Tres días en el Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda: viajar en el tiempo es fácil

(Foto de Juan Carlos Alamo, cedida por el CINHDe)

(Foto de Juan Carlos Alamo, cedida por el CINHDe)

Cruzaba la calle y saludé a unos legionarios de la República romana. En el pub, compartiendo unas cervezas, paracaidistas británicos y estadounidenses congeniaban con infantes de la Wehrmacht. No me había pasado con el alcohol o con otras sustancias tóxicas. Tampoco estaba en una convención de funcionarios del Ministerio del Tiempo. Esto era el casco histórico de Úbeda, Patrimonio Cultural de la Humanidad, el pasado fin de semana.

Aunque están proliferando como setas las jornadas de novela histórica (a la estela de las de novela negra o fantástica), pocas o ninguna tienen el encanto milagroso del Certamen Internacional de Novela Histórica de Úbeda.

Este año, unos 200 recreadores (Segunda Guerra Mundial, antigua Roma, Tercios…) y 15 escritores conformaron un completísimo programa lleno de actividades literarias y de ocio entre los pasados días 14 y 20 de noviembre: batallas entre legiones romanas y galos, presentaciones de libros, entregas de premios. Una oportunidad como pocas de vivir la historia y la literatura, y la extraña relación que tienen entre ellas. Una ocasión de palpar el sentir del género, desde los autores que arrancan, hasta los bestseller.

Foto de Francis Villacañas (Cedida)

Foto de Francis Villacañas (Cedida)

Con semejante lluvia de estrellas (Santiago Posteguillo, Javier Olivares, Jesús Maeso, Antonio Pérez Henares, Sixto Sánchez, Álvaro Arbina, Juan Bolea, Luis Zueco, Blanca Bravo, José Manuel Aparicio, Daniel Ortega, el italiano Massimo Colombo, ….) aprovecho para hablar con casi todos para ofreceros en los próximas semanas un buen puñado de entrevistas. También se lleva uno buenos ratos de charla y debate. Consumo, como droga dura, una cantidad considerable de charlas y presentaciones. Encuentras muy diferentes maneras de afrontar el género. Y hay tantos estilos de presentación como autores. Algunas  son brillantes, como la de Posteguillo. Otras, totalmente inesperadas y sorprendentes como la de Colombo. También recogieron sus premios, el creador del Ministerio del Tiempo Javier Olivares por su premio Cerros de Úbeda a mejor novela histórica publicada en el 2015, con Felipe, y el asturiano Sixto Sánchez el Ciudad de Úbeda de novela inédita por La segunda vida del mariscal. Merecidos premios, ambos; dos novelas a tener muy en cuenta.

La organización, el trato y el ambiente de esta cita es incomparable. Uno desayuna viendo pasar por la recepción del hotel uniformes de todas las épocas. Y cena charlando con autores de género con mucho que contar. La ciudad se anima y vive de este ambiente que han organizado un grupo de irreductibles vecinos entusiastas y enamorados de la Historia y la literatura, capitaneados por Pablo Lozano.

El casco histórico renacentista de Úbeda da a la cita el aire necesario de una película o un viaje en el tiempo. Los aficionados a la literatura tienen la oportunidad de hablar, tranquilamente, con sus escritores favoritos. También pueden aprender como se vestía y luchaba en distintas épocas de la historia. E incluso este año, los que se apuntaron, pudieron participar en una batalla entre los romanos y los helvecios.

Foto de Alberto Román

Foto de Alberto Román

En la noche del sábado, se recrea la liberación de Carentan (Normandía), durante junio de 1944. Los alemanes llevan las de ganar, pero en un arranque final, los paracaidistas americanos, británicos y los resistentes franceses logran derrotar a los germanos. La numerosa concurrencia aplaude, más cuando unos y otros se acaban fundiendo en un abrazo. Dos turistas bastante mayores, seguramente estadounidenses, comienzan a entonar, con bastante buena voz, el himno de las barras y las estrellas.

No es fácil recordar ahora que la primera edición, hace ya cinco, arrancó con apenas 1.000 euros de presupuesto y sin ninguna ayuda oficial. Lograron traer a Simon Scarrow y a Santiago Posteguillo. Este año rondan unos 7.000 euros, con aportaciones del Ayuntamiento, Caja Rural, la delegación de la UNED en la ciudad, la Diputación… Parece un auténtico ejercicio de equilibrio financiero, o un milagro, que con eso hayan logrado traer a 200 recreadores, 15 escritores y hayan logrado organizar dos premios literarios. Ha sido, sin duda, su edición más ambiciosa.

Una de las dudas que me quedan de esta edición es por qué los medios, especializados o no, no prestan demasiada (o ninguna) atención a esta cita. Quizá seguimos viviendo, a pesar de todo, en un mundillo bastante cerrado que desprecia cualquier evento cultural que no se celebre en Madrid o Barcelona. Lástima.

¡Buenas lecturas!
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