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Sol que refrigera: el nuevo aire acondicionado

Por Mar Gulis (CSIC)

Con temperaturas exteriores que rondan los 40 grados y un Sol abrasador cuesta imaginar que esa fuente de energía pueda ser la misma que nos refrigere. Pero precisamente eso es lo que ha conseguido un equipo de investigación del Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja del CSIC, que ha creado varios prototipos capaces de enfriar un espacio variable, como una habitación o un barco, activados por energía solar térmica y que utilizan agua como refrigerante. Estos prototipos han sido desarrollados con el objetivo de sustituir los actuales sistemas de refrigeración, con un alto impacto en el calentamiento del planeta y en la capa de ozono.

En el sur de Europa hay alrededor de 40 millones de máquinas de climatización con una potencia inferior a 15 kW, un rango que suele utilizarse en una vivienda o un pequeño comercio. De estos 40 millones, ocho están en España. La mayoría de estos sistemas utilizan, de media, alrededor de 1,5 kilogramos de refrigerantes fluorados, gases que contribuyen al calentamiento global. La idea es que los actuales sistemas sean sustituidos al final de su vida útil por otros basados en refrigerantes naturales, como el agua.

Los protocolos impuestos a los sistemas de refrigeración exigen que cumplan con varios requisitos relacionados con el confort y la salud, entre los que se encuentran el control de la temperatura interior, de la humedad relativa y de la proliferación de la Legionella. Además, desde el Protocolo de Kioto y el Protocolo de Montreal, estos sistemas deben controlar las emisiones de gases de efecto invernadero y evitar la destrucción del ozono estratosférico.

Prototipo

Refrigeración solar: libre de Legionella, no destruye el ozono y apenas genera CO2. / Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (CSIC).

Las actuales máquinas suelen cumplir con los tres primeros requisitos pero no con el cuarto, ya que utilizan como fluido de trabajo un compuesto químico que contiene flúor. Estos fluidos son gases que tienen un índice de impacto unas 3.400 veces mayor que el CO2 en el calentamiento global en un horizonte temporal de 20 años, según el índice GWP. Además, estas máquinas, al usar la electricidad como fuente de energía, generan una emisión adicional de CO2. Algunos refrigerantes fluorados también contienen cloro, por lo que son responsables, en parte, de la destrucción de la capa de ozono.

La Unión Europea y otros organismos internacionales llevan alrededor de cuatro décadas intentando resolver estos problemas. Hasta la fecha no lo han conseguido. La estrategia consiste en sustituir los refrigerantes existentes por otros más respetuosos con la capa de ozono. Se han hecho avances en este sentido y se han conseguido propuestas que reducen la masa de refrigerantes fluorados. Sin embargo, estas fórmulas tienen en la mayoría de los casos una eficiencia menor, por lo que hacen necesario incrementar la emisión de CO2 durante su funcionamiento.

Instalación

Detalle de la instalación solar que activa el prototipo / Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja (CSIC).

Según explica el investigador del CSIC y líder del proyecto del Instituto Torroja, Marcelo Izquierdo Millán, la tecnología desarrollada por el Consejo utiliza sal de bromuro de litio y agua. Las propiedades de esta mezcla para su uso en aire acondicionado ya eran conocidas a principios del siglo XX. No obstante, su aplicación comercial se ha retrasado ya que esta disolución suele producir la formación de cristales en ciertas condiciones. Precisamente, una de las innovaciones de la tecnología del CSIC es que ha logrado refrigerar sin que se produzca esta cristalización.

Los prototipos desarrollados por el Instituto Torroja son capaces de enfriar agua a entre 7 y 18 grados centígrados con temperaturas exteriores de entre 30 y 42 grados y pueden enfriar un espacio de unos 35-20 metros cuadrados a una temperatura constante de entre 24 y 26 grados. Además, su tamaño es similar al de un aire acondicionado actual: alrededor de un metro cúbico.

Estas máquinas podrían ser utilizadas como sistemas de refrigeración y calefacción con un rango de potencia de entre 10 y 20 kW en edificios, viviendas, autobuses, barcos, camiones etc., aprovechando la energía solar térmica y también el calor residual de los motores. Al final, el mismo calor que nos abrasa será la solución para un verano más fresco y, sobre todo, menos contaminante.

No más peleas por el aire acondicionado gracias a las termitas

Por Mario HoyosMario Hoyos*

¿Estas harto o harta de discutir con tus compañeros de oficina por la temperatura del aire acondicionado? No desesperes: la solución la tienen las termitas. En el centro comercial Easter de Harare, en Zimbabue, hay un edificio muy conocido en arquitectura: el Eastgate Centre. Abarca media manzana y combina un complejo de oficinas con un centro comercial. Al igual que los termiteros de la termita africana Macrotermes michaelseni (un característico túmulo en forma de chimenea que puede medir varios metros de diámetro y altura), el Eastgate está ventilado, refrigerado y calentado por medios totalmente naturales.

Eastgate Centre. Mandy Patter.

Eastgate Centre /Mandy Patter

Las termitas edifican sus nidos teniendo en cuenta los principios básicos de la termorregulación, ya que necesitan una temperatura constante para sobrevivir. Construyen sus ‘hogares’ orientados en el eje norte-sur. Su forma de chimenea disipa el aire caliente, menos pesado, renovando el aire más frío en la base, gracias a una corriente iniciada en la red de conductos subterráneos que, excavados por legiones de termitas, actúan como fuente de refrigeración.

El equipo de investigación del profesor Scott Turner, de la State University de Nueva York, escaneó los termiteros y creó modelos tridimensionales a partir del diseño de los nidos. Los investigadores concluyeron que el diseño podía aplicarse a escala humana e influir en los sistemas de refrigeración pasiva. En el Eastgate, el aire exterior entra a través de múltiples ventilaciones y la misma masa del edificio lo calienta o lo enfría en función de qué esté más caliente: el hormigón de la estructura o el aire. La altitud de Harare convierte su clima en templado y, pese a estar emplazada cerca de los trópicos, su temperatura exterior varía desde los 10 a los 40ºC.

Algunos termiteros pueden llegar a medir varios metros de altura y diámetro. Jeff Attaway.

Algunos termiteros alcanzan varios metros de altura / Jeff Attaway

La ventilación del Eastgate cuesta una décima parte que la de un edificio equipado con aire acondicionado estándar y consume un 35% menos de energía que seis edificios convencionales. Durante los primeros cinco años de su construcción, se ahorraron alrededor de 3,5 millones de dólares (más de 2,5 millones de euros) en gasto energético gracias a su diseño.

Otro ejemplo de ventilación pasiva lo podemos encontrar en el edificio Portcullis House de Londres, construido en 2001 frente al palacio de Westminster.

Portcullis House

El Portcullis House, frente al Palacio de Westmister, en Londres, alberga las oficinas de los parlamentarios /UK Parliament

En esta ocasión fueron algunos de los investigadores del proyecto TERMES, dirigido desde la Universidad de Harvard, los que estudiaron digitalmente los termiteros para conocer en detalle cómo los túneles y conductos de aire gestionan la ventilación de los gases y la humedad y mantienen la temperatura.

El proyecto TERMES podría proporcionar a la sociedad valiosos patrones para la construcción de edificios energéticamente sostenibles, dado que el consumo de energía de los edificios representa en la actualidad alrededor del 40% de la energía usada por la humanidad.

 

*Mario Hoyos es investigador Marie Curie del grupo Hempol del Instituto de Ciencia y Tecnología de Polímeros del CSIC.