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¿Sabías que un ‘tsunami’ causó en España más de 1.000 muertos?

Por Mar Gulis

Eran las 9.30 del 1 de noviembre de 1755 cuando los habitantes de Lisboa se vieron sorprendidos por un terrible terremoto. El seísmo, de una magnitud estimada en 8,5, fue seguido de un tsunami y un incendio que devastaron la capital portuguesa. Miles de personas murieron. Pero las consecuencias del fenómeno traspasaron las fronteras lusas. El epicentro del seísmo se situó al suroeste del cabo San Vicente, en la denominada falla Azores-Gibraltar, y fue sentido en toda la Península Ibérica. Las provincias más próximas al epicentro, Huelva, Cádiz y Sevilla, fueron las más castigadas.

Grabado que refleja la devastación que causó el tsunami en Lisboa / Wkipedia

Grabado que refleja la devastación que causó el tsunami en Lisboa / Wikipedia

Como es habitual en estos fenómenos, el terremoto provocó tal agitación en el mar que desencadenó un tsunami de olas gigantescas (de hasta 13 metros de altura) que arrasaron las costas atlánticas de la península y el norte de África. Aquí, el golfo de Cádiz se llevó la peor parte, aunque los efectos alcanzaron también a ciudades costeras de Galicia, las costas cantábricas o el extremo occidental del Mediterráneo.

En España la llegada del tsunami produjo muchas más muertes que el propio terremoto. El primer movimiento de las aguas fue de retirada hacia el interior del mar, y eso hizo que los habitantes de algunos pueblos costeros, movidos por la curiosidad, acudiesen a las playas a observar el fenómeno, viéndose sorprendidos por la gran ola. Según el Archivo Histórico Nacional, las víctimas mortales habrían ascendido a 1.214, concentrándose en Ayamonte, Cádiz, Lepe y La Redondela, si bien existen contradicciones porque muchos cuerpos no se llegaron a recuperar.

Gráfico que ilustra la expansión de las olas del maremoto de 1755 /Wikipedia

Gráfico que ilustra la expansión de las olas del maremoto / Wikipedia

¿Pero qué es exactamente un tsunami? De origen japonés (‘tsu’ significa ‘puerto’ y ‘nami’, ‘ola’), esta palabra se popularizó a raíz del gran tsunami que asoló el sudeste asiático en 2004. Pero hay que recordar que este término tiene su equivalente en castellano: maremoto.

Un tsunami o maremoto consiste en una serie de grandes olas de muy larga longitud de onda y gran periodo, generadas por una violenta perturbación en el mar. Las causas que los producen son diversas, pero las más habituales son los terremotos con epicentro marino o muy próximo a la costa. Esto es lo que desencadenó el maremoto de 1755. Sin embargo, las explosiones volcánicas, los impactos de meteoritos, las avalanchas submarinas o ciertas alteraciones causadas por el ser humano, como explosiones nucleares, son también desencadenantes.

En alta mar los tsunamis pueden propagarse a más de 900 km/h, pero cuando llegan a aguas poco profundas, cerca de la costa, las olas se frenan y aumentan, produciendo graves daños. A pesar de que el 80% tienen lugar en el océano Pacífico, casi todas las regiones oceánicas pueden sufrirlos, incluidas las costas atlánticas y mediterráneas de la Península Ibérica. No hace mucho, el 21 de mayo de 2003, se registró un terremoto-tsunami en la franja del Mediterráneo situada frente a las costas de Argelia. Las olas alcanzaron las ciudades más importantes de Baleares unos 40 minutos después del seísmo, causando importantes destrozos en las embarcaciones del puerto de Mahón.

 

La información para este post ha sido extraída del libro Terremotos. Cuando la Tierra tiembla (CSIC-Catarata), concretamente del capítulo dedicado a los tsunamis, escrito por José Manuel Martínez Solares.

Goles que hacen temblar la Tierra

Por Mar Gulis

Si la Tierra tiembla, ellos lo saben. Además de registrar terremotos, los más de 16.000 sismógrafos distribuidos por todo el planeta son unas enormes y sensibles orejas diseñadas para detectar todo lo que emite ondas que se propagan por el suelo: accidentes, explosiones, tormentas… Incluso la pasión que desata el deporte se puede ver en los sismogramas. Esto pasó en 2003 con el tanto que marcó Ronaldinho el día de su debut en el Nou Camp ante el Sevilla FC. El grito de más de 80.000 personas celebrando el gol dejó huella en el Observatori Fabra como si fuera una pequeña explosión con la consecuente liberación de energía.

Impacto sísmico del gol

Registro sísmico del Observatori Fabra correspondiente al momento del gol.

Algunas señales no pasan de la anécdota, pero en otros casos la información contenida en un sismograma puede ayudar a aclarar investigaciones sobre cómo y cuándo se han producido los eventos que han originado las ondas registradas, algo bastante útil para agencias, administraciones y empresas, que utilizan la información sísmica para clarificar algunos aspectos de sus investigaciones. A esto se dedica la sismología forense, desarrollada gracias a estos espías que no descansan nunca, los sismógrafos.

Los sismólogos ‘detectives’ actuaron por primera vez durante la Segunda Guerra Mundial, cuando fueron requeridos para investigar la explosión de 500 toneladas de municiones en un barco en California. En la actualidad, el uso de estaciones sísmicas es una de las herramientas utilizadas en el Sistema Internacional de Vigilancia para el control y detección de explosiones nucleares.

La sismología forense tiene aplicación en más ámbitos, como la industria o la construcción donde a menudo se realizan explosiones controladas (canteras, demoliciones, etc.). También analizando los sismogramas se pueden observar los efectos de las grandes tormentas, el viento y la lluvia, y llegar incluso a obtener datos que evidencian el cambio climático. Según explica el investigador Josep Vila en el libro Terremotos. Cuando la tierra tiembla, “para definir la evolución y el impacto del cambio climático muchos estudios apuntan a la posibilidad de que un aumento de la temperatura del planeta implicaría también un aumento de la cantidad de tormentas y, por consiguiente, un aumento del ruido sísmico”.

La actividad de una ciudad genera un follón considerable y se denomina ‘ruido cultural’, del que también se puede obtener información forense. ¿Ha pasado puntualmente el camión de la basura? ¿Cuál es la hora punta de tráfico en una ciudad? ¿Ayer entró alguien en el edificio fuera del horario laboral? No solo hay cámaras que nos miran, también hay sismógrafos que nos oyen y que son capaces de responder a preguntas como éstas.

 

Si quieres más ciencia para llevar sobre terremotos y otros temblores consulta el libro Terremotos. Cuando la tierra tiembla (CSIC-Catarata) coordinado por Arantza Ugalde.