‘Lao Wai’, aventuras coloniales en la China de la Guerra del Opio

Pablo Lozano es director del Festival Internacional de Cómic Europeo (en Facebook,  Twitter e Instagram) y colaborador especializado en cómic histórico en XX Siglos. Le podéis seguir en Twitter, Facebook e Instagram).

Arranca el mes de marzo  mientras el frío parece que se va alejando poco a poco. Todavía con las puntas de los dedos de los pies fríos decido hincarle el diente al último número aparecido de la serie Lao Wai, una serie de la que ya el año pasado leí su primer número.

Lao Wai es una de las expresiones que tiene el idioma chino para referirse a aquellos que no son de su país. Algunos consideran que incluso puede tener un carácter peyorativo.

La obra está publicada por Yermo Ediciones, una editorial que arrancó su andadura en el año 2013 y con unos títulos que, en general, suelen estar entre mis lecturas comiqueras. Desde siempre han hecho una clara apuesta por el cómic europeo y a todos los que somos seguidores suyos le llevamos mucho tiempo agradeciendo los títulos que nos han ido regalando al mercado español.

Uno de sus títulos que me atrajo rápidamente desde la estantería de la librería es Lao Wai.

En primer lugar, su portada es una descripción bastante buena de lo que vamos a encontrar en su interior. En la misma vemos un joven soldado francés acompañado de un barco oriental saltando por los aires, y en el fondo una gran letra china. Esto promete seguro. Si además, al ojearlo, me encuentro que trata sobre la Guerra del Opio, de la que nada se habla o se conoce en España, estaba claro que había que proceder a leerlo.

El siglo XIX y los conflictos coloniales es algo que me atrae a muchos niveles. De hecho es una de las etapas que más tocamos en mi Grupo de Recreación Histórica y en estos últimos años del Certamen de Novela Histórica Ciudad de Úbeda. Es cierto que la parte británica es la que más conocemos, sobre todo,  por su hegemonía en la centuria  y su afamada era victoriana. Pero de las colonias francesas creo que son pocas cosas las que nos han llegado  y eso  que en aquel momento era la gran competidora de nuestros “amigos” anglosajones.

Contexto histórico

El final de la segunda Guerra del Opio (1856-1860)  es el escenario en que se va a mover nuestro apuesto y aventurero protagonista François Montagne. Un soldado  francés de infantería de marina que viajará desde Francia hasta el puerto de Shanghái.

La primera, como la segunda Guerra del Opio, vendrá originada principalmente por la pretensión y deseo de las potencias europeas de una apertura y  liberalización comercial de China, rechazada principalmente por la dinastía Qing, que quería seguir manteniendo el país cerrado en si mismo e intentaba limitar al máximo el contacto con los europeos. Para ello, por ejemplo, cargaban con unos impuestos desorbitados los productos chinos como la seda, porcelana o el té y eso producía que los comerciantes europeos obtuvieran muy pocos beneficios. Para contrarrestar esto los europeos decidieron monopolizar la venta del opio a China.

Para los que no sepáis que es el opio deciros que es una sustancia que se obtiene desecando el jugo de las cabezas de adormideras verdes; tiene propiedades analgésicas, hipnóticas y narcotizantes y su consumo provoca dependencia. La morfina o la heroína, por ejemplo, se extraen del opio.

Al monopolizar el opio los occidentales, utilizaron los beneficios obtenidos para contrarrestar las pérdidas que tenían cuando comerciaban con otros productos. El gobierno chino, al no poder controlar la situación y ver los pingues beneficios además del mal que le causaba este producto a la población, decide prohibir el consumo y la venta del mismo. De esta manera salvaban a la población y, además, molestaban a las potencias como el Reino Unido, Francia o EE UU.

A lo largo de la obra podremos ver esta “guerra sucia” en la que también observaremos el choque cultural y religioso que marcaron el conflicto que también estará presente en el cómic. De hecho las primeras páginas nos mostrarán la ejecución de un misionero cristiano.

El resultado del conflicto fue la derrota de China y la firma a regañadientes del famoso tratado de Tianjin en la que los europeos obtuvieron  el derecho a establecer embajadas en Pekín, la apertura de nuevos puertos comerciales, la libre navegación por el río Yangtsé y el derecho a viajar a regiones internas de China. Todo acompañado de grandes indemnizaciones  para Francia y Reino Unido por las molestias causadas.

El Argumento

En el cómic, François Montagne es un soldado del ejército francés que desea embarcarse con rumbo al lejano Oriente, con la esperanza de llevar a cabo una misión de venganza personal. A lo largo del camino encontrará tanto amigos como enemigos que estarán presentes, como son la periodista Valentine Preau que se encuentra cubriendo el conflicto, la exótica pero cristiana Jia-Li o el malvado sargento Marais, que será el azote de nuestro protagonista durante toda la historia.

Acompañaremos a François en una aventura en la que lo principal es el entretenimiento y no darnos una clase de historia. Con él iremos descubriendo unos espacios y lugares dibujados con bastante rigor como se podrá constatar en la posterior charla que pudimos tener con su dibujante Xavier Besse. La verdad es que es un gusto observar el detalle de las escenas urbanas, los puertos o los paisajes que muy a menudo nos vamos encontrando en la lectura. Invito a que el lector pulse el botón de “pausa” en muchos momentos para poder fijarse en los detalles e incluso oler el ambiente. Todo ello sin que la aventura baje su ritmo en ningún momento.

En este sentido el cómic es bastante frenético ya que prácticamente vamos uniendo un momento de acción con otro, ya sea con persecuciones, intrigas o batallas. Serán pocos los respiros que tengamos pues veremos la vida de François expuesta continuamente a las garras de la muerte.

Por todo lo anteriormente mencionado me resultó interesante el poder entrevistar a su  dibujante y poder charlar tranquilamente sobre la obra.

Hemos visto en tu información que te formaste en la École du Louvre y luego continuaste estudiando en Londres. En algunas de tus biografías aparece que estas especializado en arte arqueológico. Háblanos un poco de ello…

El título que obtuve es una titulación que se denominaría algo así como “arte y arqueología”. Esta titulación en Francia engloba el estudio de la historia del arte, pero también tiene un fuerte componente de arqueología. En mi caso, me especialicé sobre todo en arte chino, sobre todo en cerámica y pintura. Además, también estoy bastante formado en todo lo que tiene que ver sobre la Ruta de la Seda, arte japonés y arte islámico.

He trabajado varios años en el museo Guimet de arte asiático, en París, en el departamento de Arte Chino, revisando una de las colecciones de porcelana más importantes del mundo. Hasta tuve la oportunidad de escribir un libro sobre ella.

Me gustaría que les comentases a nuestros lectores las diferencias más importantes  que ves  entre el mercado de cómic franco-belga y el español.

La verdad es que existen unas diferencias bastante importantes entre ambos mercados. En mi caso, al ser francés, conozco bastante bien el mercado franco-belga. El español lo he ido conociendo estos últimos años y de hablar al respecto con otros profesionales del sector.

En primer lugar destacaría que el mercado español me parece más influenciado por el cómic americano. Hablo de los clásicos como Milton Caniff o Alex Raymond. En España la influencia de estos dibujantes USA es mucho más evidente que en Francia.

En ambos países hubo una gran popularización del cómic durante las décadas de los 50 y 60 gracias a la aparición de revistas o journal de cómics. En Francia eran las revistas Tintin, Spirou o Asterix. En éstas aparecían muchas historias de personajes que hoy ya forman parte de la historia del cómic europeo.

Creo que el problema apareció a partir de los años 80 en ambos mercados ya que este tipo de formatos empezaron a desaparecer. En Francia cambiaron los formatos a lo que hoy conocemos como “álbum”, un cómic de páginas grandes con aproximadamente unas 48 páginas. El mercado de los álbumes reemplazó con éxito el de las revistas. En cambio, en España no pasó lo mismo, y para vivir los autores españoles tuvieron que exportarse. Desapareció la  producción nacional casi por completo pero siguieron en pie las producciones importadas. Que, por cierto, hoy muchos autores españoles están trabajando para esas grandes compañías extranjeras.

En los 90 y al principio del siglo XXI quizás tenemos una de las épocas más oscuras para el mercado español con la práctica total desaparición de publicaciones nacionales. Todavía había muchos autores españoles, pero tuvieron éxito  principalmente fuera del país, en países como Francia, Bélgica y los EE UU, mientras que en Francia el mercado de los 90 hasta ahora está en constante desarrollo con grandes editoriales y autores que forman parte de la cultura y que representan un tanto por ciento muy alto de volumen de ventas de libros.

Pero me parece que las cosas están cambiando en España. Los autores españoles siguen teniendo éxito en Francia, y hoy en día vemos muchas más publicaciones nacionales que antes.

¿Cómo fueron tus comienzos en el mundo del cómic?

Desde pequeño ya leía cómic e incluso por mi cabeza se paseaba la idea de querer ser dibujante. Pero cuando me fui haciendo más mayor fueron interesándome otros temas y campos, sobre todo lo que tuviera que ver con la historia del arte, por lo que orienté mi formación a lo que comenté al principio de la entrevista.

Estuve trabajando en un museo durante un par de años y fue cuando me di cuenta que no me sentía cómodo con la actividad que estaba desarrollando. Me apasionaba el arte pero quería crear y hacer mis propias cosas. Sobre todo tenía muchas ganas de dibujar y contar historias.

Finalmente, gracias a mi amigo y guionista Jean-David Morvan  y sus consejos, conseguí que se me abriera la puerta en el mercado del cómic. Le estoy muy agradecido ya que me ayudó también a saber cómo contar una historia en dibujos, ya que no solo para pertenecer a este mundo sirve con dibujar bien, la narración grafica es todo un arte, hay que saber cómo dirigir la lectura de una página de forma que el lector no se entere de los trucos que usamos para contar la historia. Son cosas que se aprenden con el oficio.

¿Cómo surge el cómic de Lao Wai?

Desde hace un tiempo estaba intentando mover un proyecto ambientado en China y estuve hablando con un par de editoriales para poder desarrollarlo. En aquella negociación justamente estaba sobre la mesa un proyecto ideado por Alcante sobre un cómic de la Guerra del Opio y necesitaban un dibujante.

Pensaron que también me podría interesar  por mi formación. Además, para ellos era también una manera de asegurarse el rigor de la obra ya que era principalmente de corte histórico.

Esa circunstancia hizo que me pusiera manos a la obra con Lao Wai, trabajando conjuntamente con los guionistas Alcante y Bollée.

Háblanos un poco del protagonista François Montagne

El personaje principal es totalmente ficticio. Eso sí, todo lo que le rodea es real, incluso muchos personajes que aparecen durante la historia son totalmente históricos, por lo que  el rigor está muy presente en toda la obra.

Para François utilicé como referencia a varios actores cinematográficos, principalmente la mezcla de Marlon Brando con el actor y modelo británico Alex Pettyfer.

Como curiosidad decir que en los compases iníciales lo hice con bigote, pero los guionistas se opusieron totalmente ya que en sus mentes no lo habían concebido así. Quizás sea la única condición que me pusieron. Para todo el resto he tenido muchísima libertad.

Te enfrentas en el dibujo al siglo XIX chino. ¿Cómo se prepara un dibujante para ello?

En primer lugar hice una importante etapa de documentación, aunque contaba con mucha en mi propia casa. Lo que más busqué fueron  libros de arquitectura de la época y ensayos sobre uniformes civiles y militares del período. Además, me hice con un gran fondo fotográfico de fotos antiguas para poder ver con más detalle las calles, pueblos y ciudades del período.

Es cierto que debido a mis estudios no necesité ningún asesor para la parte China. En la que sí tuve asesores fue en lo relativo a la parte militar francesa. Fue la más difícil ya que los guionistas querían que se reflejara fielmente el cuerpo de infantería de marina francesa que participó en la Guerra del Opio. Era algo muy específico  y de lo que había poca documentación, así que me apoyé en recreadores históricos franceses  que estaban en conexión con publicaciones de la conocida editorial británica Osprey y que estaban actualmente publicando con ellos. Concretamente acababan de hacer un par de publicaciones para la editorial y eso para mí  fue, en este apartado, todo un apoyo.

De esta manera pude hacer unos uniformes rigurosos y viables para Lao Wai. Tan bien lo hemos realizado que hemos ganado incluso un premio de los veteranos de la marina francesa, precisamente por el rigor demostrado en el cómic.

¿Cuáles son tus próximos proyectos?

Lo que más me gusta es dibujar episodios del pasado, sobre todo que  la ambientación tenga que ser bastante fiel. Lo que más me atrae es la antigüedad clásica. También me encanta que haya choques culturales fuertes, como es el caso del cómic que venimos hablando.

En breve saldrá simultáneamente en Francia y China el cómic Le Cercle. Este proyecto es la adaptación de la novela del escritor de ciencia ficción chino: Liu Cixin. Es una adaptación muy libre de este corto relato «ucrónico» que pone en escena al Primer Emperador Qin Shi Huang Di y a su asesino JingKe. Creo que en España saldrá un poco después.

También estoy  enfrascado en un proyecto que hará chocar las culturas romana y china, un episodio del pasado del que no se ha hablado mucho. Todavía no me permiten hablar mucho al respecto.

Y para terminar, Besse nos regala esta ilustración para los lectores de XX Siglos

 

Espero que este primer artículo del mes os sirva para ir abriendo el apetito comiquero y recibir la inminente llegada de la primavera.

Cuidaos mucho y seguir navegando entre viñetas.

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1 comentario

  1. Dice ser Cide Hamete

    Sobre la época se puede, y se debe, recomendar la novela de James Clavell titulada Tai-Pan. Que significa Jefe supremo.
    El origen de Hong Kong y el tráfico de opio que realizaban los ingleses para poder dominar el comercio con China.

    05 marzo 2021 | 19:29

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