‘El Flautista de Arnhem’: viaje a la operación Market Garden en viñetas, con autor español y el sello de la US Navy

Pablo Lozano es director del Festival Internacional de Cómic Europeo (en Facebook,  Twitter e Instagram) y colaborador especializado en cómic histórico en XX Siglos. Le podéis seguir en Twitter, Facebook e Instagram).

Empiezo a escribir este artículo con la música de fondo del compositor John Adisson para la película Un puente lejano. Superproducción cinematográfica de la United Artist  que contó con un espectacular reparto conformado por Liv Ullman, Robert Redford, Laurence Olivier, Sean Connery, Anthony Hopkins o Gene Hackman entre otros. Muchos de los aficionados al cine bélico seguramente la tengan entre sus películas destacadas de la II Guerra Mundial.

Escuchando la banda sonora de Adisson recordé que el compositor se ofreció de una manera bastante insistente  a ser el encargado de realizar la música del metraje. Se comenta que incluso le llegó a rogar al director Richard Attenborough por el puesto. ¿El motivo? Addison había sido oficial de tanques en el XXX Cuerpo del ejército británico y participó directamente y sobre el terreno en la conocida como operación Market Garden. Quería trasmitir a través de esta banda sonora sus vivencias y recuerdos para homenajear a muchos compañeros suyos que cayeron durante aquel aciago septiembre de 1944.

Contexto histórico y argumento

El dibujante y guionista Antonio Gil ha querido con su cómic El flautista de Arnhem trasladarnos al mismo marco de la película. Para todos aquellos que no recuerden muy bien en qué consistió la famosa Operación Market Garden, decir que fue la mayor operación aerotransportada del conflicto ya que involucró a unos 100.000 soldados de diferentes naciones. Su objetivo era capturar los importantes puentes de Nimega, Eindhoven y Arnhem  en Países Bajos para asegurar el camino hasta Berlín y acabar con la guerra lo antes posible. Sobra decir que la operación fue el mayor  fracaso aliado del conflicto. Tuvo lugar entre el 17 al 25 de septiembre de 1944.

La obra, como muy raramente ocurre, se centra principalmente en el apartado británico de la operación. Los protagonistas de la 1º División Paracaidista o los agentes del S.O.E. se sucederán en las páginas que nos irán narrando los acontecimientos. Esta vez las conocidas 101º y 82º aerotransportadas no chuparán cámara como tantas otras veces.

De hecho el cómic arranca varios meses antes de la operación mostrándonos las operaciones  de espionaje y reconocimiento militar del S.O.E. o los conocidos como “Irregulares de Baker Street”. John Hewson es uno de los 13.000 agentes que llegó a desplegar el gobierno británico en los territorios del Eje y que tenían que sobrevivir día a día en territorio enemigo. Se enfrentan a oficiales alemanes como Lidner  o Herman Giskes que, aunque los aliados no lo sepan,  han desmantelado totalmente la red de espionaje y se dedicaban, conociendo los códigos secretos y su sistema, a engañar a la inteligencia británica e ir cazando uno por uno a los agentes del S.O.E.

Como curiosidad decir que Herman Giskes hizo su trabajo tan bien que apenas los agentes tocaban el suelo holandés ya los estaba esperando con “los brazos abiertos”. Podría decirse que gracias a la labor de Giskes los aliados saltaron a ciegas en Países Bajos y fue uno de los motivos que les llevaría al fracaso. Consiguió capturar a más de 50 agentes. De cada uno de ellos guardó un trofeo que casi siempre fue una botella de Whisky que solían traer con ellos.

Por otro lado, la obra también nos sumergirá en la vida del joven paracaidista Harry, que participará directamente en el asalto al puente de Arhem, último puente que debería ser liberado por la columna de tanques e infantería que estaba avanzando por la conocida como “carretera del infierno”. A través de sus ojos  viviremos las difíciles jornadas y resistencia que tuvieron que padecer intentando mantener el puente en su poder y rechazando una tras otra las acometidas del ejército alemán. Baste decir que la 1ª División Aerotransportada británica perdió casi dos tercios de su fuerza y no volvió a entrar en combate en lo que quedaba de guerra. Con estos dos personajes viviremos jornada a jornada los acontecimientos de la fatídica operación, narrada de una manera dinámica y con una trama de fondo que no convierte la obra simplemente en un documental sobre lo ocurrido. El telón de fondo permite desarrollar unos personajes y una historia bastante bien enlazada que hará de su lectura casi una experiencia cinematográfica.

Antonio Gil, además, ha cuidado los aspectos históricos al detalle. Uniformidades, vehículos, armamento, personajes históricos y las estupendas imágenes  a toda página del marco de operaciones ayudan a una mejor compresión de lo que está ocurriendo sin saturar al lector de información.

Por ponerle algún “pero” decir que quizás los bocadillos de los diálogos a veces me han resultado demasiado grandes.  Como muy bien me explicó el autor, eso se debe a que la edición americana original es con hojas de un tamaño más pequeño y, por lo tanto, para facilitar al lector su lectura, los bocadillos son grandes. Al pasar a la edición europea, con páginas más grandes, estos bocadillos cobran en determinado momento demasiado protagonismo.

La película Un puente lejano no fue bien recibida por la crítica, y tampoco fue nominada para los premios Oscar de ese año. Esperamos que al Flautista de Arnhem no le ocurra lo mismo y le deseo tenga un recorrido lleno de éxitos como se ha visto ya con su reciente nominación a los Premios Hislibris en la categoría de mejor cómic o novela gráfica de temática histórica.

Entrevista a Antonio Gil

Ilustrador español especialista histórico-militar y portadista de cómics en editoriales francesas. Sus trabajos se encuentran presentes en más de cien publicaciones periódicas especializadas, y en libros enfocados en diferentes períodos de la historia que van desde la Antigua Roma hasta las operaciones en Afganistán e Irak. Es invitado frecuente en conferencias donde interviene sobre el Frente Occidental en la Segunda Guerra Mundial y las operaciones alemanas en Stalingrado.

Este no es tu primer proyecto de cómic histórico que conocemos. Podríamos decir que ya te habías sumergido en este mundo con Stalingrado. La historia gráfica (Esfera de los Libros) y 1921: El Rif (Cascaborra ediciones). ¿Qué nos puedes contar sobre ellos?

Bueno, en cuanto a Stalingrado, fue la novatada a la hora de hacer un cómic. Era una historia que yo tenía en mente desde unos años atrás, y Daniel Ortega me insistió en hacer el guión. Digo novatada por razones personales… aunque la venta de sus derechos en USA sí me supuso un impulso para entrar en el mercado americano muy rápidamente.

1921 El Rif fue distinto. Lo hice por una apuesta personal: mi abuelo combatió en esa guerra como oficial de artillería, aparte de que es un conflicto del que poco se ha hablado, poco se ha ilustrado y estaba quedando en el olvido. El guión de Javier Yuste era muy dinámico y lo vi muy claro desde el principio. Este cómic, curiosamente, ya va por la tercera edición. Ha tenido una acogida espectacular.

De hecho, 1921: El Rif lo recomendó aquí en XX Siglos hace poco David Yagüe. ¿Cómo surge el proyecto de El Flautista de Arnhem?

Había varios proyectos sobre la mesa en Dead Reckoning (Naval Institute Press). Uno de ellos era demasiado grueso en paginación para una editorial novel en el ámbito del cómic (no en publicaciones de la US Navy, Marines y Guardacostas) y me sugirieron hacer Market Garden. Me extrañó porque en esa batalla los americanos no fueron tan protagonistas como los británicos, pero se decidió así. Me puse a elucubrar, pensar y redactar… y voilá, me salió una trama que encajaba bien dentro del contexto histórico. Aunque El Flautista de Arnhem es una trama ficticia, los protagonistas sí podrían haber existido perfectamente, y el resto del background es un ejercicio didáctico sobre la operación en sí.

Realmente, este cómic se hizo para EE UU, pero Ponent Mon adquirió los derechos y lo han publicado antes aquí. En USA sale a la venta el 19 de Mayo.

En este cómic, a diferencia de los otros proyectos anteriores que has realizado, asumes la tarea de guionista y dibujante al mismo tiempo ¿Cómo ha sido esa experiencia?

Agotadora. He pasado realmente miedo, créeme. Ser guionista y dibujante a la vez puede acarrearte consecuencias trágicas: o el guion es malo y te estropea el dibujo o viceversa. Pero… a pesar de los miedos y preocupaciones, está teniendo unas críticas extraordinarias, y, sobre todo, viniendo de gente y foros especializados muy “demoledores”. No me lo esperaba, la verdad.

Sé que eres un gran entusiasta de la historia. ¿Cómo ha sido la labor de documentación? ¿Has tenido asesores para algunos aspectos?

El asesoramiento sobre la batalla, su cronología, eventos, etc. me los he empapado yo con horas y horas de estudio, contrastando, investigando en mi biblioteca, etc.  Hay autores tales como Kershaw o Beevor que te ofrecen mucha información técnica desde ambos puntos de vista: el alemán y  el aliado. Yo ya conocía bien esta batalla, pero para hacer este cómic, aunque no se usase toda la información, era esencial para que los eruditos no apuntillaran o ·disparasen a matar por algún fallo.

Cuando he tenido que profundizar más en temas a nivel de “soldado de a pie”, sí he echado mano de un grandísimo amigo recreador experto en la materia, como ha sido Fran, al igual que para el tema de la Brigada Paracaidista Polaca, por supuesto, tanto la traducción de textos como los aspectos esenciales de un cichociemny (comando, en polaco) también eché mano de otro gran recreador y también muy amigo mío, como es Pawel Lukasz.

Me gustan mucho las pausas de documentación y sobre todo mapas que introduces a lo largo de la obra para un mejor seguimiento de lo que fue sucediendo. ¿Es idea tuya o los editores te lo sugirieron?

No. Es idea mía. Es una forma de explicar el contexto en que se desarrolla la trama, y tratar de que el lector se sumerja, junto con los protagonistas, en aquellos días de septiembre del 44.

Háblame de los «cameos» de amigos que hay en el cómic.

Es una manía mía. Es como Santiago Segura y sus amiguetes que salen en sus películas. Yo, en este caso, siempre coloco a algún amigo de la recreación en alguna de mis novelas (excepto en el Rif). En Stalingrado, el protagonista fue José Isidro Quiles, del grupo de recreación IR92. Aquí, han sido tres: Luci Mikgalard (Luci), Pawel Lukasz, de los Poland First to Fight (Cabo Feliks Kolecki) y Fran Solo (teniente McLean). Fue un detallazo por parte de Fran el vestirse de paracaidista y fotografiarse con el cómic… es como si uno de los protagonistas hubieran salido a la vida desde las páginas… Uf! Me emocionó mucho ese detallazo.

En los próximos trabajos, ya hay otros amigos en las páginas, pero no los desvelaré hasta su momento oportuno. Sorpresa.

¿Qué es lo que aparece al final de Naval Institute Press? ¿Tienes más proyectos futuros con ellos?

Naval Institute Press  es el órgano de comunicación y prensa del US Naval Institute, con sede en Maryland. La vida a veces te da unas vueltas… Todo fue porque hice amistad con una familia de turistas a los que acompañé en nueve días de viaje (mi anterior trabajo como Tour Leader), y este señor fue Vice-Almirante de la US Navy. Una vez retirado, fue propuesto como Director del US Naval Inst., que es un organismo “cuasi” dependiente o muy integrado en la marina estadounidense. A este hombre le regalé una ilustración del USS Yorktown y del crucero USS Idaho. Y fíjate, cuatro años después…

Hay proyectos, entre ellos uno sobre una importante batalla en el Pacífico, pero está en fase  de estudio y preparación del guión.

¿En qué otros proyectos estás trabajando ahora mismo que podamos saber?

Pues ahora, para entretenerme, estoy con la División Azul en el cruce del Río Volkhov, con Daniel Ortega en el guion, y que se editará con Cascaborra. Le queda muy poco para terminar. El otro proyecto más ambicioso es con Ponent Mon, un cómic de al menos 170 páginas, tres capítulos y con un background histórico (Gran Guerra, Segunda Guerra Mundial y Afganistán), pero con otros tintes más… “misteriosos”. El guión también es mío.

Para terminar, Antonio Gil ha querido dedicar una ilustración a los lectores de XX Siglos

Antonio Gil

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