Vikingos en Hispania, espías en Hendaya, encargos de Goya y un rey justiciero,… Cuatro novelas históricas para esta semana

Viernes de recomendaciones en XX Siglos que, entiendo que en este diciembre recién comenzado, estos contenidos cobran un cariz diferente. En esta ocasión os traigo cuatro novelas históricas nacionales de temáticas y épocas muy diversas. Vikingos en la Península del siglo IX, Guerra de Independencia, Franquismo y Castilla en el siglo XIV, ¿alguien da más?

Hoy os hablo de Rey Don Pedro, de Julio Castedo, El encargo del maestro Goya, de Elena Bargues, La traductora, de Gil Romero e Irisarri y Lordemano, de José Zoilo. ¿Me acompañáis en este viaje?

Lordemano, de José Zoilo (Ediciones B, 2021)

Regresa José Zoilo, tras su gran debut con la trilogía Las cenizas de Hispania, que le hizo merecedor del premio de Novela Histórica de Pozuelo, y El nombre de Dios, que recientemente le llevó al premio Cerros de Úbeda, con una nueva novela que le aleja de sus coordenadas anteriores -la tardoantigüedad y la Hispania visigoda- y le hace avanzar hacia un contexto más popular -los vikingos, la Alta Edad Media peninsular-, en Lordemano (Ediciones B, 2021).

Novela de aventuras épica, donde el escritor adentra al lector en un grupo de leales camaradas nórdicos que, procedentes de Irlanda, se unen a una partida vikinga para saquear el norte de la Península Ibérica. Allí las cosas no saldrán como esperaban y tras desembarco que acaba mal, acaban esclavizados en el reino de Asturias.

Zoilo es un novelista al que se nota su pasión por y conocimiento del género histórico. Se percibe que, antes de escritor, ha sido lector y conoce a los grandes del género, lo que le gusta y lo que no, y todo ese conocimiento lo ha volcado en su ficción. Domina la aventura y la acción, pero logra unos personajes empáticos, heroicos, pero humanos, por los que es fácil dejarse llevar. En esta novela, eso lo lleva un poco más y se nota un mayor trabajo, un mayor interés en dotar de profundidad a sus protagonistas.

En Lordemano logra Zoilo dotar a sus vikingos de un mundo y un universo propio, reconocible, pero sabiendo cuándo puede navegar por el cliché que conoce el público y cuando alejarse de él inteligentemente. Además, ha reconstruido la Península Ibérica de la época de una manera hábil, tratando que no resulte manida, y en el viaje de sus vikingos por Asturias, León, Toledo o Pamplona, logra que el lector, aún teniendo más cerca que sus protagonistas las referencias, la vea con ojos ajenos.

Es esta novela -por argumento y ambientación-, quizá, la novela más convencional de Zoilo. Pero también es la demostración de que este autor con apenas cinco novelas se ha convertido en una voz propia, en la de un artesano del género, un novelista con oficio, que conoce lo que escribe y al lector al que se dirige. Quizá no sea su mejor novela ni la más original, pero su acabado es, como es habitual, de categoría. Quizá no sea ni su mejor ni más original obra, pero tengo la sensación de que podría ser la más exitosa hasta la fecha y la que le va a llevar a que más lectores lo descubran. Y, después de Lordemano, tendrán más trabajo, avisados quedan.

La traductora, de José Gil Romero y Goretti Irisarri (HarperCollins Ibérica)

Breve, directa y con un tono que conecta por un lado con la literatura de la posguerra española y por otro con el gran cine clásico de espías. La traductora, del tándem literario formado por José Gil Romero y Goretti Irisarri, es una novela francamente entretenida que cumple los objetivos que aparentemente se proponen.

La novela nos adentra en una trama de espionaje y sabotaje donde un grupo de monárquicos trata de socavar al régimen de Franco tratando de dar al traste con su encuentro con Hitler en Hendaya. Todo gira en torno a una traductora de alemán, hispanogermana y residente en Madrid, y su hermana. Y su alrededor, sicarios, espías internacionales, maquis, nazis, hombres del régimen y una tensión y un suspense bien llevado. Efectiva y sin complicaciones, da una explicación al pequeño retraso del tren que llevaba a Franco a Hendaya.

Es una novela que juega con hechos ya conocidos y le da elementos novedosos (la trama monárquica, cuando en estos casos suele ser más habitual tirar de republicanos). Parece cumplir La traductora una idea de que, a veces, para que una novela funcione no le hace falta tener una gigantesca ambición sino que lo que haga, se haga bien.

Pero, seguramente, el  gran encanto es esa mezcla de thriller contemporáneo, de tensión hitchckoiana (con, creo, una muerte bastante deudora de ese cine) y aire de gran cine clásico (con un final a lo Casablanca) el que le da un aire especial a esta pequeña novela que funciona como un reloj.

El encargo del maestro Goya, de Elena Bargues (Pàmies, 2021)

Flamante ganadora del X premio de Novela Histórica Ciudad de Úbeda llega esta escritora valenciana afincada en Cantabria, licenciada en Historia y novelista publicada desde 2014. Bargues se ha hecho merecedora de ese galardón con esta El encargo del maestro Goya ambientada en la Guerra de Independencia en Cantabria donde conjuga en mayor o menor medida y con éxito elementos de varios géneros: el histórico, el de aventuras, la intriga, el romántico…

La historia nos lleva a 1810, cuando tres hermanos parten de Madrid hacia Santander con una misión de Francisco de Goya. Parecen que huyen de la guerra, pero no saben que están a punto de adentrarse de una manera mucho más peligrosa en ella.

Bargues reconstruye la situación de la Cantabria de la época de una manera plástica y muy cercana: sabe trazar las diferencias entre las montañas y los valles y las ciudades costeras. Sabe transmitir la vida en la Santander ocupada jugando con elementos que para el lector medio le pueden recordar al de las muchas ciudades ocupadas por los nazis retratadas en infinidad de películas y novelas, y a la vez, dotándola de personalidad propia, con las divisiones entre josefinos y patriotas, en cómo el pueblo llano trataba de sobrevivir a las situaciones de carestía y saqueo. Históricamente, además, da gusto poder saltar, al tratar de eventos tan conocidos, a hechos y lugares menos trillados.

Sobre ese contexto, la autora erige un grupo de, sobre todo, cinco o seis personajes de entidad con los lectores pueden viajar, entendibles y empáticos. En torno a ellos, levanta la autora cuadriláteros amorosos, aventuras, traiciones, tragedias y hasta un plan maestro para dar un golpe perfecto.

Es verdad que, con todos esos elementos, El encargo del maestro Goya se eleva como una novela redonda, accesible y atractiva. También es cierto que quizá, entre esos muchos elementos descritos, algunos se queden algo cortos y parecieran haber pedido algo más de desarrollo, como por ejemplo la propia misión de las hermanas.

Rey Don Pedro, de Julio Castedo (Berenice)

Castedo, reciente ganador del premio Jaén de Novela con otra novela histórica El renegado, nos ofreció en este 2021 otra novela de este corte: Rey Don Pedro (Berenice, 2021). Novela breve, pero de largo recorrido y profundidad, que trata de diseccionar el alma del rey Pedro I (para unos El cruel, para otros El justiciero) a través del propio relato del mismo monarca una vez muerto.

Lo del narrador finado no es nuevo ni en la ficción general, que en los altares siempre estará El crepúsculo de los dioses, de Billy Wilder, ni en la histórica reciente, que algo parecido podría plantear, con Calígula como protagonista, la novela Nemí, de Sandra Parente.

Castedo que es un narrador de fina sensibilidad, estilo poderoso y fortaleza narrativa logra hacer convincente a ese monarca fallecido y lo dota de personalidad trágica. En su recorrido vital, este Pedro se explica pero no trata de justificarse -algo cansino, pero habitual en estos tiempos- sino que se mira como un monarca real, seguro y convencido, incluso reconociendo sus debilidades y derrotas. Es un rey marcado por el dolor y por el ansia de trascender, de responder a su legado, legado que acaba extinguiendo.

La inteligencia de Castedo se perfila cuando obvia los cánones de longitud del género y hace una novela breve: resultaría difícil mantener esa voz poderosa, esa mirada de ultratumba, de forma efectiva durante muchas más páginas. De hecho, hay alguna parte, sobre todo en la parte central de la novela, que el repaso de la vida de Pedro se vuelve más convencional. Consciente, decide el autor concentrar la novela y sublimar su propio poder.

El siglo XIV castellano es un poderoso filón para novelistas y todavía le falta la gran novela de ese siglo. La de Castedo no creo que lo sea, pero se convierte en un interesante experimento literario, no apto para todos los lectores, que juega con los corsés del género, para ofrecer una mirada fresca y diferente a la vez que logra construir un retrato de un monarca controvertido y capital en la historia. La apuesta era francamente arriesgada y el autor sale bien parado.

En este podcast, Javier Velasco, de TodoLiteratura, y servidor comentamos la novela.

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