Conocidas fueron las promiscuidades del rey Alfonso XII.
En cierta ocasión esas prácticas amatorias lo llevaron a tener un idilio con la joven y bella hija de un lechero de la capital. Como en esa época era habitual que las empresas que suministraban productos a la Casa Real recibiesen el distintivo de “Proveedor de la Casa Real”, el lechero no quiso ser una excepción, a pesar de no suministrarles precisamente leche.
El propietario de la vaquería consideró que había aportado bastante para lucir el distintivo identificador y lo colocó.
La paradoja es que el establecimiento en cuestión se llamaba “Vaquería del Republicano” y que, en consecuencia, el rotulo ponía:
Vaquería del Republicano
Proveedor de la Casa Real
Tomado y traducido del libro:
Els Borbons en pilotes
(Varios autores)
ISBN 978-84-9791-051-4
Cossetània Edicions