De la nueva sociedad 3.0 organizada horizontalmente en red que ha enterrado la edad contemporánea. ¡Bienvenidos a la edad digital!

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La fusión definitiva de lo virtual y lo real

*El prestigioso medio Tic Beat me invitó a escribir un artículo sobre tendencias para 2012. Replico el texto que publiqué  hace unos días en la sección Trends 2012 de Ticbeat.

En los últimos dos años llevo insistiendo mucho en el concepto de ciudad híbrida, en la fusión del ciberespacio y el territorio. De hecho, la cada vez más nombrada Web 3.0 se encamina a una mezcla de sensores de datos ubicuos, individuos conectados en el territorio y web semántica. También se está hablando de esta web squared , un cóctel de geolocalización, cloud computing y realidad aumentada. 2012 será el año de la consagración del mundo híbrido. Casi todas mis predicciones van en esa dirección. Dejaremos pronto de hablar de internautas y comenzaremos a hablar de ciudadanos, digitales y físicos al mismo tiempo.

1) Visualizaciones de big data. Se habla mucho de la inmensa producción de datos del nuevo mundo conectado, pero no tanto de las visualizaciones que se realizan para traducir semejante maremagnum de datos. La visualización de Mercamadrid desarrollada dentro del Visualizar del Media Lab Prado es buen ejemplo. Cada vez habrá más datos recopilados y traducidos visualmente gracias al crowd sourcing. Los mapas que elabora Eric Fisher, como el del uso de Flickr y Twitter en Estados Unidos serán tendencia. El experimento Tráfico libre del Diário de Pernambuco (Brasil), un mapa en tiempo real sobre el estado del tráfico en la ciudad de Recife elaborado con datos de los usuarios, es un buen ejemplo.
2) Nuevas superficies de medios. Los medios de comunicación impresos están perdiendo presencia física (papel) en el territorio. Como ya escribí en TicBeat, los medios irán encontrando nuevas superficies (pantallas, cristales, tickets de tren..) para reforzar esa presencia. El digital signage – visualización de información y tweets de usuarios en grandes pantallas – es otra tendencia. Las nuevas plataformas – principalmente los tablets – también irán adquiriendo fuerza. Otra forma de presencia en el territorio. Creo que algunas aplicaciones para tablets como Readitlater, que permiten que el usuario marque un contenido y lo almacene para leer después en el metro, por ejemplo, son otro nuevo e interesante camino.
3) Territorio escaneable. La relación de las personas y el territorio a través de smart phones va mucho más allá de la lectura comercial de códigos QR o de servicios como Shazam (reconocimiento de música). Google ha lanzado, por ejemplo, Google Goggles, una app de reconocimiento de imagen. Creo que aplicaciones como leafsnap (identifica especies de árboles a partir de foto de sus hojas o haciendo fotos de sus hojas) o WeBIRD (reconocimiento de pájaros a partir de trinos grabados) abren una senda interesante.

4) Interacciones en el territorio. 2011 fue el año de Instagr.am, la red social móvil fotográfica. También fueron (mini) tendencia algunas aplicaciones como Color, que permite geolocalizar fotos y compartirlas con personas próximas. Algunos proyectos como Skanz, que permite escanear un código QR con información personal de personas físicas, abren la puerta a relaciones de gente desconocida en festivales, bares o eventos. Por otro lado, los llamados “objetos sociales”, con capas de contenido creadas por los usuarios, inauguran una época de wikiespacio construido con narraciones colectivas.

5) Redes libres, tecnología libre. El cierre de Megaupload, los proyectos de ley PIPA y SOPA estadounidenses, la aprobación de la Ley Sinde Wert en España, la censura de algunos contenidos en Facebook y la nueva postura de Twitter en cuanto a la posibilidad de borrar tweets marcan un antes y un después en la historia de Internet. El software libre será más tendencia todavía en 2012. Veremos la explosión de redes sociales desarrolladas con software libre, como N-1.cc (y todas las redes del proyecto Lorea o Identi.ca (un clon libre de Twitter). Los movimientos ciudadanos como el 15M español o Occupy Wall Street serán referencia en el desarrollo de tecnología libre. Occupy ya anunció el lanzamiento de Global Square, una red libre para todos los ciudadanos del mundo. Al mismo tiempo, veremos surgir aplicaciones móviles de lectura de códigos, críticos con SOPA, Ley Sinde-Wert y/o empresas de dudosa ética.

Un remix de Quino para explicar la campaña #stopsopa

 

Código Abierto quiere poner su granito de arena en la campaña mundial contra la Stop Online Piracy Act (SOPA) que prepara el Gobierno estadounidense, una censura encubierta a los contenidos y actual funcionamiento de Internet que apenas protege los intereses del obsoleto lobby del entretenimiento. Marcas tan relevantes como Wikipedia, Reddit, Mozilla, WordPress o Google están incentivando el apagón contra la SOPA, un ley-ataque contra los derechos civiles. En España, esa provincia de la Casa Blanca, la campaña ha cogido aire ante la reciente aprobación de la absurda Ley Sinde Wert.

No conseguiría dar mejores instrucciones que el blog Mangas Verdes para que apagues tu web mañana en apoyo a la campaña. Tampoco conseguiría explicarlo mejor que este Remix de Quino de Derecho a Leer  publicado con licencia Creative Commons, visto en Jaque Perpetuo.  #stopsopa #stopsindewert

 

 

 

 

 

Wifi abierto para una sociedad abierta

«¿Hola, te gustaría compartir tu wifi a cambio de un pago mensual?». «Me acabo de mudar y he visto tu wifi. ¿Tomamos una cerveza?». Así de redondas son las frases /eslogan del nuevo proyecto wifis.org , que incentiva que las redes de internet inalámbricas (wifi) sean compartidas entre varias personas. Wifi para relacionarse, para conocer a personas nuevas. Wifi para trabajar en red, para economizar. La filosofía de Wifis.org tiene su epicentro en algo tan sencillo como compartir tecnología. Cualquier persona puede abrir la configuración de su red wifi y permitir su uso a usuarios concretos.

Algunas preguntas al aire. ¿Tiene sentido que cada vecino de un edificio contrate internet inalámbrico a un precio desorbitado? ¿Tiene lógica que los vecinos tengan redes cerradas y que no existan relaciones sociales entre ellos? Precisamente fueron estas preguntas las que propiciaron hace unos años el fantástico proyecto Yellow Chair en Londres. Anab Jain, una india residente en Londres, descubrió que alguien usaba su señal de Internet Wireless. Su primera reacción fue el enfado. Después reflexionó. Y se dio cuenta que no conocía a sus vecinos. No conocía a casi nadie en el Planeta Que Había Substituido las Plazas por Shopping Centers. Por eso colocó un puesto de acceso a Internet gratuito en la puerta de su casa. Un ordenador, una cámara. Barra libre de bits. Su Yellow Chair rompió con el aislamiento crónico de los vecinos. Disparó el sentido comunitario del barrio. Hizo posible la construcción colectiva de una historia /cotidianidad. El wifi abierto construyó una comunidad de (vecinos) abierta.

Nodo Móvil es otro proyecto que pretende cuestionar el aplastante dominio de las corporaciones sobre los flujos de Internet. El Nodo Móvil es un pasó más al «wifi colega» de wifis.org. Es una apuesta por la expansión territorial de Internet a través de dispositivos móviles. Un intento de colocar Internet al servicio de los ciudadanos y no de las corporaciones /instituciones. El Nodo móvil – que busca financiación en la plataforma de crowd funding Goteo – ya ha realizado algunos experimentos. Unidades móviles recorriendo las calles de Barcelona, expandiendo wifi con tecnología casera. Wifi abierto para nuevas interacciones. Wifi compartido para una nueva ciudad abierta regida por otro tipo de relaciones. 

 

 

¡Es la economía creativa, estúpido!


140 músicos de big bands lanzan un disco financiado integramente por el público. Una multinacional informática invierte en software libre construido colaborativamente. Una marca de coches deja a los usuarios diseñar un modelo. Unos ciudadanos desarrollan un red de acceso inalámbrico a internet wifi teleoperadoras. ¿Cómo se llama la película? Vayamos por partes. Primero, los actores. La peli big band se llama Movimento Elefantes (Brasil); el gigante informática, IBM; Fiat fue quien apostó por el co-coche Fiatmio; el wifi libre se llama Guifi.net, un proyecto nacido en Catalunya.  Y es que la mano invisible del mercado, tras el petardazo de la última crisis, podría llamarse sociedad en red. O inteligencia colectiva. O sociedad P2P (peer-to-peer). O crowd sourcing, ese término que acuñó Jeff Howe, ex editor de Wired: individuos cooperando entre sí. Co-creando. Co-trabajando. Sin intermediarios.

La crisis mola. Todo se desmorona. Todo se rehace. Mientras la economía mundial sigue en su ruleta-montaña rusa, el mundo encuentra soluciones al margen de gobiernos e inversores. Apenas un 2,3% de las start up (los famosos emprendedores) consiguen financiación. Sin embargo, el crowd funding – financiación colectiva – está empezando a funcionar. Kiva permite que cualquier persona financie proyectos a partir de 25 dólares. El site Kickstarter ha recaudado ya 100 millones de dólares de desconocidos para 13.000 proyectos. Lanzanos y Goteo Funding están despegando en España. Y hasta están naciendo sistemas de préstamos P2P – intercambio entre usuarios – sin bancos. ¿Prestar dinero a un desconocido? Podría ser una buena idea.

¿Y qué pintan Fiat o IBM en esta fiesta hippie-horizontal? El hit de Bill Clinton contra Papá George Bush, aquello de «es la economía, estúpido», en este convulso siglo XXI sería algo así como: «Es la economía creativa, estúpido». ¿Econoqué? En Estados Unidos, antes del boom de las redes sociales, ya se hablaba de open innovation (gracias a Henry Chesbrough). Algo tan sencillo como incentivar que las empresas cocinen ideas internas con externas. O sea, ejecutivos de IBM confiando en un puñado de hackers. Por otro lado, el mundo entero entró en la co-creación desde que Venkat Ramaswamy inventase el término. El cochecito que Fiat construyó con ayuda de sus usuarios, vaya.

¿Y a qué viene todo esta argumentación? Muy simple: en el Reino Unido la economía creativa representa el 7,8% del PIB. En Brasil, existe una Secretaría de la Economía Creativa. En España, la economía creativa está en auge. Pero no existe oficialmente para el gobierno central. Juan Pastor Bustamante, de la Escuela de Organización Industrial (EOI), la describía recientemente así: «industrias culturales y creativas, pero también ciudades creativas, ecosistemas creativos, clusters creativos, distritos creativos, clase creativa…«. Podemos redondear. Espacios de co-working (trabajo compartido). Ciudades participativas. El banco comunal BancomunEléctricas portuguesas co-creando. Millones de personas escribiendo en Wikipedia.  O la mismísima Philips pidiendo a sus usuarios que les redacten manuales de instrucciones. Sociedad en red, decíamos.

Rubén Martínez, que investiga sobre innovación en cultura y procomún en Yproductions, (gran presentación) lo tiene claro. El mundo está mutando. Estamos pasando de los emprendedores a la creatividad social. De los departamentos de I+D autistas al I+D de la sociedad. De la economía estúpida a la economía creativa, flexible y horizontal.

Globitos antisistema

«¿Estás enredado en una disputa cartográfica? ¿No estás de acuerdo con la versión oficial de tu geografía? ¡Contacta con nosotros hoy mismo!». No es un anuncio de un despacho de abogados engominados. Más bien todo lo contrario: así arranca el site de Grassrootsmapping, una comunidad abierta que ayuda a la gente a mapear áreas concretas de la tierra, patios particulares con conflictos concretos. Sus armas podrían ser el arsenal de un circo: globos de colores, hilos de cometa, una camarita portátil que envía imágenes cada pocos segundos… Y poco más (ver el detalle de la fotografía). La carambola antisistema de Grassrootsmapping es, simplemente, espectacular: la construcción de mapas desde el aire que contradicen siempre una versión oficial. Mapas que aterrizan en Internet. Mapas que se comparten. Mapas 2.0 que multiplican su significado. Mapas, vaya, que tocan las narices a los de siempre.

Para los escépticos, daré algunos ejemplos recientes de esta Tropa que Empuña Globos y No Pistolas. Los estudiantes chilenos, hartos de que sus protestas fuesen ignoradas por los grandes medios, construyeron mapas aéreos de las masivas manifestaciones contra la privatización de la educación. En Israel, el kit de Grassroots mapping fue usado para mapear una manifestación propalestina ninguneada por la sociedad. En la costa de Luisiana, estos globitos coloridos están construyendo una cartografía crítica sobre los daños ambientales del litoral (este vídeo es fantástico). El etc, de Occuppy Wall Street a los ecologistas checos, sería larguísimo.

Lanza un globito, pásalo. Construye mapas reales desde otras perspectivas. Pégale un coscorrón al GPS del tío Sam, que según me contaba recientemente un taxista de Nueva York, «siempre le enviaba a túneles y calles de pago». Apúntate al globomapeo. Ríete de Google Earth, que por razones misteriosas oculta pedacitos de la Tierra. Tiro de memoria reciente para rematar esta globoprosa de vocación ácida: habría estado genial un mapeo aéreo de la manifestación del pasado 150 en Madrid, una manifestación de flujos, intensa, gigante. Ninguna fuente oficial se atrevió a dar una cifra de participantes. La tecnología de Lynce – empresa que cuenta los manifestantes desde el aire, en una época en la que la gente sale a la calle y cambia el rumbo leyendo un hashtag de Twitter, se ha quedado coja. ¿Alguien se atreve a inaugurar en España la globocracia?

Planeta Corta Pega

 

No es plagio. Es escritura no-creativa. No es pirateo. Es inspiración. No es copy paste a palo seco. Es recreación. Reciclaje creativo. Colaje social. Quién no esté de acuerdo con ninguna de estas frases debería comprar con urgencia en Amazon el libro  Uncreative writting, del provocador Kennet Goldmist.

Este no-escritor estadounidense, que da clases de escritura no-creativa en la Universidad de Pensilvania, es el responsable del site Ubuweb, que posiblemente pasará a la historia como el templo donde se cuajó la cultura del remix del siglo XXI. Kennet, que trabajó como publicitario durante muchos años, entiende la copia como una intensa sesión de un DJ de libros que despedaza y remezcla creaciones ya existentes. La verborrea de Kennet está compuesta de auténticas frases-dinamita: «La escritura del futuro tendrá más que ver con cambiar cosas de sitio que con crear mudar nuevos contenidos», «si no puedo descargarme un contenido, para mí no existe».

Pero lo más interesante  de este gurú del copy paste es que no habla demasiado del futuro. Su argumento se basa en el pasado de la humanidad. Los readymades de Marcel Duchamp cuestionaban la idea de autoría. El aclamado pop de Andy Warhol no era más que un refrito (colorido) de objetos-lugares comunes.  Led Zeppelin tomó prestada cierta cadencia sonora del mítico bluesero Howlin´Wolf (Lemon song). La película Star Wars es  un descarado corta-pega de las series de Flash Gordon y las películas de Akiro Kurosawa.  Incluso Walt Disney, papá del Ratón Coñazo, fusiló directamente las obras de los hermanos Grimm.

La inspiración-recreación son tan antiguas como la humanidad. La Odisea de Homero, la epopeya del Ramayana o la mismísima Blancanieves de Disney no existirían aplicando el copy right tal como lo entiende el mercado. Bienvenidos al planeta remezcla (recomendable el documental de Kirby Ferguson). ¿Alguien se extraña todavía de la apología del copy paste de Kennet Goldsmith? En 1969, el artista conceptual Douglas Huebler escribió que «el mundo está lleno de objetos más o menos y yo no quiero añadir más». Quizá le llegó el momento a la literatura. Por eso Kennet está escribiendo Capital, una versión de un libro clásico de Walter Benjamin, pero recreada en Nueva York y no en París.

En la música, los Dj´s mash up – que cortan y copian pedacitos de canciones diferentes – entraron hace años en la cultura de la remezcla. Por eso necesitamos Dj´s de libros. Basta de obras nuevas. No me interesa un carajo el último libro-arqueología de  Fernando Sánchez Dragó.  ¡Copiad  Malditos! , que es gratis.  Ser un remezclador es más cool que ser un poeta maldito.

La imagen de la entrada es la obra L.H.O.O.Q (1919), de Marcel Duchamp.

Trueque en la nube

Escanea con tu teléfono móvil un objeto que ya no te gusta o que no necesitas. Súbetelo a la nube. Colócalo en tu mercadillo virtual. Echa un vistazo a lo que tus vecinos tienen en oferta. Revende, recompra. O simplemente dale al cibertrueque.  Por si no has entendido nada, échale un ojo al vídeo de instrucciones de Stuff cloud, un proyecto del colectivo canadienses Arch (i) nteractive.

El stuff cloud – la nube de las cosas, más o menos –  es el corazón y columna vertebral de Waste2no un proyecto basado en tecnología RFID (identificación por radiofrecuencia) que facilita el escaneo de objetos y su traslado al mundo virtual. Lo más sexy del Waste2no es que su objetivo no es el mercado. No está al servicio de las marcas ni de centros comerciales. Stuff cloud incentiva las reventas. O directamente el trueque. Además, los objetos están geolocalizados, para facilitar la interacción humana de personas desconocidas.

El colectivo Arch (i) nteractive  está pensando mucho más que en una nubecita divertida. Está soñando con un espacio urbano como un lugar de interacción. Con una urbe moldeada por una madeja de identidades, de personas que construyen ciudad relacionándose al margen de marcas e instituciones. Y están poniendo todo el fuego de la nueva sociedad híbrida (internet+asfalto) en el asador. La sentient identity (personalidad digital) que preconiza el urbanistra Doménico di Siena  es mucho más que una personalidad virtual. Es un conjunto de valores que moldean nuestra privacidad, nuestros  patrones de interactividad, de intercambio,  la sociabilidad que estamos dispuestos a ejercer en el espacio público y/o privado. Esta sentient ID de tus colegas en la nube abre la puerta a otro tipo de consumo, de sostenibilidad, de sociedad. La sociedad P2P (peer-to-peer) – ese mundo horizontal, rizomático, wikimolón, sin intermediarios innecesarios-  puede empezar truequeando en la nube, por ejemplo, una corbata aburrida por un  cubata de párrafos de Wu Ming llamado Las historias como hachas de guerra.

He creado un hashtag para discutir alrededor del blog:  #códigoabiertoblog