Si tuviera que elegir una mascota para reginaexlibrislandia no titubearía ni un segundo, queridos: pondría un Firmin en mi librería o, lo que es lo mismo, una rata de biblioteca con alma de bibliófila que se alimentara el cuerpecillo de papel y el espíritu de palabras.
He llegado a esa conclusión de la manera más tonta esta mañana: mirando, por fin, el correo postal que tenía acumulado. Por entre la montonera de cartas y papelotes -y aquí me río yo de la Era Digital esa en la que dicen que estamos- asomaba la publicidad de una empresa especializada en el exterminio de insectos y roedores.
Al verla sobre mi escritorio, otro de los libreros abrió la veda:
– Librero: ¿Has visto ésto, Regina?- Regina: ¿El qué?
– L.: La publicidad de la empresa de fumigación con esa asquerosa cucharacha ahí dibujada… da repelús.
– R.: ¡Pues no la mires y tira el papelito!
– L.: Ish, es que me dan mucho asco las cucarachas
– R.: Pero, ¿has visto aquí alguna?
– L.: No
– R.: ¿Entonces?
– L.: Nada, nada… ¿y ratones? ¿has visto algún ratón por aquí? ¿o ratas?
– R.: Noooooooo.
– L.: ¿Y si hubiera alguna?
– R.: Pues la adoptaría y la llamaría Firmin.
– L.: ¿Estás loca, lo dices en serio?
– R.: Pues claro, sería una rata bibliófila, como la de la novelita de Savage.
– L.: ¿Qué novelita?
– R.: ¿No conoces Firmin?
– L.: Pero, ¿no te acabo de decir que NO? ¿Es buena?
– R.: UY, es un novelón. En ella Sam Savage nos presenta a la rata que habita las entrañas de una librería de viejo en Boston, y para quien lo que arranca siendo una pulsión devoradora de libros en sentido literal, deriva en un apetito lector voraz que sacia frenéticamente y que le va modelando el alma y el ánimo a palabras. Es así como Firmin se convierte en un ser glorioso, bibliófilo, entrañable y quijotesco con delirios de voyeur, tics kafkianos y un espíritu shakesperiano que exuda ternura y sarcasmo a mares. ¡Es deliciosa!
– L.: ¿Y la tenemos?
– R.: A Firmin por aquí… no, pero si te refieres al libro, sí. Está en tapa dura, anglosajones por la ‘S’: segunda balda empezando por abajo.
Él se la llevó para leérsela, y conociéndole estoy segura de que Firmin le cautivará, como me cautivó a mi. Además es una de esas novelitas que no dejan de circular y aún no me he topado con alguien a quien le dejara indiferente.
Y vosotros, reginaexlibrislandianos de pro, ¿habéis leído Firmin? ¿Conocéis a alguien que la haya leído? ¿Si es que sí, ¿cómo llegó el ejemplar a vuestras manos? ¿Conocíais a Sam Savage?
A quienes aún no la habéis leído, haceros un favor como ávidos lectores y bibliófilos de corazón y corred a poner un Firmin en vuestras librerías. ¡Palabra de Regina!