate, vió la camiseta y le pregunto si el era malo.
29 octubre 2019 | 09:37
Hola,
la verdad es que no lo hemos leído. Seguramente como bien dices los libros son educativos y deben mostrar que el mundo no es cuento de hadas, que muchas veces criamos así a los niños y luego la realidad es muy dura.
Besos!
Anabel
29 octubre 2019 | 10:07
Has dado en el clavo, el mensaje hoy en día es que ser niña es algo bueno y ser niño es algo de lo que uno debe estar avergonzado, esto no es algo nuevo, ya cuando yo estudiaba el comportamiento de los niños (generalmente más revoltosos, desordenados, traviesos, etc..) era demonizado y se les decía que debían ser más como la niñas.Esto se debe en gran parte a que las docentes son mujeres y tienen un sesgo muy marcado a favor de las niñas.
La tele, el cine, la prensa nos transmiten este mensaje: lo femenino es bueno y es progreso, lo masculino es tóxico, es malo y es atrasado y primitivo.
El principal problema de todo esto es que desde las instituciones se transmite el mismo mensaje con un matiz más, nos tratan a las mujeres como discapacitadas, como si fuéramos menores de edad, asumen que solas no podemos igualar a los hombres y que nos tienen que allanar el camino.
Yo no necesito ayuda alguna pr parte del estado ni de nadie!!
29 octubre 2019 | 10:20
No puedo estar más de acuerdo contigo. Quizás en vez de diferenciar por sexos todo se debería mirar en realizar libros de personas o personajes históricos que hicieron cosas increibles para la humanidad sin importar de que sexo fueran y de paso sin importar en si eran más hombres o más mujeres. Que se ha de visualizar más a las figuras femeninas en eso estamos de acuerdo pero creo que tal y como se plantea ahora es un gran error como tu bien dices.
29 octubre 2019 | 11:08
Los hombres llevamos un tiempo diciéndolo pero se nos ha intentado silenciar y pisotear más porque parece que ahora no tengamos ni voz ni voto en nada.
29 octubre 2019 | 11:22
Pues si, pero no solo en eso, si no en general con todo.
Hace ya tiempo que todo esto se ha convertido en un obsesión…
29 octubre 2019 | 12:53
Yo siempre he huido de la sección “feminista” de las tiendas. Estoy un poco harta del tema, sinceramente.
La gota que colmó el vaso fue ver un cuento infantil sobre Simone de Beauvoir que soltaba perlas como que el hijo por nacer es un parásito que explota a la mujer o como: «No se debería permitir a ninguna mujer que se quedara en casa para criar a sus hijos. La sociedad tendría que ser completamente distinta. Las mujeres no deberían tener esa opción, precisamente porque si existe tal opción, demasiadas mujeres la van a tomar» entre otras frases.
Como ama de casa, criada por una ama de casa, me parece que educar a los niños con personas como esta señora como referente es bastante peligroso.
Estoy un poco cansada de mensajes como: “The Future is Female” o “Girl Power” porque no, siendo madre de una hija, no quiero un futuro solo de las mujeres, quiero un futuro para todos sin importar el sexo, la raza, la religión, si tienen o no discapacidad.
A mis hijos los educaré en el respeto y en la igualdad y les hablaré de personas importantes que han mejorado el mundo sin importar su sexo, su raza, si tenían o no discapacidad, y por supuesto, Simone de Beauvoir no será una de ellas…
Parece que si eres mujer ya todo lo que hagas está bien, y si te consideras “feminista” ya ni te cuento. ¿Dónde hemos dejado el sentido común y el pensamiento crítico?
Por suerte, también vi una colección de personajes históricos importantes en las que aparecían Mozart, Einstein además de mujeres, eso SÍ es igualdad.
20 noviembre 2019 | 13:32