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De cómo vivir sin dinero o con muy poco

Los bancos éticos han rendido más del triple que los tradicionales

Desde la caída del banco de inversiones estadounidense Lehman Brothers en 2008, los estados europeos han gastado unos 750.000 millones de euros para salvar de la quiebra decenas de bancos. Pero en estos diez años no ha hecho falta rescatar a los bancos éticos y sostenibles que operan en Europa.

Los motivos están explicados en el Segundo Informe sobre las Finanzas Éticas en Europa (2019), que la Fondazione Finanza Etica (Italia) y la Fundación Finanzas Éticas (España) acaban de publicar.

En el estudio se comparan la estructura, el crecimiento y los rendimientos de los bancos éticos europeos con los de los grandes bancos sistémicos. Los resultados del estudio arrojan tres conclusiones importantes:

  1. En los últimos diez años (2007-2017), los bancos éticos y alternativos han rendido más del triple que los bancos tradicionales, con una rentabilidad media anual del 3,98% frente al 1,23% (en términos de ROE).
  1. Con la crisis, el crecimiento de los colosos bancarios europeos ha cesado o se ha ralentizado mucho, mientras que los activos, depósitos, préstamos y el patrimonio neto de los bancos éticos y alternativos aumentan en un porcentaje cercano al 10% anual.
  1. Son dos tipos de banco totalmente diferentes: los éticos se estructuran de forma clásica, reuniendo depósitos y concediendo préstamos, y los sistémicos se dedican más a otras actividades (inversiones en títulos, servicios financieros, etc.). En 2017, la concesión de créditos representaba una media de casi el 77% de la actividad total de los bancos éticos y sostenibles, pero en los bancos tradicionales era del 40,52%.

Los autores del estudio hacen la comparación con las entidades tradicionales, transcurridos diez años de la crisis financiera que comenzó con el estallido de la burbuja inmobiliaria de Estados Unidos, para mostrar los resultados, no solo en términos sociales, ambientales o de derechos humanos, sino también desde el punto de vista económico.

«Si queremos evitar que se repita todo lo que sucedió hace diez años –dicen–, necesitamos unas finanzas que sean sostenibles de verdad. El impacto ambiental y climático es un componente fundamental, pero solo un componente en un discurso enormemente más amplio en el que la sostenibilidad se estudia en sus 360 grados».

El informe analiza además otros asuntos relacionados con las finanzas éticas y sostenibles como las inversiones socialmente responsables (ISR) en Europa, que han ido en aumento en los últimos años; o la desinversión en el sector fósil como método para hacer una llamada de atención a las empresas energéticas y presionar para que opten por las energías renovables.

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