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La verdad del famoso mito sobre tragarse un chicle y que tarda siete años en digerirse

El falso mito de que si te tragas un chicle tarda siete años en digerirse

Quién no ha escuchado alguna vez la advertencia, por parte de nuestros mayores, que tuviera cuidado de no tragarse el chicle porque éste tardaba siete años en ser digerido, ya que se quedaba adherido en las paredes del estómago o taponaba nuestras tripas.

Pues bien, éste como otros muchísimos consejos que nos daban de pequeños no deja de ser un mito inventado por la creencia popular y sobre todo como método de asustar a los más pequeños de la casa con el fin de evitar que mascasen chicle y, en caso de hacerlo, se lo tragasen.

Está totalmente demostrado que es una falacia, no existiendo casos conocidos en el que se haya dado que alguna persona mantuviera en su interior un chicle más tiempo del establecido para ser digerido y expulsado como cualquier otro elemento ingerido.

Un chicle ni se queda pegado en las paredes del estómago (el cual cada tres o cuatro días forma un nuevo revestimiento y por lo tanto se desprendería en ese plazo de tiempo), ni obstruye o tapona las tripas ni conductos de salida (en este caso teniendo en cuenta el hecho de tragarse un chicle, que es de lo que estoy hablando. Diferente sería el tragar de golpe una gran cantidad de chicles que sí podrían hacer un pequeño y momentáneo tapón, pero que podría ser expulsado en poco tiempo –me refiero a un plazo de días, no años-).

El chicle, al igual que todo lo que ingerimos, pasa por el proceso digestivo y se elimina a través de las heces, a veces incluso más rápido que cualquier otra cosa que hayamos comido, ya que muchas gomas de mascar (de las llamadas ‘sin azúcar’) son endulzadas con sorbitol, un componente que tiene efectos laxantes (de ahí que se desaconseje mascar grandes cantidades de ese tipo de chicles).

Para terminar, tan solo queda apuntar que, tal y como indico al inicio del post, el mito de que se tarda siete años en digerirse surge de la necesidad de asustar a los más pequeños de la casa y el hecho de que se utilice el número 7 es por ser un número cabalístico, utilizado para infinidad de cosas y dichos (la superstición de los siete años de mala suerte si se rompe un espejo, las siete vidas de un gato, como número de la buena o mala suerte, los días de la semana, las notas musicales, los pecados capitales, los brazos del candelabro Judío, los chakras, los arcángeles, los siete enanitos, los siete magníficos y un larguísimo etcétera…)

 

Lee y descubre más historias como esta en el apartado ‘Destripando Mitos’

 

 

Fuente de la imagen: ccmackay (morguefile)

¿Por qué está prohibido mascar chicle en el Oceanogràfic de Valencia?

Durante la visita que realicé al Oceanogràfic de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia, me llamó la atención que en el folleto que entregan en la entrada venía en un rincón de éste un dibujo con la leyenda “Prohibido mascar Chicle”.
Fui recorriendo las diferentes áreas del Oceanogràfic intentando encontrar algún panel informativo en el que diesen la explicación a esta curiosa prohibición. Alguien del grupo comentó: «Será porqué los peces al ver reflejado un globo de chicle a través del cristal de separación podrían asustarse». Pero esa explicación no terminó de convencerme.
Cómo el camino más corto es la línea recta, decidí contactar directamente con el Oceanogràfic:

¿Por qué está prohibido mascar chicle en el Oceanogràfic de Valencia?

Pocos días después recibí en mi correo una amable respuesta. A decir verdad el motivo es mucho más sencillo de lo que creía:

La razón por la cual está prohibido mascar chicle en las instalaciones del Oceanográfico, es porque las torres están enmoquetadas y es bastante difícil o casi imposible limpiar los chicles de la moqueta.

Mi agradecimiento a Inés Barona Lejarraga, Jefe del Área de Explotación de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, por su pronta y amable respuesta

¿Por qué el chicle para hacer globos suele ser rosa?

El color del primer chicle para hacer globos era rosa porque era el único color que le quedaba al inventor.

El color “cuajó” y hoy en día el chicle para hacer globos suele ser rosa.

 

 

(Fuente: Chicles Orbit )

¿Cuál es el origen del chicle?

La afición por mascar cosas nos viene de lejos: los griegos ya le sacaban el jugo a las plantas, así que el chicle parecía predestinado a aparecer con el tiempo.

Su desarrollo industrial comenzó en EEUU a finales del siglo XIX, cuando el general Antonio López de Santa Anna, vencedor de la batalla de El Álamo, ofreció un tonelada de resina de caucho a un antiguo fotógrafo, Mr. Adams.

Pretendió usarlo para fabricar neumáticos, pero fracasó. Hasta que un día vio a una niña masticar parafina.

Adams mezcló resina con parafina y obtuvo como resultado un producto masticable con el que podían hacerse, además, globos. Eso sí, era insípido. Hubo que esperar a 1880 para que la menta se le incorporara como sabor.

 

 

 

(Fuente: Quo)