Pocos recursos y demasiados fármacos, la salud mental infantil en el sistema sanitario español

Hoy es el Día Mundial de la Salud Mental, otro de esos días instaurados para concienciar, para dar a conocer, para abrirse paso en la apretada agencia de los medios.

La salud mental, esa gran olvidada en distintos sentidos. Cuando tenemos una dolencia física, aunque sea liviana, lo habitual es que acudamos corriendo al médico. Si lo que nos aqueja es la tristeza, el miedo, la ansiedad, la angustia, la rabia, la incapacidad para encontrar motivos ser feliz, es menos frecuente ir en busca de ayuda profesional.

Y lo malo es que, aunque vayamos, no siempre es fácil encontrarla.

Tabúes, prejuicios, falta de recursos, de información… los problemas son muchos pese a que también lo son las personas que necesitan ayuda. Nadie está libre de verse así, nadie es tan fuerte como para ser irrompible.

Tampoco los niños.

Por eso, Aldeas Infantiles SOS aprovecha este día para reclamar de forma urgente las siguientes seis medidas:

  • Incremento de los presupuestos destinados a salud mental.
  • Prevención e intervención temprana, reduciendo el tiempo que transcurre entre los primeros síntomas y el primer contacto terapéutico.
  • Coordinación permanente entre los equipos de atención primaria y los de salud mental.
  • Incorporación de la especialidad de Psiquiatría Infantil.
  • Equipos especializados en el diagnóstico y el tratamiento de los efectos derivados del maltrato en la infancia.
  • Campañas de sensibilización para informar y combatir el estigma social que recae sobre estas enfermedades.

Y así explica la problemática existente:

“La prevención y la detección de los factores de riesgo que puedan desencadenar ciertas enfermedades mentales, así como la intervención temprana para evitar que estas se agudicen es fundamental durante los primeros años de vida”, explica Pedro Puig, presidente de Aldeas Infantiles SOS.

Sin embargo, según señala la organización, los especialistas de primer nivel, generalmente pediatras, no pueden hacer frente a la demanda desbordante por falta de recursos. Asimismo, cuando se llega al segundo nivel, el de las unidades de salud mental, estas reciben a pacientes de todas las edades, sin especialización, por lo que tampoco cuentan con el tiempo, el espacio físico adaptado o la formación necesaria para atenderles adecuadamente.

Esto provoca que las escasas unidades de salud mental para niños y adolescentes estén colapsadas o queden reservadas para casos de especial complejidad, por lo que no se cubren las necesidades existentes. El resultado es una excesiva prescripción farmacológica. Si el sistema sanitario no cuenta con los especialistas necesarios para realizar una adecuada y continuada intervención clínica, se optará, casi en exclusiva, por tratamientos focalizados en los psicofármacos, sin otra intervención psicoterapéutica, dando así una falsa percepción de intervención.

La ansiedad y la depresión son las enfermedades mentales más comunes en España, seguidas de otras como el trastorno bipolar, la esquizofrenia o algunas otras formas de psicosis. Además, entre los jóvenes de 15 a 29 años, el suicidio es la principal causa de muerte por detrás de los accidentes de tráfico.

Los niños privados del cuidado parental, los más vulnerables

Una de cada cuatro personas sufrirá una enfermedad mental a lo largo de su vida, una cifra que aumenta si nos centramos en los colectivos más vulnerables. Así, de los casi 48.000 niños y niñas que crecen en el sistema de protección en España, es decir, privados del cuidado parental, la mitad de ellos (el 48,7%) está recibiendo algún tipo de tratamiento de salud mental.

GTRES

2 comentarios

  1. Dice ser Terelu

    Habida cuenta de la ineptitud de los psicólogos (último ejemplo: los que dieron el alta a la infanticida de El Ejido) priorizar los fármacos frente a la psicoterapia me parece la opción con mayores opciones de éxito… y menos riesgos!

    13 octubre 2019 | 20:49

  2. Hola,

    tema importante donde lo haya, ahora parece que hay mucha gente con este tipo de problemas o dicho de otra forma no es feliz, sobretodo los jóvenes. Es complicado diagnosticar en este entorno tan complejo, pero los farmácos no pueden ser la solución sino mal asunto.

    Besos!

    Anabel

    14 octubre 2019 | 12:20

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